PROYECTO DE TP
Expediente 5074-D-2007
Sumario: INTERPELACION AL SEÑOR MINISTRO DE PLANIFICACION FEDERAL, INVERSION PUBLICA Y SERVICIOS, ARQUITECTO JULIO DE VIDO, Y AL SEÑOR JEFE DE GABINETE DE MINISTROS, DOCTOR ALBERTO FERNANDEZ, SOBRE DIVERSOS ASPECTOS VINCULADOS AL DECRETO 938/07, DE LA CONTRATACION PARA LA ADQUISICION E INSTALACION BAJO LA MODALIDAD "LLAVE EN MANO" DE 5 CENTRALES DE GENERACION ELECTRICA A GAS.
Fecha: 06/11/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 146
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Citar al Sr. Ministro de
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Arq. Julio de Vido, y al Sr.
Jefe de Gabinete de Ministros, Dr. Alberto Fernández, a esta Honorable
Cámara, a los efectos de brindar explicaciones acerca de diferentes aspectos
del Decreto 938/2007 que instruye al Ministerio de Planificación Federal,
Inversión Pública y Servicios, en su carácter de accionista mayoritario de
Energía Argentina Sociedad Anónima (ENARSA), a adoptar los recaudos
necesarios en la contratación para la adquisición e instalación bajo la
modalidad "Llave en Mano" de Cinco (5) Centrales de Generación Eléctrica a
gas por un total de potencia instalada de Mil Quinientos Megawatts (1.500
MW).
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Ante la reciente publicación del
decreto 938/2007 por el cuál se encarga a ENARSA la adquisición e instalación
de cinco centrales de generación eléctrica, la Cámara de Diputados requiere,
de acuerdo con las atribuciones que le son propias a través de lo establecido
en el artículo 71 de nuestra Constitución Nacional, citar al Sr. Ministro de
Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, Arq. Julio de Vido, y al Sr.
Jefe de Gabinete de Ministros, Dr. Alberto Fernández, a presentarse ante ella a
los efectos de proporcionar explicaciones sobre diferentes puntos que el
decreto mencionado no detalla.
Desde los comienzos mismos de
este Gobierno alertábamos sobre los problemas de abastecimiento energético
que podían generarse a partir del ciclo de expansión económica, lo cuáles
podrían verse agravados en casos de incontingencias climáticas. Sin embargo,
desde todos los despachos oficiales, al unísono y hasta semanas atrás, se negó
sistemática y categóricamente la existencia de una crisis energética.
Pero el frío finalmente puso en
evidencia la crisis, y ya no alcanzó con presionar a los empresarios, desmentir
las cifras o "invitar" a los industriales a bajar el consumo: hubo que reconocer
lo que era harto evidente, la falta de energía.
Lo que queda absolutamente
claro es que la actual crisis energética está inserta en la equivocada política
seguida por esta administración respecto de la renegociación de los contratos
con las empresas eléctricas concesionadas y con el ente regulador -ENRE-,
todo ello enmarcado en la inexistencia de una política energética seria de
mediano y largo plazo que lleva a tomar decisiones coyunturales de altos
costos económicos y sociales.
Estos conceptos fueron
expuestos reiteradamente en los dictámenes de minoría que presentara la
Unión Cívica Radical en la Comisión Bicameral creada por la Ley 25561, en
oportunidad de los tratamientos particulares de la renegociación de los
contratos de EDELAP, EDESUR, EDENOR, DISTROCUYO, TRANSENER, etc.
Semanas atrás, el propio
Ministerio de Economía realizó una estimación del costo de la crisis energética
para todo el año de $ 12.000 millones, incluyendo en el mismo los subsidios al
consumo de electricidad y las importaciones de combustibles, a lo cuál hay que
agregarle el déficit de Cammesa, la empresa que administra el sistema
eléctrico.
Este monto es más que
significativo y equivale, por ejemplo, a la mitad del superávit fiscal acumulado
en los últimos 12 meses, o a casi el 70% del total de la recaudación impositiva
mensual del país.
El déficit de Cammesa proviene,
fundamentalmente, de la diferencia en el precio al que se vende la electricidad
en el mercado mayorista, que ronda 120/150 pesos el MW, contra lo que
efectivamente dicha empresa paga a las usinas. En la coyuntura actual, como
las generadoras no alcanzan a satisfacer la demanda, funcionan las centrales
menos eficientes y que utilizan combustibles líquidos en lugar de gas, con lo
cuál el costo llega a hasta $ 750. Un MW generado a gas cuesta de $ 30 a $ 45
en una central eficiente, mientras que usando gasoil, ese mismo MW tiene un
costo de $ 300, diferencia que absorbe el Estado. Sólo en el mes de junio,
Cammesa realizó pagos por $ 2.200 millones por importaciones de fuel oil y
gasoil para las usinas térmicas a las que no les dan gas y las compras de
energía a Brasil, las cuáles se realizan pagando U$S 200 el MW, cuatro veces
el precio del mercado interno.
También hay que contabilizar la
importación de gas de Bolivia, país al que se le compran unos 5 millones de
metros cúbicos diarios a 5 dólares por millón de BTU, que luego se vende en el
mercado interno a US$ 1,60, lo que origina un rojo de unos $ 60 millones
mensuales.
Y, por si todo esto no fuera
suficiente, hay que sumar también el plan Energía Total, anunciado por el
Gobierno semanas atrás y que contempla que el Estado provea a las
compañías de combustibles líquidos a precio de gas, haciéndose cargo el
Estado de la diferencia. El costo: $ 990 millones en los tres meses que tendría
de vigencia, según cálculos del Ministerio de Planificación.
Pero existe además otro costo no
contabilizado por el Gobierno: las pérdidas del sector privado. Efectivamente,
desde fines de mayo, hay restricciones en la provisión de electricidad a los
4.800 usuarios más grandes y también topes al uso de gas para clientes
industriales.
Más allá de los mayores costos
de producción, eso, sin duda alguna, provocó un freno de la actividad
industrial. Según el INDEC, sólo fue de un 0,1%, pero los analistas privados
calculan que, entre mayo y junio, la molienda de soja y girasol cayó un 50%,
la petroquímica un 20%, la producción de fertilizantes un 30% y la siderurgia
más de un 10%. Sólo contabilizando esos sectores, el país dejó de producir por
U$S 1.500 a U$S 2.000 millones.
Pero hay más. El Estado termina
respondiendo ante la crisis energética no únicamente a través de los subsidios,
sino también encarando nuevas inversiones en infraestructura provocadas por
la falta de inversiones privadas.
Sólo en las últimas semanas, el
Gobierno anunció compromisos por más de $ 7.500 millones. El Ministro De
Vido anticipó que la estatal ENARSA construirá 5 usinas eléctricas, a un costo
de $ 3.250 millones, para generar 1.500 megavatios. Pocos días después, el
Presidente Kirchner prometió la construcción de dos represas hidroeléctricas en
Santa Cruz, que demandarán otros $ 4.500 millones. También el Estado, a
través de ENARSA, compró parte de Transener y, entre otras obras, se anunció
la interconexión eléctrica de una amplia zona de la Patagonia.
A esta altura de la descripción,
queda absolutamente claro que, si bien el sistema energético argentino
atraviesa una crisis con ciertos rasgos estructurales, es responsabilidad única,
exclusiva e indelegable de este Gobierno que la misma haya asumido la
dimensión actual y generado las consecuencias descriptas
precedentemente.
Por ello, frente al Decreto 938/07
que encarga a ENARSA la compra de 5 centrales de generación eléctrica, no
podemos dejar de sentir cierto alivio de que el Gobierno Nacional finalmente
haya dejado de negar la realidad energética y, aunque tarde y
extemporáneamente, haya comenzado a tomar cartas en el asunto.
Sin embargo, aunque haya una
necesidad real de encarar soluciones urgentes a la crisis energética, ante la
existencia de un manto de sospechas generalizado sobre el sistema de
contratación de la obra pública durante esta administración puesto en
evidencia a partir del caso Skanska, hay una serie de cuestiones que
entendemos merecen aclaración por parte de los responsables de las áreas
involucradas.
En principio, entendemos que
merece una explicación por qué, ante un panorama de escasez gasífera, se
decide la construcción de centrales de generación eléctrica a gas (y no de ciclo
combinado, por ejemplo), dónde serían localizadas las mismas, sobre la base
de qué diagnóstico se definió la potencia a instalar, cuáles son los
requerimientos tecnológicos a exigir, cuál es el plazo de ejecución previsto,
etc.
Otra serie de explicaciones tienen
que ver con el hecho de haberle encargado a Energía Argentina Sociedad
Anónima (ENARSA) la contratación de las centrales, por qué bajo la modalidad
"Llave en Mano", bajo qué normas, procedimientos y controles previstos en la
Ley Nº 13.064 se va a realizar la contratación, y si la sociedad realizará la
contratación por sí, por intermedio de terceros o asociada a terceros.
Por último, y no como un tema
menor, creemos necesario que los funcionarios involucrados informen a esta
Honorable Cámara todo lo referente al financiamiento de dichas obras: cuáles
son las reestructuraciones presupuestarias que el Sr. Jefe de Gabinete estima
necesario realizar, qué partidas serán modificadas y/o reasignadas, cuál es el
presupuesto que demandará la contratación de las centrales, en qué partidas
del Presupuesto de la Administración Nacional para el período 2008-2010 se
incluirán las sumas destinadas a la contratación, qué operaciones de crédito
público se realizarán a fin de contar con medios de financiamiento, etc.
Volvemos a reiterar lo señalado
precedentemente: resulta importante que el Gobierno Nacional finalmente
haya reconocido la crisis energética y haya decidido comenzar a tomar
medidas urgentes con respecto a la misma. Sin embargo, ante la existencia de
un manto de sospechas generalizado sobre el sistema de contratación de la
obra pública y en resguardo del principio de transparencia, creemos necesaria
la presencia en este recinto de los funcionarios involucrados en el Decreto
938/2007.
Por todo lo expuesto, solicito a
mis pares la aprobación de este proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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