La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su reconocimiento a la labor humanista chaqueño Osvaldo Ernesto Vignau, al conmemorarse un año de su fallecimiento, el 16 de noviembre de 2011.

Señor presidente:

El 16 de noviembre se cumple el primer aniversario del fallecimiento del humanista Osvaldo Vignau, un hombre que ha dedicado toda su vida a ayudar y atender los problemas de los que más necesitan, especialmente a los que él consideraba como " los más frágiles: los ancianos, los niños y los animales", haciendo carne sobre los preceptos y convicciones de la Madre Teresa de Calcuta, a quien trataba de seguir siempre sus ejemplos de entrega incondicional, recordando su célebre frase: "Ayudar hasta que duela" (1) .

Su esposa, Liliana Bernardi viuda de Vignau, lo recuerda de esta manera: "Para mí fue un golpe muy duro, tremendo, del que aún me cuesta reponerme, pero su recuerdo permanece imborrable por su manera de ser, ya que así como se lo veía en televisión, así era en su vida privada, sencillo, muy generoso y parecía tener un imán para solucionar los problemas. Era una persona tan querida, tan amada por todos, que a veces ni al supermercado podíamos ir porque lo paraban en la calle para saludarlo, estrecharle la mano o darle un abrazo".

Agregó que "Osvaldito por su modo de ser llegaba al corazón, al alma de la gente, además escribió un libro titulado 'Todos podemos ser maestros', aún no publicado, pero estoy realizando los trámites para ello. Además fue un hombre que por su obra y su modo de ser ha trascendido las fronteras del Chaco. Cuando nos casamos yo tenía 15 años y él 20, estuvimos 40 años juntos y siempre vivió y se sacrificó por la comunidad, porque se sentía bien cristiano y decía siempre que 'como cristiano tengo que brindarme siempre, para eso estamos acá en la tierra'. La Madre Teresa de Calcuta siempre fue su ejemplo de vida y trataba de emularla recordando su precepto de 'ayudar hasta que duela'".

El hogar

La señora Liliana Bernardi viuda de Vignau se encuentra a cargo del Hogar Osvaldo Vignau junto a su hermana menor y una amiga y su hija, afincadas en el lugar conviviendo y cuidando de todos los animales. Señaló que "gracias a Dios recibimos ayuda de gente solidaria que reconoce nuestro sacrificio y prometimos continuar con su obra y difundir las novedades, porque los animales se encuentran bien atendidos y cuidados, y por la memoria de Osvaldito queremos que su obra se consolide y sea reconocida por todos".

"Amar no es sumar, es multiplicar" (2)

"Me llamo Osvaldo Ernesto Vignau, soy argentino, y naci un 7 de abril de 1951. Vivo en Resistencia, provincia del Chaco". Así se presentaba en su sitio web dedicado a mostrar el trabajo que hacía junto a un grupo de colaboradores para recuperar animales desprotegidos. Consciente de las causas del abandono, las calificaba como "las inclemencias del temporal egoísta de la conducta humana".

Su "hogar" estaba en un campo cerca de Resistencia. Albergaba "alrededor de mil perritos enfermos, ciegos, paralíticos, con enfermedades terminales, que no teniendo ya más lugar en este mundo decidimos cobijarlos para su protección, y que hoy son felices o intentamos que lo sean". Vignau había decidido poner su humilde patrimonio al servicio de ese proyecto. Durante veinte años, según sus propias palabras, no se había tomado vacaciones. "Junto a mi familia lo compartimos todo", reconocía, "porque esta sociedad castiga la vejez como un pecado y se lo abandona tanto en los seres humanos como en los animales".

Pero la tarea no se limitaba a las mascotas abandonadas. "También ayudamos alimentando a niños y ancianos necesitados recorriendo lugares y llevándoles a su propio hogar esa ayuda, que aún no siendo mucho calma en algo sus necesidades, y que los hace sentir que la fraternidad, el amor y los enunciados de solidaridad no son sólo una palabra".

Vignau calificaba a su familia como "un puñado de seres idealistas". Reconocía que las limitaciones económicas eran el más difícil obstáculo para avanzar en su iniciativa, y qué hacían para sostenerla: "Vendemos ropa y artículos varios en un negocio situado en Av. 9 de julio 563 en la ciudad de Resistencia", relataba. Todo lo que ganaban estaba destinado a mantener "esta tarea que indirectamente repercute con su ejemplo de atender al hermano menor animal, en el corazón de los niños".

Un dato curioso: el humanista tenía en un alto concepto a los sindicalistas. "No debemos demonizarlos", sostenía; "siendo hombres y mujeres idealistas que sufren por sus prójimos, han tenido que ponerse en la línea de tiro de quienes alegremente mancillan el honor de las personas sin medir su sensibilidad".

Para algunos era un excéntrico. Dos frases acaso sinteticen su visión sobre el mundo y la gente. Una, de la Madre Teresa de Calcuta: "Hay que dar hasta que duela"; la otra, de factura propia: "El amor lo incluye todo: el que ama a los seres humanos ama a los animales y quien ama a los animales ama al ser humano y a la vida toda".

Por todo lo antedicho solicitamos la aprobación de este proyecto de resolución.