PROYECTO DE TP
Expediente 5423-D-2011
Sumario: EXPRESAR RECONOCIMIENTO POR LA TRAYECTORIA POLITICA Y CULTURAL DEL CIUDADANO HECTOR AGOSTI, AL CELEBRARSE EL CENTENARIO DE SU NACIMIENTO.
Fecha: 04/11/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 167
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su reconocimiento a la
trayectoria política y cultural del ilustre ciudadano, Héctor Agosti, al celebrarse
el Centenario de su nacimiento.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Héctor Agosti, nació en la Ciudad
de Buenos Aires y pasó sus primeros años en el barrio porteño de Balvanera
Sur. Cursó el ciclo primario en la Escuela Nº 17 del Consejo escolar 1. Allí,
desde edad temprana, se vinculó a la Biblioteca Obrera del Partido Socialista.
Su compromiso social y
la cárcel
En 1925, ingresó al Colegio
Nacional Mariano Moreno, y dos años más tarde se afilió a la Federación Juvenil
Comunista.
En 1929 ingresó a la Facultad de
Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires y junto a otras
personalidades, funda el grupo Insurrexit con el objetivo de introducir la idea
del socialismo al interior de la Universidad, oponiendo a la difundida "Teoría de
las generaciones" de Ortega y Gasset, el concepto de "lucha de clases".
Ocurrido el primer golpe de estado
del siglo XX, caracterizado por la historia como de "olor a petróleo", por sus
intereses con las corporaciones multinacionales del sector, Agosti es
encarcelado por la dictadura Uriburista.
En 1932 la presión popular
consigue liberarlo, pero ante el opresivo clima que se vive en el país, es
obligado a exiliarse en la hermana República Oriental del Uruguay. Cuando
vuelve, en 1933, es nuevamente detenido y en un simulacro de juicios se lo
condena a cuatro años de prisión.
Es que su intensa actividad política
durante el feroz anticomunismo de la década del ´30 le valió esas prisiones, que
originaron importantes movimientos en reclamo de su libertad respaldados por
personalidades de la talla de Lisandro de la Torre y Alfredo Palacios.
Su obra
En la cárcel escribió su primer
libro, "El hombre prisionero", publicado por editorial Claridad en 1938, año en el
cual se incorpora a la Agrupación de Intelectuales, Artistas, Periodistas y
Escritores (AIAPE), entidad que en 1941, lo designa como Secretario General.
En 1945 integra la redacción del
diario Crítica y del Semanario Orientación y publica dos importantes libros:
"Defensa del Realismo" e "Ingenieros, ciudadano de la juventud".
En 1952 funda con otros
intelectuales la Casa de la Cultura Argentina y posteriormente escribirá otros
libros fundamentales de su obra: "Cuaderno de bitácora" (1949), "Echeverría"
(1951, reeditado en 2011 por el Centro Cultural de la Cooperación Floreal
Gorini).
Y es allí donde organiza, junto con
Carlos Alberto Erro, una campaña de homenaje a Esteban Echeverría que
adquirirá dimensiones nacionales y durante la cual se publica su libro sobre el
autor de Dogma Socialista.
En el transcurso de la década toma
la dirección de la célebre publicación Cuadernos de Cultura, y avanza en su
trabajo por la unidad de los intelectuales progresistas a través del Congreso
Continental de la Cultura de 1953 y el Congreso Argentino de la Cultura en
1954.
En la segunda mitad de la década
aparecen tres libros centrales en el desarrollo de su pensamiento: "Para una
política de la cultura" (1956), "El mito liberal" (1959) y "Nación y Cultura"
(1959).
Estos trabajos marcan un hito en
las reflexiones intelectuales argentinas acerca de la Nación, la complejidad de la
democracia y las particularidades de la identidad cultural del país.
En al década de 1960, se incorpora
al Comité Central del Partido Comunista de la Argentina, y entre sus múltiples
actividades viaja a Cuba como jurado del Premio Casa de las Américas.
En 1964 escribe "Tántalo
recobrado", libro que recoge una serie de conferencias donde analiza las
condiciones del humanismo marxista frente al humanismo cristiano,
demostrando una vez más su intervención en todos los temas de debate que se
colocaban en la agenda intelectual y política de su época.
El accionar de su vida se fundó en
"integrar dialécticamente la democracia formal con la realidad de la
democracia, basada ésta en un sistema de participación efectivo donde el
pueblo desempeñe una función protagónica"
Por eso es que durante la dictadura
de Onganía, participó en la dirección del Encuentro Nacional de los Argentinos
(ENA), experiencia política que unió a peronistas, radicales, socialistas,
comunistas, demócratas cristianos, entre otras personalidades unidas en pos de
la construcción de una democracia real en el país.
Su prestigio lo traslada a dictar
seminarios y conferencias en diferentes puntos del país y el mundo, y sus obras
son traducidas a varios idiomas. Posteriormente creará: "La milicia literaria"
(1969), "Aníbal Ponce, memoria y presencia" (1974), "Prosa política" (1975),
"Las condiciones del realismo" (1975), "Ideología y cultura" (1979), "Cantar
opinando" (1982) y "Mirar hacia delante" (1983).
Por esta prolífera y profunda obra,
cuando ya se avizoraba la derrota de la última dictadura militar, el 13 de junio
de 1983, la Sociedad Argentina de Escritores le concedió el "Gran Premio de
Honor de la SADE".
En la década del 80, la Asamblea
Permanente por los Derechos Humanos lo designa para integrar el Consejo de
la Presidencia y la Mesa Directiva.
Sus actividades sólo se
interrumpirán con su muerte física, el 29 de julio de 1984.
Su herencia
intelectual
Agosti fue quien, en Argentina,
incorporó las obras de Antonio Gramsci en español, tanto coordinando la
traducción sistemática de sus trabajos como utilizando sus categorías analíticas
para el estudio de la historia y la realidad tanto argentina como americana.
Esta introducción del pensador
italiano, en nuestro país se completó con la formación de jóvenes intelectuales
en la perspectiva de un marxismo crítico y vivo. Entre sus discípulos se
encuentran José Aricó o Juan Carlos Portantiero, entre otros relevantes
intelectuales argentinos que dejaron huellas valiosas en el pensamiento nacional
del siglo XX.
Su estrecha relación con Aníbal
Ponce y su estudio sistemático del pensamiento de José Ingenieros y Esteban
Echeverría, marcaron indudablemente las inquietudes de Agosti en su búsqueda
de una teoría general sobre los intelectuales y su inserción en las luchas por la
transformación social.
En ese sentido reconoció
tempranamente la relevancia del pensamiento y la acción de intelectuales
revolucionarios como Julio Antonio Mella y José Carlos Mariátegui, incluso en
momentos en los que los pensadores latinoamericanos no contaban con la
gravitación que sí poseían los teóricos marxistas europeos.
En todos sus trabajos pueden
encontrarse profundas reflexiones sobre "lo nacional-popular" como concepto
central en los análisis político-culturales, los problemas de la realidad argentina,
un profundo sentido del diálogo polémico con intelectuales de otras corrientes
de pensamiento, como Jorge Luís Borges, Carlos Alberto Erro, Roberto Giusti,
Ezequiel Martínez Estrada y Juan José Hernández Arregui, y un minucioso
análisis de las particularidades del trabajo intelectual y "batalla de ideas".
Sus reflexiones, laboriosidad y
espíritu de diálogo, le valieron el reconocimiento de personalidades de todas las
corrientes políticas y de intelectuales latinoamericanos de la talla de Juan
Marinello, Sergio Bagú, Volodia Teitelboim, Elvio Romero, Manuel Galich,
Rodney Arismendi y Nicolás Guillén entre tantos otros.
Fue un ávido lector de los grandes
pensadores de su tiempo, sin importar su inclinación política, hábito que le
permitió siempre polemizar con sus pares y avanzar en iniciativas comunes con
el objetivo de aunar los esfuerzos de la inteligencia argentina frente a los
problemas coyunturales y estructurales del país.
Su concepción de la cultura como
un proceso universal alimentado por las particularidades culturales de cada
pueblo, le permitieron realizar importantes aportes en el rescate de nuestra
"herencia cultural" como Nación, y valorar todo aquello que, aunque elaborado
en otras latitudes, contribuyera al esclarecimiento de los fenómenos argentinos.
Su obra toda, es reconocida no
sólo por sus libros sino también por las acciones concretas de su intensa labor
política, es uno de los ejemplos más elevados que ha dado la intelectualidad
argentina de izquierda durante el siglo XX.
Su vida, plena de apuestas por la
libertad y la igualdad del género humano, estuvo poblada de fértiles
realizaciones - su vasta obra intelectual y política- así como amargos costos
provocados por su militancia rebelde e indoblegable.
La vigencia actual de
sus ideas
Señor presidente, el
reconocimiento que abriga este proyecto no pretende limitarse a un mero acto
de recordación formal. La finalidad del mismo es volver hacia la obra y acción
de Agosti a fin de enriquecer basamentos ideológicos y culturales en tiempos
actuales.
Hoy que en el mundo confrontan
dos destinos: Por un lado el del neoliberalismo, que sigue vivo en los países
centrales e insiste en imponer su economía del dolor al conjunto de la
humanidad, y por el otro el de los pueblos que luchan por la reconstrucción
total de sus estructuras, relaciones y cultura.
En América latina, las grandes
mayorías populares y sus gobiernos están construyendo un nuevo futuro, a
partir del reconocimiento de las derrotas pasadas sobre la Patria Grande. Y es
allí donde el pensamiento de Héctor Agosti se convierte en "víspera del
mañana", revistiéndose actual en los tiempos de cambios profundos que vive
nuestra América.
La construcción de un proyecto
colectivo que recoja y articule los diversos aportes progresistas y
transformadores no podrá dejar de reconocer en Héctor Agosti y su obra un
afluente fundamental y trascendente.
Él quizás como nadie comprendió
que "La historia no es una suma de hechos aislados sino de procesos".
Desentrañó las raíces de los pensamientos nacionales y latinoamericanos, con
amplitud de miras. Esta convicción ideológica lo dotó de una gran capacidad
para ejercer un diálogo franco y honesto con intelectuales y políticos de las más
disímiles corrientes del pensamiento. De ellos también obtuvo el respeto porque
veían en él a un comprometido militante de las ideas que no se sujetaba a los
cánones del dogma o de la cerrazón.
Agosti pensó con empecinamiento
altruista la cuestión nacional. En Nación y Cultura nos dice que: "cuando una
cultura no representa o no sirve a los intereses nacionales de su pueblo, tanto
en sus formas materiales como en sus formas espirituales, se produce una falta
de correspondencia entre cultura y nación".
Por eso hoy que la esperanza de
nuestros pueblos latinoamericanos vuelve a transitar por la política, es necesario
traer su presencia para dar luz a nuestras luchas y a las generaciones futuras.
Así lo imaginó Agosti, cuando
escribió: "Me veo ahora, una vez más, en el turbio café de Villa Luro, y una vez
más converso con Aníbal Ponce, y una vez más comprendo que él comprende, y
una vez más descubro que en su comprensión hay una especie de mandato de
prolongar el trabajo común, de una generación a otra. Creo haber aportado mi
cuota. Que sean los jóvenes quienes prosigan la tarea, una tarea nunca
interrumpida pero que ahora anuncia, en la alborada de América, la claridad
radiante de los tiempos nuevos".
Señor presidente, hoy llegaron
esos nuevos tiempos, y arribaron rescatando las mejores tradiciones y
continuidades nacionales y populares de nuestra historia que, en definitiva, son
el sostén de nuestro viaje emancipador.
Es por lo expuesto que solicitamos
a nuestros pares la sanción de este Proyecto de Declaración.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
HELLER, CARLOS | CIUDAD de BUENOS AIRES | NUEVO ENCUENTRO POPULAR Y SOLIDARIO |
BASTEIRO, SERGIO ARIEL | BUENOS AIRES | NUEVO ENCUENTRO POPULAR Y SOLIDARIO |
SABBATELLA, MARTIN | BUENOS AIRES | NUEVO ENCUENTRO POPULAR Y SOLIDARIO |
RIVAS, JORGE | BUENOS AIRES | NUEVO ENCUENTRO POPULAR Y SOLIDARIO |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |