PROYECTO DE TP
Expediente 4823-D-2015
Sumario: RENDIR HOMENAJE CON MOTIVO DE LA CONMEMORACION DEL 170 ANIVERSARIO DEL COMBATE DE LA VUELTA DE OBLIGADO, LIBRADO EL DIA 20 DE NOVIEMBRE DE 1845 EN EL RIO PARANA EN LA LOCALIDAD DE OBLIGADO, PARTIDO DE SAN PEDRO, PROVINCIA DE BUENOS AIRES.
Fecha: 03/09/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 114
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Rendir homenaje con motivo de
conmemorarse el 170° aniversario del Combate de la Vuelta de Obligado,
librado el 20 de noviembre de 1845 en aguas del Río Paraná, sobre su margen
derecha, en cercanías de la localidad de Obligado, Partido de San Pedro,
Provincia de Buenos Aires, siendo conducidas las fuerzas nacionales por el Gral.
Lucio Norberto Mansilla.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
El Combate desigual de la Vuelta
de Obligado, la posterior guerra del Paraná y las largas negociaciones (5 años
en total) a que dio lugar la intervención anglo-francesa en el Río de la Plata han
sido no sólo motivo de polémica sino sobre todo de olvido, principalmente por
la acción de los opositores al gobernador de Buenos Aires y cabeza visible de la
Confederación Argentina, Juan Manuel de Rosas, que, desde su exilio en
Montevideo aplaudieron la invasión y hasta colaboraron con ella.
Más tarde, triunfantes sobre
Rosas, se ocuparon de desvirtuar este acontecimiento, y sobre todo de
minimizarlo al punto de volverlo casi desconocido. Sin embargo se trató en la
práctica de una tercera invasión inglesa y, de haber prosperado, seguramente
el mapa sudamericano contaría con una república más, integrada por las
provincias mesopotámicas, todo a fin de garantizar el "principio" de la "libre
navegación de los ríos".
Como señala el historiador Mario
"Pacho" O'Donnell, el conflicto internacional se sobreimprimió a la antinomia
nacional entre unitarios y federales". Lo consigna en un libro enteramente
dedicado a esa intervención anglofrancesa, La gran epopeya. El combate de la
Vuelta de Obligado (Norma, 2010), texto al cual en buena medida debemos el
actual feriado, O'Donnell señala: "El expansionismo imperial solía aprovechar
las divergencias internas o externas de las naciones a dominar: se arrogaba un
supuesto rol como 'mediador', cuando en realidad buscaba inclinar la balanza a
favor del bando más dócil a sus intereses".
Toda la historia de la conformación
de las repúblicas sudamericanas puede ser leída en clave de los intereses en
pugna en este episodio, incluso proyectando el análisis a la etapa anterior a la
lucha por la Independencia: desde los primeros tiempos coloniales hubo un
permanente expansionismo portugués a través del Brasil que, no respetando lo
establecido por el Tratado de Tordesillas, buscaba siempre ampliar sus
dominios a costa de España y de los primeros gobiernos patrios luego. Y, detrás
de portugueses y brasileños, Gran Bretaña, cuyo interés principal era la
fragmentación política de los nuevos territorios para evitar el surgimiento de
una sola gran Nación y facilitar la penetración de su comercio. Una tarea para
la cual siempre contaron con facilitadores locales.
Si se quiere saber más, es
interesante apelar también a Jorge Abelardo Ramos, un revisionista no rosista -
que los hay, y a su obra Revolución y contrarrevolución en la Argentina. El
capítulo referido a esos hechos se titula "Los mercaderes del opio bloquean el
Río de la Plata", para recordar que se trataba de los mismos que forzaron la
"apertura" de China al mundo enarbolando la bandera del libre comercio.
Sin embargo, Ramos toma
distancia de la figura de Rosas, al decir: "Si los unitarios rivadavianos y algunos
jóvenes de la generación de Mayo radicados en Montevideo pudieron llegar a
un convenio con los agentes de las potencias imperiales contra Rosas, fue
precisamente porque contaban con el descontento y la inquietud de las
provincias litorales argentinas. Rosas, de la misma manera que los gobiernos
unitarios anteriores, mantenía el control del puerto, negándose a nacionalizar
los recursos aduaneros".
El historiador acusa incluso a esta
actitud de haber empujado a Paraguay a la independencia. Pero no desconoce
los méritos del Restaurador en esta coyuntura, ni el carácter de invasión
extranjera que tuvo el acontecimiento, algo que algunos historiadores niegan,
aduciendo que la Nación aún no se había organizado, como si no hubiese
existido ya el sentimiento nacional. Ramos cita por ejemplo a John F. Cady, un
historiador norteamericano, que en su libro La intervención extranjera en el Río
de la Plata sostiene que "la consecuencia más importante fue exaltar el
patriotismo del pueblo (Fuente: Claudia Peiró (2013) "Vuelta de Obligado: por
qué se sabe tan poco sobre "la 3ª invasión inglesa".
El combate de la Vuelta de
Obligado propiamente dicho, duró toda una jornada, desde la mañana
temprano hasta media tarde, en condiciones muy desparejas, que vuelven aún
más admirable la resistencia local. Con su victoria, franceses e ingleses
creyeron ganada la guerra, señala O'Donnell, "pero lo cierto era que la feroz
resistencia argentina había sorprendido a los invasores, convencidos por los
unitarios de Montevideo de que su acción iba a encontrar unánime y vigoroso
apoyo, en un pueblo teóricamente ansioso por liberarse del restaurador".
O'Donnell destaca también que no
todos los antirrosistas se plegaron a los invasores extranjeros y cita por
ejemplo la carta que el coronel Martiniano Chilavert, héroe de la independencia,
escribió al presidente uruguayo Manuel Oribe en mayo de 1846: "Considero el
más espantoso crimen llevar contra (mi país) las armas del extranjero.
Vergüenza y oprobio recogerá el que así proceda (...) ¡Traidor! ¡Traidor!
Conducido por estas convicciones me reputé desligado del partido a quien
servía".
Y, en una muestra de que tenía
bien en claro de qué se trataba, agregaba Chilavert: "Vi también propagadas
doctrinas que tienden a convertir el interés mercantil de la Inglaterra en un
centro de atracción, al que deben subordinarse los más caros de mi país y al
que deben sacrificar su honor y su porvenir. La disolución misma de su
nacionalidad se establece como principio".
O'Donnell describe a continuación
los otros combates que siguieron a Obligado, a lo largo de la costa del Río:
Tonelero, San Lorenzo (el mismo escenario del primer combate de San Martín
en las Provincias Unidas, 32 años antes), Quebracho, y así río arriba, en lo que
llama "el calvario de los interventores". La Gran Epopeya contiene un relato
detallado de todos los acontecimientos previos a Obligado, desde el primer
bloqueo francés, el análisis del contexto internacional imprescindible para
entender la apuesta de París y Londres, la crónica de la Guerra del Paraná y las
idas y vueltas de los cinco años de negociaciones que le siguieron.
"La batalla de Obligado es una
segunda guerra de la Independencia", le escribió a Rosas el general San Martín
-cita O'Donnell que fue todo menos un testigo silencioso de estos
acontecimientos. Tanto en esta ocasión, como en el anterior bloqueo francés de
1838, el Libertador no sólo se solidarizó con Buenos Aires y ofreció sus servicios
militares, sino que también hizo gestiones diplomáticas antes las autoridades de
Francia, su país de asilo, tendientes a señalarles la inutilidad de su empresa,
porque sabía que sus compatriotas ofrecerían una resistencia tan tenaz como
eficaz.
En carta a Tomás Guido, que
reproduce O'Donnell, San Martín escribió: "Tentado estuve de mandarle a Rosas
la espada que contribuyó a defender la independencia americana, por aquel
acto de entereza en el cual, con cuatro cañones, hizo conocer a la escuadra
anglofrancesa que, pocos o muchos, sin contar con elementos, los argentinos
saben siempre defender su independencia". Años más tarde, concretó el
impulso, legándole a Rosas su sable a través de su testamento.
Después de dilatar lo más posible
las negociaciones, los ingleses deciden acelerar las cosas en 1850. O'Donnell
cita las declaraciones del célebre político conservador Benjamin Disraeli, como
síntoma de la furia de Londres: "La Confederación Argentina, una colonia de
segundo orden recientemente rebelada contra España, ha repelido seis
misiones, algunas del más alto rango y últimamente ha hecho el ultraje a
Inglaterra de no recibir a su ministro y rechazarlo poco menos con insultos".
El primer ministro, Lord Aberdeen,
decía pocos días después, el 22 de febrero, ante el Parlamento: "Hay límites
para aguantar las insolencias y esta insolencia de Rosas es lo más inaudito que
ha sucedido hasta ahora a un ministro inglés". El enviado de la corona se
encontraba en Buenos Aries desde el 2 de octubre y Rosas se negaba a
recibirlo.
Ramos sintetiza la terminación del
conflicto, de este modo: "En 1849 los intervencionistas firmaban con Rosas un
tratado por el cual se reconocía que la navegación fluvial argentina está
únicamente sujeta a sus leyes y reglamentos; las potencias se obligaban a
evacuar la isla de Martín García, devolver los barcos argentinos apresados y
saludar la bandera nacional".
Más allá del acuerdo o no con el
establecimiento del feriado, y por encima de los intentos poco disimulados de
recuperación de la fecha en nombre de cierto sectarismo militante
circunstancial, esta es una etapa riquísima de nuestra historia que hace visibles
las contradicciones y tensiones que atravesaron todo el largo proceso de
conformación de nuestra Nación y por eso es lamentable que no sea mejor
estudiada y, sobre todo, mejor difundida y enseñada.
El 20 de noviembre de 1845 es un
episodio trascendental de nuestra identidad. Merece el homenaje perenne.
Por todo lo expuesto, solicito el
acompañamiento de mis pares a fin de aprobar el presente proyecto de
resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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LABOR PARLAMENTARIA (Primera Competencia) |