PROYECTO DE TP
Expediente 4534-D-2008
Sumario: SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO DISPONGA EL CUMPLIMIENTO DEL "CONVENIO DE DESARROLLO SUSTENTABLE DE JOHANNESBURGO" POR LA REPUBLICA ARGENTINA, SUSCRIPTO EL 3 DE SEPTIEMBRE DE 2002 EN SUDAFRICA.
Fecha: 27/08/2008
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 108
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:
Solicitar al Poder Ejecutivo
Nacional la instrumentación de los mecanismos necesarios para
proceder al cumplimiento, por parte de la República Argentina del
denominado "Convenio de Desarrollo Sustentable de Johannesburgo",
suscripto el día, 3 de septiembre de 2002, en Johannesburgo,
Sudáfrica.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Desde inicios de los años 1970 y
sobre todo a partir de la crisis del petróleo de 1973, los países entendieron y, a
partir de ello desarrollaron políticas de largo plazo, que la diversificación de las
matrices energéticas nacionales, con el consecuente aprovechamiento de las
diversas fuentes de energía era prioritario para tender a la autarquía energética, es
decir a la posibilidad de controlar el acceso a los recursos energéticos, entendiendo
por tales no solamente los recursos fósiles, sino también toda otra fuente de
energía.
Para ese entonces también los países
establecieron la necesidad de propender al desarrollo humano sostenible, para lo
cual la preservación y conservación del ambiente, resulta central.
Poco a poco se fue generando el
consenso a nivel global de la necesidad de garantizar el equilibrio entre el
ambiente, la economía y la sociedad. Solo el equilibrio entre los índices
representativos de estos factores acerca al desarrollo sostenible o sustentable.
El desarrollo sustentable solo se logra
cuando la industria de base está integrada por una matriz de carácter sustentable,
y, dentro de los insumos de base para el desarrollo humano, la energía es uno de
los principales elementos, conjuntamente con el agua.
El acceso a las fuentes es uno de los
primordiales desafíos de las diferentes sociedades. Cada vez más, las sociedades
necesitan de la energía para su crecimiento y para el mantenimiento de las
condiciones de vida dentro de las mismas.
Hasta hace tres décadas, y, sin la
premura del deterioro ambiental y cambio climático por todos conocida, y sobre los
cuales no pretendo explayarme, los Estados nacionales, desarrollados o no,
consideraban a las fuentes fósiles como las únicas de interés estratégico. Los
hidrocarburos - básicamente petróleo y gas- la energía nuclear y el carbón eran y
son, esenciales en todas las matrices energéticas de los países. En algunos casos,
se le suma el aprovechamiento del recurso hidráulico en aquellos países con
potenciales.
A partir de 1973, y en especial a
partir del segundo lustro de la década del '80, se inició una lenta pero pautada y
clara incorporación de las renovables a las matrices energéticas. Los países
europeos incorporaron biomasa, energía eólica y programas de inserción de
energía solar a sus matrices.
Algunos países históricamente habían
incorporado fuentes de energía renovables de características locales a sus
matrices. El caso de Finlandia con la geotermia, por ejemplo.
Pero lo cierto es que en la década del
noventa, los países europeos y, en los últimos años, también los EEUU, Canadá y
otros, han realizado ingentes esfuerzos para diversificar las matrices energéticas,
entendiendo por tales, el menú de oferta de acceso a las fuentes de energía en
proporciones porcentuales considerables.
Nuestro país hizo enormes esfuerzos
a lo largo de varias décadas para la diversificación de su matriz energética y sobre
todo eléctrica -me referiré a esta última-. En la década del sesenta comenzaron de
la mano de instituciones estatales: Gas del Estado, Agua y Energía Eléctrica SE y la
CNEA, los primeros desarrollos de gasoductos y centrales térmicas, que se fue
extendiendo por tres décadas. La energía nuclear comenzó el proceso de
investigación allá por los '50 y, en los '60, se planificaron las centrales de Embalse
y Atucha I. En los '70 le tocó el turno a las centrales hidroeléctricas, proceso que
continúo en los '80. Chocón Cerros Colorados, el desenvolvimiento de la Cuenca
Comahue, Río Uruguay con Salto Grande y finalmente Yacyretá, completando una
serie de mega obras, que complementaron las pequeñas y medianas centrales
hidroeléctricas de Cuyo, NOA y Patagonia.
En los noventa, el crecimiento de la
demanda fue atendida con la incorporación de centrales térmicas, en general en
áreas cercanas a la demanda, y alejadas de las bocas de pozo, lo que significó el
crecimiento de la demanda asociada al transporte de gas.
Los crecimientos de las demandas
sostenidas de gas y electricidad, por diversas cuestiones, no han sido atendidas
por el crecimiento de la capacidad instalada. Diferentes señales regulatorias,
macroeconómicas y problemas sectoriales han contribuido a ello.
Pero, a su vez, varios países como
Brasil, o España, atendiendo a la realidad ambiental y energética, al crecimiento
proyectado de la demanda y a la problemática de abastecimiento, se centraron en
los esfuerzos de diversificación de la oferta eléctrica. ¿Cómo lo hicieron?:
investigaron seriamente y legislaron sobre el tema.
Las energías renovables plantean así,
dos cuestiones centrales para las economías de la energía. La primera es que las
mismas son limpias y, desarrollada la tecnología, el "combustible", viento, agua,
biomasa, no tiene costo o tiene el costo logístico de ponerlo en la unidad de
generación, estando distribuido en todos los países en diferentes proporciones.
Esto permite que cualquier generador y la sociedad, conozca el costo de
producción desde el inicio del proyecto, el que permanecerá a lo largo de la vida
útil de la tecnología instalada. Esta enorme ventaja respecto de los combustibles
fósiles (carbón, gas petróleo, principalmente) cuyo costo de producción es
incremental a partir de la vida media útil de los yacimientos, que a pesar del
desarrollo tecnológico, el acceso a las fuentes tiene menor crecimiento que la
proyección del crecimiento de la demanda y que, además de otras cuestiones
político- económicas, impactan directamente sobre el precio, principalmente
porque la distribución de esos recursos está concentrada geográficamente en
algunos países y por pocos productores.
El otro punto central de la
incorporación de renovables está directamente ligado a la cuestión ambiental de
las renovables, energías cuya tecnología de aprovechamiento es de bajo impacto
ambiental. Ha quedado probado que las energías llamadas renovables impactan de
modo muy tangencial al ambiente en comparación con la utilización de las energías
fósiles.
La normativa internacional ha
propendido a bajar los impactos ambientales con diferentes programas. A partir del
Protocolo de Kyoto, varios de los convenios adicionales han propendido al
desarrollo de metodologías para disminuir los impactos ambientales negativos.
La Convención de Johannesburgo,
realizada en el marco de los acuerdos que integran el Protocolo de Kyoto,
establece para todos los países firmantes, el compromiso de integrar a sus
matrices eléctricas al menos un 14% de la capacidad instalada a partir del año
2010 en energías renovables
De más está decir que ese menú de
fuentes de energía es modificable por los países firmantes en los términos de su
propios recursos de bajo impacto ambiental.
Se requiere implementar entonces la
incorporación efectiva interna de lo pautado en esa Convención, adoptando el
criterio que al menos el 14% de la capacidad instalada de generación eléctrica,
provenga de energías renovables. Esto no solo es posible sino que también es
conveniente y rentable en nuestro país.
Es conveniente porque esas
incorporaciones tienen un doble impacto positivo. Argentina, que tiene hoy una
autarquía energética basada en los hidrocarburos, podrá mantener por más tiempo
esa condición en la medida que incorpore renovables a su matriz, de modo que la
disponibilidad de combustibles para la generación no requiere de ningún tipo de
transacción con el exterior. El crecimiento de las demandas gasíferas y la
paralización de la diversificación de la matriz eléctrica por falta de incorporación de
renovables, son la situación actual. Su reversión se logra estableciendo en la
norma interna el cumplimiento de Johannesburgo.
Además de las cuestiones de política
estratégica y la autarquía del efecto positivo sobre el ambiente, hay un punto
central que avala el desarrollo de las energías limpias, y es que en el largo plazo,
su costo total de producción de energía es menor que el costo total de las
unidades de generación térmica o nuclear. Es decir, estamos ante una tecnología
económicamente eficiente.
La Convención de Johannesburgo
establece un porcentual determinado (14%) y un plazo para iniciar su
cumplimiento, sin embargo no establece la proporción de cada una de las energías
renovables que deberá desarrollarse porque eso cambia de país a país.
En nuestro país, el recurso eólico,
solar y agua es lo suficientemente abundante para ser incorporado. Otro tanto
sucede con la biomasa, que, por motivos logísticos no se ha desarrollado, pero
tiene un potencial de desarrollo considerable.
En definitiva, el proyecto sometido a
consideración establece un mecanismo de incorporación de generación de energía
limpia, de modo genuino y la creación de numerosos puestos de trabajo altamente
calificados
Sé que una de las dudas que se
suscitarán es: cuánto le va a costar a la sociedad la incorporación de las energías
limpias. Y la respuesta es muy simple. En el largo plazo siempre le costará menos
que disponer de los recursos fósiles. Y a posteriori, las energías limpias tienen un
beneficio adicional: toda la sociedad y el mercado conocen desde el momento
inicial de la inversión cual es el precio de la electricidad. En la matriz eléctrica
actual el precio del mercado está directamente vinculado al precio del gas, siendo
una incógnita su disponibilidad y precio en términos de largo plazo.
Al respecto existe otra consideración
que no podemos dejar de efectuar, y es el costo de la energía emergencial.
Nuestro país hoy tiene máquinas térmicas duales, es decir que por indisponibilidad
de gas, trabajan con otros combustibles líquidos, principalmente fuel oil y gasoil.
La generación con el combustible alternativo al gas ya hoy supera ampliamente el
costo de producción de cualquier energía renovable, a excepción, quizá, de la
solar. Y ello, sin siquiera considerar la falta de suministro y el dañoso impacto para
la economía, la calidad de vida y la sociedad toda.
Es decir que ante la falta de gas, hoy
el mercado paga más por unidad generada con energías convencionales de lo que
pagaría para desarrollar las energías renovables. La obvia pregunta sería: ¿Y por
qué no hacerlo?.
Sin abrumar en
consideraciones técnicas o de mercado, es el sentido común lo que nos lleva a
presentar el proyecto, en el convencimiento que todos los legisladores tenemos
por objeto esencial de nuestra tarea desarrollar los lineamientos que propendan al
desarrollo sustentable tal como lo consigna nuestra Carta Magna en sus artículos
41º "Todos los habitantes gozan del derecho a un ambiente sano, equilibrado,
apto para el desarrollo humano y para que las actividades productivas satisfagan
las necesidades presentes sin comprometer las de las generaciones futuras, y
tienen el deber de preservarlo. El daño ambiental generará prioritariamente la
obligación de recomponer, según lo establezca la ley(...) Corresponde a la nación
dictar las normas que contengan los presupuestos mínimos de protección, y a las
provincias, las necesarias para complementarlas, sin que aquellas alteren las
jurisdicciones locales..."
Por todo lo expuesto, solicito a mis
pares la aprobación del presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
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