La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Su más enérgico repudio a las manifestaciones expresadas en afiches publicitarios distribuidos en la vía pública de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en algunos centros del conurbano bonaerense, con las cuales se caricaturiza y ridiculiza la persona del Sr. Juan Carlos Blumberg, tratando de identificarlo con una de las figuras más nefastas de la historia humana y autor del holocausto que padeció el pueblo judío y la humanidad entera durante los días de la Segunda Guerra Mundial.

Señor presidente:

El Ingeniero Juan Carlos Blumberg es un ciudadano argentino que, desde su Fundación, la cual lleva el nombre de su hijo asesinado, ha orientado sus esfuerzos a luchar por la defensa de la vida y la seguridad ciudadana.

Defensa de la vida, seguridad ciudadana, son expresiones que, en una democracia sana y robusta, hablan de causas altas y dignas que, por raíces que nosotros desconocemos algunos malintencionados, tratan de distorsionar, trasvasando y confundiendo a la población para que crea que luchar por la seguridad es sinónimo de lo que popularmente y en la jerga corriente se conoce como "gatillo fácil".

La expresión calificativa que merecen aquellos que, seguramente tratando de tapar sus cuitas, caricaturizan y homologan la persona del Ingeniero Blumberg con la del nefasto, pusilánime y asesino Adolfo Hitler, es la de crueles. Esto, si por crueldad entendemos el gozo y la alegría en el mal ajeno. Son crueles porque tratan con dobleces y sornas, minimizando o haciendo caso omiso al dolor de quien ha padecido el mal sin nombre que significa la muerte de un hijo a manos de unos delincuentes e inadaptados sociales.

Señor Presidente, ese tipo de cobardes, como los que han impreso y distribuido los afiches publicitarios caricaturizando a Blumberg, tienen como único objetivo satisfacer su actitud egoísta deleitándose en el dolor y en la caída de otros. Es actitud ruin y sórdida, y más aun lo es cuando ella se desarrolla dentro de la convivencia democrática.

Los autores de esos afiches son los padres y maestros del escándalo, provocadores de daños morales sin causa ni justificativo racional o humano alguno. Son ellos lo que maldicen los actos de los hombres de bien.

Permitir estas actitudes, hacer que se las ignora, pasar frente a ellas y hacer que nada está pasando, es arrinconar a la democracia, tocar con fino estoque para arrinconar a la democracia y hacerla trastrabillar para encaminarla y empujarla al abismo.

Quienes creemos que la mejor calidad de vida de una sociedad sólo se puede alcanzar viviendo en democracia, ante hechos como el que aquí hemos expuesto, nos queda una sola actitud para vengar la injuria: no parecernos al que la infirió.

Son muchos aquellos que, como el Ingeniero Blumberg, han orientado su lucha para que todos vivamos en una sociedad más segura, ellos y nosotros compartimos un camino al que consideramos recto y acorde con los estilos más puros y sanos que la convivencia democrática exige y marca como deber. Consideramos que la intolerancia de la que hacen gala los cobardes que han impreso los afiches que caricaturizan al Ingeniero Blumberg, es producto de su falta de ideas y opiniones para construir un país como el que la gran mayoría de nuestro pueblo anhela. Esos cobardes son los que hacen de la política el arte de mentir a propósito.

Por lo hasta aquí expresado y por la importancia del tema, es que solicito a mis pares que me apoyen con su voto positivo para dar por aprobado el presente Proyecto de Declaración.