El Senado y Cámara de Diputados...

Artículo l° - Declárase Monumento Histórico Nacional al edificio de la Escuela Normal José María Torres de la ciudad de Paraná, Provincia de Entre Ríos.

Artículo 2° - La Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos realizará las gestiones que le encomienda la ley 12.665 (modificada por la Ley 24252) y la ley 25197.

Artículo 3°. La Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos inscribirá en el Registro Nacional de Bienes Históricos e Históricos Artísticos el monumento declarado en el artículo 1° de la presente ley.

Art. 4° - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Señor presidente:

El 1° de Octubre de 1869 el Congreso Nacional sanciona la creación de dos escuelas normales y el 13 de Junio de 1870 por decreto del Presidente Sarmiento, refrendado por su ministro de Instrucción Publica, Dr. Nicolás Avellaneda, dispone su fundación. La primera de ellas fue creada en la ciudad de Paraná, Provincia de Entre Ríos. En la misma gestión, Sarmiento autoriza la compra de los muebles y útiles del antiguo Colegio Privado de Paraná y el 16 de Agosto de 1871 abre sus puertas instalándose en el edificio de la ex Casa de Gobierno de la Confederación Argentina.

La fundación de las Escuelas Normales fue entendida como una necesidad imperiosa. Al respecto, Gustavo Cirigliano, autor de "Reflexiones del viejo profesor. La vieja y querida Escuela Normal"; rescata que "La fundación de escuelas normales sostenidas directamente por el pueblo, con el debido contralor de las autoridades escolares respectivas es una necesidad sentida en nuestro país".

En efecto, la creación de la Escuela Normal de Paraná es parte de un programa integral, de un proyecto de Nación que sobre la base constitucional de 1853, las leyes 1420 (de 1884) y Lainez (de 1905) establecen los pilares de la construcción del Sistema Educativo Argentino

El optimismo pedagógico, propio del siglo XIX, expresaba la concepción sarmientina: creación de escuelas Normales y necesidad de alfabetización universal, con el doble objetivo, que sintetiza magníficamente Don Arturo Jauretche, en su ya célebre apotegma acerca de la utilidad de la escuela para "argentinizar a los hijos de los inmigrantes y europerizar a los hijos de los criollos"

Por eso Sarmiento dedica una parte sustancial de su obra teórica al impulso de la expansión escolar como garantía del crecimiento económico y de un orden político y social que, para marcar su carácter novedoso, era definido como civilización. Y por eso crea las Escuelas Normales: ellas son la encarnación de sus ideales

La Instrucción Pública tuvo una intencionalidad política clara: la consolidación de la forma de gobierno republicana a través de la formación del ciudadano. De esta formación debía resultar una adhesión a la Nación por sobre cualquier otro grupo de pertenencia social.

La formación del ciudadano hizo hincapié en los aspectos simbólicos, en los rituales y en el principio de autoridad, legitimando reglas de disciplina social. También se expresó en términos de contenidos que aceptaban de una concepción común del mundo y de la sociedad. Los libros de texto para la escuela primaria producidos en este período hacen hincapié en nociones tales como la confianza en el gobierno, el respeto al orden y a la propiedad.

Dentro de estos aspectos simbólicos el edificio, su porte, su presencia en el contexto urbano incipiente es parte del texto, del discurso acerca del valor de la educación para la Nación que asomaba al mundo

En su alocución antes de asumir la Presidencia de la Nación, don Domingo Faustino Sarmiento dijo que quería convertir a la Republica en una inmensa escuela. Para ello se necesitaban maestros; que si en la Argentina no existían, había que formarlos, y por ello se justifica la inversión en la construcción de las escuelas normales.

En este marco, social, político y cultural, se funda en 1871 la primer Escuela Normal del país, acontecimiento significativo -es muy válido el uso de este vocablo pues este acontecer influirá definitivamente en el curso de la historia- que sucede no azarosamente en la ciudad de Paraná. En efecto, la elección es perfectamente explicable, teniendo en cuenta el clima favorable hacia la educación en la provincia de Entre Ríos, generado tanto por la acción de muchos años que en su favor realizara el Gral. Justo José de Urquiza como por la sensibilidad y el activo protagonismo de la dinámica sociedad civil entrerriana, aún hoy ejemplo de una vida cultural vigorosa y con múltiples matices, que era especialmente permeable al desafío que el normalismo implicaba

Este es un detalle que suele omitirse: la Escuela Normal encarna en aquel momento los valores de la Modernidad, del progreso, de la Ciencia, de lo nuevo y de lo joven, que disputa el espacio simbólico con las fuerzas tradicionales, más reaccionarias o inmovilistas respecto al orden social constituido

En sus inicios la enseñanza comprendía un curso normal de cuatro años y una escuela de aplicación dividida en seis grados. La de Paraná fue una referencia y un marcó un modelo para el funcionamiento de las escuelas normales que se fundaron posteriormente.

El plan de estudios contenía para el primer grado asignaturas como inglés, lectura, numeración y cálculos, dibujo, moral y urbanidad, canto, ejercicios físicos y enseñanza oral; en el segundo grado aparece como materia nueva la caligrafía, en tercero ortografía, en quinto francés e historia general: en sexto gramática y ortografía, ejercicios de composición e historia argentina, tal como refiere Antonio Portnoy en "La instrucción primaria desde 1810 hasta la sanción de la ley 1420".

La Escuela lleva el nombre de su organizador Don José María Torres (1876 - 1885), otro maestro con mayúsculas y otro pedagogo adelantado a su tiempo, que supo liderar la propuesta y con su ejemplar labor docente brindó a la institución las bases y lineamientos organizacionales que más tarde le dieron fama.

El actual edificio de la Escuela Normal fue construido entre 1927 y 1932 por el Ministerio de Obras Publicas de la Nación, integrando el entorno urbano de la Plaza 1º de Mayo.

Su arquitectura es monumental respondiendo a los cánones academicistas del Neoclasicismo Francés. Se organiza alrededor de dos patios que se unifican en planta baja. Se estructura a través de tiras que se articulan en las esquinas, donde están los ingresos principales, acompañados de patios ingleses, enfatizando los ingresos y rematan en volúmenes con mansardas de gran ornamentación.

Todo es monumental y con una gran riqueza de elementos figurativos, carentes casi de ornamentación, de líneas arquitectónicas muy simples, armónica y simétrica. No olvidemos en que el edificio es en cierta medida, como ya fue expuesto el texto materializado de la fe pedagógica y de la confianza en la potencia de la educación

La Escuela Normal de Paraná ha tenido este mandato fundacional, ha albergado a los hombres que lo llevaron adelante y, desde luego, porta también las huellas y las marcas de los avatares de nuestra historia contemporánea, de la que no sólo fue testigo sino también protagonista principal. Las modificaciones institucionales vivenciadas en estos 137 años de historia la maduran y la consolidan en un "nosotros" que nos identifica.

Hoy sabemos que la concepción contemporánea de lo que es el patrimonio se ha expandido y enriquecido. Alcanza una dimensión cultural, económica, social y política, ampliando el campo de sus alcances: mientras en el XIX se consideraba patrimonio a las obras y artes mayores (arquitectura, pintura, etc.) ahora también lo integran las huellas de lo cotidiano, las señales que va dejando el proceso histórico y los testimonios de la cultura y de nuestro pueblo, hoy tendemos a conservarlo y a comprenderlo no aisladamente sino puesto en su contexto.

Porque desde la moderna perspectiva el patrimonio es hoy el "legado", lo llegado del pasado, que conforma el perfil de un territorio, geográfico y social, que explica y constituye su actual configuración

Ese testimonio homenajeamos y honramos en este proyecto, ese edificio que es mucho más que un paradigma arquitectónico: es la carnadura de una intención, de un proyecto y de una vocación, que hoy son parte de nuestra identidad histórica

Por las razones expuestas, es que solicito la aprobación del presente proyecto.