PROYECTO DE TP
Expediente 5451-D-2015
Sumario: RENDIR HOMENAJE AL PRESIDENTE DE LA NACION DOCTOR NICOLAS AVELLANEDA AL CONMEMORARSE EL PROXIMO 25 DE NOVIEMBRE DE 2015, EL 130 ANIVERSARIO DE SU FALLECIMIENTO.
Fecha: 07/10/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 137
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Rendir homenaje al
presidente de la Nación (1880-1886) Dr. Nicolás Avellaneda, al
conmemorarse el próximo 25 de noviembre de 2015, el 130° aniversario
de su fallecimiento.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Nicolás Avellaneda, el gran
promotor de la inmigración, la universidad pública, la modernización y la
federalización de Buenos Aires, nació en Tucumán el 3 de octubre de
1837. El mismo día en el que cumplía cuatro años, su padre, Marco
Avellaneda, fue degollado, como resultado de la cruenta guerra civil que
sufría el país. Su madre, doña Dolores Silva y Zavaleta, tomó la decisión
de trasladarse con su familia a Bolivia.
Ya adolescente, cursó la
carrera de Derecho en la Universidad de Córdoba sin llegar a graduarse.
De regreso a su provincia fundó el periódico el Eco del Norte y a fines de
1857 se trasladó a Buenos Aires. A poco de llegar comenzó a trabajar
como periodista en El Nacional y a colaborar con El Comercio del Plata,
fundado en Montevideo por Florencio Varela durante la época de
Rosas.
En Buenos Aires pudo
completar sus estudios de Derecho e iniciarse en el ejercicio de su
profesión. Conoció a Sarmiento, con quien mantuvo una estrecha
amistad. El sanjuanino lo ayudó a acceder a la cátedra universitaria como
destacado profesor de Economía Política en la Facultad de Derecho de la
Universidad de Buenos Aires, desde donde iniciará su carrera política. En
1865 publicó una de sus obras más importantes: Estudio sobre las leyes
de tierras públicas, donde examina la legislación argentina al respecto y
propone, basándose en el ejemplo norteamericano, la entrega de
propiedades a los verdaderos productores, abreviando trámites y
eliminando obstáculos. Plantea que la distribución de la tierra garantiza el
asentamiento de población estable y contribuye al aumento del caudal
demográfico. "La propiedad territorial fácil y barata -decía en el Estudio-
debe ser la enseña de leyes venideras, para vencer en su nombre y con
su obra el desierto, cambiando el aspecto bárbaro de nuestras
campañas".
Fue electo diputado de la
Legislatura de Buenos Aires y al poco tiempo debió abandonar la banca
para ocupar el cargo de ministro de Gobierno de la Provincia, durante la
gobernación de Alsina, cuando todavía no había cumplido 29 años.
En 1868, Sarmiento fue
electo presidente y designó a Nicolás Avellaneda en la cartera más
importante en la estrategia del sanjuanino: el Ministerio de Justicia e
Instrucción Pública. Desde allí llevará adelante los ambiciosos proyectos
educativos de Sarmiento: centenares de escuelas primarias, decenas de
escuelas normales y colegios nacionales en todo el país.
En 1874, al finalizar la
presidencia de Sarmiento, fue electo presidente de la República. Mitre, el
candidato derrotado, denunció fraude y se levantó en armas contra el
triunfo de Avellaneda. A los pocos meses fue derrotado en el combate de
La Verde por las fuerzas del General Roca. Mitre fue condenado a prisión
por un tribunal militar, pero fue indultado por el presidente Avellaneda
quien además, como muestra de su voluntad de pacificación incorporó al
Gabinete a Rufino de Elizalde y a José María Gutiérrez, dos reconocidos
mitristas.
Siguiendo la consigna de
Alberdi "gobernar es poblar", Avellaneda promovió en 1876 la sanción de
la Ley de Inmigración conocida como Ley Avellaneda, que aparecía como
una promesa interesante de tierras y trabajo para los campesinos
europeos. En pocos años, duplicó el flujo inmigratorio.
Avellaneda enfrentó los
efectos perdurables de la grave crisis económica que se había desatado a
fines de la presidencia de Sarmiento, con medidas extremas como la
disminución del presupuesto, suspensión de la convertibilidad del papel
moneda a oro, la rebaja de sueldos y los despidos de empleados
públicos.
Decía en 1877: "Los
tenedores de bonos argentinos deben, a la verdad, reposar tranquilos. La
República puede estar dividida hondamente en partidos internos; pero no
tiene sino un honor y un crédito, como sólo tiene un nombre y una
bandera ante los pueblos extraños. Hay dos millones de argentinos que
economizarían hasta sobre su hambre y sobre su sed, para responder en
una situación suprema a los compromisos de nuestra fe pública en los
mercados extranjeros."
Los males del
endeudamiento son, como vemos, añejos y recurrentes. Es una de las
asignaturas más penosas con las que convive nuestro pueblo
prácticamente desde sus albores. Ojalá en lo sucesivo tomemos crédito
para multiplicar nuestros bienes y no para expoliarlos.
En diciembre de 1876 llegó
al país el primer barco frigorífico, Le Frigorifique, equipado con dos
cámaras que mantenían una temperatura de 0 grados centígrados. En
1877 llegó Le Paraguay, sus cámaras enfriaban hasta 30° bajo cero. Esto
modificaba notablemente el panorama de las exportaciones argentinas e
incrementaba el valor del ganado.
La restricción de las compras
al exterior como producto de la crisis, estimuló un tímido desarrollo de la
industria local. En 1877 se fundó el Club Industrial, por iniciativa de
Carlos Pellegrini, Vicente Fidel López, José Hernández y Roque Sáenz
Peña. El club logró que se establecieran tarifas proteccionistas para
algunos productos, fortaleciendo la industria harinera, la vitivinícola, la
del vestido y otras producciones.
En ese mismo año, se
produjo la primera huelga de nuestra historia protagonizada por el primer
gremio organizado: la Sociedad Tipográfica Bonaerense, fundada en
1857. La huelga fue dirigida por dos inmigrantes, un francés, Gauthier, y
un español, Álvarez, que traían su experiencia sindical europea. La huelga
fue exitosa y logró el establecimiento de la jornada de diez horas en
invierno y doce en verano, una importante conquista para la época. El
periódico El Nacional, dirigido por Dalmacio Vélez Sarsfield, calificó a la
huelga como "recurso vicioso, inusitado e injustificado".
El gobierno de Avellaneda, a
través del ministro de Guerra, Adolfo Alsina impulsó una campaña al
desierto para extender la línea de frontera hacia el Sur de la Provincia de
Buenos Aires. El plan de Alsina era levantar poblados y fortines, tender
líneas telegráficas y cavar un gran foso, conocido como la "zanja de
Alsina", con el fin de evitar que los indios se llevaran consigo el ganado
capturado. Antes de concretar su proyecto, Alsina murió. Fue
reemplazado por el joven general Julio A. Roca, quien aplicará un plan de
aniquilamiento de las comunidades indígenas a través de una guerra
ofensiva y sistemática.
El éxito obtenido en la
llamada "conquista del desierto", llevada a cabo entre 1878 y 1879,
prestigió frente a la clase dirigente la figura de Roca y significó la efectiva
jurisdicción por parte del estado nacional de millones de hectáreas que
serán distribuidas entre una minoría de familias vinculadas al poder. Ello
fue contradictorio con las propias aspiraciones de Avellaneda. Configuró
la contrapartida oscura de un hecho positivo como fue la consolidación
territorial de la Argentina.
Al finalizar su presidencia,
Avellaneda envió al Congreso un proyecto de federalización de la ciudad
de Buenos Aires, con la intención de poner fin a la histórica disputa por la
residencia de las autoridades nacionales, que estaban de hecho
sometidas a la autoridad y jurisdicción del gobernador de la provincia de
Buenos Aires. El proyecto provocó la reacción del gobernador, Carlos
Tejedor, quien se sublevó contra las autoridades nacionales en tanto se
llevaban a cabo las elecciones presidenciales que dieron el triunfo a la
fórmula Roca-Madero, partidarios de la federalización.
El presidente Avellaneda
abandonó la ciudad e instaló el gobierno en el vecino pueblo de Belgrano.
Buenos Aires fue sitiada y Tejedor, derrotado por las tropas leales a
Avellaneda comandadas por Roca. Finalmente en agosto de 1880 la
legislatura nacional declaró disuelta al cuerpo legislativo bonaerense y
sancionó la Ley de federalización de la ciudad de Buenos Aires.
Al concluir su mandato
presidencial, en 1880, Avellaneda fue electo senador por Tucumán.
Desde allí proyectó y logró la sanción de la Ley Universitaria, que les
garantizó la autonomía a las universidades nacionales. Poco después fue
elegido como rector de la Universidad de Buenos Aires.
En junio de 1885, se
embarcó hacia Europa junto a su esposa, Carmen Nóbrega, en busca de
un tratamiento médico para la nefritis que lo afectaba. Murió en altamar,
de regreso de su viaje, el 25 de noviembre de 1885, a los 48 años.
Lo expuesto sintetiza las
cualidades y virtudes del presidente Dr. Nicolás Avellaneda. Es justo
homenajear el esfuerzo realizado por él, en favor de nuestra Patria y su
pueblo. Sin dudas, Avellaneda es uno de los próceres que ha dejado un
sello indeleble en la historia argentina.
Pido el acompañamiento de
mis pares a fin de aprobar el presente proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia) |