La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su preocupación ante los presuntos abusos de autoridad policial de los cuales fueron víctimas Jonathan "Kiki" Lezcano -de 17 años- y Ezequiel Blanco -de 25 años-, desembocando en la muerte de ambos jóvenes.

Señor presidente:

El pasado 8 de julio, Jonathan "Kiki" Lezcano -de 17 años- y Ezequiel Blanco -de 25 años- salieron en un remise a las siete la tarde de Villa Lugano -su barrio- siendo esa la última vez que fueron vistos con vida.

Inmediatamente, al notar que los jóvenes no aparecían, sus familiares y amigos iniciaron una larga peregrinación en su búsqueda, la cual incluyó, entre otras, visitas a diversas comisarías de la zona, al hospital Piñero, a la División Búsqueda de Personas de la Policía Federal Argentina, a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad, a Missing Children, pero no encontraron respuesta alguna.

Otra de las acciones que se llevaron a cabo fue la pegatina de afiches con fotografías de los jóvenes. Al momento de haberse cumplido un mes de la desaparición, la madre de Jonathan -Angélica- y la hermana de Ezequiel organizaron una serie de actividades, que incluyeron un corte en la Avenida Fernández de la Cruz, con la esperanza de que los medios de difusión se hicieran eco del tema.

En ese entonces, -en el corte de la Avenida Fernández de la Cruz-, dos periodistas de un diario barrial intentaron hablar con Angélica, pero les fue imposible, ya que unos policías de la Comisaría Nº52 los interceptaron y obligaron a retirarse sin poder realizar la nota.

Ante el reclamo de justicia, los familiares de los dos jóvenes desaparecidos comenzaron a recibir constantes amenazas, por lo que decidieron concurrir a la Defensoría del Pueblo para hacer la denuncia contra la Comisaría Nº52.

Todo parecería indicar que personal de la Comisaría Nº52, ubicada en Cafayate y Francisco Fernández de la Cruz, estaría involucrado en la desaparición de Jonathan y Ezequiel. Esto es en base a una serie de episodios narrados por familiares y amigos de los dos jóvenes.

Cuentan los allegados que el pasado martes 7 de julio, un uniformado de esa seccional amenazó verbalmente a Jonathan, mientras que otro policía le sacaba fotografías al joven. Seis meses antes, otro policía apodado "El Indio" fue a la casa de Jonathan para advertirle a Angélica -su madre-, que su hijo corría peligro.

Otro indicio es la aparición, un tiempo antes, de un auto "trucho" (autos secuestrados o pertenecientes a la brigada, sin ningún tipo de identificación) frente a la casa de un primo de Jonathan.

El 25 de Febrero de 2002 Gabriel Omar "Pipi" Alvarez -primo del joven Jonathan-, fue asesinado por un policía al que se conoce en el barrio como "El Percha", frente a varios testigos, según relatos de los familiares de los jóvenes asesinados. Es necesario recordar que "El Percha" estuvo involucrado en otros supuestos de "gatillo fácil", como fueron los de Daniel Barboza y Marcelo Acosta el 11 de febrero del 2002. Los testigos de estos últimos fusilamientos coinciden en que a los jóvenes se los obligo a arrodillarse en una plaza. "Uno de los cuatro testigos afirma haber podido escuchar muy claramente primero a Marcelo, rogar: "Dejáme, loco, yo no hice nada"; para luego escuchar la súplica de Daniel que indefenso alcanzó a gritar: "Llamen a mi mamá"" (1) .

El supuesto motivo del fusilamiento de éstos jóvenes fue la denuncia realizada por Evaristo, padre de Daniel, en contra de un policía que, vestido de civil, le habría fracturado el tabique a otro de sus hijos. Posterior a este hecho recibió una amenaza en la cual le informaban que como consecuencia de su denuncia le iban a pegar un tiro a uno de sus hijos.

En el año 2003, el mismo individuo fue señalado como co-autor del asesinato de Lucas Roldán, un limpiavidrios de la zona.

La Comisaría Nº52 estuvo también involucrada -años atrás- en el caso del hincha de Nueva Chicago que al salir del partido recibió un tiro en la cabeza de un arma 9mm con balas de plomo, inusuales enlos operativos que se realizan en espectáculos deportivos.

Retomando el caso de Esteban y Jonathan, el pasado lunes 14 de septiembre, sus familiares se enteraron que habían sido muertos a balazos por un agente de la Comisaría Nº12 de la Policía Federal, en ocasión de un supuesto intento de robo en su jurisdicción.

Según la versión policial, reproducida por la agencia oficial de noticias Telam, Jonathan y Ezequiel eran "dos delincuentes que murieron baleados tras asaltar a un policía en el barrio porteño de Parque Chacabuco".

Dicha versión, señala que el 8 de julio un efectivo de la División Conductas Delictivas en Espectáculos Deportivos de la Policía Federal salía con su auto de su casa -ubicada en pasaje El Zonda y Castañares, de Parque Chacabuco- y fue interceptado por los dos jóvenes, quienes lo amenazaron con armas. El policía se identificó y dio la voz de alto, pero como continuaban apuntándole, les pegó dos tiros al mayor y uno al menor. El hecho -continúa la información que la policía distribuyó al periodismo- fue presenciado por varios vecinos que llamaron al 911 cuando advirtieron el asalto y que corroboraron la versión del efectivo, quien primero fue detenido, pero luego fue liberado porque se determinó que había actuado en "legítima defensa".

De esa forma, los cuerpos de ambos jóvenes quedaron alojados en la morgue judicial como N.N. a la espera que alguien reclamara por ellos o que se efectuara una identificación a través de huellas digitales.

Los jóvenes estaban identificados hacía ya dos meses, pero jamás se les notificó a sus familias, sólo se enteraron al momento de acudir a la Fiscalía para realizar averiguaciones. Ese día, a Angélica le informan que Jonathan había sido enterrado como N.N. en el Cementerio de la Chacarita.

Además del abuso de autoridad policial, violencia institucional, también existieron irregularidades procedimentales.

Es inconcebible que exista tal impunidad ante el accionar abusivo policial, que el Estado siga dando la espalda ante los cientos de casos de gatillo fácil denunciados, que los medios no se ocupen de informar a la sociedad respecto de esta problemática.

Por todo lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen en la presente iniciativa.