La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su preocupación ante los reiterados e infructuosos reclamos realizados por la Federación Argentina de Instituciones de Ciegos y Amblíopes, FAICA, y los empleados de la Editora Nacional Braille y Libro Parlante, respecto del estado general del edificio donde se encuentra emplazada y el cese de operaciones de la misma.

Señor presidente:

La Editora Nacional Braille y Libro Parlante, su nombre completo, fue fundada en 1941 y es la única imprenta oficial para ciegos en todo el país. La misma depende de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Es la encargada natural de proveer materiales de estudio para decenas de escuelas especiales en todo el territorio argentino. Hoy está cerrada al público.

Asimismo, la Editora producía, diseñaba, diagramaba y suministraba material educativo impreso en relieve sobre papel, sobre mapas o gráficos diversos, hecho con equipamientos especiales.

Libro Parlante se ocupaba del registro oral, la digitalización y clasificación de textos ya no sólo educativos, sino del amplio espectro literario. Otro servicio que ofrecía era el de grabar, a pedido de cualquier usuario no vidente, material específico necesario para exámenes, así como la transcripción de material didáctico-textos, capítulos y apuntes- por encargo de estudiantes y docentes de todos los niveles.

Hoy todo esto está detenido.

En junio de 2011 se habían comenzado las obras para reacondicionar la sede en Hipólito Yrigoyen 2850, en el barrio de Once, pero nunca se terminaron. Hoy nos encontramos, según denuncian sus empleados, ante un edificio semivacío, sin electricidad, sin gas, sin baños y sin calefacción.

La Editora pública para ciegos nos transcribe un solo libro desde 2009. La mayoría de sus empleados (entre 50 y 60 en total) está de licencia, sufrió mudanzas intempestivas y, en el medio, se encuentran los usuarios, por los que nadie responde.

Los problemas empezaron mucho antes. En 2002, hubo una denuncia por el abandono de la institución y del edificio. La Editora Nacional Braille, la Biblioteca Julián Baquero y la de Libro Parlante que allí funcionaban, se mudaron al edificio del Ministerio de Relaciones Exteriores (Juncal 851). En 2011, la Cancillería reclamó el inmueble. En octubre, dejaron de atender al público para embalar y volver al edificio de Yrigoyen. Al volver, encontraron que el lugar estaba en iguales o peores condiciones que antes de su partida. Lo llamativo es que ese mismo edificio tiene otros espacios remodelados y en plena actividad, como es el caso del archivo de Relevamiento del Instituto de Menores de la Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia, instalado desde este año, y la UPCN, que tiene allí oficinas y organiza ciclos y seminarios.

La Editora, en tanto, sigue paralizada.

Las escuelas especiales son las que más sufren con esta paralización. A lo que se suman los 317.000 discapacitados visuales en Argentina, según la Encuesta Nacional de Personas con Discapacidad que arrojó el Censo de 2001 (la de 2010 no se ha realizado). Sólo el 15% de las personas con discapacidad visual que leen emplean el sistema Braille; el resto escucha libros y unos pocos usan sistemas digitales táctiles. El sitio Web de la Editora Nacional Braille y Biblioteca Parlante (http://editorabraille.com.ar), con índice pero sin contenidos ni información alguna, es el claro ejemplo del estado en que se encuentra la Editora hoy. Eso, a pesar de los 4 mil volúmenes de la Biblioteca de Braille Julián Baquero y los más de mil que atesora la Biblioteca Parlante.

La preocupación común que une a las distintas partes interesadas y a la cual me uno con gran preocupación es que Secretaría de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación tome las medidas necesarias para que los empleados de la Editora Nacional Braille puedan volver a trabajar y que esta Editora, que alguna vez fue la imprenta para ciegos y discapacitados visuales más importante de América Latina, vuelva a funcionar.

Es por lo expuesto que pido a mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración.