La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar su profunda preocupación por el empeoramiento de la condiciones de atención médica en los Hospitales Públicos dependientes del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el entendimiento de que la misma está directamente relacionada con la demora en el abastecimiento e insuficiencia de los recursos necesarios para dicha atención que deberían otorgar a los Hospitales Públicos las autoridades de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Señor presidente:

Las cirugías se clasifican en "urgentes" y "programadas". Las primeras deben ser realizadas a muy corto plazo como condición indispensable para salvar la vida del paciente (por ejemplo, las apendicectomías en los casos de apendicitis). La "programadas" son aquellas que pueden soportar un plazo de espera durante el cual el paciente puede ser compensado mediante atención farmacológica como, por ejemplo, sucede con las coronariopatías que exigen, como solución de fondo, la realización de un by-pass coronario.

El Hospital Argerich de la CABA -el cual cuenta con infraestructura para la atención de alta complejidad- realizaba diariamente un promedio de 40 cirugías totales. En la actualidad dicho promedio no supera las 5 cirugías. Y ello sucede exclusivamente por la falta de los insumos imprescindibles para realizar las cirugías requeridas habitualmente.

Importa aclarar que el Hospital Argerich es uno de los centros de atención de mayor consulta de la Ciudad -ubicado, además, en uno de los barrios cuya población sufre mayores necesidades económicas y, en consecuencia sanitarias-. Sin desmedro de ello, la falta de insumos afecta, con mayor o menor dramatismo, la los 32 hospitales públicos de la CABA.

Volviendo al Argerich, aclaremos que tiene 3.500 renglones de insumos, y su carencia afecta a todos ellos. En palabras de su director, el Dr. Spaccavento: "la semana pasada, por ejemplo, estuvimos al límite con la gasa. Se hace el pedido, dicen que van a mandar, se demoran... y con todo así. El Gobierno de la Ciudad no entiende ni la complejidad de los insumos que necesitamos, ni el nivel de producción de servicios que tenemos" (P12, 28/09/08).

Vale preguntarse: ¿no lo entienden? o ¿no les interesa?. En el primer caso estaríamos frente a un grave caso de ignorancia e ineficiencia, en lo que hace a la administración sanitaria, por parte del Gobierno de la Ciudad. En el segundo, y dando por supuesto de que no existan intenciones ocultas, estaríamos frente a un repudiable caso de insensibilidad social.

Por su parte, el Dr. Rodolfo Arrechea denuncia que en el Hospital Rivadavia "intervenciones simples como una operación de vesícula está pasando para el año que viene por falta de insumos". Asimismo destaca que los pacientes están esperando un promedio de cuatro meses para obtener un turno, de acuerdo a la especialidad para la cual solicitan dicho turno (P12, ib.).

En consonancia con lo anterior, en la sala de Traumatología del Hospital Alvarez estuvieron un mes sin analgésicos: los tuvieron que comprar los propios pacientes, cuando podían. Entendamos: en traumatología, como cualquier lego ha experimentado alguna vez en su vida, impera el dolor.

Coincidentemente con la situación descripta, se observan las situaciones siguientes:

1. El señor Muricio Macri solicitó las renuncias de los directores de los Hospitales e inició de esta manera un proceso de renovación de las autoridades en el cual -junto al Dr. Lemus, ministro de salud porteño- decidirá si ratifica o renueva a los directores. Observemos que, en lo que hace a su futuro profesional, no es la mejor situación para que un director de hospital en la CABA haga las denuncias pertinentes en forma pública.

2. El señor Mauricio Macri y sus colaboradores políticos, en su momento desestimaron la posibilidad de desarrollar Laboratorios Públicos de la Ciudad para la producción de insumos lo cual permitiría abaratar notoriamente sus costos tal como sucede en algunas provincias argentinas.

3. El señor Mauricio Macri modificó el sistema de compras de los insumos, centralizando la misma en el Ministerio de Hacienda. Tiene su lógica: los Contadores Públicos y los Economistas son expertos en la materia, sobre todo cuando hay recursos económicos de por medio. Pero lo cierto es que el nuevo sistema de adquisiciones liquidó en menos de tres meses el stock de insumos trabajosamente acumulado por cada uno de los Hospitales Públicos de la CABA. La situación llegó a ser tan grave que el Gobierno de la Ciudad se vio obligado a devolver a los hospitales la facultad de hacer una parte de sus compras. Sin embargo, la adquisición de los insumos de mayor uso sigue centralizada y, con ello, como no podría ser de otra manera, la mayor parte del presupuesto la cual sigue administrada por Hacienda.

4. Aunque el Señor Macri no lo sepa, no lo perciba, no haya sido informado, o se haga el desentendido, es común que los colaboradores de las cooperadoras hospitalarias recorran los barrios solicitando la ayuda de los porteños "en lo que puedan".

5. El señor Mauricio Macri, en pleno invierno de este año, subió de 60 a 65 años la edad mínima para ingresar a un geriátrico. Pero los paradores de la Ciudad o de la Nación, donde pasan la noche los indigentes, no aceptan mayores de 60, lo que generó un universo de excluidos sin destino. Lo cual hace que muchos, que carecen de un lugar para vivir, prolonguen su internación en hospitales de agudos, privando de lugar a otro enfermo y corriendo el riesgo de reinfectarse. En este caso parece que al ministerio de Hacienda porteño le "fallan los números" ya que el día-cama hospitalario tiene un costo promedio de $ 500 en tanto que el costo por día de un geriátrico es de $ 100.

6. El señor Macri implementó un incentivo para que se jubilen 5.000 empleados y los nombramientos que los reemplazarían -los cuales ya están concursados y designados- no se concretan, lo cual repercute directamente en la cantidad de personal necesaria para la atención de los pacientes.

Esta limitación y desorden en la asignación de los recursos a los Hospitales Públicos ha empeorado notoriamente la situación de quienes se atienden en los Hospitales Públicos. Las filas para obtener turnos se alargaron, muchos enfermos quedan sin atención y ello, inevitablemente, genera conflictos con el personal que es quien tiene que "dar la cara" frente a los pacientes. Quienes, más allá de las postergaciones y demoras en lo que hace a sus intervenciones quirúrgicas, se ven obligados a experimentar demoras larguísimas en la obtención de turnos para realizar consultas o estudios diagnósticos con el lógico empeoramiento de su estado de salud.

La situación anteriormente descripta, en cuanto afecta negativamente la posibilidad de brindar una atención médica adecuada constituye una violación a los derechos humanos, en particular uno de los derechos básicos como es el Derecho a la Salud.

Por todo lo expuesto solicito el acompañamiento de mis pares y la aprobación del presente Proyecto.