El Senado y Cámara de Diputados...

ARTÍCULO 1°- La presente ley tiene como objeto la creación del Programa de prevención, atención y postvención en suicidios de niños y adolescentes.

ARTÍCULO 2°- De acuerdo a lo establecido en el artículo 2 de la ley 27.130 se entiende como:

a) Intento de suicidio: a toda acción auto infligida con el objeto de generarse un daño potencial letal;

b) Postvención: a las acciones e intervenciones posteriores a un evento autodestructivo destinada a trabajar con las personas, familias o instituciones vinculadas a la persona que se quitó la vida.

ARTÍCULO 3°- Será la autoridad de aplicación de la presente ley el Ministerio de Salud de la Nación, en articulación con la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación.

ARTÍCULO 3°- La autoridad de aplicación deberá, en el marco del Consejo Federal de Salud y en articulación con el Consejo Federal de Niñez, Adolescencia y Familia, elaborar las acciones requeridas para la aplicación de la presente Ley, cuya implementación estará a cargo de los órganos administrativos de las áreas de salud y de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes de cada jurisdicción según lo establecen las Leyes Nacionales 27.130 de Prevención del Suicidio y la 26.061 (art. 42) de Protección integral de los derechos de los niñas, niños y adolescentes.

ARTÍCULO 4°- Son funciones del Programa de prevención en suicidios de niños y adolescentes:

a) Trabajar en la prevención, atención y postvención de los casos de suicidios en niños y adolescentes.

b) Diseñar campañas de difusión nacional que aborde la problemática.

c) Promover la capacitación de todos los actores vinculados al abordaje en la atención, prevención y postvención de los casos de suicidios en niños y adolescentes.

d) Celebrar convenios que se encuadren dentro del Programa de atención, prevención y postvención, con instituciones públicas, privadas y organizaciones no gubernamentales, universidades nacionales y asociaciones de profesionales.

e) Mantener actualizada una nómina de instituciones públicas y privadas que aborden la temática

f) Elaborar un registro de información estadística que comprenda la franja etaria de 9 a 21 años, discriminado por edad, sexo, lugar de residencia, entre otros datos significativos.

ARTÍCULO 5°- Implementar la creación de Centros especializados en la prevención, atención y postvención de suicidio en niños y adolescentes en los que funcionen articuladamente, equipos de salud y del sistema de protección de derechos de niñas, niños y adolescentes. ARTÍCULO 6°- Elaborar un protocolo de intervención que involucre a los diversos actores a nivel nacional, provincial y municipal de las áreas de Educación, Salud, Desarrollo Social y el coordinado por la autoridad de aplicación.

ARTÍCULO 7°- Los gastos que demande el cumplimiento de la presente ley se atenderán con las partidas que anualmente se asignen a tal efecto al Ministerio de Salud.

ARTÍCULO 8°- El Poder Ejecutivo deberá reglamentar la presente ley.

ARTÍCULO 9°- Se invita a las provincias y a la Ciudad autónoma de Buenos Aires a adherir a la presente ley.

ARTÍCULO 10°- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

Nuestro Parlamento sancionó el 8 de abril del año 2015 la Ley 27130, de prevención del suicidio. La norma establece un marco regulatorio a una problemática compleja que debe ser asumida activamente por las políticas públicas de salud y de protección social en todo el territorio nacional. En el marco de la mencionada Ley se declaraba de interés nacional la atención biopsicosocial, la investigación científica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección y atención de las personas en riesgo de suicidio y la asistencia a las familias de víctimas del suicidio.

El suicidio a nivel mundial se encuentra entre las tres primeras causas de muerte entre las personas. Hay factores sociales, psicológicos, culturales y de otro tipo que pueden interactuar para conducir a una persona a un comportamiento suicida. Más de 800.000 personas se suicidan por año en el mundo, lo que representa una tasa de 11,4 cada 100.000 habitantes. Por lo sensible y complejo de la temática es posible que estos datos estén sub-registrados. En todo el planeta, los suicidios representan el 50% de las muertes violentas registradas entre los hombres y el 71% entre mujeres. La ingestión de plaguicidas, el ahorcamiento y el uso de armas de fuego se encuentran entre los medios más comúnmente utilizados para el suicidio a nivel mundial, pero también se recurre a muchos otros métodos, que varían según el grupo de población.

De acuerdo a información ofrecida por la Organización Mundial de la Salud, entre los factores de riesgo figuran las dificultades para obtener acceso a la atención de salud y recibir la asistencia necesaria, la fácil disponibilidad de los medios utilizables para suicidarse, el tratamiento sensacionalista de la temática por los medios de comunicación y la estigmatización de quienes buscan ayuda por comportamientos suicidas o por problemas de salud mental y de consumo de sustancias psicoactivas. También se identifican factores vinculados a las condiciones materiales y simbólicas de vida, las consecuencias de desastres naturales, los conflictos armados, las tragedias colectivas, accidentes o la aculturación (como entre pueblos indígenas o personas desplazadas), la discriminación, un sentido de aislamiento, el abuso intrafamiliar, la violencia y las relaciones conflictivas.

Esta situación se agrava y se complejiza aún más en el caso de los intentos de suicidios y en la consumación de los mismos por parte de jóvenes y adolescentes. La OMS afirma que las tasas de suicidio han aumen¬tado un 60% en los últimos 50 años y ese incremento ha sido más marcado entre los jóvenes y adolescentes, al punto de convertirlos en la ac¬tualidad en el grupo de mayor riesgo en un tercio de los países del mundo.

Resulta significativo el crecimiento progresivo de las tasas de suicidio entre las y los adolescentes y jóvenes, siendo los va¬rones quienes contribuyen principalmente a dicho aumento. En promedio, son las mujeres quienes cometen más intentos mientras que los varones lo consuman en mayor medida. Actualmente, es la 2ª causa de defunción en el grupo de 10 a 19 años. Hay que destacar que en prácticamente todas las provincias de Ar¬gentina las defunciones por suicidios en la adolescencia están en aumento. Esta no es una característica aislada de nuestro país, sino que ocurre lo mismo en otros países de la región y del mundo. En cuanto a las tasas de suicidio por provincias, las más afectadas en el último trienio son Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del

Fuego, Salta y Jujuy (Dirección de Estadísticas e Infor¬mación de Salud, Ministerio de Salud de la Nación. 2015)

Según investigaciones, los factores que los adolescentes ubican como causales de su intención suicida, son, la inestabilidad familiar por peleas o inco¬municación, la pérdida de un ser querido, el aislamiento social, la agresión y la violencia y los sentimientos de soledad y de fracaso. Otros autores sitúan dicha problemática adolescente en función de los cambios propios de esta etapa evo-lutiva, o como el efecto de un debilitamiento de los lazos sociales sufri¬do por los jóvenes.

Dada la complejidad de la temática y las graves consecuencias que esta acción derrama sobre las familias y las comunidades se plantea la necesidad de promover políticas públicas que actúen articulada e integralmente y desde diversas perspectivas del saber científico y de la práctica social y territorial en la prevención, la atención y la postvención del suicidio infantil y adolescente.