La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir Homenaje al socialista Jean Jaurés, apóstol de la paz y la libertad, al cumplirse este 31 de julio cien años de su fallecimiento

Señor presidente:

Este 31 de julio se cumplen 100 años del asesinato de una de las personalidades políticas más transcendentes de la historia de las ideas del mundo, el socialista francés Jean Jaurés. Una vida ejemplar al servicio de un ideal. Al decir del pensador Lévy-Bruhl "Conocer su vida, impregnarse de su ideario es colocarse ante un hombre, magnífico en su desinterés, sincero en su sacrificio y de deslumbrante y profunda cultura".

Jean Jaurés nació el 3 de septiembre de 1859 en Castre Departamento del Tarn. Siguió los cursos de la Escuela Normal Superior, obteniendo el diploma de doctor en letras, y consagrándose al magisterio, como profesor de filosofía en el Liceo de Albi y más tarde como catedrático en la Facultad de Letras de Toulouse. Dirigió la "Revue Socialiste", a la que aportó una colaboración fecunda. Era requerido en las principales ciudades de Francia para dictar numerosas conferencias que influyeron de sobre manera en los centros universitarios e intelectuales. Redactor principal de la "Petite République", se impuso la tarea de reunir los elementos socialistas esparcidos que permanecían independientes de las viejas organizaciones nacionales

Tomó una parte destacada en la agitación del caso Dreyfus que sacudió a la sociedad francesa en aquella época, con una intensa campaña de artículos periodísticos, de conferencias públicas y escribió un volumen titulado "Las Pruebas", que tuvo gran influencia sobre los acontecimientos. Antes de la constitución de la unidad, defendió en el parlamento y fuera de él la política del bloque de las izquierdas. Fue vicepresidente de la Cámara de Diputados.

En 1885 Jaurés fue elegido por primera vez diputado por la región del Tarn como republicano. Luego de este primer período parlamentario, hasta 1889, volvió a su puesto de profesor en Toulouse, donde se presentó al doctorado con dos tesis, una de las cuales causó escándalo, pues trataba de los "orígenes del socialismo alemán". Fue en esa época cuando Jaurés adhirió al Partido Socialista.

En 1892 los mineros de Carmaux, a raíz de una gran huelga por mejores condiciones de trabajo, le ofrecieron la candidatura a diputado obteniendo la victoria y regresando al Parlamento junto a otros 50 diputados socialistas. Fue la época que después de los años de depresión que siguieron a la Comuna de París, el movimiento obrero retomó fuerzas y se vigorizó .Desde entonces Jaurés ha sido uno de los primeros artífices de la unificación de las fracciones socialistas.

Toda su potencia de trabajo la puso al servicio del partido, de la clase trabajadora, y en la tribuna parlamentaria, en los mitines, en las columnas de "La Petite République" primero, y de "L Humanité" órgano oficial de la Federación Obrera Socialista Internacional después, le domina esta preocupación: educar a los trabajadores, organizarlos económicamente y políticamente en procura de su bienestar y de su emancipación.

Reelegido en 1902, 1906, 1910 y 1914, con su talento oratorio le permitieron tomar parte de los principales debates parlamentarios con frecuentes intervenciones de sólidos discursos en el recinto de la Cámara sobre los asuntos de Marruecos, la huelga de electricistas, de ferroviarios y de empleados de correo, el impuesto sobre la renta, la política interior y exterior, la representación proporcional, la ley de los tres años, etc., etc..

Varias veces Jaurés, desde el Parlamento Francés profetizó la conflagración internacional europea, conclusión a que lo llevaba el insensato imperialismo de algunas casas reinantes y el enfermizo nacionalismo de algunos partidos. El estrado de la catedral de Basilea fue su tribuna con motivo del congreso internacional socialista extraordinario donde el ardoroso defensor de la paz pronunció allí uno de sus más brillantes discursos en contra de los aires guerra que recorría toda Europa.

Además de orador incomparable y periodista válido demostró altas cualidades de historiador dirigiendo la publicación de los dieciocho tomos de la "Historia Socialista", siendo de su producción los estudios que se refieren a la Convención y los Constituyentes, que componen la historia económica y política de la revolución francesa y los dedicados a la guerra del 70 y al balance del siglo XIX. Publicó numerosas obras: "La acción socialista". "El socialismo y la enseñanza". "El socialismo y los pueblos". "Estudios socialistas". "Discursos parlamentarios" y "El nuevo ejército", su último libro éste en el que expone los principios en que debe basarse la organización de un ejército democrático.

Podemos sintetizar la guía de su pensamiento trayendo las palabras del propio Jaurés: "Porque no puede haber ideal más noble que el de una sociedad donde el trabajo será soberano, donde no habrá más explotación ni opresión, donde la propiedad social será la base y la garantía de los desenvolvimientos individuales. Que todos los hombres pasen del estado de competencia brutal y de conflicto, a la etapa de cooperación, que las luchas estériles o salvajes, se coordinen mediante una gran acción común, es la finalidad más elevada que pueden proponérselos hombres... con el advenimiento de la justicia real, habrá un hecho nuevo en las relaciones de la humanidad comunidad."

La Argentina tuvo el placer en 1911 de disfrutar de su pensamiento mediante una serie de conferencias y recorriendo algunas ciudades del país por invitación del fundador del Partido Socialista, el Dr. Juan B. Justo. Su estadía fue una gran contribución al socialismo argentino de quien, con ser la voz más alta del socialismo europeo, es ya uno de los valores incuestionables de la democracia universal. Su conducta, su idealismo fecundo y activo, su consagración a la causa de la libertad y la paz impresionaron a todos los presentes. Por ello, la noticia de su fallecimiento trajo mucho pesar en toda la familia socialista que fuera reflejada, al día siguiente, por la editorial del periódico La Vanguardia reflejando la real dimensión que significó para la época y su transcendencia en el tiempo que generó su pensamiento y acción "El cable nos comunica la dolorosa noticia de que Jaurés acaba de ser asesinado en París. Es un rayo que cae en la familia socialista internacional, que tenía en Jaurés a su patriarca, y donde era querido como merecen serlo los hombres que dan a la causa del pueblo lo mejor de sí mismo, talento, voluntad, energía, hasta identificarse con él. Hasta el sacrificio.

Porque Jaurés representaba, en el socialismo contemporáneo, la encarnación viva del pensador y del apóstol, del político y del artista, y resumía en si el genio brillante de la Francia nueva, hija de la revolución.

El momento es solemne para el socialismo. Jaurés cae en el preciso instante en quien todas las fuerzas de la reacción tientan la suprema revancha contra la internacional obrera, aprovechando la solución de sus pendencias imperialísticas y dinásticas.

¡Que los socialistas de todo el mundo recojan sus enseñanzas! Es lo único que podemos decir en este momento de congoja indecible.

Por último quiero recordar , acompañando los fundamentos del presente proyecto, algunos párrafos del discurso de homenaje realizado en esta Cámara allá por 1914, con las justas palabras de otro de los parlamentarios que transcendió su partido y el país como fue Alfredo Palacios:

"No hablo en nombre de mi partido, en cuyas filas milito; hablo interpretando el sentimiento generoso de toda la república, que acompañó al soberbio tribuno, al maestro, al apóstol, cuando con su brazo levantado en amplio gesto tribunicio, nos decía que debemos crear una nacionalidad argentina, para que este pueblo no sea un conglomerado de elementos diversos, sin alma , sin pasión, y que esa obra no podría realizarse sino teniendo por cimiento, por fuerza de cohesión, la fuerza única del trabajo organizado, que es la base de las naciones, como es la base de la vida!

Jaurés, señores diputados era el espíritu del progreso; representaba la fuerza que trataba de realizar en la vida los grandes ideales que la mente ha forjado. Jamás fue sectario; sostuvo que el socialismo, donde quiera que esté organizado, debe obrar en el sentido de las libertades individuales, sin sacrificio de la personalidad, porque eso perturbaría su acción; afirmó que el socialismo y la patria son en realidad inseparables.

Y una intensa emoción embargó nuestro espíritu, porque veíamos en aquel colosal tribuno la encarnación misma de la democracia que él propagaba pro todos los pueblos, con su intenso amor a la libertad, que era su pensamiento, su norte, su vida misma, señores diputados.

Por todo lo anteriormente expresado es que solicito a mis pares el acompañamiento de este merecido homenaje a Jean Jaurés a 100 años de su fallecimiento.