La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar alarmante preocupación por los recientes resultados del informe de las cifras de pobreza en la República Argentina y el aumento de personas que se encuentran por debajo del nivel de indigencia

Señor presidente:

Según informa el INDEC, en su apartado de Línea de Pobreza se presentan los datos sobre los hogares y personas bajo la Línea de Pobreza (LP), que se elaboran en base a datos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH). A partir de los ingresos de los hogares se establece si éstos tienen capacidad de satisfacer -por medio de la compra de bienes y servicios- un conjunto de necesidades alimentarias y no alimentarias consideradas esenciales. El procedimiento parte de utilizar una Canasta Básica de Alimentos (CBA) y ampliarla con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etc.) con el fin de obtener el valor de la Canasta Básica Total (CBT). Para calcular la incidencia de la pobreza se analiza la proporción de hogares cuyo ingreso no supera el valor de la CBT; para el caso de la indigencia, la proporción cuyo ingreso no superan la CBA.

Con la justificación de un "problema de empalme" en las estadísticas, hace más de un año que el mencionado Instituto de Estadísticas y Censos no informa los índices de pobreza e indigencia del país.

Hace poco tiempo, el Poder Ejecutivo, durante un discurso en el exterior reveló por primera vez las cifras que maneja su Gobierno y aseguró que la pobreza en la Argentina está en torno al 5 por ciento, mientras que la indigencia ronda el 1 por ciento. Dichos valores han sido totalmente cuestionados por el coordinador del Observatorio de Datos Económicos y Sociales de la CGT, Jorge Sola, y por el ex viceministro de Desarrollo Social, Daniel Arroyo, quienes afirmaron que la cifra de pobres en el país es de 12 millones de personas y que el mínimo para una familia tipo (4 integrantes) es de $8.600.

Los datos que arrojan las principales consultoras del país y del mundo sobre el nivel de pobreza en Argentina no coinciden meramente con el alcance del 4,7% que anunció la presidenta en el marco del encuentro de la Oficina para la Alimentación y Agricultura (FAO) de la ONU.

Según datos de la CGT oficialista, que cuenta con su propio centro de estudio, la pobreza era en mayo del 2014 del 17,8%, mientras que para la Consultora X de Artemio López a fines de ese año el porcentaje era de 12,7 y para el Instituto Oficial de la Ciudad de Buenos Aires dicho índice era de 20% en Capital Federal.

En tanto, para los técnicos del Indec que fueron desplazados de la institución la pobreza en mayo de 2015 es del 25,1%.

A nivel mundial, según datos recabados en 2012 por la CIA World Factbook, los primeros países con el menor índice de pobreza son Taiwán con 1.16%, Túnez y Malasia con 3,8%, Lituania con 4% e Irlanda con 5,5%.

Si se tiene en cuenta la cifra arrojada por la Presidenta de 4,7%, Argentina se ubica en el quinto puesto de este ranking mundial registrando un índice de pobreza menor a Francia de 6,2%, Suiza de 6,9%, Reino Unido de 14% e incluso Estados Unidos de 15,1%.

La diferencia entre las cifras sobre pobreza que emite el Gobierno y las que elaboran los informes privados es cada vez mayor. Según un informe sobre la deuda social de la Universidad Católica Argentina (UCA), un 28,7 por ciento de los argentinos está en situación de pobreza, cuando el año anterior fue del 27,5.

Los resultados del Barómetro de la Deuda Social Argentina (el programa de la UCA que monitorea la situación social y cuyos datos nunca fueron reconocidos por el Gobierno) fueron presentados recientemente, y allí se advierten que el porcentual de pobreza creció entre 2012 y 2014, pese a que un 30 por ciento de los hogares reciben un programa social. Y aseguran que 2 millones de personas se encuentran por debajo del nivel de indigencia.

El Observatorio de la Deuda Social de la UCA muestra que la pobreza era del 25,9% en 2007, que alcanzó el 27,5% en 2013, y que en 2014, como muestran las cifras difundidas recientemente, escaló al 28,7. La indigencia, según la misma fuente, era de 7,4% en 2007 y cayó a 3% en 2013. En esta evolución se refleja el impacto de la Asignación Universal por Hijo.

El año pasado, por primera vez, luego de las severas críticas a las mediciones de la pobreza realizadas por la Iglesia, el Gobierno convocó a una reunión a los técnicos que participaron de la elaboración de los instrumentos metodológicos del Observatorio de la Deuda Social (ODSA). Los estudios del ODSA comenzaron en 2003 para contar con información sistemática del estado del desarrollo social del país. A partir del momento en que las estadísticas del Indec comenzaron a perder credibilidad, se incluyó en los informes anuales la medición de la indigencia y de la pobreza mediante el ingreso para que esa problemática "no perdiera visibilidad".

La UCA incorporó, así, el método de comparar los ingresos totales de los hogares con el valor de la canasta de bienes y servicios de subsistencia, lo que permite como resultado tasas de indigencia y de pobreza muy diferentes a las estadísticas del INDEC. A partir de 2010, la muestra comprende un universo de 5700 hogares, lo cual permitió ampliar la cobertura y reducir los errores de estimación.

Por lo tanto, las nuevas cifras que arrojan los resultados los estudios de índice de pobreza e indigencia difieren totalmente de los expuestos por el INDEC, dejando una alarmante y problemática situación que requiere de medidas que reviertan inmediatamente dichos números.

Si además tenemos en cuenta que el 34% de las personas activas en la Argentina está sin trabajo o en condiciones informales (1 de cada 3 está en negro, como pasante, etc.), que 1.5 millones de jóvenes no estudian ni trabajan, que hay inflación, que se frenaron las obras de construcción y las familias cada vez se endeudan más con créditos al 150%", la foto real de la Argentina de hoy merece un llamado de atención para que pueda ponerse un énfasis particular en transmitir los datos reales de la situación de pobreza en la Argentina y que mediante los mismos podamos construir nuevas medidas que arrojen un resultado que implique condición de bienestar y dignidad a la sociedad argentina entera.

Por lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen con su firma en el presente proyecto.