La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, que proceda a informar acerca del motivo por el cual es excesivamente problemático y sumamente restrictivo el otorgamiento de visas para el ingreso temporario a nuestro país de ciudadanos pertenecientes a la República de El Líbano, tratándose de un país con vínculos con la Argentina tan estrechos como añejos.

Señor presidente:

En nuestra Cancillería no ocultan ni embozan que El Líbano es uno de los países cuyos ciudadanos se hallan en un indefinido e inexplicado, pero real 'index'. Éste es una lista de países cuyos ciudadanos tiene literalmente vedada la visa para ingresar a la República Argentina, aduciéndose una ambigua cuestión de peligrosidad.

Cuando se reclama una explicación o fundamento la Cancillería remite al Ministerio de Interior. En esta repartición derivan la consulta al Servicio de Inteligencia - que persiste en ser conocido como SIDE - y obviamente en el organismo la respuesta es un sonante silencio y un retumbante mutismo. Nadie en el Estado Nacional da razón para estas limitaciones francamente ominosas y discriminatorias.

El treinta y cinco por ciento de la población libanesa profesa la religión católica a la que se suman cristianos ortodoxos. Este sector convive con los musulmanes y drusos en un Estado plurirreligioso que el Papa Juan Pablo II supo llamar "Un mensaje". Dos palabras sugerentes, casi misteriosas, para denominar a El Líbano. Un mensaje de convivencia, de armonía entre la tradición y la modernidad, de laboriosidad, de portentosa pujanza. Un país que se sobrepone a los milenarios conflictos de su Región, una de las más convulsionadas del orbe.

Incontables inmigrantes libaneses llegaron a la Argentina desde las dos últimas décadas del s.XIX. Esa inmigración tiene más de 130 años. Ha sido esplendorosa por su laboriosidad, pujanza, movilidad, inserción y plena identificación con la patria adoptiva. Además, en lugar de concentrarse en la urbe metropolitana, los libaneses se desplegaron cual abanico por todo el territorio, desde Ushuaia hasta Bolivia incluida, al igual que Paraguay.

Originariamente comerciantes, sus descendientes se destacaron en la cultura, la literatura, la medicina, la ciencia, el derecho, la docencia, la investigación, la sociología, el periodismo, la política. Donde quiera que se vaya allí hay un descendiente de libaneses que sobresale por su contracción al trabajo y por su talento natural. Y, en general, por su honradez, una virtud que no porque debería ser condición natural, puede omitirse atento su creciente escasez en nuestro país.

¡Cuán injusto es que hoy en día los libaneses tengan restringido su ingreso al país! ¡Cuántas energías espirituales y físicas dilapidamos al no recibirlos!

Simplemente para exhibir y patentizar el grado de irracionalidad de estas limitaciones - que son flagrantemente inconstitucionales - cabe señalar que el mismo individuo cuya visa no es otorgada en la Argentina, es recibido en Uruguay o Brasil. Entonces, si se adujera peligrosidad, que entre a Brasil o a Uruguay significa un peligro para toda la Región ¿Acaso los servicios de inteligencia de nuestros dos países hermanos son distraídos o displicentes?

Es notoria la irracionalidad de este generalizado rechazo para los libaneses que desean ingresar al país.

Esta cuestión es sumamente grave y amerita que la Cámara apruebe este Pedido de Informes, para el que solicito el respaldo del cuerpo.