La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional, a través de la Secretaría de Energía de la Nación y demás organismos correspondientes, adopte las medidas necesarias para garantizar el abastecimiento de gas en garrafa en la provincia del Chaco, atento a su carácter insustituible por inexistencia de gas natural, como consecuencia de las dificultades producidas por el paro de los trabajadores de las plantas de gas envasado.

Señor presidente:

Desde hace doce días se mantiene un paro realizado por trabajadores de las plantas de gas envasado que reclaman por mejores condiciones salariales. La medida de fuerza decidida ha provocado una escasez de gas en garrafa que anima a algunos a denunciar un claro desabastecimiento. Esta situación se agrava en muchas provincias del norte, como es el caso del Chaco, que no cuentan con medio alguno para sustituir el combustible envasado.

Décadas de desinversión en infraestructura energética hacen sentir sus efectos cuando se presentan situaciones como la aquí descripta. Legado que demandará tiempo en ser revertido pero que, felizmente, ya no cuenta con un Estado resignado a un rol testimonial, descreído de las posibilidades de actuación correctiva y orientadora en la planificación económica.

La deserción estatal, vigente durante toda la década del noventa, permitió que la mano "invisible" del mercado efectuara las decisiones fundamentales en materia energética. La construcción de gasoductos respondía a una inteligencia exportadora, que "derramaba" los beneficios del gas natural a los centros poblacionales más importantes, vinculados operativa o financieramente con aquella actividad y, forzoso era hacerlo, con sectores más o menos amplios de las provincias productoras.

Sin embargo, muchos fueron excluidos de toda consideración: en algunos casos decenas o cientos de miles de habitantes de provincias "importantes", pero integrantes a su vez de los sectores más vulnerables, lo que invisibilizaba sus reclamos. En otros casos

provincias enteras fueron discriminadas. Provincia invisible para la mano del mercado fue la del Chaco.

Un millón de habitantes, sólo en el Chaco, satisfacen sus necesidades básicas adquiriendo las garrafas que contienen el preciado gas licuado de petróleo. El desabastecimiento golpea con mayor rigor a los más humildes, ya que las garrafas disponibles se están vendiendo a precios exorbitantes, inalcanzables al bolsillo del trabajador chaqueño. Cabe también tener en cuenta que una vez normalizada la situación esto puede concluir en un nuevo piso para el precio del gas envasado por la ineslaticidad a la baja en los precios o, si se quiere, por prácticas comerciales tan insensibles como condenables.

No puede soslayarse la importancia de este insumo para las instituciones educativas y de salud. Escuelas, hospitales y clínicas de las provincias del norte no son ajenas a las dificultades que marco tan apremiante genera. Es que debe reiterarse una y otra vez que en las provincias del norte, en toda su geografía, no hay otro medio alternativo a la garrafa.

Es menester atender con urgencia y celeridad la falta de tan importante insumo, en los hogares de menores recursos el empleo de combustibles sustitutos como la leña, el papel o el kerosén, representan alternativas tan tóxicas como peligrosas y pueden culminar en una tragedia.

Sirva también este proyecto para informar a las partes que disputan el conflicto laboral para que se muestren más tolerante al diálogo y, fundamentalmente, a una pronta solución que ponga fin a los momentos antes indicados. Millones de argentinos sabrán valorarlo.

Por todo lo expuesto solicito a mis pares la aprobación del presente proyecto de declaración.