PROYECTO DE TP
Expediente 5065-D-2013
Sumario: DECLARAR DE INTERES DE LA H. CAMARA LA MUESTRA PLASTICA "ESPARTACO. HISTORIA Y GRAFICA", A REALIZARSE DURANTE LOS MESES DE JUNIO Y JULIO DE 2013, EN LA CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES.
Fecha: 03/07/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 82
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Declarar de interés de la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación la muestra plástica "Espartaco. Historia y
gráfica", sobre la obra de los artistas argentinos integrantes del Grupo Espartaco,
realizada en la Biblioteca Nacional durante los meses de junio y julio de 2013.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
La Biblioteca Nacional expone entre
junio y julio de 2013 una muestra absolutamente inédita sobre el grupo de arte
argentino Espartaco.
Dicha muestra rescata la obra del
grupo Espartaco y recorre su historia a través de libros ilustrados, afiches,
catálogos, revistas, diarios, cartas, grabados y fotos provenientes de archivos
personales que la artista y curadora Nora Patrich, junto con Malena Sessano (hija
de uno de los integrantes del grupo), han sabido conservar, seleccionar y exponer
para todos aquellos que visiten la muestra.
El recorrido de la historia de
Espartaco es un recorrido por nuestra propia historia, recuperando no sólo la
memoria del grupo, sino la memoria colectiva, nuestra identidad.
El director de la Biblioteca Nacional,
Horacio González, manifestó en la apertura de la exposición que "Espartaco es
recordado como una de las más importantes experiencias de agrupamiento social
de artistas plásticos que escuchan el viejo llamado de pensar simultáneamente el
arte y la transformación social".
En el año 1958 se conforma el
Movimiento o Grupo Espartaco, con el objetivo de aglutinar a todos aquellos
artistas que compartieran la aspiración de ser parte de un arte de masas militante,
que significara a su vez el reencuentro con la identidad nacional colectiva y por
contigüidad lingüística, histórica y social con América Latina. Voluntad que se
traduce a través del manifiesto elaborado por sus miembros fundadores publicado
aquel mismo año y adjunto a este proyecto.
El nombre se toma en homenaje a la
Liga Espartaquista, liderada por Rosa Luxemburgo, movimiento obrero alemán de
raíz marxista.
Este grupo estuvo integrado en
distintas etapas por Ricardo Carpani, Juan Manuel Sánchez, Elena Diz, Franco
Venturi, Pascual Di Bianco, Mario Mollari, Espirilio Bute, Raúl Lara y Carlos
Sessano. Estos artistas, con distintos estilos propios, tenían como denominador
común la intención de captar en su obra el tiempo que les tocó vivir, sin olvidar la
herencia cultural latinoamericana y universal.
Se entroncan con la tradición
muralista y americanista, nutriéndose de la obra de artistas como los mexicanos
David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Diego Rivera, el brasilero Cándido
Portinari y el ecuatoriano Oswaldo Guayasamín.
La búsqueda del grupo Espartaco por
hacer un arte genuinamente latinoamericano, dentro de un contexto donde los
artistas argentinos intentaban seguir cánones internacionales, resultaba ser una
hazaña para esos tiempos donde fueron duramente señalados por críticos y
colegas. Quizá sea por esto que el Grupo es una pieza no casualmente olvidada
pero fundamental de la historia del arte Argentino.
En opinión de Raúl González Tuñón,
los artistas del Grupo Espartaco "reflejan lo nacional o a ello tienden en gran
medida, pero ese reflejo abarca una problemática común relacionada con los
procesos de otros países latinoamericanos. Y lo nacional se proyecta
universalmente por el sentido humanista de su mensaje, por la lucidez del lenguaje
plástico (...) demuestran, una vez más, que son plenamente modernos -más allá
de la moda- y que se puede evolucionar cabalmente dentro de las formas
figurativas. Y si la pintura, como la poesía, es el diálogo del hombre con el tiempo,
la espléndida madurez del grupo Espartaco señala la verdad de esa premisa."
La importancia de esta muestra radica
en exponer ante un público nuevo el vivo testimonio de un período de creación y
compromiso artístico nunca igualado en la Argentina, es por esto que solicito,
Señor Presidente, sea declarada de Interés por esta Honorable Cámara.
Anexo:
Manifiesto por un Arte Revolucionario
en América Latina
"Es evidente que en nuestro país, a
excepción de algunos valores aislados, no ha surgido hasta el momento una
expresión plástica trascendente, definitoria de nuestra personalidad como pueblo.
Los artistas no podemos permanecer indiferentes ante este hecho, y se nos
presenta con carácter imperativo la necesidad de llevar adelante un profundo
estudio del origen de esta frustración.
Si analizamos la obra de la mayor
parte de los pintores argentinos, especialmente de aquellos que la crítica ha
llevado a un primer plano, observaremos como característica común, el total
divorcio con nuestro medio, el plagio sistematizado, la repetición constante de
viejas y nuevas fórmulas, que si en su versión original constituyeron auténticos
hallazgos artísticos, al ser copiadas sin un sentido creativo se convierten en huecos
balbuceos de impotentes.
Las causas determinantes de esta
situación están en la base misma de nuestra vida económica y política, de la cual
la cultura es su resultado y complemento. Una economía enajenada al capital
imperialista extranjero no puede originar otra cosa que el coloniaje cultural y
artístico que padecemos. La oligarquía, agente y aliada del imperialismo, controla
directa o indirectamente los principales resortes de nuestra cultura, y, a través de
ellos, enaltece o sume en el olvido a los artistas seleccionando únicamente a
aquellos que la sirven. Constituye, además, por ser la clase más pudiente, el
principal mercado comprador de obras artísticas. En virtud de los intereses que
representa, se caracteriza en el plano cultural por una mentalidad extranjerizante,
despreciativa de todo lo genuinamente nacional y por lo tanto popular.
El resultado de todo esto es que el
artista no tiene otro camino para triunfar que el de la renuncia a la libertad
creadora, acomodando su producción a los gustos y exigencias de aquella clase, lo
que implica su divorcio de las mayorías populares que constituyen el elemento
fundamental de nuestra realidad nacional. Es así como, al dar la espalda a las
necesidades y luchas del hombre latinoamericano,
vacía de contenido su obra,
castrándola de toda significación, pues ya no tiene nada trascendente que decir.
Se limita entonces a un mero juego con los elementos plásticos, virtuosismo
inexpresivo, en algunos casos de excelente técnica, pero de ninguna manera arte,
ya que éste sólo es posible cuando se produce una total identificación del artista
con la realidad de su medio.
No se piense que esta última sea una
afirmación arbitraria: constituye un problema que hace a la esencia misma del
arte. En efecto, un arte nacional es la única posibilidad que existe de hacer arte. A
través de las mejores obras de los más grandes artistas de la historia, percibimos
ante todo, el espíritu de la sociedad que las engendró. No puede ser de otra
manera, ya que el artista es un
hombre y todo hombre se conforma
fundamentalmente según los elementos sociales que gravitan sobre él; producto
de la sociedad, al expresarse artísticamente, si lo hace en un sentido profundo y
con sinceridad, dará expresión de un modo inevitable, al medio que lo rodea.
El ritmo del crecimiento histórico es
variable para cada sociedad y esa variación es el principal elemento incidente en el
origen de las nacionalidades. En consecuencia toda obra artística, por el hecho de
ser una expresión social, necesariamente ha de ser también una expresión
nacional. Generalizando, podría decirse que el arte surge como el resultado de una
necesidad de expresión individual, que al concretarse será una expresión nacional,
pues el individuo fundamentalmente es producto de la nación, y culminará
finalmente, en expresión universal, ya que los problemas trascendentes del
hombre son universales.
El problema del surgimiento de un
arte nacional en nuestro país, determina el verdadero alcance que debe tener para
nosotros el término "nacional". Unidad geográfica, idiomática y racial; historia
común, problemas comunes y una solución de esos problemas que sólo será
factible mediante una acción conjunta, hacen de Latinoamérica una unidad
nacional perfectamente definida. La gran Nación Latinoamericana ya ha tenido en
Orozco, Rivera, Tamayo, Guayasamín, Portinari, etc., fieles intérpretes que
partiendo de las raíces mismas de su realidad han engendrado un arte de
trascendencia universal. Este fenómeno no se ha dado en nuestro país salvo
aisladas excepciones.
El arte latinoamericano, considerando
las características sociales y políticas de nuestro continente, ha de estar
necesariamente imbuido de un contenido revolucionario, que será dado por el libre
juego de los elementos plásticos en sí, prescindiendo de la anécdota desarrollada,
si es que la hay. La anécdota podrá tener una importancia capital para el artista
cuando aborda una temática que siente profundamente y en la cual encuentra
inspiración; pero en última instancia no constituye el elemento que justifica y
determina la validez intrínseca de la obra de arte, ni es de ella que emana el
contenido de su trabajo. De ahí lo absurdo de cierto tipo de pintura
pretendidamente revolucionaria que se limita a describir escenas de un
revolucionarismo dudoso, utilizando un realismo caduco y superado. No es de
extrañar entonces que por su misma inoperancia esta pintura sea tolerada, y hasta
en cierto modo favorecida, por aquellos mismos que combaten toda expresión
artística auténticamente nacional revolucionaria.
Es imprescindible dejar de lado todo
tipo de dogmatismo en materia estética; cada cual debe crear utilizando los
elementos plásticos en la forma más acorde con su temperamento, aprovechando
los últimos descubrimientos y los nuevos caminos que se van abriendo en el
panorama artístico mundial y que constituyen el resultado de la evolución de la
Humanidad; pero eso sí, utilizando estos nuevos
elementos con un sentido creativo
personal y en función de un contenido trascendente.
Todo intento de creación de un arte
nacional, es consecuentemente combatido por ciertos críticos al servicio de la
prensa controlada por el capital imperialista. Se ha apelado a todos los recursos,
desde el ataque directo, en nombre de una universalidad abstracta, hasta la
rumbosa presentación de algo que, como arte nacional, ni siquiera es arte.
Se trata en verdad de refractar en el
campo de la creación artística, el sometimiento económico y político de las
mayorías, pero simultánea e indisociablemente, sus luchas por emanciparse.
Porque en la medida en que el arte
llama y despierta el inconsciente colectivo de la humanidad, pone en movimiento
las más confusas aspiraciones y deseos, exalta y sublima todas las represiones a
que se ve sometido el hombre moderno, es un poderoso e irresistible instrumento
de liberación. El arte es el libertador por excelencia y las multitudes se reconocen
en él, y su alma colectiva descarga en
él sus más profundas tensiones para
recobrar por su intermedio las energías y las esperanzas. De ahí que para nosotros
el arte sea una insustituible arma de combate, el instrumento precioso por medio
del cual el artista se integra con la sociedad y la refleja, no pasiva sino
activamente, no como un espejo sino como un modelador.
De las manos de la nueva generación
de artistas latinoamericanos habrá de salir el arte de este continente, que aún no
ha realizado su unidad; quizás le esté reservado a este arte revolucionario
realizarla antes en la esfera creadora, como síntoma de la inevitable unificación
política. Pues no sería la primera vez en la historia que el arte se anticipa a los
hechos económicos o políticos; y tal vez en
ello reside su grandeza. Partiendo de
la realidad, la prefigura y la renueva.
Estos objetivos se cumplirán mediante
una doble acción: el arte, no puede ni debe estar desligado de la acción política y
de la difusión militante y educadora de las obras en realización. El arte
revolucionario latinoamericano debe surgir, en síntesis, como expresión
monumental y pública. El pueblo que lo nutre deberá verlo en su vida cotidiana.
De la pintura de caballete, como lujoso vicio solitario, hay que pasar resueltamente
al arte de masas, es decir, al arte."
Esperilio Bute, Ricardo Carpani, Julia
Elena Diz, Mario Mollari, Juan Manuel Sánchez
Publicado por primera vez en la
revista Política, n.° 2, págs. 10 y 11
(Texto extraído del catálogo de la
muestra de la Biblioteca Nacional)
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
BIDEGAIN, GLORIA MERCEDES | BUENOS AIRES | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CULTURA (Primera Competencia) |
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha | Movimiento | Resultado |
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20/11/2013 | DICTAMEN | Aprobado por unanimidad con modificaciones unificado en un solo dictamen |
Dictamen
Cámara | Dictamen | Texto | Fecha |
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Diputados | Orden del Dia 2806/2013 - DICTAMEN CONJUNTO DE LOS EXPEDIENTES 5065-D-2013 y 7242-D-2013 | CON MODIFICACIONES; ARTICULO 114 DEL REGLAMENTO DE LA H. CAMARA DE DIPUTADOS DE LA NACION, BAE 38/2013 | 28/11/2013 |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
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Diputados | APROBACION ARTICULO 114 DEL REGLAMENTO DE LA H CAMARA DE DIPUTADOS; COMUNICADO EL 27/12/2013 CONJUNTAMENTE PARA LOS EXPEDIENTES 5065-D-2013 y 7242-D-2013 | APROBADO |