La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su repudio a las expresiones del arzobispo de Porto Alegre, Dadeus Grings que manifestó que "la sociedad es pedófila" y advirtió que así como los homosexuales han sido aceptados, en un tiempo también lo serán quienes abusen de los niños.

Señor presidente:

El día martes hemos participado de una sesión histórica al debatir en el recinto y dar sanción en este Honorable cuerpo al proyecto de matrimonio entre homosexuales y con fundada alegría y convicción democrática acompañe el dictamen de mayoría.

Luego de este ejemplo de representación ciudadana para la construcción de una sociedad educada y decorosa entendido estos adjetivos como una comunidad que respeta a las minorías, donde se ejerza plenamente el derecho a la identidad, la igualdad de trato y oportunidades, donde todos seamos tutelados por la ley, escuchamos a un representante de la Iglesia, el arzobispo de Porto Alegre, Dadeus Grings, manifestar que "la sociedad es pedófila" y advirtió que así como los homosexuales han sido aceptados, en un tiempo también lo serán quienes abusen de los niños.

En el día 48 de la Asamblea de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, Grins habló de los recientes escándalos que señalan a miembros de la Iglesia como responsables del abuso de menores y en su discurso argumentó sobre la sociedad actual como pedófila, llegando a la conclusión que ese es el problema y que "fácilmente las personas caen en eso", agregó que estos abusos son "más comunes entre médicos, profesores y empresarios, que entre sacerdotes".

Grings, de 73 años, criticó la liberalización de la sexualidad y dijo que si los homosexuales han ganado espacio y derechos en la sociedad, pronto también lo harán los pedófilos. "Cuando la sexualidad es banalizada, es claro que va a alcanzar todos los casos. El homosexualismo es un caso. Antiguamente no se hablaba del homosexual. Y era discriminado. Cuando se comienza a decir que ellos tienen derechos, derecho a manifestarse públicamente, de aquí a poco van a tener derechos los pedófilos", enfatizó.

Esta situación lamentable de tratar de asimilar la pedofilia que si se considera un trastorno sexual, con la homosexualidad son cuestiones que no permiten ningún tipo de debate debiendo en este sentido desconocerse enfáticamente estos planteos equivocados que sólo tratan de perturbar y confundir a la sociedad. Por ello declaramos nuestro repudio a estas expresiones. El rechazo a las personas homosexuales es mas bien una cuestión de cultura, arraigada y conservadora que desconoce a ciertos sectores minoritarios de la sociedad que forman parte de la misma y merecen nuestro respeto y nuestro amparo.

Con una política de integración y de respeto hacia los derechos humanos, comenzamos un proceso de socialización como sucedió y sucede en otros países y en este sentido en la Argentina queremos trabajar sobre ello. Justamente en mi alocución contenida en la versión taquigráfica expresé que a veces hay situaciones que son fáciles de discernir en la Constitución y los pactos de derechos humanos, pero las volvemos difíciles por una cuestión de enredos y prejuicios culturales y de otro tipo. Cuando discutimos temas de otra naturaleza, muchas veces, dije que vi que mis colegas recitan los artículos de la Constitución, pero cuando nos aprestamos a considerar un tema tan sencillo como hacer realidad uno de los principios constitucionales básicos, como es la igualdad ante la ley, parece que se nos nubla la conciencia y se empiezan a meter otro tipo de cosas que no tienen que ver con la plenitud de derechos que deben gozar todos los argentinos.

Siempre he pensado que cuando en una sociedad un grupo se siente discriminado tenemos que interpretar que el problema no es de esa minoría sino de toda la sociedad que no ha generado las condiciones para que aquélla pueda gozar plenamente de sus derechos.

Por eso, cuando desde otras opiniones se plantea la duda acerca de si en la Argentina de hoy la sociedad está preparada para ese debate, yo respondo que la minoría va a seguir siendo minoría si el colectivo de la mayoría y sus representantes le impiden ejercer sus derechos como corresponde en una sociedad que no debe discriminar sino que, por el contrario, debe integrarla.

Di lectura de un pequeño párrafo relativo a los derechos específicos de las minorías contenido en uno de los pactos internacionales que hacen referencia a los derechos humanos. Y me referí a un derecho específico que es el que hoy estamos llevando a la práctica, y dice así: "El derecho humano de los miembros de las minorías a participar en la conformación de las decisiones políticas relativas a sus grupos y comunidad en los planos local, nacional e internacional".

Mencioné a modo de conclusión que con la aprobación de este proyecto de ley, estamos haciendo efectivo también uno de los derechos fundamentales consagrado por los derechos humanos de las minorías.

Así las cosas, estamos convencidos que la sociedad que queremos construir se desarrolla y crece con el objeto de evitar la intolerancia y estas expresiones como las aquí repudiadas constituyen no solo una afrenta a los miles y miles de ciudadanos argentinos que por un motivo u otro constituyen una minoría sino que también violenta las más elementales concepciones de todo conglomerado humano basado en la integración racial, religiosa o sexual y más que nada el respeto a la condición del otro.

Por todo ello solicito el acompañamiento a mis pares en esta declaración de repudio, en miras a lograr una sociedad justa dejando en evidencia que opiniones como las aquí descriptas son expresiones condenables y desacertadas en miras a la construcción de un mundo mejor por el cual pugnamos día a día.