PROYECTO DE TP
Expediente 4709-D-2013
Sumario: LEY 25724, PROGRAMA DE NUTRICION Y ALIMENTACION NACIONAL: MODIFICACION DEL ARTICULO 2 SOBRE CORRECCION RETROACTIVA A LA EVOLUCION ACUMULADA DEL SALARIO MINIMO VITAL Y MOVIL DEL 2007 HASTA LA NORMALIZACION DEL INSTITUTO NACIONAL DE ESTADISTICA Y CENSOS - INDEC-.
Fecha: 12/06/2013
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 69
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1 °.- Modifíquese la ley
25.724 en la forma que a continuación se indica:
Reemplazar el Artículo 2 ° por el
siguiente:
Art. 2°.- Dicho Programa en la
emergencia, está destinado a cubrir los requisitos nutricionales de niños hasta los
14 años, embarazados, discapacitados y ancianos desde los 70 años en situación
de pobreza. A tal efecto se considera pertinente la definición de línea de pobreza
establecida por el del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) más una
corrección retroactiva a la evolución acumulada del salario mínimo vital y móvil
desde el año 2007 hasta el presente. Dicho ajuste permanecerá hasta que se
produzca la normalización del Indec.
Artículo 2°.- Comuníquese al Poder
Ejecutivo.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Las estadísticas no son sólo reflejan
una determinada situación. Cuando implican índices oficiales sobre un cierto
estado social estas implican una responsabilidad mayúscula ya que existen
programas y normas que se activan según su fluctuación. Ese el caso de la ley
25.729 que creó el Programa de Nutrición y Alimentación Nacional. Fue
promulgada el 17 de enero de 2003, una época donde la Argentina empezaba a
recuperarse de la catástrofe económica y social que tuvo su punto máximo a
finales de 2001 y principios de 2002. El objetivo del Plan era, y continúa siendo,
garantizar el derecho a la alimentación de toda la ciudadanía dentro del territorio
nacional, tal cual lo establece el Artículo 1° del texto.
Según el artículo 2°, "dicho Programa
en la emergencia, está destinado a cubrir los requisitos nutricionales de niños
hasta los 14 años, embarazadas, discapacitados y ancianos desde los 70 años en
situación de pobreza. A tal efecto se considera pertinente la definición de línea de
pobreza del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)". Aquí es donde se
plantea el problema de la norma ya que el Indec se encuentra actualmente
cuestionado y sus índices ya no son confiables ni para sus propios funcionarios.
Según el sistema que se utiliza para
medir la pobreza y la indigencia a nivel mundial, fijado por el Banco Mundial, una
persona que perciba menos 2 dólares diarios se encuentra debajo del umbral de la
pobreza. Y con menos de 1,25 dólar por día se considera en estado de
indigencia.
Según las últimas mediciones del
Indec, de abril del corriente, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) se ubicó en $
725,97. Es decir, una familia tipo que perciba ingresos debajo de esa línea estará
en estado de indigencia. En tanto, la Canasta Básica Total (CBT) alcanzó un valor
de $ 1.655,41. Aquellas familias que no alcancen esa cantidad de ingresos,
pasarán a integrar las estadísticas de pobreza. Basta con hacer una simple cuenta
para sacar el promedio de ingresos por día y compararlo con las estadísticas
mundiales. Así podemos deducir que una tipo podrá alimentarse con 24 pesos por
día, es decir a razón de $ 6 por persona. Mientras que con $ 55 diarios se podrá
evitar la pobreza y vivir una vida con todos los servicios básicos satisfechos, no
sólo los alimentarios. Es decir, con $ 13 diarios para cada uno de los integrantes
de la familia tipo alcanzan para satisfacer esos requisitos. Realizando la conversión
de estos índices al tipo de cambio oficial, a un nivel de 5,19 pesos por dólar,
vemos como el umbral de indigencia fijado por el Indec es incluso menor al fijado
por el Banco Mundial que generalmente basa sus estimaciones en relación a los
países más pobres del mundo.
Ahora bien, estas cifras serían para
reivindicar por el Gobierno Nacional si no fuera por el hecho de que mantiene
profundas diferencias ideológicas y metodológicas con el Banco Mundial, al igual
que gran cantidad de economistas en todo el mundo. Es criticado a nivel mundial
por no reflejar fielmente cada realidad nacional. En este sentido se ha expresado la
Cepal, que generalmente ha sido condescendiente con los indicadores brindados
por la Argentina. El propio organismo americano ha criticado el enfoque
meramente economicista a la hora de medir los índices de pobreza e indigencia.
Sin embargo, en nuestro país existe una doble interpretación a la hora de referirse
a los niveles de pobreza. Por un lado, desde el Indec, como veremos más
adelante, se cuestionan los métodos de medición y se relativiza sus resultados. Sin
embargo, para todas las demás implicancias sociales, como la ley que es objeto del
actual proyecto, se toman esos índices. Incluso en el discurso público y para la
elaboración del Presupuesto Nacional que es donde se fijan las partidas para el
Fondo Especial de Nutrición y Alimentación Nacional tal como estipula el Artículo
9° de la ley 25.724 . Esto plantea discusiones más profundas y complejas que
este proyecto cuya confección está dada por la urgencia. Esto es debido a que
aquí se pone en juego el derecho más básico de todos, después de la vida: el
derecho a la alimentación.
Basta sólo con hacer algunas
comparaciones a nivel mundial para reflejar la calidad de los indicadores
nacionales. Según las estimaciones del Indec, la CBA se ubica actualmente en
725,97 pesos para una familia tipo, es decir, para 4 personas. Son, a tipo de
cambio oficial, aproximadamente 136 dólares. La cifra se vuelve altamente
elocuente si se compara, por ejemplo, con Zimbabwe, país donde el costo de la
Canasta Básica, y por lo tanto el límite de indigencia, se ubica en torno a los 158
dólares. Estos datos pertenecen al mes de febrero según lo aportado por
Rosemary Siyachitema, directora del Consumer Council of Zimbabwe, el organismo
a cargo de las mediciones de índices de precios en el país africano.
En tanto, el índice homólogo a la CBT
en Zimbabwe se ubicó en torno a los 570 dólares para una familia tipo en
comparación a los 312 dólares que establece el Indec en nuestro país. Zimbawbe
es un país que ocupa el puesto 172 en cuanto a Índice de Desarrollo Humano
(IDH) del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y alrededor
del 70 % de su población vive bajo la línea de pobreza. En tanto, Argentina ocupa
el puesto 45 en cuanto a IDH y la pobreza es de un 5,4 %.
Pero la comparación resulta aún más
llamativa si se tiene en cuenta a países con niveles históricamente bajos de
pobreza que, según las últimas estimaciones, se encuentra incluso por encima del
nivel argentino. Tal es el caso de Suiza que según las últimas mediciones
disponibles, la pobreza se ubica en torno al 8 % del total de la población. Claro
que en ese país se considera pobre a cada persona que cobra menos de 2.400
dólares por mes.
En síntesis, resulta altamente
llamativo y digno de un minucioso caso de análisis el hecho de que Argentina fije
la línea de pobreza e indigencia por debajo de los valores en los que lo hace un
país Zimbabwe y tenga mejores indicadores de pobreza que un país como
Suiza.
En este sentido resulta esclarecedoras
las palabras de la actual directora del Indec, Ana María Edwin, quien en una
entrevista a la agencia de noticias Paco Urondo, titulada "Las mentiras del diario
Clarín o del hermano de Altamira", en alusión al periodista de Clarín Ismael
Bermúdez, dijo lo siguiente: "Vos me podrás preguntar ¿por qué no discontinúan la
Canasta Básica Alimentaria? No la discontinuamos porque sirve como serie
temporal para ver cómo va evolucionando la condición de vida de la población.
Esto en los años 80 era francamente innovador, hoy en día lo cierto es que sirve
para poco, pero es semejante a lo que acontece con las necesidades básicas
insatisfechas que, por ejemplo, se calculan a partir de un censo de población. Era
un indicador interesante en los años 80, hoy en día no tiene ningún valor para
saber efectivamente cómo está viviendo el Pueblo, pero lo seguimos llevando
adelante para no discontinuar una serie de estadísticas que nos permite ver si hay
mejoramiento, como tendencia general no como dinero per cápita, o si hay
empeoramiento en las condiciones de vida de la gente". La respuesta surge en
respuesta a la polémica por los valores de la CBA y el dinero que necesita una
persona para no ser indigente. Al respecto, Edwin enfatizó que "el INDEC nunca
ha difundido que se necesitan $6 para que una persona coma por día" (1) .
Para ahuyentar cualquier tipo de
dudas, en el año 2012 el Indec también elaboró un informe titulado Canasta Básica
Alimentaria y Canasta Básica Total. Historia, Forma de Cálculo e Interpretación. Allí
se explica de manera clara el sentido que tienen ciertas estadísticas para el Indec
(2) :
"(...) los valores de la Canasta Básica
Alimentaria y la Canasta Básica Total constituyen valores teóricos, es erróneo
realizar para cualquiera de ambas un promedio simple por individuo y por día. Con
relación a los hogares, por varios motivos, las estrategias de supervivencia no se
definen por individuo sino en términos del conjunto de sus integrantes conforme al
nivel socioeconómico al que pertenecen. Por ejemplo, resultaría absurdo que al
comprar un kilo de harina, cada uno de los integrantes de un hogar de cuatro
miembros tome para sí un cuarto de su contenido. Por otra parte, al realizar un
cálculo de esta índole, los ingresos diarios se verían incrementados en los meses
de 30 días, lo que muestra lo pueril de tales razonamientos.
En este sentido, es necesario aclarar
explícitamente que ningún comunicado del INDEC informa costos diarios de la
Canasta Básica Alimentaria ni de la Canasta Básica Total.
Los estudios de pobreza por
insuficiencia de ingresos tratan de establecer la magnitud del conjunto de hogares
que quedan sujetos a una carencia crítica de ingresos. Es necesario definir qué
características presenta el conjunto de hogares indigentes o pobres. En estos
casos se hace referencia a los límites inferiores de ingreso, y consecuentemente de
consumo, por cierto alejados de lo que constituyen los hábitos de consumo de los
sectores medios de la población.
Las limitaciones anteriormente
señaladas respecto a la medición de la pobreza por línea de ingreso torna
necesaria la utilización de nuevas metodologías superadoras de este enfoque,
tanto como de otras metodologías alternativas utilizadas hasta el momento.
Actualmente, existe un amplio
consenso respecto a entender la pobreza como un fenómeno multidimensional y se
cuenta con desarrollos y avances metodológicos que apuntan a la medición de la
accesibilidad a bienes y servicios, así como a los derechos ciudadanos, más allá de
las capacidades de consumo individuales.
No obstante, para estos nuevos
enfoques todavía son varios los temas pendientes a resolver. Sin duda, uno de los
más complejos es el de la construcción de indicadores sintéticos, en donde las
soluciones no están acordadas ni cerradas.
En ese sentido, aún siguen siendo
pocos los países que han adoptado oficialmente un indicador multidimensional de
la pobreza. Entre ellos, México en 2010 y Colombia, un año más tarde.
Asimismo, la Unión Europea y el
PNUD, como entidades supranacionales, también han implementado recientemente
indicadores para la medición multidimensional de la pobreza.
El objetivo y desafío institucional
consiste precisamente en presentar una propuesta metodológica de medición que
permita caracterizar y contabilizar la pobreza desde un enfoque multidimensional,
programa en el que el INDEC se encuentra actualmente trabajando".
Resulta a modo de conclusión que el
propio Indec desconfía de la metodología por la cual mide la pobreza y la
indigencia. Si a estos le sumamos las declaraciones de Edwin donde afirma que
"hoy en día- la Canasta Básica Alimentaria - no tiene ningún valor para saber
efectivamente cómo está viviendo el Pueblo", llegamos a un punto de evidente
gravedad ya que existe programas como el Plan de Seguridad Alimentaria, objeto
de este proyecto, que dependen en sí mismos de la fiabilidad de esos índices. Y
aquí lo que se pone en juego no son simples números sino la alimentación y la
vida de miles de personas. Sin embargo, resulta una encrucijada la resolución del
problema ya que los organismos internacionales como la Cepal o las Naciones
Unidas toman como parámetros para sus mediciones a las estadísticas oficiales.
Por lo tanto, las cifras alternativas sólo pueden obtenerse de acuerdo a mediciones
privadas o de organizaciones sociales que realizan relevamientos en diferentes
distritos.
Seguirá habiendo gente con hambre
porque las personas que debieran establecer los mecanismos adecuados para
facilitarle la ayuda no se abocan a ayudarlos. Mientras el Indec "estudia"
metodologías para mejorar sus mediciones, miles de personas aguardan ser
relevadas de manera justa para saciar el hambre que los aqueja. La manipulación
de estadísticas oficiales conlleva un alto grado de responsabilidad porque, en casos
como este, influye directamente en la vida de los habitantes. La disparidad
estadística deja de redundar en una mera discusión retórica sobre la calidad de las
cifras para materializarse en un auténtico abandono de personas por parte del
gobierno nacional, quien en su calidad de instrumentador de las políticas estatales,
debería socorrer.
Resulta contradictorio también el
hecho de que el Índice de Precios al Consumidor, a través del cual es posible
calcular la inflación y por lo tanto el verdadero impacto en el poder adquisitivo de
la población, sólo incluye Capital Federal y Gran Buenos Aires. Teniendo en cuenta
que en leyes como la que estamos estudiando son de carácter nacional, las
implicancias para las demás zonas del país no están debidamente representadas,
con las graves consecuencias que esto puede ocasionar. Sin embargo este es un
tema para otro tipo de debate más amplio.
Considerando entonces que, ante la
falta de fiabilidad de las estadísticas del Indec en cuanto a las mediciones de
pobreza e indigencia, cuestionadas por el propio organismo estatal, modificar la
referencia del artículo 2 ° de la ley 25.724 en cuanto a los alcances del Programa
de Seguridad Alimentaria que seguirá siendo la línea de pobreza fijada por el Indec
pero a la cual habrá que agregarle una corrección 300 % superior ya que
consideramos que es una medición más acorde a la realidad de donde se debería
encontrar la línea de pobreza en base a los verdaderos índices de inflación y el
costo de vida.
Según datos del Indec, la evolución
de la CBT desde el año 2007, año de su intervención, hasta la actualidad, fue del
81 %. En tanto, la evolución del salario mínimo supuso un aumento del 319 %
desde el 2007 hasta la fecha. Este aumento coincide con las estimaciones
privadas que fijan el aumento de los precios de los productos básicos desde el año
2007 entre un 300 % y un 350 %, si se toman las cifras acumuladas. Muy lejos del
80 % que se desprende de las cifras oficiales. Es decir, mientras que el salario
aumentó a la inflación real, la Canasta Básica Total sufrió una variación por lo
menos 4 veces menor.
Estos datos surgen del propio
aumento del salario mínimo vital y móvil que ha avalado el Gobierno a través de
los últimos años y que desde el año 2007 supone un incremento del 319 %. Es
decir, los salarios mínimos no aumentan en ningún lado del mundo porque al
Gobierno le sobra dinero y entonces decide volcarlo a la población. Por el
contrario, se ajustan para cumplir con los estándares mínimos que necesita una
persona para vivir. Es también una forma de saber cómo evoluciona la inflación y
el costo de vida en un país. Por esa razón se vuelve tan representativo a la hora
de establecer este tipo de analogías ya que evidencia una grave falta de
adecuación con los demás índices avalados por el Gobierno.
Este aporte es sobre la base del poder
adquisitivo real que se ha venido dando en nuestra economía y que ha ido
decreciendo a pesar de los números del organismo oficial. Esto se ejemplifica en
los datos aportados por los Índices de Precios que realizan las propias provincias
como también por organismos privados como el Observatorio de la Deuda Social
en la Argentina o el Índice de Precios Barriales que ubican la inflación de los
últimos años en un promedio de 20 % anual en contraposición con el 10 % del
Indec. Por esa razón, y dada las incongruencias manifestadas por el propio
organismo, es que solicitamos la aplicación de esta medida hasta tanto se
normalice la situación del Indec que carece de un funcionamiento adecuado desde
el año 2007, fecha en que fue intervenido.
Por los argumentos expuestos es que
solicito a mis pares la urgente aprobación del presente proyecto de ley.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
THOMAS, ENRIQUE LUIS | MENDOZA | FRENTE PERONISTA |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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ACCION SOCIAL Y SALUD PUBLICA (Primera Competencia) |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |