PROYECTO DE TP
Expediente 4478-D-2012
Sumario: FELIPE VARELA: DENOMINAR CON SU NOMBRE A UN ESPACIO PUBLICO NACIONAL Y COLOCAR UNA PLACA DE MARMOL EN SU HOMENAJE.
Fecha: 29/06/2012
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 79
El Senado y Cámara de Diputados...
Artículo 1º.-
Objeto: Denomínese Felipe Varela a un espacio público nacional,
sin denominación oficial, con el fin de brindarle un homenaje de
reconocimiento a su figura.
Artículo 2º.-
Reconociendo: Colóquese una placa de mármol con la siguiente
leyenda: EL HONORABLE CONGRESO DE LA NACION ARGENTINA
RINDE HOMENAJE A DON FELIPE VARELA, CAUDILLO
CATAMARQUEÑO QUE CON SU BANDERA "POR LA UNIÓN
AMERICANA" SE OPUSO AL GENOCIDIO DE LA GUERRA DE LA
TRIPLE ALIANZA.
Artículo 3º.-
Presupuesto: Los gastos que demande el cumplimiento del
presente serán imputados a la partida presupuestaria
correspondiente.
Artículo 4º.-
Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Si hay algún caudillo
federal cuya epopeya mantiene actualidad, es la del catamarqueño
Felipe Varela. Su bandera fue por la "UNION AMERICANA" y
levantó su montonera oponiéndose al genocidio de la guerra del
Paraguay y en contra de una alianza que contaba con un imperio
esclavista, el del Brasil, y con la de un gobierno ilegítimo el de la
República Oriental del Uruguay, que había usurpado el gobierno
con el apoyo de la ocupación militar brasileña, que culminó con el
sitio y bombardeo de Paysandú desde tierra y desde el río
Uruguay, mediante la flota brasileña que era aprovisionada de
munición por el gobierno del Gral. Bartolomé Mitre.
Así culminó el
comienzo de una triple alianza en contra del Paraguay, el cual se
vio cercado en su salida al mar por el gobierno unitario de Buenos
Aires y el gobierno colorado de Montevideo, esto provocó la
reacción paraguaya y fue el comienzo de una guerra cruel y
fraticida. Las tropas paraguayas cruzaron la provincia de Corrientes
para ocupar la ciudad brasileña de Uruguayana. Los correntinos no
opusieron resistencia al paso de tropas paraguayas y los recibieron
con amistad dada su igual índole guaraní y la misma oposición a la
esclavitud.
Asimismo, el Gobierno
de Buenos Aires consideró esto como una invasión y declaró la
guerra al Paraguay con lo que se cumplió con el plan
anteriormente acordado con el Brasil de destruir el progresista
Paraguay. El Gobierno de la República Oriental del Uruguay,
obligado por el poder imperial, al que le debía el acceso al
gobierno de Montevideo, también entró en guerra contra el
Paraguay, y así nació la llamada Guerra de la Triple Alianza.
Felipe Varela tomó
contacto con la llamada Unión Americana, consistente en una red
que se oponía a los ataques europeos en contra del Perú y que se
había opuesto enérgicamente al apoyo del Imperio y del Gobierno
de Buenos Aires a la revolución en la República Oriental del
Uruguay, cuyo nuevo gobierno dependía totalmente de la
financiación de Río de Janeiro y Buenos Aires, y de la Banca Mauá
del Brasil.
Por la Ley Nº 5.245 el
Gobierno de la Provincia de Catamarca, determinó el 4 de junio día
de Homenaje a la memoria del Caudillo Coronel Felipe Varela, y el
Congreso de la Nación no puede ignorar la actualidad y pertinencia
de homenajear a éste argentino que cayó en la pobreza al vender
sus propiedades para financiar su lucha en contra de una guerra
fraticida en pos de la Unión Americana, la que actualmente se
manifiesta en el Mercado Común del Sur (MERCOSUR) y en la
Unión de Naciones de América del Sur (UNASUR).
En su famosa
proclama decía "...soldados federales! nuestro programa es
la práctica estricta de a Constitución jurada, el orden
común, la paz y la amistad con el Paraguay, y la unión con
las demás Repúblicas Americanas..."
La deuda
histórica con Felipe Varela
En lugar de
promoverlo como "demonio", caso Rosas, frente a las estampitas
de Rivadavia o Mitre, la historia oficial prefirió omitirlo de una.
Perseguido y
denigrado en vida, silenciado y difamado luego de su muerte.
El l8 de junio de 1870,
en el cementerio de Tierra Amarilla, pequeña aldea cercana a
Copiapó, en el norte chileno, unas pocas personas acompañan los
restos mortales de Felipe Varela a su morada definitiva. Un día
antes, el cónsul argentino en esa ciudad, Belisario López, le
comunicaba al embajador Félix Frías: "Este caudillo de triste
memoria para la República Argentina ha muerto en la última
miseria, legando solo sus fatales antecedentes a su desgraciada
familia".
Frías le contestará
días después: "Comuniqué inmediatamente a nuestro gobierno la
noticia del fallecimiento de Felipe Varela, a quien Dios haya
perdonado todo el mal que hizo a sus paisa..."."Triste memoria ...",
"fatales antecedentes . . . ", "Todo el mal que hizo . . . "
Solo, en la mas
absoluta miseria, envejecido prematuramente, Varela se encuentra
con la muerte mientras siguen lloviendo sobre su nombre los
dicterios del enemigo.
A partir de aquel día,
las fuerzas sociales que lo habían combatido organizaron una
minuciosa campaña de silenciamiento alrededor de su figura.
Varela ya no apareció
en los textos escolares, ni en las sesudas sesiones académicas, ni
en los suplementos de los grandes diarios, ni en los gruesos tomos
de historia que circulan en las universidades.
En lugar de
promoverlo como "demonio" -caso Rosas- frente a las estampas
santificadas de Rivadavia o Mitre, la historia oficial prefirió omitirlo
lisa y llanamente.
Durante décadas, su
nombre resultó ignorado especialmente en aquellos lugares donde
la tradición oral fue interrumpida por el predominio de la
inmigración.
Así, fue uno mas que
ingresó a la lista de los "malditos" registrados en el índex
sancionado por la oligarquía.
Durante mucho
tiempo, solo ese hombre anónimo de La Rioja o Catamarca, a
quien la verdad histórica le llegó de labios de su propio abuelo
montonero, resguardó la memoria del caudillo. Décadas mas tarde,
cuando ya fue imposible ignorar al jefe de una vasta insurrección
que puso en pie de guerra a todo el noroeste argentino, la clase
dominante recurrió a la descalificación, apelando al arsenal de
invectivas que Mitre y sus adláteres habían dirigido contra los jefes
populares.
De ese modo, Varela
salió del silencio para entrar en la historia como un "infáme
bandolero", "azote de los pueblos", "Atíla insaciable", "caudillo
sanguinario", "gaucho malo y corrompido hasta la médula de los
huesos". Para consolidar el vituperio se recurrió al folklore
oligárquico en el que aparece como culpable de "una mañana de
sangre", como un bandido que "matando viene y se va".
El triste destino de
Felipe Varela -perseguido y denigrado en vida, silenciado y
difamado luego de su muerte- no mejoró después de 1930 con el
auge del revisionismo rosista. Su lucha contra "el Restaurador", su
exaltación de la batalla de Caseros y de la Constitución de 1853, su
condena a la política porteñista -ya fuesen sus ejecutores
Rivadavia, Mitre o'Rosas- lo convirtieron en figura poco simpática
para los primeros revisionistas.
Solo algunos -los
menos ligados a la concepción rosista- prestaron atención al jefe
montonero y tiempo más tarde, otros se atrevieron a condenar al
mitrismo y a la guerra de la Triple Alianza , lo que de por sí llevaba
a revalorar a Varela.
Pero, en general, el
Rosísmo se atragantó con el caudillo catamarqueño, quien resultó
triturado y deformado, así, por dos corrientes historiográficas que,
en última instancia, brotan de la misma clase dominante.
Los historiadores
libérales, después de ignorarlo, lo habían condenado tachándolo de
"facineroso" y "sanguinario".
La variante
pseudomarxista de la vieja izquierda lo rotuló, asimismo, como
expresión del feudalismo reaccionario opuesto al progreso
civilizador del mitrismo que nos incorporaba a la economía
mundial.
A su vez, los
historiadores rosistas lo abordaron desde diversos ángulos, a cual
peor. Juan Pablo Oliver, obligado a optar entre Varela y Mitre con
motivo de la guerra de la Triple Alianza , prefirió a don Bartolo que
era, "en definitiva, el Presidente de la República Argentina " y
estigmatizó al caudillo como traidor. Vicente Sierra, por su parte, lo
considero desdeñosamente "como caudillo localista de escasa
significación".
Asimismo, hubo
quienes le reconocieron méritos pero, enfrentados al antirrosismo
del montonero, optaron por transcribir mutilada -y sin puntos
suspensivos que indicaran la omisión- su proclama de 1866 para
ocultar sus elogios a Urquiza, Caseros y la Constitución del '53.
Finalmente, otros
prefirieron transcribir honestamente la documentación íntegra
pero, recurriendo a artilugios hermenéuticos, terminaron
argumentando que Varela quería -aunque el no lo supiese- cumplir
el proyecto de Rosas, que el elogio a la batalla de Caseros era
simplemente táctica o error y que solo la ingenuidad pudo llevarlo
a confiar tantos años en Urquiza, siendo este "un simple servidor
de los intereses brasileños".
Felipe Varela ya no
era un bandolero, depredador de pueblos, ni tampoco un traidor a
la Patria. Era políticamente algo peor: un zonzo.
Estos distintos
enfoques historiográficos se resuelven, en última instancia, en una
coincidencia antivarelista sustentada en la concepción de que las
masas no son las protagonistas de la historia. Para unos, el motor
del desarrollo histórico son las élites "refinadas" estilo Rivadavia o
Mitre; para otros, los grandes estancieros patriarcales, estilo
Rosas. Del mismo modo, esta discusión histórica no hace más que
reflejar la polémica política.
El nacionalismo
reivindica a Rosas como defensor de la soberanía frente a la
invasión extranjera y condena con justicia a "los civilizados" que
apoyaron esa invasión pero asume posiciones reaccionarias por su
carácter bonaerense y oligárquico, o burgués, en el mejor de los
casos. Por eso, a su vez, combate también -como el liberalismo
oligárquico- al nacionalismo popular y latinoamericano ya sea
enjuiciando a sus caudillos o adulterándolos, como en el caso de
Felipe Varela.
Tanto a los
historiadores liberales como a los rosistas, les molesta que Varela
haya ingresado a la Argentina con un batallón de chilenos, que
haya tenido vinculaciones con el gobierno boliviano y que no se
haya sometido a los dictados de Buenos Aires, ni de Mitre, ni de
Rosas.
Y son precisamente
estas actitudes las que agrandan la figura del montonero en la
línea de Bolívar y San Martín y la exaltan hoy justamente cuando
los pueblos de la Patria Grande comprenden que su alternativa es
unirse en la liberación o permanecer desunidos en el coloniaje.
Solo a la luz de un
enfoque latinoamericano -por encima de las historias patrias
chicas- es posible captar la verdadera dimensión de la figura de
Felipe Varela.
Solo desde una
perspectiva nacional, democrática y revolucionaria, es posible
rescatar del silencio a este "maldito" demostrando no solo la
justicia de su lucha pasada, sino la insoslayable vigencia que
poseen hoy sus viejas banderas.
Felipe Varela retomó
actualidad por su visión anticipatoria a los procesos de integración
y por el ejemplo de su vida honesta, valiente y austera. Murió en la
pobreza, con tuberculosis durante su exilio a Chile.
Señor Presidente,
finalmente y para concluir, haciéndome eco de la visita de la
presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, a la
Provincia de Catamarca, el día 4 de junio en el marco de la
conmemoración de un nuevo año de la muerte del caudillo Felipe
Varela, y la previsión de que anuncie en dicha ocasión el ascenso
post-mortem del Coronel al grado de General de la Nación, lo que
constituye un acto de estricta justicia a fin de saldar la deuda
histórica que nuestro país tiene con el Coronel Felipe Varela.
Por todo lo expuesto
precedentemente, es que solicito la aprobación del presente
proyecto de Ley.
Fuente: Informe de
la Agrupación Felipe Varela incorporado a la fundamentación del
Proyecto de Reconocimiento a su figura, presentado en la Cámara
de Senadores de la Provincia de Catamarca.
Firmante | Distrito | Bloque |
---|---|---|
SOTO, GLADYS BEATRIZ | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
PILATTI VERGARA, MARIA INES | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
MOLINA, MANUEL ISAURO | CATAMARCA | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
---|
CULTURA (Primera Competencia) |
PETICIONES, PODERES Y REGLAMENTO |
PRESUPUESTO Y HACIENDA |