La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su consternación y profundo desagrado ante la remoción de la estatua de Cristóbal Colón ubicada en la plaza existente al este de la Casa Rosada, solicitando al Poder Ejecutivo Nacional que sea restituida a la brevedad y desagraviada su memoria.

Señor presidente:

Quinientos años largos de historia no se testan ni borran de la noche a la mañana. Es un acto de soberbia inenarrable su mera pretensión.

El ideologismo de laboratorio no puede imperar por sobre la realidad. Los pueblos argentinos y americanos, incluidos los originarios, respetan a Colón porque saben o intuyen que su gesta es indeleble y el balance de sus acciones es favorable.

Los pueblos piden, más o menos estentóreamente, construir futuro, no revisar pasado. Es propio de una suerte de rebeldía sin causa - por lo menos fructífera, plausible, simplemente útil - encontrarse en una faena permanente de revisión para atrás, mientras en el Gran Buenos Aires, a treinta y cinco cuadras del Obelisco porteño, sigue padeciéndose la carencia de cloacas. Sólo un promedio de 25% de la población del conurbano dispone de redes cloacales.

En ese contexto - y el de la creciente drogadicción y narcotráfico, la ascendente criminalidad común, la bajísima calidad educativa y hasta- como dice la chanza popular - con San Cayetano a punto de irse del país a raíz de que ya nadie le pide trabajo, sin que todos van a otro lado por "planes"-, para no seguir enumerando otras lacras sociales y político-institucionales - es literalmente irracional dedicarse a la vana pretensión de revisar la historia y demoler el rol trascendental de Colón para Occidente y el mundo entero.

Por nuestra historia, en el siglo pasado, pasaron dos grandes protagonistas aupados por el amor del pueblo: Yrigoyen y Perón. Ninguno de los dos siquiera pensó un instante en destruir la imagen de Colón. Todo lo contrario: el Dr.Yrigoyen estableció al 12 de Octubre - el memorable día

del descubrimiento europeo de esta, nuestra América - como el DE LA RAZA.

¿Qué raza? Todas, incluidas las etnias aborígenes, nuestros hermanos y coterráneos, igualados en derechos, no en 1994, sino en 1853, con antecedentes desde el 25 de Mayo de 1810 y hasta en la mejor doctrina indiana de la era colonial, como la inspirada por fray Francisco de Vitoria.

El general Perón nunca agravió a Colón. Tampoco lo hicieron Marcelo T. de Alvear, Arturo Frondizi, Arturo Illia y Raúl Alfonsín, para mencionar a presidentes democráticos, más allá de que alguno de ellos tuvo su génesis electoral irregular por imperio de las anomalías políticas e institucionales que sufrió nuestro país por un demasiado largo e indeseable lapso.

La memoria de Cristóbal Colón debe ser desagraviada. Es un imperativo de la justicia y la buena razón.

Pido el respaldo de la Cámara para esta Declaración.