La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Manifestar su profundo pesar por el asesinato de los miembros de la Policía Bonaerense, los oficiales Ricardo Torres Barbosa y Alejandro Rubén Vatalaro y el sargento Pedro Germán Díaz, haciendo llegar su más sincera condolencia a los familiares de las víctimas, a la vez que manifiesta su absoluto repudio por tan aberrante crimen.

Señor presidente:

En estos últimos días nuestra sociedad se sintió conmovida por el crimen perpetrado contra tres miembros de las fuerzas de seguridad de la Provincia de Buenos Aires, en la Central de Telecomunicaciones del Ministerio de Seguridad bonaerense.

Las características del crimen impregnado de absoluto dramatismo, revelan saña y alevosía, una manifestación mafiosa sin lugar a dudas. No bastó el dispararles en la cabeza y fusilar de esa manera a estos agentes de la seguridad, sino que además sus cuerpos revelaron 35 puñaladas.

El caso se encuentra en manos de la Justicia que seguramente determinará los responsables y los móviles de tamaña barbarie, pero es lamentable ver como un caso tan dramático que deja en evidencia un tema aún irresuelto en nuestra sociedad, es analizado desde la perspectiva temática de maniobras electorales.

No en vano dejé transcurrir los actos electorales para hacer expreso este repudio y profundo pesar, porque el tema continúa más allá de una campaña electoral, más allá de cualquier resultado, más allá de quienes triunfen o no.

El tema de la seguridad continúa siendo una prioridad a establecer aún en nuestro país. La delincuencia se ha enquistado entre nosotros y es una decisión política destinar todos los esfuerzos y los recursos disponibles para combatirla.

Nos cabe la responsabilidad de encarar definitivamente este tema, pues es una deuda que mantenemos con nuestra sociedad. Sabemos que sin seguridad nada tenemos, porque la delincuencia arrasa sin escrúpulos con lo que tiene en su camino, sin detenerse por un segundo siquiera a pensar que en el torbellino de indiferencia y apatía social en el que han caído, se llevan consigo vidas humanas; se llevan hijos, padres, hermanos, amigos, gente de bien que solo quiere vivir en paz, construyendo una sociedad digna para todos los argentinos.

Señor Presidente; debemos saldar la deuda pendiente con nuestra sociedad, con nuestros hermanos, porque en cada vida que se va en manos de delincuentes, se va una parte de nosotros mismos y se desmorona lentamente todo lo que pudimos o creímos haber construido. Por todo lo expuesto, solo me resta solicitar a mis pares me acompañen con su firma en la aprobación del presente proyecto.