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PROYECTO DE TP


Expediente 5007-D-2012
Sumario: BICENTENARIO DE LA BATALLA DE TUCUMAN. SE ESTABLECE POR UNICA VEZ COMO FERIADO NACIONAL EL DIA 24 DE SEPTIEMBRE DE 2012 EN SU CONMEMORACION.
Fecha: 30/07/2012
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 91
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FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


La batalla de Tucumán se libró entre las fuerzas del ejército patriota, comandadas por el general Manuel Belgrano, y las tropas realistas conducidas por el general Pío Tristán, los días 24 y 25 de septiembre de 1812. Tuvo una gran trascendencia para la causa de nuestra revolución de la independencia, ya que frenó la avanzada realista proveniente de Lima y el Alto Perú, siendo el primer acto del triunfo argentino en el Norte, seguido por la batalla de Salta, que fueron las únicas de carácter campal libradas contra los españoles en el actual territorio argentino, lo que confiere a esos triunfos un significado singular.
La región del Alto Perú, la actual Bolivia, había caído nuevamente en manos de los realistas desde la derrota de Huaqui, conocida también como batalla del Desagüadero, el 20 de junio de 1811. El Primer Triunvirato puso entonces a Belgrano al frente del
Ejército del Norte el 27 de febrero de 1812, quien instaló su cuartel general en San Salvador de Jujuy. Desde allí buscó reanimar la moral de la tropa derrotada, enarbolando el 25 de mayo la bandera que había creado meses atrás. Pero el gobierno del Primer Triunvirato había ordenado que el Ejército del Norte se retirase hasta Córdoba, y
Belgrano, percibiendo que no estaba en condiciones de defender la plaza, el 23 de agosto ordenó la retirada masiva de toda la población hacia el sur, en el llamado "Éxodo Jujeño". Civiles y militares se replegaron, arrasando a su paso con todo lo que pudiera ser útil a los realistas. Cuando los españoles entraron, hallaron la ciudad solitaria y sin habitantes.
Sin embargo, Belgrano concibió la idea de detenerse en Tucumán, donde la población estaba dispuesta a sumarse al ejército. Despachó entonces a Juan Ramón Balcarce hacia la ciudad de Tucumán, ordenándole reclutar a los milicianos locales. Los rumores de que la tropa se retiraba hasta Córdoba habían alarmado a los tucumanos.
El Cabildo , en sesión pública, dispuso enviar tres representantes - los oficiales Bernabé Aráoz y Rudecindo Alvarado, y el eclesiástico doctor Pedro Miguel Aráoz -, para solicitarle a Belgrano que presentara batalla contra los españoles en Tucumán. Belgrano respondió que se quedaría si su fuerza era engrosada con 1.500 hombres de caballería y si el vecindario le aportaba 20.000 pesos plata para la tropa, cantidades que la comisión ofreció duplicar. Decidió entonces ignorar las intimaciones del Triunvirato y hacerse fuerte allí.
Belgrano contó con doce días para organizar sus tropas. Los vecinos principales se ocuparon en alistar gente de la campaña para engrosar el ejército, reunieron caballadas y proporcionaron reses para el mantenimiento de los defensores. Llegaron contingentes reducidos de Catamarca y Santiago, y así se formaron los cuerpos de caballería de las provincias del Norte, llamados los "Decididos". Muchos de estos soldados tuvieron que improvisar sus lanzas con cuchillos enastados en palos y tacuaras.
El 23 de septiembre, desde el paraje de Los Nogales, Tristán avistó Tucumán y se percató de que el Ejército del Norte estaba acampado en la plaza y dispuesto a darle batalla.
El 24 de septiembre se enfrentaron ambos ejércitos, y a pesar de que los realistas contaban con más de 3000 hombres, y el patriota con alrededor de 1500, la suerte nos sería favorable. Tristán avanzó por el viejo camino real del Perú, situándose a una legua de la ciudad, en el paraje del Manantial.
Mientras tanto, y aprovechando la confusión provocada por los campos incendiados por orden del teniente de Dragones Gregorio Aráoz de Lamadrid, natural de Tucumán, Belgrano - que había dispuesto al alba sus tropas al norte de la ciudad - cambió su frente hacia el oeste, y plantó su ejército en el llamado Campo de las Carreras, afuera del ejido de la ciudad. La rápida embestida sobre el flanco de Tristán apenas dio tiempo a éste de reorganizar su frente y ordenar montar la artillería.
Según palabras de Paz, "es el de Tucumán uno de los combates más difíciles de describirse, no obstante el corto número de los combatientes". La izquierda y el centro enemigos fueron arrollados, pero nuestra izquierda fue rechazada y perdió terreno en el desorden: "el enemigo, por consecuencia del diverso resultado del combate en sus dos alas, se vio fraccionado, a lo que se siguió una gran confusión".
A mitad de la batalla, ocurrió algo extraordinario que contribuyó a desbandar las tropas realistas y a llenarlas de pánico: fue un vasto huracán que llegó furioso del sur, arrastrando una densa nube de polvo y una manga de langostas, que cubrieron el cielo y oscurecieron el día.
Pero decisiva fue la acción de la caballería gaucha, tucumana en su mayor parte, que llevó su carga sobre el enemigo de un modo formidable. La caballería enemiga de Tarija, al verlos llegar, se asustó y huyó. Ni la infantería española pudo contener el asalto de los gauchos: pasaron por encima y, cuando se dio cuenta, los encontró a su retaguardia. La caballería gaucha, al llegar a los bagajes y las mulas enemigas, cargadas de oro y de plata, se dispersó para despojar los pertrechos del enemigo.
Después del encuentro de los dos ejércitos, reinó la confusión. La infantería patriota quedó dueña del campo de batalla, pero, viéndose sola, se replegó sobre la ciudad, para acantonarse y preparar su defensa bajo el mando del coronel Eustoquio Díaz Vélez, mientras que Tristán maniobraba con el resto de su ejército, amenazando con sitiar la ciudad, pero en el curso de sus maniobras abandonó su
parque, del que se apoderó la columna de Eustoquio Díaz Vélez junto con un grupo de infantería al mando de Manuel Dorrego.
Belgrano,acompañado del coronel Moldes y algunos soldados, fue hasta el Rincón, sin saber los resultados de la acción.
Paz fue quien le informó que en la ciudad se encontraba fuerte toda su infantería, con lo que Belgrano, conociendo el triunfo de la caballería tucumana,supo de su triunfo.
Tristán pernoctó en las afueras, dudando acerca del curso a seguir; por la mañana, encontró a la tropa de Belgrano a sus espaldas, que lo intimó a rendirse por medio del coronel Moldes. El jefe realista rechazó la oferta, afirmando que "las armas del rey no se rinden", y en la tarde del 25 se replegó con todo su ejército hacia Salta, mientras 600 hombres al mando de Díaz Vélez lo hostigaban.
El material abandonado por los españoles y recuperado por Díaz Vélez y Dorrego -13 cañones, 358 fusiles, 39 carretas, 70 cajas de municiones y 87 tiendas de campaña- serviría al Ejército del Norte durante toda su campaña. 450 realistas perdieron su vida en el combate y otros 690, entre oficiales y soldados, fueron tomados prisioneros. Por su parte, los defensores tuvieron 80 muertos y 200 heridos. El 27 de octubre se celebró una misa de acción de gracias; en la procesión que llevaba la estatua de la Virgen de las Mercedes, Belgrano depositó su bastón de mando entre los cordones del ropaje de la imagen, proclamándola en agradecimiento como Generala del Ejército Argentino. El 12 de enero de 1813, Belgrano emprendía la marcha hacia Salta, donde los realistas se habían hecho fuertes.
Sobre la trascendencia de la batalla, Mitre escribió en su Historia de Belgrano: "Lo que hace más gloriosa esta batalla fue no tanto el heroísmo de las tropas y la resolución de su general, cuanto la inmensa influencia que tuvo en los destinos de la revolución americana.
En Tucumán quedó a salvo no sólo la revolución argentina, sino que puede decirse contribuyó de una manera muy directa y eficaz al triunfo de la independencia americana. Si Belgrano, obedeciendo las órdenes del gobierno, se retira (o si no se gana la batalla), las provincias del Norte se pierden para siempre, como se perdió el Alto Perú para la República Argentina''.
El enemigo, dueño de un extenso territorio, habría llegado hasta Córdoba, donde le hubiera sido más fácil obtener la cooperación de los realistas de la Banda Oriental y de las tropas portuguesas del Brasil.
Vicente Fidel López caracterizó a la batalla de Tucumán como "la más criolla de todas cuantas batallas se han dado en el territorio argentino" ya que, como señaló Manuel Lizondo Borda, fue una batalla librada y ganada por el pueblo, por la decisión y el coraje de la caballería gaucha.
El triunfo tuvo también importantes consecuencias políticas. En Buenos Aires, al conocerse la noticia del combate, el Primer
Triunvirato fue derribado por la Revolución del 8 de octubre de 1812, encabezada por el general San Martín entre otros.
El Segundo Triunvirato concedió a los integrantes del ejército del Norte el uso de un distintivo con la inscripción: "La Patria a su defensor en Tucumán".
Belgrano fue designado Capitán General, pero rehusó el ascenso con su característica modestia.
La "Batalla de Tucumán " cuyo Bicentenario conmemoraremos el 24 de septiembre de 2012 con enorme orgullo fue, sin dudas, un ejemplo de coraje, valor y verdadero amor a la patria.-
Señor Presidente, solicitamos a los Señores Diputados de la Nación la aprobación del presente proyecto de ley , para rendir un justo homenaje a quienes arriesgaron sus vidas a fin de asegurar la revolución de nuestra independencia y forjar nuestro destino como Nación.-
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
SACCA, LUIS FERNANDO TUCUMAN UCR
BIELLA CALVET, BERNARDO JOSE SALTA UDESO SALTA
VAQUIE, ENRIQUE ANDRES MENDOZA UCR
ROGEL, FABIAN DULIO ENTRE RIOS UCR
CASTAÑON, HUGO RIO NEGRO UCR
MALDONADO, VICTOR HUGO CHACO UCR
GIL LAVEDRA, RICARDO RODOLFO CIUDAD de BUENOS AIRES UCR
TUNESSI, JUAN PEDRO BUENOS AIRES UCR
BRIZUELA Y DORIA DE CARA, OLGA INES LA RIOJA UCR
BURYAILE, RICARDO FORMOSA UCR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LEGISLACION GENERAL (Primera Competencia)
TURISMO
CULTURA