La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de interés de la Honorable Cámara de Diputados la Muestra-Homenaje del artista plástico Leopoldo Torres Aguero, que se realizará en el Salón de Los Pasos Perdidos y Sala José L. Cabezas, entre los días 10 y 27 de noviembre de 2009.-

Señor presidente:

Esta H. Cámara, se presta a rendir un merecido homenaje al gran maestro de la pintura nacional, Leopoldo Torres Aguero. Su vasta trayectoria si bien nos exime de largos comentarios, creemos necesario rescatar algunos aspectos de su vida y de su obra para tomar conciencia de su significación y magnitud.

Torres agüero nació en Buenos aires el 24 de febrero de 1924. De familia riojana, vivió en esa provincia hasta los 17 años de edad, fecha en que se establece en Buenos Aires. En el año 1950 hace su primer viaje a Europa, permaneciendo en Paris, durante 2 años. Al regreso al país se desempeña como profesor en la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires realizando en el año 1953 el mural "Cristo en el Monte de los Olivos" en la Iglesia de Olivos.

Entre los años 1959 y 1961 reside en Japón donde realiza estudios de filosofía oriental en la Universidad de Kioto. Luego se establece nuevamente en Paris hasta 1983 cuando regresa al país para continuar su labor artística.

En 1989 es nombrado Ministro Plenipotenciario Encargado de asuntos culturales, científicos y técnicos de la Embajada Argentina en Francia. También ese año recibe la condecoración "Caballero de artes y letras" otorgada por el gobierno de Francia. Luego es nombrado Embajador de la Republica Argentina ante la UNESCO en Paris, cargo que desempeñará hasta su muerte, acaecida el 31 de diciembre de 1995.

En relación a su obra, al decir de los críticos de arte, abarca 3 periodos: primero la figuración, luego la abstracción lírica y finalmente la geometría sensible. Sin duda estas etapas responden a las distintas geografías y culturas que a él le toco vivir y que ejercieron enorme influencia. La primera, a la de su niñez y juventud en La Rioja y de sus maestros Spilembergo y Portinari; la segunda, al "descubrimiento" de Paris y Europa; y la última, a su estadía en Japón y sus indagaciones en el budismo Zen que marco su derrotero definitivo y que lo convirtieron en uno de los mas destacados pintores geométricos de la Argentina y del mundo.

Sus obras se encuentran en distintos lugares del mundo tal es el caso del Museo Nacional de Arte Moderno de Paris, el Museo Georges Pompidou también de Paris, el Museo de Arte Moderno de Dallas -Estados Unidos-, el Museo de La Habana en Cuba y distintos Museos del país y del resto de America Latina.

Muchos han sido las personalidades que han tratado de ponderar y describir su alta sensibilidad artística: "Sumergirse en una tela de Leopoldo Torres Agüero- al decir del critico Rafael Squirri- es cumplir con un rito de profundas resonancias espirituales".

Pero como corolario queremos rescatar algunas reflexiones de su amigo el gran escritor Julio Cortazar que en el año 1961 señaló lo siguiente: " Con un sutil artificio de rampa de lanzamiento, la pintura de Leo Agüero nos proyecta fuera de tanta monótona gravedad cotidiana para instalarnos en una orbita donde la amistad entre el espacio, la línea y las hormigas es posible; donde diminutos guantes de fieltro escriben inmovilizados y velocísimos un mensaje que va de rama en rama y de hongo en hongo; mensaje para nadie y quizá por eso para todos, ya que su eficacia nace justamente del esquivo azar que la sensibilidad suscita y favorece sin otro fin que el liquido caer de la gaviota sobre su ala; la danza en torno al arca; la misteriosa migración de las polillas en los plenilunios......Su arte nace de fijar el instante, sin que cese la vida, de que todo esta allí latiendo en el exacto centro el cristal de roca.....Por eso, creo, hay en esta pintura como una felicidad profunda, un sentimiento de conciliación y de encuentro. Los menudos seres que la habitan levantaran sus tiendas y seguirán a nuevas aventuras; pero cada etapa del viaje estuvo marcada por una estrella fiel, tuvo el sabor de la fruta mordida a mediodía y el temblor del hombre cuando llega el instante de elegir y siente el temible, el delicioso privilegio de su libertad como un viento en plena cara."

Creemos que con este homenaje estaremos saldando una deuda no solo con el genio y la figura de Leopoldo Torres Aguero, sino también, con el arte y la cultura profunda de nuestro pueblo porque el artista verdadero no es otra cosa que un pedazo de su espíritu colectivo.-