PROYECTO DE TP
Expediente 4435-D-2015
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO SOBRE DIVERSAS CUESTIONES RELACIONADAS CON LA VIGILANCIA Y PREVENCION DE LOS FENOMENOS VOLCANICOS Y SISMICOS.
Fecha: 19/08/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 104
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional
en los términos del art. 100 inc. 11 de la CN para que, a través del Instituto
Nacional de Prevención Sísmica (INPRES) dependiente de la Secretaría de Obras
Públicas del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y
demás organismos competentes en la materia; informen a esta Honorable Cámara
de Diputados de la Nación, sobre los siguientes puntos, vinculados a la vigilancia y
prevención de los fenómenos volcánicos y sísmicos.
1.- Efectuar una descripción de las
tareas de investigación y monitoreo que se llevan a cabo para prevención sísmica y
vigilancia de la actividad vulcanológica en todo el territorio nacional.
2.- Determinar el número de
empleados con que cuenta el Instituto Nacional de Prevención Sísmica, con asiento
en la ciudad de San Juan, provincia homónima y si dicha plantilla de personal
resulta suficiente para el cumplimiento de las actividades propias de dicho
organismo.
3.- Establecer si existe un programa
de coordinación y cooperación en el Cono Sur y en el ámbito federal e
interprovincial, concerniente a los fenómenos volcánicos.
4.- Precisar la cantidad de
acelerógrafos, sismómetros y sismógrafos con que cuenta el INPRES en su Red
Nacional de Acelerógrafos, delimitando su ubicación, estado operativo y tecnología
en uso.
5.- Señalar si se encuentra previsto
instalar acelerógrafos y/o sismógrafos o sismómetros en la zona cordillerana de las
provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, que
hoy no cuentan con dicha aparatología.
6.- Acreditar si la República Argentina
cuenta con un inventario completo de volcanes activos, consistente en un registro
actualizado que permita identificar potenciales amenazas. En caso negativo, o de
hallarse incompleto o en elaboración indicar las razones de dicha carencia o
demora y las previsiones existentes para su ulterior o futura realización.
7.- Especificar si desde el Poder
Ejecutivo Nacional se promueven carreras universitarias de Geotermia y técnicas
de estudio en Volcanes Activos y Riesgo Volcánico.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Los Andes son el resultado del
movimiento de las placas tectónicas, el que ocurre desde el periodo Mesozoico. Los
Andes se han levantado por la subducción de placas oceánicas por debajo de la
placa Sudamericana. Las placas que actualmente son subducidas son la de Cocos,
Nazca y la Antártica. Antes de formarse los Andes el margen occidental de
Sudamérica ya había sido el lugar de varias orogenias.
Algunos sectores de los Andes
presentan actividad volcánica como resultado de la fusión parcial de la cuña del
manto que suele ocurrir en zonas de subducción. El vulcanismo en los Andes se
distribuye en la actualidad principalmente en cuatro sectores:
Zona volcánica norte (Colombia y
Ecuador),
Zona volcánica central (Argentina,
Bolivia, Chile y Perú),
Zona volcánica sur (Argentina y
Chile)
Zona volcánica austral (Argentina y
Chile).
La falta de vulcanismo entre las tres
zonas volcánicas del norte y en Venezuela se piensa que se debe a una subducción
de ángulo bajo en esos lugares.
En los Andes peruanos y patagónicos,
gran parte de los macizos corresponden a batolitos de tonalita, granito y
granodiorita que corresponden a antiguas cámaras magmáticas que han sido
dejadas al descubierto por una combinación de alzamiento tectónico y erosión. Los
batolitos más grandes son el Batolito Costero Peruano, el Batolito Nord-Patagónico
y el Batolito Sur-Patagónico.
Andes australes. Compuesto por las
siguientes subregiones:
Zona volcánica austral (ZVA): desde
la latitud del golfo de Penas hasta los confines de la Isla Grande de Tierra del
Fuego y otras islas adyacentes.
Andes patagónicos: corresponde a la
zona al sur del Volcán Lanín en la Argentina y Chile, hasta el estrecho de
Magallanes, donde se interrumpe totalmente la cadena montañosa. Sus altitudes
medias oscilan entre los 1500 y los 2000 msnm, llegando en algunos puntos
fácilmente a superar los 3500 msnm. Destaca en esta cadena montañosa el monte
monte Fitz Roy y el Cerro Torre, monumentales picos agudos de 3375 y 3133
msnm en la frontera argentino-chilena, muy cerca de los glaciares Perito Moreno y
Viedma, el primero de ellos, visitado por centenas de miles de turistas anualmente.
Estas dos montañas han sido un gran
desafío para los escaladores desde hace décadas. También se destaca el macizo
del Paine, un grupo de torres graníticas de más de 3000 msnm que se elevan
sobre lagos y glaciares de la Patagonia chilena. Esta parte los Andes argentino-
chilenos son dominados por los gigantescos campos de hielo que constituyen las
reservas de agua dulce más grandes del mundo fuera de la Antártida y
Groenlandia.
Andes fueguinos: inmediatamente al
sur del estrecho de Magallanes, los Andes vuelven a cobrar altura, con picos
superiores a los 2000 msnm y coronados por un campo de hielo, con glaciares que
caen hacia el canal de Beagle.
Los Andes australes se extienden
hasta el extremo sur de América del Sur en Argentina y Chile. Esta región
concentra casi la totalidad de los tipos climáticos. Puede ser subdividida, a su vez,
en:
Andes de transición. Aquí se hallan los
picos más elevados, aunque la altura promedio desciende. Los pasos son difíciles y
escarpados. Están constituidos por sendas dorsales separadas por un valle
longitudinal de entre 10 y 40 km de ancho. Al oeste se encuentra la Cordillera de
la Costa, que apenas supera los 2000 msnm de altitud. Al este se yergue la cadena
principal con algunas de las cimas más elevadas: el cerro Aconcagua (6960,8
msnm), el volcán Tupungato (6635 msnm) y el cerro Mercedario (6770
msnm).
En los Andes patagónicos la Cordillera
vuelven la macroforma predominante, las alturas descienden drásticamente debido
en parte a la erosión glaciar que ha creado una costa de archipiélagos y fiordos, y
a la vez por la complejidad del proceso de subducción entre las placas de Nazca y
Sudamericana, la primera penetra a mayor profundidad y en menor extensión,
esto provocó un menor elevamiento respecto a zonas más septentrionales, pero
las alturas relativas de las montañas las hacen de las más codiciadas por
montañistas en todo el mundo pues estas montañas tienen sus bases casi al nivel
del mar.
Las alturas principales son el volcán
Lanín (3776 msnm), el cerro Tronador (3478 msnm), el monte San Valentín (4058
msnm), el monte Fitz Roy o cerro Chaltén (3375 msnm), el cerro Torre (3133
msnm), el cerro Paine Grande (3240 msnm) y las torres del Paine (3000 msnm).
La cordillera Darwin en la isla Grande de Tierra del Fuego presentan las últimas
grandes elevaciones antes de que los Andes finalmente se sumerjan bajo el mar al
este de la isla de los Estados. El monte Darwin es el más alto en Tierra del Fuego
(2488 msnm), seguido del monte Sarmiento (2350 msnm).
Los Andes se prolongan hacia el
oriente de la isla de los Estados (Tierra del Fuego) formando una cordillera
submarina denominada dorsal del Scotia, la cual solo logra aflorar por sobre las
aguas oceánicas en las cumbres o sectores más elevados de la misma, generando
de este modo islas, las cuales son llamadas Antillas del Sur: islas Aurora, Georgias
del Sur, rocas Clerke, islas Sandwich del Sur, Orcadas del Sur y Shetland del Sur.
Los Andes emergen nuevamente como cordón cordillerano en la Antártida con el
nombre de Antartandes, la gran cadena montañosa de la península Antártica.
La altura máxima de los Antartandes
es el monte Coman con 3657 msnm, en el segmento cordillerano llamado montes
de La Eternidad; se destaca también el monte Esperanza con 2860 msnm. Desde
los Antartandes se extiende una ramificación hacia el suroeste conocida como
montes Ellsworth, cordillera baja y en gran medida subglaciar que empalma a los
Antartandes con la otra gran cordillera antártica: las montañas Transantárticas. En
estos, más exactamente en el segmento llamado cordillera Diamante, se ubica la
mayor altitud de la Antártida Argentina, el nunatak monte Chiriguano con 3660
msnm. Hacia el Polo Sur geográfico se encuentra la meseta Polar.
Los países desarrollados con riesgo
volcánico como Japón, Estados Unidos e Italia poseen un inventario de volcanes
activos, lo cual les permite identificar potenciales amenazas. Argentina todavía no.
Así lo advirtieron varios especialistas en el XIX Congreso Geológico Argentino.
"El monitoreo geofísico en nuestro
país es insuficiente y son pocos los volcanes que se encuentran bajo vigilancia",
dijo a la Agencia CyTA el doctor Mariano Agusto, docente en Geoquímica y
Petrografía en el Departamento de Ciencias Geológicas de la UBA.
"Aunque hay algunos grupos de
investigación en las facultades, hace falta una decisión institucional que apoye con
fondos la realización de estudios básicos orientados hacia la reconstrucción de la
historia eruptiva de los volcanes en tiempos post-glaciales", subrayó la doctora
Patricia Sruoga, investigadora del CONICET en el Servicio Geológico y Minero
Argentino (SEGEMAR).
Sruoga indicó que Chile, por ejemplo,
ha contabilizado unos 65 volcanes activos a lo largo de la Cordillera de los Andes.
"Representan una amenaza potencial para Argentina por la generación de lluvias
de ceniza durante eventos explosivos", afirmó.
El segmento más peligroso coincide
con Mendoza y Neuquén, ya que en las proximidades del límite Argentina-Chile hay
volcanes de alta explosividad potencial como el Descabezado Grande-Quizapu,
Maipo, Planchón-Peteroa, Llatma, Copahue y Cordón Cauhe".
Según Sruoga, los únicos volcanes en
la Argentina bajo monitoreo son el Copahue y el Planchón-Peteroa, mientras que el
Observatorio Volcanológico chileno realiza monitoreo permanente de varios. Ese
observatorio de Chile "informa con un sistema de alerta por colores tipo semáforo
con el fin de prevenir reactivaciones. Esa información es valiosísima para la
Argentina y permite prepararse con anticipación".
En todo el mundo, el desvelo de los
vulcanólogos es predecir una erupción con suficiente antelación para mitigar sus
consecuencias. "Para el caso de los volcanes andinos, de naturaleza explosiva, esa
meta es difícil de alcanzar. Es indispensable conocer en profundidad el sistema
magmático y su historia eruptiva y llevar a cabo un plan de monitoreo que permita
identificar e interpretar las señales pre-eruptivas", señaló el doctor Alberto Caselli,
vulcanólogo de la Universidad Nacional de Río Negro.
Agusto indicó que se están realizando
grandes avances en el desarrollo de ciertos sensores remotos que determinan el
tipo y concentración de gases volcánicos para conocer la probabilidad de una
erupción. "Pero aún tienen escasa aplicación en nuestro país" (Fuente: Diario
Andino, http://www.dicyt.com/noticias/argentina-sin-un-inventario-completo-de-
volcanes-activos e Instituto Leloir).
La Vulcanología como disciplina
científica puede producir enormes aportes a la mitigación de las catástrofes
volcánicas. El estado actual del conocimiento de la actividad volcánica permite
realizar el seguimiento del volcán, aventurar un pronóstico y solo en casos muy
concretos hacer una predicción inmediata de la evolución del volcán.
En ocasiones se piensa que es posible
predecir el comportamiento de un volcán con mucha anticipación.
Desgraciadamente no es así; a pesar del avance de la ciencia desconocemos
muchos de los condicionantes internos de nuestro planeta como para poder
establecer inequívocamente la hora y fecha de una erupción. Los Volcanólogos
tratan de establecer la historia eruptiva del volcán para establecer su peligrosidad.
Por esta razón, aunque es imposible
predecir una erupción, sí puede llevarse a cabo un pronóstico que permita
minimizar su impacto. La historia demuestra que las mayores catástrofes
volcánicas han ocurrido por la incapacidad de observar las señales de peligro o por
la inconsciencia sobre su significado. Las técnicas de monitoreo actuales permiten
advertir estas señales con suficiente tiempo para adoptar las medidas necesarias
de protección a la población.
La vigilancia volcánica tiene como
objetivo emplear las técnicas más modernas para detectar la actividad volcánica
con anticipación a su última fase que es la que conocemos como una erupción
volcánica. En general no existe una metodología única para vigilar un volcán sino
que en cada país se han experimentado técnicas diversas que dependen
fundamentalmente de dos condiciones: la logística y el factor económico.
Sin embargo los cambios en la
sismicidad, la deformación y las variaciones en las condiciones geoquímicas son en
este orden los métodos precursores más ampliamente utilizados en la actualidad.
La existencia y dimensión del riesgo volcánico es un concepto que gradualmente
se está imponiendo en todo el mundo, a consecuencia de las últimas erupciones
catastróficas y de su impacto, ayudado por los medios de comunicación de masas
(Fuente: RISSO, Corina. El Riesgo Volcánico en la Argentina, en Gerencia
Ambiental, año Nº 7, Nº 64, pp 290-291, 339-342, junio 2000. Buenos Aires).
Por todo lo expuesto, solicito el
acompañamiento de mis pares a fin de aprobar el presente pedido de
informes.
Firmante | Distrito | Bloque |
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ASSEFF, ALBERTO | BUENOS AIRES | UNIR |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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CIENCIA, TECNOLOGIA E INNOVACION PRODUCTIVA (Primera Competencia) |