La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de Interés de esta H.C.D.N. las actividades culturales a realizarse en Conmemoración al Bicentenario del Éxodo Jujeño, en el marco del año Belgraniano, el día 23 de agosto de 2012.

Señor presidente:

El Éxodo Jujeño se denomina a la retirada hacia la zona de Tucumán por parte del Ejército del Norte, a cargo del general Manuel Belgrano y el mayor general Eustaquio Díaz Vélez junto a la población civil de San Salvador de Jujuy que movilizaron inmediatamente. Fue el 23 de agosto de 1812, cuando las tropas realistas estaban bajando desde el Alto Perú. La orden fue dura, todas las personas debían dejar la ciudad so pena de ser fusilado a quien se resistiera.

En mayo de 1812, el Gral. Manuel Belgrano se encontraba al norte de la ciudad de Jujuy, cercano a la zona de la Quebrada de Humahuaca, donde por la privilegiada vista pudo divisar con antelación el avance de las tropas realistas, ante tal suceso, Belgrano hizo el reclamo al gobierno de Buenos Aires, pero el Primer Triunvirato se encontraba abocado a contener a los realistas acuartelados en Montevideo.

Ante esta situación, Belgrano se encargó de reagrupar las desmoralizadas tropas que venían de la derrota de Huaqui. Hizo bendecir la bandera argentina en la Catedral (que no estaba aprobada por el Primer Triunvirato).

El triunvirato a través de su ministro Bernardino Rivadavia, ordeno que el Ejercito del Norte se replegara hacia la ciudad de Córdoba, no creían posible resistir el asedio del Brigadier Juan Pío Tristán y sus 3000 soldados, que venia bajando desde el Alto Perú. La idea era que se unieran las fuerzas de Belgrano a las que serían enviadas desde la región rioplatense.

Bartolomé Mitre, en la "Historia de Belgrano y de la Independencia de la Argentina" narra el episodio: "El ejército español se presentó con cerca de 3.000 soldados, comandados por Pío Tristán. Como respuesta, el 29 de julio Belgrano dictó un bando que disponía la retirada: Pueblo jujeño... La patria les reclama un gran sacrificio: abandonar la ciudad y las fincas, quemar los campos sembrados, arrear los animales. A los ojos del español invasor, sólo debe quedar tierra arrasada...

Desde que puse el pie en vuestro suelo para hacerme cargo de vuestra defensa, en que se halla interesado el Excelentísimo Gobierno de las Provincias Unidas de la República del Río de la Plata, os he hablado con verdad. Siguiendo con ella os manifiesto que las armas de Abascal al mando de Goyeneche se acercan a Suipacha; y lo peor es que son llamados por los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud. Llegó, pues, la época en que manifestéis vuestro heroísmo y de que vengáis a reuniros al Ejército de mi mando, si como aseguráis queréis ser libres (...)

La orden especificaba que la retirada debía dejar sólo campo raso frente al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. Los cultivos fueron cosechados o quemados, las casas destruidas, y los productos comerciales enviados a Tucumán. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden.

La población acató sin mayores actos la medida a partir de los primeros días de agosto, demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano carretas para transportar sus bienes.

Siguiendo las órdenes de Belgrano, los habitantes de Jujuy, a los que se sumaron algunos refugiados procedentes de Tarija y Chichas, abandonaron sus hogares y arrasaron con todo lo que dejaban atrás, a fin que las fuerzas realistas no pudiesen aprovechar ninguno de sus bienes y dejándolos sin..."

La población acató sin mayores actos la medida a partir de los primeros días de agosto, demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano carretas para transportar sus bienes. El ejército finalmente comenzó también su retirada el 23 de agosto en horas de la tarde.

El éxito obtenido en el combate de Las Piedras por Díaz Vélez alentó a Belgrano a detener la marcha. Belgrano concebía enfrentar a los realistas desde Córdoba. Por ello, acepta la invitación de los tucumanos y con la colaboración de la familia Araoz, desobedece las órdenes de Buenos Aires de retirarse a Córdoba, resistiendo en Tucumán.

Cuando comunicó su decisión al Triunvirato, Rivadavia ordenó dirigirse a Córdoba, cuando llego a Tucumán la orden mayor, ya habían derrotado a Pío Tristán en la batalla de Tucumán, replegando el ejército realista al norte, donde nuevamente fueron combativos con una segunda victoria en la batalla de Salta. Por otro lado, la victoria de Tucumán causó la caída del Primer Triunvirato y su reemplazo por el Segundo, que apoyó más decididamente al Ejército del Norte sin descuidar a Montevideo.

Como símbolo patrio la misma bandera fue donada por el general Belgrano al Cabildo de Jujuy el 25 de mayo de 1813, como premio y homenaje a ese pueblo que lo acompañó en el éxodo del 23 de agosto de 1812 y que posibilitó los triunfos de Las Piedras, Tucumán y Salta.

Por estos motivos, Sr. Presidente, solicito a mis pares legislativos que acompañen el presente proyecto de resolución.