La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar beneplácito por el traslado de los restos del poeta Luís Leopoldo Franco a la ciudad de Belén, Catamarca, el pasado 31 de agosto de 2011.

Señor presidente:

El pasado 31 de agosto sucedió en Belén, provincia de Catamarca, un acontecimiento del cual queremos expresar nuestro más sincero beneplácito por su significación para las letras catamarqueñas y argentinas. Ese día regresaron a su tierra los restos mortales de Luís Leopoldo Franco, poeta catamarqueño que expresó en su poesía un profundo amor por lugar de origen.

Para comprender la importancia y emotividad de la ceremonia, debemos decir que todo el pueblo belicho acompañó el traslado de sus restos. La presencia del gobernador de la provincia, el hijo y tres nietos del escritor además de autoridades locales dieron marco a la ceremonia. Asimismo, la Cámara de Diputados provincial realizó una histórica sesión en la ciudad de Belén, donde se dio entrada a un proyecto para instaurar el 15 de noviembre como Día del Poeta Catamarqueño, en recuerdo a la fecha del natalicio del escritor.

Pero ¿quién fue Luís Franco? Nacido en Belén, Catamarca, en 1898 y con sólo 20 años de edad, ganó el Premio de Honor en el certamen literario "Juegos Florales", con su Oda Primaveral. Su necesidad de aprendizaje y espíritu inquieto lo llevaron a vivir un tiempo en Buenos Aires mientras viajaba regularmente a su lugar de origen. En la gran ciudad visitaba librerías y bibliotecas; en Belén cultivaba su finca.

Estuvo preso en varias oportunidades por defender el agua de riego y por sus posiciones de defensa de los lugareños. Sus ideas cercanas al comunismo, el anarquismo y el ateismo lo privaron del reconocimiento de sus contemporáneos locales.

Tal como publicara el Diario El Ancasti de Catamarca en su edición del 1º de septiembre de 2011, estas son algunas de las personalidades que opinaron sobre la obra del poeta:

Roberto Artl (1941) en Argentina Libre, revista literaria de Artl: "Un silencio fervoroso ha saludado la aparición de la monstruosa obra de este poeta -Suma- que, como Walt Whitman, podría decir de sí mismo: "Yo no soy sólo un hombre. Soy una batalla". Escribo estas líneas después de haber hojeado archivos, después de haber sopesado el enorme libro, de haberme sumergido en él con el cauto terror que al comienzo nos producen el océano o la selva. Leyendo a Franco he recordado la talla de los hombres que hombrean el Renacimiento y almacenan en sus cuerpos una fuerza cósmica lo suficientemente vasta para transformar un bloque de piedra en multitud de dioses y gigantes. Y la envidia le grita: - ¡Maldito seas por la música que se escapa de tu flauta divina y por no haber encontrado un pie que empujara tu libro al fondo del mar!".

Leopoldo Lugones, en una crítica publicada en el diario La Nación el 9 de agosto de 1923: "Este poeta Luis Franco nació con la facilidad, que es un don del ala. Canta como el pájaro, por llamamiento de la naturaleza...He aquí un poeta pagano que ama la vida y la canta porque la siente bella en la delicia de su amor...Tanto goza, con tanta sinceridad se entrega a su emoción, que canta en noble verso al propio cuerpo viviente".

Juana de Ibarbourou (1923) sobre el Libro del Gay Vivir: "Libro que llega a mi corazón como un grito cordial, al que responde, conmovido, mi grito, y tal como quisiera haber hecho uno mío, más límpido y más puro y más bello que un río. Libro al que estoy tentada de gratarle: ¡hijo mío! Bendita sea, Luis Franco, tu estupenda poesía. Tu alegría dio el fruto que no dio mi alegría".

Durante su vida escribió alrededor de 52 obras; 18 versos y 34 prosas. Entre ellas: "La flauta de caña" (1920), "Nuevo Mundo"(1927), "El corazón de la guitarra, carpeta con dibujos de Ricardo Carpani" (1963), "Insurrección del poema" (1979), "Los hijos de Llastay (Fábulas o relatos de animales)" (1926), "América inicial" (1931), "El otro Rosas"(1945), "Domingo F. Sarmiento (antología)" (1959), "De Rosas a Mitre: medio siglo de historia argentina"(1967), entre otras importantes producciones.

Luis Leopoldo Franco murió un 1 de junio de 1988, próximo a cumplir sus 90 años, en un asilo de ancianos de Ciudadela (Buenos Aires), donde transcurrió los últimos años. Luego de 23 años, sus restos descansan ahora en la tierra que amó, escribió y por la que luchó.

Por todo esto, señor Presidente, pido la aprobación del proyecto de Resolución.