La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados regularice su situación institucional y vuelva a dar servicios sociales y de salud para todos los jubilados y pensionados en el país sin exclusión de clases sociales, con prestadores privados de primera calidad que satisfagan las expectativas de mejoramiento del nivel de vida de los afiliados, dejándose de utilizar el hospital público como medio para abaratar costos de la atención.

Señor presidente:

La máxima aspiración de los jubilados y pensionados es recuperar el modelo prestacional del INSSJP para que, como otrora, pueda ser utilizado con satisfacción por todas las clases sociales. La clase pasiva, cualquiera fuere su nivel de haberes y su clase social, aspira a recuperar la altísima calidad que el PAMI pudo tener en otro tiempo, cuando las contribuciones patronales no estaban disminuidas para este sector y las políticas de los gobiernos eran de integración social, elevación en la calidad de la atención y el otorgamiento de un sistema de contención e integración para la tercera edad.

Los modelos prestacionales, que a partir de 1994 se llevaron adelante cumpliendo los postulados neoliberales de destrucción de todo lo público no estatal y focalización del gasto en el pobre, así como el desmantelamiento del sistema de salud de calidad especifico por el sector reemplazándolo por el hospital público, han dado un nefasto resultado. La medida política de cambio lleva recursos de los pasivos hacia la población en general (cuando debería ser a la inversa los recursos públicos deben girar hacia el sector pasivo sin descuidar lo propio) en desmedro del esfuerzo colectivo que hacen los trabajadores activos y los empleadores.

Lo que se pide no es sólo el cumplimiento del modelo legal vigente, en el texto constitucional y en el texto de la ley; es, además, la tradición histórica que en los inicios de este instituto permitió a la totalidad de los jubilados sentirse atendidos en forma privilegiada como ellos se merecen, en clínicas y sanatorios acordes a su dignidad y a los derechos que se ganaron después de una larga vida de trabajo.

Quienes, como trabajadores, cubrieron la atención de su salud y las de sus familiares mediante el sistema de obras sociales que les permitía el acceso a una medicina privada digna se ven en su vejez compelidos a atenderse en el hospital público como marginales, desheredados de sus derechos o en igualdad de condiciones que las personas cadenciadas. Asimismo, no es justo saturar el hospital público de beneficiarios de una obra social gigantesca impidiendo una atención de calidad para los que se encuentran fuera del sistema de seguro social o en situaciones de emergencia.

Los jubilados y pensionados exigen integrarse, cualquiera fuere la condición social a la que pertenecen; exigen para todos primera calidad de atención médica, los mejores especialistas, las mejores clínicas, las mejores ópticas, los mejores profesionales y las mejores prestaciones sociales, recreativas, culturales y asistenciales. Exigen un servicio de sepelio digno: que el ex trabajador pobre tenga la dignidad del mismo entierro que el ex trabajador rico. Exigen geriátricos que los unan y no los que separen por categorías de pobreza o indigencia, exigen teatro, excursiones, cine y paseos de calidad para que lo disfruten ricos, medios y pobres, los que ganan el máximo haber y los que ganan el mínimo haber.

En fin, los jubilados y pensionados quieren recuperar el espíritu fundador del Pami. Un programa para sostener las clases medias, integrar las clases ricas y elevar las clases pobres otorgándoles a todos beneficios de primera calidad y sin la saturación del hospital público, que a su vez repercute en desmedro de otros sectores de la sociedad.

Ha llegado la hora de decir BASTA a los postulados de achique de gastos para focalizar lo poco que queda en pobres de todo pobreza y condenar con ello al resto del grupo etario a la desintegración, la falta de interés por lo comunitario, el abandono de la integración solidaria. Todas cuestiones que elevan a los más pobres a las exigencias de los de más altos recursos. Hoy se vuelve a exigir el derecho de pertenecer a ese todo, a ese conjunto de jubilados y pensionados que fueron todos ex trabajadores con independencia del lugar socio económico al que llegaron.

Aún aquellos que debieron emigran de la Institución por el desmantelamiento desde hace más de un década desean volver a gozar de la seguridad de un INSSJP de calidad para todos. No hay derecho a haber reducido la Institución a los jubilados y pensionados pobres y darles, (total no se quejan por su propia humildad) sólo camas de hospital público.

Es necesario dar calidad de vida y calidad de vida colectiva. Por ello, recordando los informes de Lord Beveridge, llamamos a las autoridades a la reflexión con esta cita sobre la cobertura de la seguridad social: "El Plan de seguridad social comprende tres partes. En primer lugar, un programa completo de seguros sociales en prestaciones en dinero. En segundo lugar, un sistema general de subsidios infantiles tanto cuando el padre gana dinero como cuando no lo gana. Finalmente, un plan general de cuidados médicos de todas clases para todo el mundo" (Sir Willian Beveridge, Bases de la Seguridad Social, Fondo de Cultura Económica, México, 1944 pág 66 y siguientes)

El Pami fue unión, servicios, contención, modelo prestacional en el mundo, ya basta de utilizar su dinero para financiar la salud pública, ya basta de excluir a los jubilados, que deben sacrificar mucho para recurrir a la medicina privada, ya basta de castigar con ignominia a los beneficiarios pobres. El Pami no debe ser un "ghetto de carenciados", debe ser el espacio contenedor del universo de jubilados y pensionados para elevar su nivel de vida y dar a todos, sin excepción, la calidad de vida que nuestros mayores (ricos, medios o pobres) se merecen.

Esto no es caridad, señores, es el derecho a pertenecer a una comunidad, administrarla, unirse en ella y compartir con todos los de su propia generación la Argentina que perdimos por seguir malos consejos.

Por ello, propiciamos este proyecto de declaración.