PROYECTO DE TP
Expediente 4375-D-2015
Sumario: EXPRESAR BENEPLACITO POR LA LABOR DE LA MADRE THERESA, UNA MONJA HIPPIE, AL FRENTE DE SIETE COMEDORES INFANTILES EN LOS BARRIOS MARGINALES DE CRUZ DEL EJE, PROVINCIA DE CORDOBA.
Fecha: 18/08/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 103
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su beneplácito a la
madre Theresa, una monja hippie, por su colaboración al frente de siete
comedores infantiles en los barrios marginales de Cruz del Eje desde hace 18
años, la cual es una de las zonas más pobres de Córdoba.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
A los 76 años, "la monja hippie"
está al frente de siete comedores infantiles en barrios marginales de Cruz del
Eje; la educación y la salud de los chicos, en su agenda
CÓRDOBA.- Siete mil
kilómetros separan la selva seca de Cabo Verde, en el Atlántico, frente
a la costa senegalesa, de la también seca Cruz del Eje, en el noroeste
de esta provincia. La madre Theresa Varela -en este caso, se escribe
con "h"- nació en el país africano y cubrió la distancia con la vocación y
la decisión de trabajar "con" los más pobres y no "para" ellos. Después
de pasar por Lisboa, Roma, San Pablo, Curitiba y Buenos Aires,
encontró en esa zona -una de las más pobres y postergadas de la
provincia- su lugar. Hace 18 años que está al frente de comedores
infantiles y está segura de que allí se quedará.
"Hermana", "monja" o
"negra". Así la llaman los 700 chicos que de lunes a viernes comen en
los siete establecimientos que la Fundación Esperanza tiene en barrios
marginales de Cruz del Eje y en la zona rural. Los sábados, entre 80 y
100 chicos acuden a la "aldea", donde pasan el día, asisten a la
escuela de valores y a los talleres de música, de baile y de deportes.
Entre 1999 y 2002, llegó a alimentar a 1700.
Además, un médico y una
odontóloga revisan a los chicos y les hacen un primer diagnóstico. Los
primeros datos registran casos de desnutrición, de mala alimentación
y, entre los mayores -la fundación recibe chicos de hasta 16 años-, de
adicciones.
A los 76 años, con una
agilidad casi juvenil y una sonrisa permanente, esta monja de hábito
de jean reparte su día recorriendo los comedores, visitando familias y
haciendo gestiones para conseguir las donaciones que le permiten
sostener la Esperanza.
El único ingreso fijo
proviene de las ferias que realizan cada semana, donde venden lo que
reciben. "A los gobiernos no les pedimos nada. Pero cuando lo hemos
hecho, nos han ayudado", reconoce Theresa a LA NACION. Ahora anda
detrás de un teléfono satelital porque en la aldea no hay
comunicación. Lo necesitan para atender emergencias. "Cuando no
pudimos pagar la luz, lo dijimos, y no nos la cobraron -agrega-. Hay
otras organizaciones que necesitan más."
Para los comedores
compran los alimentos perecederos, los no perecederos se los donan.
"Cuando llegan muchos, repartimos con otros", dice. Eso hizo, por
ejemplo, con 900 kilos de harina que le mandaron hace poco.
Fanática de River y amiga
de Carlos Bianchi -que junto con el conductor Jorge Guinzburg la
ayudó a construir la aldea donde funciona la escuela de
arte y oficios-, Theresa
tomó los hábitos a los 18 años, cuando decidió que su vocación era
más fuerte que su deseo de casarse y tener "muchos" hijos. Como
integrante de la orden San Pedro Claver, se formó en Portugal y en
Italia.
A comienzos de los
ochenta llegó a Brasil para fundar la primera casa de la congregación.
Allí le empezó a rondar la idea de trabajar "con" y no "para" los
excluidos.
Conversa mientras pasa
del comedor La Rinconada, en una de las zonas más pobres de Cruz
del Eje, al San Nicolás, en un área rural donde hasta hace unos años
los olivares eran fuente de trabajo. Hoy están secos y abandonados,
una muestra más de los problemas que atraviesan las economías
regionales.
Dice que una madre que
maltrataba a una chica en plena calle y otra que lloraba porque no
había conseguido limosnas para llevar a su casa fueron su punto de
quiebre en Brasil. "Esos llantos me estallaban en el pecho; me
quedaron adentro", recuerda. El camino no fue fácil; no quería dar un
portazo y dejar el convento, así que logró que la enviaran a la
Argentina a inicios de los noventa.
Enseñaba la Biblia, pero
quería más que eso. Fue una charla con el entonces obispo de
Córdoba, Raúl Primatesta, la que la ayudó. "Sé que fue una figura
cuestionada -advierte en su característico "portuñol"-, pero conmigo
fue bueno. Me aconsejó pedir permiso por un año para hacer una
experiencia
extracomunitaria." La hizo
y la prolongó otros tres. Terminó por conseguir la autorización para
dejar la vida consagrada y se instaló en Cruz del Eje.
Días largos
Para muchos es la "monja
hippie" ya que su aldea está a menos de un kilómetro de San Marcos
Sierras. A ella la divierte esa denominación. Si una llamada entra en su
móvil, suena "Todo vuelve", de Axel. Si es un mensaje, aparece un
tema de Roberto Carlos. Y para despertarse, María Martha Serra
Lima.
Su día arranca a las 5; va
al oratorio, desayuna jugos que hace mezclando todo lo que encuentra
y se sube a su camioneta para hacer trámites. Confiesa que en los
últimos tiempos la desvela la educación: "Antes estaba obsesionada
por dar de comer; ahora quiero alimentar el cerebro. Atender el
hambre intelectual. Una persona educada puede transformar y
transformarse. Hay mucha hambre cultural".
Sus primeros comedores
eran debajo de los árboles; la gente traía lo que tenía, se sumaban
donaciones y cocinaban con leña -hace poco que todos tienen cocina
con garrafa-. Repartían la comida. Unos plásticos eran el techo.
Norma, en La Rinconada, cuenta que su mamá, ella y sus hijos se
"criaron" comiendo en lo de Theresa.
"Voy a ser feliz cuando
sea una desocupada", comenta la religiosa. No cree que esté
cerca.
"No hay cultura del
trabajo porque los chicos no la ven", agrega. Por eso, incorporó la
escuela de valores. "Que vean que hay otras cosas, que el esfuerzo
hace falta", apunta Theresa. Junto a ella trabajan 33 personas,
incluyendo los profesores.
"No sé cómo, pero
siempre nos convence de seguir; contagia energía", reconoce Hila, una
de las voluntarias de San Nicolás, que está desde el comienzo de la
fundación.
A Theresa, que se define
como una argentina "trucha" porque no come carne ni toma mate, la
sonrisa se le hace más amplia cuando cuenta que de los miles de
chicos que pasaron por sus mesas hay varios que terminaron la
universidad y muchos que trabajan.
Cuando se cruzan con ella
en la zona la imagen es siempre la misma: se escucha el "hola,
monja", acompañado de un abrazo.
Una localidad donde crece el
empleo público
Nadie sabe con exactitud
-como en todo el país- los datos de pobreza en Cruz del Eje, donde
viven unos 70.000 habitantes. La coincidencia es que superan el 40%.
Esta localidad nunca estuvo entre las más prósperas de Córdoba, pero
fue empeorando. Hoy, las
principales fuentes de ingreso son el empleo estatal y los planes
sociales.La industria algodonera dejó de existir hace más de una
década y los olivares languidecen..
Fuente: 18/8/2015 LA NACION
Por Gabriela Origlia
Por todo lo expuesto es que
venga a solicitar de mis pares la aprobación del presente proyecto.
Firmante | Distrito | Bloque |
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BIANCHI, IVANA MARIA | SAN LUIS | COMPROMISO FEDERAL |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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ACCION SOCIAL Y SALUD PUBLICA (Primera Competencia) |