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PROYECTO DE TP


Expediente 4711-D-2010
Sumario: RESTITUCION DEL ESCUDO NACIONAL A SU CONFORMACION ORIGINARIA CREADO POR LA ASAMBLEA DEL AÑO XIII.
Fecha: 30/06/2010
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 86
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


RESTITUCIÓN DEL ESCUDO NACIONAL
Artículo 1: Restitúyase a su conformación originaria, el Escudo Nacional creado por la Asamblea del año XIII.
Artículo 2: Comuníquese al poder ejecutivo....

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


El presente proyecto tiene por finalidad, restituir uno de los emblemas patrios creados por la Asamblea del año XIII, referenciándonos en virtud de ello, en el proyecto de resolución remitido a esta Honorable Cámara como expediente 70-P-10 presentado por el historiador Marcelo Valko; que ingreso en la comisión de cultura el 02-06-10.
Para ello es necesaria la incorporación de la borla incaica al Escudo Nacional, recuperando así un símbolo esencial de nuestros orígenes. Dicha borla americana, era parte integrante del emblema patrio creado por la Asamblea del Año XIII que tuvo como función legitimar y sostener las nuevas y generosas ideas de la revolución naciente. Tengamos en claro que un símbolo nacional, es precisamente una síntesis donde aflora lo que es propio de un pueblo, sus sentimientos, mitos, ideología, historia, en definitiva, su modo de ser y plantearse ante el mundo. Precisamente, esos conceptos fueron los que tuvieron en cuenta aquellos patriotas en las difíciles horas del nacimiento de nuestra Patria consustanciada con la historia americana.
Una lectura apresurada, podría suponer que tal restitución es una nimiedad en medio de los enormes problemas que afligen a nuestra Nación, sin embargo, tal restauración esta orientada a recuperar y restaurar el significado original del Escudo, es producto de una necesidad de integración regional que tiene su peso y fundamentos, más aún al arribar al bicentenario.
1 - Antecedentes: en busca de la historia americana
Producido el 25 de mayo de 1810, y simultaneo con el despliegue militar de la naciente revolución, un combate de igual trascendencia se desarrolló a nivel simbólico, con el propósito de destronar los emblemas ligados a la dominación colonial, al tiempo que analizaban con la celeridad impuesta por la gravedad del momento, los signos existentes u otros por crear. Precisamente esa necesidad de contar con los símbolos adecuados, fue la que inspiró a Manuel Belgrano a enarbolar los colores de la Bandera Argentina guiando los ejércitos bajo su mando.
De acuerdo a la visión de Ricardo Rojas:
"Belgrano adoptó los colores que venían siendo estimulados en distintas oportunidades, de la tradición española y aún de las luchas por la Independencia. De cualquier manera su bandera se hizo símbolo regional en las invasiones inglesas, símbolo demagógico en la Semana de Mayo; símbolo militar en las baterías del Rosario, símbolo nacional en la plaza de Jujuy" (1) .
La necesidad de la naciente Republica por vestirse de historia, llevó a que sus hijos más esclarecidos realizaran acciones de significativa trascendencia. Un ejemplo contundente fue protagonizado por Juan José Castelli. Cuando el Vocal de la Junta de Mayo se adentró en el altiplano al mando del Ejercito Auxiliar del Alto Perú buscaba algo más que la plata Potosina, como lo prueba el significativo acto que realizó el 25 de mayo de 1811 en la Puerta del Sol de Tiahuanaco, cuyo alcance hemos subrayado oportunamente (2) . Castelli decidió conmemorar el primer aniversario de la Revolución de Mayo en las ruinas de Tiahuanaco, ruinas a las que se adjudicaba enorme antigüedad y que, como señaló en una de sus proclamas era "el sitio mejor para proclamar ante la raza usurpada y avasallada los ideales de la revolución". No olvidemos que la ciudadela de Tiahuanaco se encuentra próxima al lago Titicaca, lago sagrado del cual, y tal como lo recuerda la tradición andina, emergieron Manco Capac y Mama Ocllo para fundar el imperio Inca. Dicha ceremonia del primer aniversario de la revolución de Mayo, no fue una ocurrencia improvisada como lo prueban los preparativos previos. El 19 de mayo de 1811, Castelli emitió una circular a los subdelegados de los ayllus cercanos de Omasuyos, Larecaxa, Yungas y Apolobamba, para que concurran al acto para "estrechar en unión fraternal, en grata memoria de sus mayores".
Llegado el 25 de mayo, el acto se desarrolló con gran solemnidad. A los toques del clarín, las comunidades indígenas ocuparon sus posiciones y los batallones de Patricios, Arribeños, Pardos, Morenos, Montañeses, Blandengues, Dragones y Husares del Ejercito Auxiliar juraron vencer a los realistas. Acto seguido, ante la monumental Puerta del Sol, Bernardo Monteagudo, secretario de Castelli, leyó un decreto que explicaba a los compatriotas del Altiplano los alcances de la revolución y como:
"...los esfuerzos del gobierno superior se han dirigido a buscar la felicidad de todas las clases, entre las que se encuentra la de los naturales de este distrito, que tantos años fueron mirados con abandono, oprimidos y defraudados en sus derechos y hasta excluidos de la mísera condición de hombres" (3)
La proclama que, evocando tradiciones ancestrales, fue traducida al quechua y aymará no fue una simple maniobra oportunista destinada a ganar a las comunidades a la Revolución de Mayo El objetivo era más trascendente. Para comprender sus alcances, debemos reflexionar sobre la participación de los aborígenes. A diferencia de la opinión de historiadores como José María Rosa, quien haciendo a un lado la historia americana, comenta sarcásticamente que el acto redentor motorizado por Castelli en Tiahuanaco. Desde una perspectiva no exenta de racismo, Rosa señala que en aquella oportunidad, lo único que le interesaba a los indígenas era tomar chicha y emborracharse (4) . Preso de los estereotipos que se adjudica a los aborígenes, Rosa olvida que numerosos de los asistentes a quienes adjudica únicamente "tendencias alcohólicas", habían participado en su juventud en los cercos a la ciudad de La Paz bajo órdenes de Túpac Katari, lugarteniente de Túpac Amaru II, para liberarse de la opresión colonial, en la que fue la mayor insurrección de la época colonial. (5)
Los rastros de esa búsqueda por integrarnos a la historia americana se vieron reflejados, además del Escudo, en la Bandera con el sol Inca, y en una cuartilla de las estrofas del Himno Nacional. No está demás acotar que San Martín en su calidad de Protector del Perú creo la Orden del Sol, e incluyó el sol inca en el escudo peruano que luego fue abolido por el Congreso de 1825.
2 - Simbología indígena en los emblemas de Mayo
Con respecto a cual es el significado del sol en la enseña Patria, su procedencia del Tahuantinsuyo esta atestiguada nada menos que por Bartolomé Mitre, a quien de ninguna manera puede acusársele de tener simpatías por la causa indígena pese a que reconocía "que los incas constituían la mitología de la revolución". (6) Mitre señala:
"... debe agregarse que el sol de la bandera argentina, no es el sol radiante, símbolo clásico de la antigüedad europea, sino el sol flamígero o sea el sol incásico, que según las ideas predominantes de la época, adoptaban los símbolos genuinamente americanos" (7)
Inti, el sol Inca adorado por las culturas andinas, será el astro que asoma en nuestro Escudo representando al nacimiento de la joven Republica en el contexto de las naciones, y concuerda en un todo con las estrofas del Himno alusivas a los cuzqueños. Si bien hoy en día persiste el sol, la mayoría de los argentinos ignora que proviene del principal símbolo del Tahuantinsuyo.
Precisamente, el espíritu incaico quedó plasmado en las estrofas de la Marcha Patriótica que luego se transformaría en el Himno Nacional sancionado por la Asamblea del 11 de mayo de 1813. Como cualquiera puede constatar, en las antiguas Libretas de Enrolamiento figuraba, la letra completa del Himno compuesto por Vicente López y Planes:
"Se conmueven del Inca las tumbas
y en sus huesos revive el ardor
lo que ve renovado a sus hijos
de la Patria el antiguo esplendor".
Estos versos no sólo imaginan la emoción del Inca ante el despertar de la Nación Argentina, sino que además nos sitúa en calidad de "sus hijos" recordando "el antiguo esplendor" del Tahuantinsuyo, es decir, de la nueva Patria que asoma a la historia para cobijar a TODOS sus descendientes. En este sentido, también Esteban Echeverría en uno de sus poemas se aproxima a este sentimiento incaico, prácticamente parafraseando a Vicente López y Planes:
"No escucháis cual retumba
en los Andes con hórrido estampido
Y conmueve la tumba
Del Inca que ofendido
Del polvo se alza de furor ceñido?" (8)
Ambas estrofas, tanto las de Echeverría como las de López y Planes presentan a la joven Argentina como heredera de los incas. Tiempo después, como otras secciones del Himno que rozaban temas urticantes del estilo "A sus plantas rendido un león" fueron cercenadas de la versión que actualmente cantamos, tras un decreto del Poder Ejecutivo del 30 de marzo de 1900, siendo presidente Julio A. Roca. Durante su mandato fue sancionado el decreto refrendado con la firma del Presidente de la Nación y de los ministros: Felipe Yofre, Luis M. Campos, José María Rosa, Martín Rivadavia, Martín García Merou y Emilio Civil que disponía:
"Que, sin producir alteraciones en el texto del Himno Nacional, hay en él estrofas que responden perfectamente al concepto que universalmente tienen las naciones respecto de sus himnos en tiempo de paz y que armonizan con la tranquilidad y la dignidad de millares de españoles que comparten nuestra existencia, las que pueden y deben preferirse para ser cantadas en las festividades oficiales, por cuanto respetan las tradiciones y la ley sin ofensa de nadie, el presidente de la República, en acuerdo de ministros decreta:
Artículo 1°. En las fiestas oficiales o públicas, así como en los colegios y escuelas del Estado, sólo se cantarán la primera y la última cuarteta y coro de la canción nacional sancionada por la Asamblea General el 11 de marzo de 1813".
Como vemos, la amputación de las estrofas del himno que se refieren a la "conmoción del inca en su tumba", en nada herían la sensibilidad de la comunidad española, muy respetable por cierto, pero aquellas autoridades nacionales que gobernaban para los intereses del puerto de Buenos Aires, aprovecharon la oportunidad para deshacerse, no sólo de las estrofas que podrían incomodar a la colectividad hispana, sino también para eliminar la presencia indígena de nuestra canción patria. Sin embargo, como cualquiera puede constatar, la amputación no fue obstáculo para que no se siguiera publicando completo en manuales escolares como también en los documentos de identidad como se observa en las antiguas Libretas de Enrolamiento. Noventa años después del cercenamiento roquista, Carlos Menem completo el proceso de invisibilización de los incas, suprimiendo mediante un decreto, la obligatoriedad de publicar la versión completa del Himno (Chavidoni 2008: 66). De esa forma, no sólo perdimos las estrofas del Himno que nos vinculaban con la "América Profunda" que tan acertadamente describiera Rodolfo Kusch, sino que se suprimió el espíritu americanista que había impulsado a nuestros revolucionarios.
Después de estas consideraciones preliminares, corresponde centrarnos en el espíritu originario del Escudo Nacional.
3 - Consideraciones sobre el Escudo
Los forjadores de la Argentina pensaban en el conjunto de la sociedad, y el conjunto involucraba a todos por igual, también a los indígenas. Juan Bautista Alberdi, a quien no puede objetársele ser partidario de la causa indígena tal como se desprende se de sus Bases en su Crónica dramática de la revolución de mayo, señala que los revolucionarios que formaron el primer gobierno patrio, antes de confeccionar su juramento invocaron a Túpac Amaru II:
"Por el Dios de la libertad, de la igualdad y de la patria, por los sepulcros sagrados de nuestros abuelos los incas, por las víctimas del Tupamar". (9)
El 9 de julio de 1816, aquellos patriotas, o al menos aquellos que deseaban que los alcances de la independencia fueran conocidos por todos los habitantes de este suelo, consiguieron que la proclama se promulgará en castellano y en otros tres idiomas: quechua, aymará y guaraní, justamente para que nuestros "paisanos los indios", como gustaba decir José de San Martín, conocieran los objetivos y beneficios de la Revolución. En aquella oportunidad, Manuel Belgrano hizo moción para gobernarnos por medio de una monarquía atemperada perteneciente a la Cuna de los Incas, restituyendo:
"a esta Casa tan inicuamente despojada del Trono... Yo hablé, me exalté, lloré e hice llorar a todos al considerar la situación infeliz del país". (10)
Esta adscripción de los revolucionarios de Mayo al imaginario andino no es antojadiza. No olvidemos que los incas habían llegado hasta Tucumán y Santiago del Estero, donde aun subsisten hablantes de quechua, y que a su vez, el límite norte del Virreynato del Río de la Plata incluía no sólo los yacimientos de Potosí, sino también a Tiahuanaco. Estas preocupaciones por posicionarse en el contexto de las naciones desde una determinada conciencia histórica, dejaron huellas perdurables en nuestros emblemas oficiales como el sol incaico ya mencionado.
La que es considerada primera bandera nacional (IMAGEN 1), fue donada por Belgrano al Cabildo de Jujuy el 25 de mayo de 1813 después de hacerla bendecir en la iglesia matriz como premio y homenaje al pueblo jujeño que lo acompañó en el Éxodo del 23 de agosto de 1812, pueblo que posibilitó los triunfos de Piedras, Tucumán y Salta. La tela de la bandera es de raso, cortado en tres paños y lleva pintado el Escudo de de la Asamblea del año 1813. Afortunadamente también subsiste un escudo original pintado en madera (IMAGEN 2), destinado a la escuela que sería construida con el dinero recibido por Belgrano como recompensa por sus victorias. (11) . Tomado de la revolución francesa que había proclamado la Libertad, Igualdad y Fraternidad, el gorro frigio condensaba aquellos ideales integrados en la nueva América. Sin embargo, a primera vista se impone una diferencia fundamental entre el gorro frigio de la Asamblea del Año XIII adoptada por Belgrano y su homologo francés. Tanto en aquella bandera primigenia como en el escudo que se encuentran en la actualidad en el Salón de las Banderas del Palacio de Gobierno de Jujuy, aparece en forma notaria la borla incaica como suplemento o remate del gorro frigio.
La Asamblea del año 1813 encomendó al diputado puntano Agustín Donado, para que dispusiera la creación de un sello oficial destinado a legitimar sus resoluciones. El diputado por San Luis confió la tarea al platero y grabador Juan de Dios Rivera quien fue el artífice material del sello. Ahora bien, aunque existen dudas acerca de la autoría ideológica del sello (12) , debemos tener presente que Juan de Dios Rivera, cuyo nombre incaico era Quipto Tito Aphauti Concha Túpac Huáscar Inca, había participado de la rebelión de Túpac Amaru. Tras la derrota de 1781 y a raíz de la persecución posterior, huyó de Potosí dirigiéndose inicialmente a Córdoba hasta recalar en Buenos Aires. Mas allá de la discusión que pueda entablarse acerca de la autoría ideológica para incorporar este elemento típicamente andino, lo que verdaderamente importa es que, con dicha inclusión el gorro frigio experimentó una mutación de envergadura que termino americanizándolo (13) . Esa borla es la misma que usan los indígenas del noroeste y del altiplano como remate de las orejeras de sus gorros. El tricornio de la revolución francesa le decía muy poco a Rivera, quien decidió vestirlo de acuerdo a la cosmovisión Americana. De esa forma, nuestro Escudo surgió ligado al ideario del grito de Tinta lanzado por José Gabriel Condorcanqui quien asumió el nombre de Tupac Amarú II.
El escudo aparece en el sello de lacre en un decreto del 22 de febrero de 1813 firmado por Alvear y Vieytes. Sin embargo la primera mención expresa data del 12 de marzo del mismo año, al disponerse que el Supremo Poder Ejecutivo (el Segundo Triunvirato) usase el mismo sello que la Asamblea, con la única diferencia de la inscripción correspondiente alrededor de los atributos. Otro decreto, fechado el 27 de abril, asigna ya carácter de emblema nacional a ese sello, al ordenar que las armas de la Corona ubicadas en sitios "públicos o que figuren en los escudos y banderas de algunas corporaciones sean sustituidas por las armas de la Asamblea".
La puja heráldica que terminó por eliminar la borla del gorro frigio, provocaría una anarquía de diseños como puede apreciarse en numerosos frontispicios de edificaciones de fines del siglo XIX y principios del XX. El cercenamiento actual del diseño del escudo quedó establecida en 1900 por Estanislao S. Zeballos, en esos momentos Ministro de Estado y quien supo ser Presidente de la sociedad Rural Argentina y gran coleccionista de cráneos indígenas (14) . Si bien, el arquetipo del escudo, recién se estableció de modo definitivo mediante el Decreto 10.302, dictado en Acuerdo General de Ministros el 24 de abril de 1944 donde se fija sus parámetros.
De esta forma tenemos un escudo oval dividido en dos cuarteles. En su campo superior de azul-celeste que representa la Justicia, la Verdad, la Lealtad y la Fraternidad, y el inferior de blanco-plata símbolo de Pureza, Fe, Hidalguía, Integridad, Firmeza y Obediencia.En el cuartel inferior se estrechan dos manos diestras desnudas que representan la unión de los hombres y de los pueblos, y que sostienen una pica representando la Autoridad, el Mando, la Dignidad y la Soberanía que remata, ya en el campo superior, con un gorro frigio mirando a diestra, en símbolo de Libertad e Igualdad. En el jefe, coronando al escudo se encuentra un sol meridiano figurado con 21 rayos rectos y flamígeros alternados de oro que simboliza el nacimiento de la nueva nación. Ambos lados del escudo están enmarcados por guirnaldas de laurel que simbolizan la gloria militar. Las dos ramas de laurel están unidas en la parte inferior por una cinta celeste y blanca.
Tal como lo plantee recientemente (15) "la amputación experimentada por el escudo para eliminar los rastros americanos no es un tema menor. Los vaivenes heráldicos que acompañaron a la eliminación de los principales revolucionarios, expresan en última instancia un modelo de país, que opta por enquistarse en Buenos Aires en lugar de integrarse al continente. Existe un inveterado terror frente al territorio, no en vano El Facundo asegura que "el mal que aqueja a la república Argentina es la extensión: el desierto la rodea por todas partes, se le insinúa en las entrañas" (16) .
4 - Conclusión
El periodismo recientemente se hizo eco de los resultados de una investigación producida por el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Universidad de Buenos Aires. Dicho estudio que demandó 12 años de investigaciones divulgó una serie de conclusiones significativas. Los genetistas señalan que en nuestro país el 56% de la población tiene ascendencia indígena (17) . O sea, la mayoría de los argentinos posee algún grado, mayor o menor, de ascendencia indígena. Reconocer nuestra realidad, es reconocernos como Nación, reconocer la importancia de la presencia indígena en el cuerpo de la Nación es fundamental. En sintonía con esto, vemos como la prensa comienza a hacerse eco de esta demanda como lo prueban las notas periodísticas aparecidas en Sueños Compartidos (Mayo 2010: 29) y Revista 2010 (Mayo 2010: 47). Ver folios anexos. Tales notas, sumadas a entrevistas radiales y conferencias dictadas en distintos puntos del país, no llevaron a insistir con este Proyecto de Ley que fuera presentado ante el Congreso de la Nación en dos oportunidades (P. Nº 191/2009 y P. Nº 070/2010). De lograrse a modificación solicitada, ella abrirá las puertas para reformar también algunos escudos provinciales que poseen elementos que son una ofensa permanente a las naciones originarias.
En definitiva, no proponemos un "gobierno de la Casa de los Incas", pero si un retorno a las fuentes de la argentinidad, al destino Americano, máxime teniendo en cuenta el Bicentenario. Es hora de un nuevo descubrimiento, es hora que regrese la borla incaica al Escudo Nacional. Debemos dejar de persistir en el error ideológico que ausentificó la presencia originaria y nuestra pertenencia a Latinoamérica. Por todo lo expuesto, solicito a esa Honorable Cámara de Diputados resuelva restaurar el valor simbólico y de integración continental de nuestro Escudo Nacional original, tal como fuera diseñado por aquellos preclaros fundadores de nuestra Patria.
Por todo lo expuesto, es que solicito a mis pares, que acompañen con su voto el presente proyecto de ley...
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
MERCHAN, PAULA CECILIA CORDOBA LIBRES DEL SUR
DONDA PEREZ, VICTORIA ANALIA BUENOS AIRES LIBRES DEL SUR
BENAS, VERONICA CLAUDIA SANTA FE SI POR LA UNIDAD POPULAR
ARGUMEDO, ALCIRA SUSANA CIUDAD de BUENOS AIRES MOVIMIENTO PROYECTO SUR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LEGISLACION GENERAL (Primera Competencia)
CULTURA