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PROYECTO DE TP


Expediente 4336-D-2007
Sumario: INDEMNIZACION PARA LOS HABITANTES DE LAS PROVINCIAS DE CORRIENTES Y MISIONES QUE ACREDITEN HABER SUFRIDO DAÑOS COMO CONSECUENCIA DE LA EJECUCION DE LAS OBRAS PREVISTAS POR EL "TRATADO DE YACYRETA" APROBADO POR LEY 20646.
Fecha: 31/08/2007
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 115
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


REPARACIÓN A LOS AFECTADOS POR YACYRETÁ
Artículo 1º.- Todo habitante de las Provincias de Corrientes y Misiones que acredite haber sufrido daños como consecuencia mediata o inmediata de la ejecución de las obras previstas por el "Tratado de Yacyretá", suscripto entre la República Argentina y la República del Paraguay, en la ciudad de Asunción el día 3 de diciembre de 1.973, aprobado por Ley 20.646, tendrá derecho a percibir las indemnizaciones que se reconocen por esta Ley.
En caso de fallecimiento del damnificado, tendrán derecho a reclamar indemnización sus causahabientes.
Artículo 2º.- Sin perjuicio de las disposiciones generales del Código Civil, se entiende especialmente por "daños" a los fines de esta Ley:
a) la pérdida de fuentes de trabajo;
b) la pérdida o daños en la vivienda única;
c) daño moral o psicológico sufrido a consecuencia del desarraigo;
d) actos u omisiones vulneratorios de los derechos reconocidos en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, adoptado en Ginebra, Suiza, en la 76ª Reunión de la Conferencia Internacional del Trabajo, aprobado por Ley 24.071;
e) afecciones a la salud debidas a las obras mencionadas en el artículo 1, o a las condiciones ambientales y/o de infraestructura imperantes en la nueva localización de los afectados.
Esta enumeración es meramente ejemplificativa, y no excluye otros daños que sean consecuencia inmediata o mediata de la construcción de las obras mencionadas en el artículo 1º.
Artículo 3º.- La justipreciación de los daños sufridos se regirá por las disposiciones del Código Civil.
Artículo 4º.- El Poder Ejecutivo dispondrá lo necesario para garantizar a los afectados por las obras mencionadas en el artículo 1:
a) su relocalización en zonas aptas para su desarrollo;
b) el acceso a la tierra;
c) la provisión de materias primas y herramientas de trabajo, así como la capacitación y actualización de conocimientos;
d) el acceso a tratamientos médicos, farmacológicos y psicológicos.
En todos los casos, se tendrá especialmente en cuenta la voluntad de los interesados, su vocación, el respeto a sus modos tradicionales de trabajo y producción, a sus prácticas culturales, y demás parámetros análogos.
Artículo 5º.- La solicitud de indemnización se presentará ante el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, dentro de los tres (3) años de la entrada en vigencia de esta Ley.
El trámite se regirá por las disposiciones de la Ley 19.549 y modificatorias.
Sin perjuicio de ello, en ningún caso la ausencia de información o certeza científica será impedimento para tener por debidamente acreditados los daños, siempre que existen indicios precisos, serios y concordantes en tal sentido.
En caso de duda sobre el otorgamiento de la indemnización prevista por esta ley, deberá estarse a lo que sea más favorable al beneficiario o sus causahabientes o herederos, conforme al principio de la buena fe.
Artículo 6º.- El Ministerio de Desarrollo Social tendrá a su cargo el pago de la indemnización, mediante depósito en bancos oficiales dentro de la jurisdicción que corresponda al domicilio del/los beneficiarios, a su orden, dentro de los 90 días corridos de dictado el acto administrativo respectivo.
Vencido el plazo establecido para ser efectivo el pago del beneficio sin que éste se hubiera complementado, el/los beneficiarios podrán exigirlo judicialmente, sin necesidad de intimación, trámite o reclamo previo, aplicándose para ello las normas que reglan la ejecución de sentencia.
La tramitación judicial respectiva estará exenta de todo tributo.
Artículo 7º.- Los gastos que demande el cumplimiento de la presente ley se atenderán con cargo a "Rentas generales".
Artículo 8º.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Para analizar la historia reciente de Yacyretá, es necesario recordar que el diseño y la construcción del proyecto (comenzada en 1983), se desarrollaron en su mayor parte bajo dictaduras militares en la Argentina y el Paraguay. La participación de las poblaciones a ser afectadas y de la sociedad civil en general fue siempre duramente reprimida.
A pesar de los procesos de democratización, la Entidad Binacional Yacyretá permaneció sin cambios como un reducto de autoritarismo, corrupción, abuso de los derechos, amenazas y amedrentamiento de las poblaciones afectadas. Desde 1991 la sociedad civil inicia una continua lucha para que tanto la EBY, como los gobiernos y los bancos financiadores respondieran a los reclamos presentados a todos estos organismos y a otros foros nacionales e internacionales, con escasos resultados.
En tanto, el cuestionamiento por parte de las organizaciones de la sociedad civil a las políticas fomentadas por las agencias multilaterales crediticias, se convierte en una campaña internacional para exigir que el Banco Mundial, en su actividad financiera, asuma mayor responsabilidad pública y deje de apoyar proyectos que causan destrucción en la naturaleza y crean injusticias sociales. Se impulsa así la creación en 1993 del denominado Panel de Inspección que comienza a funcionar en 1994. Este organismo es un mecanismo independiente designado para evaluar si el Banco Mundial sigue sus propias directrices y procedimientos en la planificación e implementación de proyectos. Varias de estas directrices -tales como el reasentamiento involuntario, evaluación ambiental, hábitats naturales y pueblos indígenas- están diseñados para mitigar los impactos sociales y ambientales producidos por los proyectos financiados por el Banco. Un mecanismo similar independiente de investigación del BID, fue creado y puesto en acción en agosto de 1994.
En 1996, SOBREVIVENCIA y algunos representantes de las comunidades afectadas, con la cooperación de otras ONGs, presentaron pedidos al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo, para la instalación, en el caso de Yacyretá, de los mecanismos de inspección independiente de ambos Bancos. Se pretendía que estos mecanismos condujeran investigaciones completas sobre las violaciones de políticas ambientales y sociales del BID y del Banco Mundial, que ocurrieron durante la implementación del proyecto hidroeléctrico Yacyretá. Se solicitó además, que recomendaran a los Bancos sobre las medidas que debían ser tomadas para remediar la situación creada por estas violaciones.
La solicitud reclamaba a los Bancos la violación de sus políticas referidas a reasentamiento, impacto ambiental, poblaciones indígenas y territorios silvestres. También se reclamó por la inadecuada supervisión de la utilización de los créditos por parte del prestatario, lo que trajo como consecuencia que el programa diseñado para mitigar los daños sociales y ambientales fuera absolutamente ineficaz para corregir y reparar las consecuencias del Proyecto en los solicitantes y en el resto de la población afectada.
Según datos del EBY, la población urbana y rural afectada por las cotas 76-78 alcanza a 2.065 familias paraguayas y 1.745 familias argentinas, de las cuales fueron relocalizadas aproximadamente la mitad (54% en Paraguay y 46% en Argentina).
El censo realizado por la EBY en 1989/90 estuvo plagado de errores y hoy está completamente desactualizado. La demora en la ejecución del proyecto que ya lleva más de 20 años ha posibilitado que nuevas familias se instalaran en la zona afectada por la obra. La mayoría descendientes de las familias afectadas, y otras venidas de otros lugares -por lo general isleños o afectados por inundaciones atribuibles también a afectaciones de la represa- o provenientes de sitios de relocalización, que tuvieron que abandonar por falta de medios de sustento.
Sobre la población aún no reasentada se ha provocado una desarticulación de los barrios y asentamientos, ruptura de lazos de vecindad, resquebrajamiento de lazos comunitarios y desestructuración del tejido social. Hay mayor desempleo por disminución de actividades productivas y alteración de actividades económicas como la pesca, olerías, y oficios relacionados directa o indirectamente con estas actividades.
Sobre la población ya reasentada en los cascos urbanos se generó endeudamiento de familias no propietarias, encarecimiento de la canasta familiar, adquisición de nuevas obligaciones y erogaciones adicionales a las típicamente constitutivas de la estructura de gasto familiar, distanciamiento de algunos servicios y centros comunitarios que aún no fueron relocalizados, mayores distancias entre la vivienda y el trabajo, lo que contribuye al incremento del costo de vida.
Para la población reasentada en zona rural se incrementaron los costos de transporte, y sufren dificultades para la comercialización de productos. Además, estas comunidades rurales desplazadas tenían su economía basada, aparte de la agricultura practicada en suelos de gran fertilidad, en el uso tradicional y más adecuado de recursos naturales, como la pesca, la caza de animales silvestres, la recolección de miel y plantas medicinales. Los sitios a los que fueron relocalizados carecen de estos recursos y tienen suelos de escasa o ninguna fertilidad, que necesitan de insumos de fertilizantes para producir. Como consecuencia, la mayoría de estas familias isleñas o costeras relocalizadas han abandonado, desesperadas, sus sitos de relocalización, y se convirtieron en pobladores de áreas marginales ("invasores de áreas a ser relocalizadas", según la EBY y los consultores de los Bancos) de Carmen del Paraná y Encarnación. Según las organizaciones de afectados del Departamento de Misiones (Paraguay), el asentamiento de Atinguy, en la margen derecha del Brazo Aña Cuá, uno de los primeros sitios de relocalización para pobladores campesinos e indígenas de la Isla Yacyretã afectados por la construcción de la represa en la década de 1980, debe ser revisado por completo, pues el programa se considera totalmente fracasado, por falta de producción en las fincas, altos niveles freáticos en los suelos, prohibición de la pesca en el brazo Aña Cuá. Posiblemente, la solución sea la nueva relocalización de los ahí asentados.
La represa alteró en gran medida las actividades de pesca de la cual dependía muchísima gente. La pérdida de pesca de subsistencia, no contemplada en las compensaciones ha ocasionado además un gran impacto nutricional en la dieta de la población.
Las Islas del Río Paraná, ahora inundadas o transformadas por el Proyecto Yacyretá, formaban parte del territorio tradicional de la Población Indígena Mbya Guaraní. Muchos de sus miembros dejaron la Isla Yacyretá en 1.987 a causa de la construcción de la represa. La mayoría de ellos fueron relocalizados en una porción de tierra de 370 hectáreas en una zona denominada Pindo. Dicha porción de tierra está atravesada y cortada por la Ruta Nacional 1 y por la principal línea de transmisión de energía que corre desde Trinidad a Ayolas. Aún cuando -según lo manifestara William Partridge del Banco Mundial - los miembros del grupo indígena recibieron, al ser relocalizados, título de propiedad sobre las tierras "por primera vez", dicho grupo perdió su territorio tradicional, que cubría miles de hectáreas de un ecosistema diverso y rico en flora y fauna y su forma de vida y sustento cambió radicalmente en el proceso de relocalización.
A consecuencia del fracaso de los Bancos en responsabilizarse y supervisar la implementación del plan de reasentamiento, las personas afectadas por la construcción del Proyecto Yacyretã han padecido privaciones y concretas violaciones a sus derechos. Los pobladores afectados no han sido consultados ni han participado significativamente en el diseño e implementación del Plan de Reasentamiento llevado adelante por la EBY. Han sido manipulados y presionados por la EBY y no creen que la entidad haya desarrollado un justo y equitativo sistema de compensaciones.
Los problemas de salud causados por el embalse son serios. El lago es hábitat ideal de vectores transmisores de malaria, leishmaniasis, schistosomiasis y otras enfermedades. Datos estadísticos del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social del Paraguay (Séptima Región Sanitaria, correspondientes a los años 1.990, 1.992 y 1.994), muestran que enfermedades relacionadas con la existencia del embalse figuran entre las principales causas de consulta en los hospitales. En Posadas las autoridades sanitarias también reconocen gran cantidad de consultas por enfermedades gastrointestinales y diarreas.
Los reclamos de la sociedad civil durante la ejecución de esta obra, han sido abundantes en ambas márgenes y se han manifestado de diferentes maneras, en instancias formales y en expresiones callejeras como manifestaciones, corte del puente Encarnación-Posadas, carpas y huelgas de hambre. Los afectados, Organizaciones No Gubernamentales, autoridades nacionales, departamentales, provinciales y locales han tenido un rol protagónico y han participado de manera activa a través de distintos foros, mesas de trabajo, debates y talleres.
Desde el llenado del embalse en 1994, mucha gente cuyas viviendas se encuentran sobre el nivel de 76 msnm han tenido que vivir con la desoladora incertidumbre con respecto a su futuro. La inhabilidad de los Bancos, de ambos gobiernos y de la EBY para llegar a una decisión sobre el nivel final del embalse, así como las deficiencias y las prolongadas postergaciones en la implementación de los mencionados planes de acción A y B, han exacerbado los severos impactos sociales y ambientales de Yacyretá.
Una vez llenado el embalse a cota 76m, aparecieron dos situaciones que no fueron pronosticadas: la sobresaturación de gases, que es más crítica en el Brazo Aña Cua, causada principalmente por el diseño de los vertederos, y el afloramiento de "embalsados" provenientes del fondo de los humedales de las islas sumergidas. La sobresaturación de gases causó mortandad de peces aguas debajo de la presa. Para mitigación y control se propusieron deflectores en la pared externa de los vertederos y la operación controlada de los mismos. La colocación de deflectores puede causar problemas de erosión aguas abajo por el cambio de corrientes.
Estos impactos debieron estar pronosticados, y dentro de los planes de mitigación debieron incluirse sus medidas preventivas y mitigatorias, pero estos efectos pronosticables por cualquier técnico en el tema, que fueran efectivamente pronosticados por ambientalistas y otros técnicos independientes ya en 1992, no fueron considerados por los que diseñaron el plan.
Según estudios estadísticos sobre el flujo del río en los últimos 90 años, a consecuencia del plan de operación de las turbinas, el Brazo Aña Cua se secará durante largos períodos, alrededor del 80% del tiempo. Sólo cuando el flujo del Río Paraná sobrepase la capacidad total de las turbinas (20% del tiempo), el agua correrá a lo largo de este tramo de 25 km. de largo y alrededor de 2.000 metros de ancho, que se extiende entre el vertedero de Aña Cua y la confluencia del brazo Aña Cua con el brazo San José Mi, corriente abajo, frente a la ciudad de Ayolas.
De tres posibles soluciones se decidió adoptar la sugerida por SOBREVIVENCIA y por organizaciones de afectados del Departamento de Misiones (Paraguay), de colocar turbinas en la presa de cierre del Aña Cuá. La solución adoptada recomienda la instalación de tres turbinas que funcionarían el 100% del tiempo con un caudal de 1.500 m3 por segundo, tal como quedó ratificado en la Declaración Conjunta8 de los presidentes de Paraguay y Argentina. Actualmente, según un acuerdo, se está vertiendo 1.500 m3/s por el vertedero del Brazo Aña Cuá, para mantener el caudal mínimo histórico en el brazo. Sin embargo, según declaraciones de dirigentes de organizaciones de afectados del Departamento de Misiones, el mantenimiento de este caudal mínimo ya está produciendo impactos importantes a lo largo de lo que resta de este brazo, aguas debajo de la presa y vertedero de Aña Cuá. Con respecto a la pesca, los peces no suben por el brazo, pues la profundidad del agua es muy baja, debido al gran ancho (1.500m) del brazo, a su fuerte pendiente y al bajo caudal. Los bosques de Arary en la zona "protegida" de la Isla Yacyretã se ven afectados porque necesitan tener sus raíces en el agua durante largos períodos de tiempo, cosa que no sucede por las escasas alturas del agua en el brazo con el caudal mínimo casi permanente. La provisión de agua potable en la ciudad de Ayolas ha tenido, desde el funcionamiento a capacidad plena de la central, casi siempre con alta turbiedad, debido a la baja profundidad en la toma de agua de la ciudad.
Para mitigar estos impactos, las organizaciones de afectados del Departamento de Misiones (Paraguay), proponen un aumento del caudal mínimo en el Brazo Aña Cuá, del actual de 1.500m3/s, a 2200 o 2500 m3/s. Esta propuesta significaría la instalación de cinco turbinas, en lugar de tres, en la central hidroeléctrica del vertedero Aña Cua.
Según observaciones hechas por dirigentes de las organizaciones de afectados del Departamento de Misiones, Paraguay, la central de Yacyretã está siendo utilizada para proveer energía de pico en las horas de mayor demanda en Buenos Aires. Por lo tanto, durante las horas de baja demanda, se eleva considerablemente el nivel del embalse y se disminuye al mínimo el caudal en la central, con lo cual se tiene un doble impacto: aguas arriba sube el nivel del agua y de la inundación; en el canal del río aguas abajo hay un nivel bajísimo de agua. Esto afecta más fuertemente a la margen paraguaya, pues las pendientes del cauce son mayores y por lo tanto las profundidades del río menores. Esto tiene un fuerte impacto en el turismo y en la pesca, pues la retención de caudal se hace principalmente durante los fines de semana. El agua en los esteros de aguas abajo suben repentinamente de nivel. En las horas de demanda pico de electricidad, se aumenta repentinamente el caudal en las turbinas y se baja rápidamente el nivel del embalse. Aguas abajo, este aumento repentino de caudal produce fuerte erosión en las márgenes del río.
La política ambiental del Banco Mundial para proyectos de diques y embalses indica que la vegetación debe ser eliminada de las áreas de embalse para proteger la calidad de las aguas, reducir las condiciones de crecimiento de hierbas acuáticas (algas), favorecer la circulación del agua, reducir obstáculos a la pesca, y favorecer la distribución del oxígeno. El resumen ejecutivo de las notas sobre el préstamo del BID, señala específicamente que las islas, entre otros lugares, están designadas para sitios de eliminación de biomasa. Sin embargo, cualquier inspección de la zona puede demostrar claramente que no se ha procedido ha remover la masa vegetal en las islas ni en los sub- embalses de la margen derecha, como estaba especificado.
Las variaciones en los niveles de las aguas subterráneas en el lado paraguayo del embalse no han sido medidas adecuadamente. Debería haberse efectuado un estudio del impacto sobre las napas freáticas en la zona situada al norte de la Presa Lateral Derecha debido a que el escurrimiento en el subsuelo es impedido por la pantalla de cemento-bentonita que se ha construido bajo la presa, hasta las capas impermeables. Desde el llenado del embalse, se ha observado un marcado ascenso de los niveles de agua en los esteros a lo largo de la Presa Lateral Derecha.
Es necesario además realizar estudios del impacto que el canal de desvío del Arroyo Aguapey tendrá en las napas freáticas a lo largo del mismo, particularmente para determinar el impacto de la disminución del nivel de estas napas sobre la disponibilidad de agua a la población situada a lo largo de este canal. Además deben también efectuarse estudios de los impactos del embalse en las napas de agua a lo largo de las costas del embalse, especialmente en las zonas urbanas. Se hicieron estudios hidrogeológicos que no incluyeron ningún tipo de participación pública. Asimismo, en la ciudad de Carmen del Paraná, (que a cota 83 quedaría en su mayor parte anegada) se nota ya el efecto del aumento de nivel de la napa freática en toda el área urbana de la ciudad. Esto mismo sucede en las zonas de islas no inundadas (y consideradas aún no afectadas por el embalse). Un caso dramático es el de la Isla del Medio, frente a Encarnación, cuyos pobladores (no considerados afectados por el nivel actual del embalse según la EBY) tuvieron que abandonar sus tierras pues es totalmente imposible seguir cultivando en los suelos de la isla por la elevación de la napa freática prácticamente hasta la superficie.
Las filtraciones de la represa hacia los esteros del Iberá y campos de la zona pueden significar un gran impacto ecológico y por ende económico para los habitantes de la zona. Recientemente la EBY convocó a un panel de especialistas a puertas cerradas para analizar este tema, sin difusión pública. Los estudios realizados hasta el momento son contradictorios entre sí.
Los sistemas de traslado de peces diseñados para el embalse no han tenido en cuenta la migración de los peces corriente abajo, puesto que los mismos tienen que pasar a través de las turbinas o sobre los vertederos (si es que están operando), circunstancia que conlleva la muerte de numerosos peces. Además, las instalaciones efectuadas para facilitar la migración de los peces corriente arriba (escala de peces) son extremadamente ineficientes, cuando funcionan. La evaluación ambiental no considera adecuadamente el impacto de la presa en los peces migratorios y no desarrolla técnicas de mitigación apropiadas para el Río Paraná.
Hay varias especies de peces migratorios en el Río Paraná que están siendo perjudicadas por el Proyecto. Algunas de estas especies emigran corriente abajo y corriente arriba, dos o tres veces en sus vidas. El Proyecto incorpora tecnología muy cara que no es apropiada para el río. Los elevadores de peces, que han costado US$ 30 millones, sólo transportan los peces corriente arriba. Incluso cuando funcionan bien, según oficiales del Banco, sólo y como máximo, el 7% de los peces que van corriente arriba y llegan hasta la represa, serán transportados por los elevadores de peces. Los peces deben entonces emigrar de nuevo corriente abajo y son forzados a pasar por las turbinas o las salidas, causando esto gran mortandad.
El sistema de transferencia de peces de Yacyretá, según investigadores del CONICET que evaluaron el mismo, tiene una eficacia del 0,62% para los peces de interés comercial y un 1,88% para el total de las especies. Estos valores demuestran que el índice de pasaje de peces del sistema, aún bajo una operación mecánica óptima, es inadecuado para mantener el stock migratorio en el tramo Superior del río Paraná. La ictiofauna del embalse ha cambiado completamente, y las pocas especies existentes son de escaso a nulo valor comercial.
Todos los pescadores de la zona de influencia del embalse de Yacyretã coinciden en que los peces de valor comercial (surubí, dorado y otros) han desaparecido en el embalse. Según estos pescadores, hoy existe en el embalse una gran cantidad de pirañas y de rayas.
El otro grave problema es la pesca predatoria con explosivos que se realiza sin ningún tipo de control al pie de la presa, punto que también se trató en la Declaración Conjunta de los presidentes.
Planes de manejo ambientalmente adecuados deben ser desarrollados e implementados para las ciudades de Posadas, Encarnación y Carmen del Paraná, incluyendo las cuencas de los ríos Quiteria, Mboi Ka'e y Tacuary, para asegurar la calidad de las aguas y evitar riesgos en la salud pública en estas áreas urbanas, rodeadas de agua estancada principalmente en embalses.
La EBY no efectuó una adecuada evaluación de la biodiversidad del lugar del Proyecto antes de llenar el embalse, aunque esto fue requerido repetidamente por ONGs. El estudio de flora y fauna hecho por el Centro Paraguayo de Datos estaba limitado a algunas especies de vertebrados, particularmente grandes mamíferos y aves en peligro de extinción. El embalse fue llenado, por tanto con un extremadamente limitado conocimiento de la biodiversidad natural que fue destruida, lo cual obstaculizará los esfuerzos para proteger ecosistemas similares.
La inefectiva categorización de la fauna y la flora impactadas también se refleja en los intentos de la EBY de rescatar animales amenazados. Esta se concentró casi exclusivamente en megafauna carismática, y lo que constituyó un intento de manipular a la opinión pública. Los pocos animales rescatados de las islas inundadas no han sido relocalizados en reservas sustitutorias, y la mayoría de los ejemplares relocalizados no han sobrevivido. El Jefe de la Unidad de Medio Ambiente del Banco Mundial aclaró los objetivos del programa de rescate de animales en un documental sobre Yacyretã para la "Canadian Broadcasting Company" diciendo que "El programa de rescate de animales ha logrado sus objetivos en gran parte. El rescate de animales individuales produce buena televisión, buena propaganda para el Proyecto, puesto que muestra que se ha hecho un esfuerzo por rescatar a los monos, ciervos y otros. Pero en términos de biodiversidad, el impacto en los valores ecológicos que todos compartimos, es mínimo."
El Proyecto ha destruido importantes ecosistemas, como los de las islas Yacyretã y Talavera. A cota 76 quedaron bajo agua 55.000 ha incluyendo islas y tierra firme.
La creación de reservas compensatorias ha sido una ilusión, la EBY y los Bancos alegan que se han creado seis reservas compensatorias. Sin embargo, en la mayoría de los casos no se ha adquirido título de estas tierras, y las zonas no están siendo protegidas.
Mientras que 80.000 hectáreas aproximadamente van a ser inundadas en Paraguay, sólo 9.000 hectáreas de reservas compensatorias han sido designadas por la EBY en territorio paraguayo, en el extremo oeste del borde de la Isla de Yacyretã. Aunque esta área es de gran importancia natural, no puede considerarse protegida, puesto que está siendo actualmente degradada por la cría de ganado, la quema de bosques y praderas, y el corte indiscriminado y agricultura de rozado en áreas boscosas. Además, dentro de esta "reserva" hay una base militar, una carretera internacional, un gran vertedero de basura no regulado para la ciudad de Ayolas, y un área destruida por préstamos de material suelto para la construcción de la presa. Esta última área es la única parte de la reserva propiedad de EBY en la actualidad. El resto es propiedad privada. El remanente del raro bosque de Arary que queda en la Isla Yacyretã, que es uno de los ecosistemas más importantes en necesidad de protección, también será amenazado de sequía en los mismos largos períodos que el Aña Cua. Así, con las turbinas funcionando, si el programa de mitigación planificado no se pone en práctica, los árboles Arary estarán en peligro de extinción. Finalmente, esta área es parte del territorio tradicional de las comunidades Mbya que originalmente habitaban la isla, las cuales tienen derecho, según la Constitución Nacional del Paraguay, a reclamarla como parte de su territorio ancestral.
La propuesta Reserva Yabebyry y el "Refugio Faunístico" Atinguy están en una zona propuesta para irrigación que será desarrollada por la Agencia Japonesa de Cooperación Internacional (AJCI-JICA). EBY originalmente se comprometió a comprar un total de más de 41.000 hectáreas en la cabecera del Río Yabebyry para establecer una reserva compensatoria, después, la EBY transfirió esta responsabilidad al gobierno del Paraguay, que designó una zona de 30.000 hectáreas en esta área como parte del propuesto Sistema Nacional de Areas Protegidas (SINASIP). Esta tierra todavía es propiedad privada y es explotada como establecimientos ganaderos. Además, esta parte no incluye algunos de los ecosistemas más importantes que podrían asegurar la supervivencia de algunos de los animales salvajes que serán allí liberados.
Las dunas de arena del cerro Yvycu'i que eran la zona más alta de la Isla Yacyretá, y que han sobrevivido parcialmente al embalse a su nivel actual, constituyen un ecosistema único con una rica biodiversidad que deben tener una protección asegurada. La mayoría de estas dunas todavía están sobre el nivel del agua con el actual nivel de aguas del embalse, pero si el embalse sube tan sólo unos decímetros más, desaparecerán. Se deben tomar medidas de protección contra la acción de las olas en forma inmediata.
En el lado argentino, las propuestas reservas de Apipé Grande y Apipé Chico serían inundadas en su mayor parte por el embalse del Proyecto Hidroeléctrico Binacional Itati-Itacora, localizado aguas abajo de Yacyretã cerca de la confluencia del Paraná y del Paraguay. Las propuestas ampliaciones del Parque Provincial Teyú-Cuaré y la Reserva Compensatoria Campo San Juan no han sido aún efectivizadas y serán en parte anegadas con la suba de la cota de Yacyretã.
El embalse a cota 83 causará enormes incrementos en los impactos sociales y ambientales: los Bancos y la EBY subestiman en gran medida los riesgos ambientales del proyecto, particularmente los relacionados con la calidad del agua en los sub-embalses urbanos y los impactos en hábitats de crítica importancia. Las deficiencias y los atrasos en la implementación de los planes A y B han exacerbado los impactos de la obra. Los impactos reales a la cota actual del embalse, de 76 metros sobre el nivel del mar, nunca han sido adecuadamente evaluados. Mas aún, la extensión y gravedad de los problemas adicionales a cota 83 serán mucho mayores que los impactos actuales. Además, existe una muy seria falta de comprensión sobre los impactos reales a ese nivel del embalse.
El SAR para el Préstamo 3520-AR (Banco Mundial), establece específicamente que "la operación permanente de la Represa Yacyretã a un nivel más bajo (76 o 78 metros sobre el nivel del mar) reducirá significativamente los costos de mitigación de los daños ambientales". El SAR sintetiza el ahorro en costos de la siguiente manera:
1-el número de personas involuntariamente reasentadas a 76 metros es de 34.500 menos que a 83 metros;
2-el riesgo de tener aguas estancadas es menor a 76 metros que a 83;
3- a 76 metros habrá 50 % menos de tierras silvestres inundadas con la consecuente disminución en la pérdida de fauna y flora;
4- a 76 metros habrá mayor protección de la zona selvática del Río Paraná aguas arriba de las ciudades de Encarnación y Posadas y a 83 metros sobre el nivel del mar, más de 3.600 hectáreas de estas tierras se inundarían.
Tabla descriptiva
Desde el mes de abril de 2000 la EBY está realizando una reactualización de los afectados que clasifica a quienes serán trasladados de la siguiente manera:
Beneficiarios: aquellos que fueron censados primero, en 1979 y luego, en 1989.
Adicionales: aquellas personas "nacimientos, nuevos habitantes" que fueron relevados con posterioridad a los censos. La última actualización data de 1999.
Extra censales: son quienes no estaban registrados ni en los censos ni en las distintas actualizaciones posteriores.
Esto de ninguna manera reemplaza la necesidad de un nuevo censo, tarea pendiente y fundamental, dado que las cifras oficiales no reflejan la realidad. Solo con un censo adecuadamente realizado se podrá saber la cantidad de afectados a la cota actual del embalse y a cada alternativa de cota superior.
Miles de familias más deberán ser relocalizadas, parte de Posadas y Encarnación quedarán bajo agua, otros centros urbanos como Carmen del Paraná no tienen realizada una evaluación exhaustiva de lo que podría significar el total desplazamiento de la ciudad.
Dado el sufrimiento que han soportado los afectados hasta el momento, es dudosa la esperanza que las miles de familias adicionales que deberán ser trasladadas por subir el embalse a cota 83 tendrán mejor suerte. La pérdida de medios de vida, el aumento de los problemas de salud, la falta de acceso a recursos, la tensión y la inseguridad creada por los desplazamientos y por la destrucción de la trama comunitaria han creado enormes problemas sociales y económicos hasta hoy no resueltos en el área afectada por el embalse de Yacyretá.
A esos costos se deben adicionar los "costos no recuperables" estimados en unos 10.000 millones de dólares.
El gobierno argentino sostiene la conveniencia de elevar la cota a 83 ya que la producción energética será 19.405 Gwh, lo que reflejará un aumento en la facturación anual de U$S 142.274.800. Utilizando las cifras muy conservadoras del Banco Mundial serían necesarios unos 14 años de operación a cota 83 para recuperar esos costos, más el tiempo que puede asumir todas las obras pendientes para poder elevar el embalse. Pero como aún no existe una evaluación acabada de estos costos, este tiempo podría ser mucho mayor. Miles de familias han arruinado su vida y no es posible que sigan esperando y viviendo en la incertidumbre sobre su futuro. Estos son costos inconmensurables para ponerles precio de mercado y pretender solucionarlos simplemente vendiendo más energía.
Por otro lado también es poco confiable la capacidad de la EBY para llevar adelante los programas previstos, tal como ha apostado recientemente el gobierno argentino, cuando ya en 1992 cuando se aprobó el préstamo del Banco Mundial la reputación de la EBY ya era mala. El Panel Cinta Azul del Banco Mundial expresa:
"La Entidad Binacional, EBY, que fue creada para manejar la realización de gigantesco proyecto y operar las instalaciones, no tiene credibilidad de la población afectada, credibilidad que perdió por haber fallado en informarles efectivamente sobre el progreso del proyecto y sobre los cambios que se han producido y porque no ha provisto los canales apropiados para la participación efectiva. Además la EBY está vista como una organización que ha creado problemas, ha hecho promesas sobre soluciones que no se han materializado. Con este problema de imagen para comenzar, la perspectiva de la EBY para implementar los programas que se requieren para elevar el embalse a cota 83 tiene una muy baja probabilidad de éxito".
La impresión que se ha tratado de imponer a la gente afectada en el último año, es que a menos que el nivel del embalse se eleve a cota 83, aquellos que han sido hasta hoy afectados (y particularmente los que serían desplazados solo una vez que suba el nivel de agua) no podrán recibir ninguna compensación por los perjuicios que ya se les ha causado. La opinión pública se ha dividido entre aquellos que creen que el embalse debe mantenerse al nivel actual y aquellos que quieren que se eleve a su nivel final de operación. La definición de "afectados" debe ser ampliada para reconocer a aquellos cuyas vidas y bienes han sido trastornados por el embalse, hayan sido o no desplazados.
La pérdida adicional de hábitat, especialmente en los remanentes de las islas en el embalse actual, de un valor enorme (nunca adecuadamente evaluado antes del llenado del embalse) desde el punto de vista de la diversidad biológica y del creciente potencial económico que esta particularidad tendrá para la región, sobre todo para la zona aledaña al embalse), se perderían para siempre.
Argentina y Paraguay son parte de la Convención de Diversidad Biológica y otros acuerdos medioambientales internacionales, como la Convención de Cambio Climático. Las violaciones de las políticas de tierras silvestres, la falta de información en los estudios de preservación biótica, y la falla en la mitigación de los impactos en la migración de los peces, todas constituyen un desprecio sistemático por el impacto del Proyecto en la biodiversidad, y ciertamente perjudican los objetivos de la Convención para la conservación y uso sostenible de la diversidad biológica.
Miles de hectáreas adicionales de territorio se anegarían, mayormente en Paraguay, en los valles de los arroyos Caraguatá, San Martín y Tacuary. El valle del Arroyo Aguapey, necesita obras de protección (terminación de la presa de cierre, excavación del canal de derivación hasta el canal de la presa lateral derecha), para evitar inundar unas 28.000 hectáreas de territorio paraguayo adicionales a lo establecido en el Tratado de Yacyretá. Además el sub-embalse que aquí se crearía, de escasa profundidad, sería una amenaza para la salud pública, pérdida de hábitat y de valiosos campos de cultivo de arroz (que a su vez ya fueron trasladados a causa de la obra, causando un gran impacto económico en el distrito de Carmen del Paraná). Por otro lado, obras adicionales en sí mismas tampoco tienen realizado un estudio de impacto ambiental, su costo se estima en más de 100 millones de dólares y su construcción llevará varios años.
Todos los impactos ambientales mencionados para el actual nivel del embalse se agravarán aún más. A pesar de conocerse los daños existentes, al elevar 7 metros más la cota, se sabe que estos daños se intensificarán, pero aún así se insiste con elevar la cota, lo cual demuestra una gran irresponsabilidad y falta de compromiso con respecto a promover un genuino desarrollo sustentable.
Por todo lo expuesto, es que solicito la aprobación de este Proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
TINNIRELLO, CARLOS ALBERTO CIUDAD de BUENOS AIRES REDES
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
ENERGIA Y COMBUSTIBLES (Primera Competencia)
ACCION SOCIAL Y SALUD PUBLICA
PRESUPUESTO Y HACIENDA