La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Expresar el más enérgico repudio a las opiniones vertidas en la editorial del diario La Nación del día lunes 27 de Mayo de 2013 titulada "1933", sobre el paralelismo de la situación política actual de nuestro país, y el surgimiento del nazismo en Alemania hace 80 años.

Señor presidente:

Con estupefacción, cierta incredulidad y un profundo dolor, he leído con atención la editorial del matutino La Nación del día lunes 27 de mayo del corriente.

El mismo, titulado "1933", hace una reseña histórica sobre el surgimiento del nazismo en 1933 en Alemania, terminando con la República de Weimar, y constituyendo el régimen totalitario más cruento que la humanidad tenga memoria.

Lo que me preocupa y me produce un profundo rechazo, es el paralelismo que la editorial intenta establecer entre el surgimiento del nazismo y la realidad política argentina. En efecto, la nota comienza sosteniendo que: "Hace 80 años el mundo fue testigo, silencioso y tolerante, de la gradual desaparición de una república y, en pocos meses, de la instalación de una dictadura con el apoyo entusiasta de la población y sus fuerzas vivas. La República de Weimar fue reemplazada por un régimen totalitario que concentró en una persona los tres poderes del Estado, eliminó los derechos individuales, controló la justicia, suprimió la prensa independiente y, finalmente, ejecutó el terrible Holocausto. Salvando enormes distancias, hay ciertos paralelismos entre aquella realidad y la actualidad argentina que nos obligan a mantenernos alerta".(el subrayado y la negrita es de mi autoría).

La actitud canallesca y mendaz de tales afirmaciones no puede exigir otra cosa de este Honorable Parlamento, que nuestro más enérgico repudio.

Y dicho repudio debe hacerse, no por el ataque que pretende sobre el gobierno, sino fundamentalmente, por el ataque a la democracia que constituye entender que nuestra actualidad política es equiparable (aunque sea remotamente) al surgimiento del nazismo.

Partiendo de la base de equiparar situaciones, el matutino La Nación entiende que -por añadidura- en nuestro país se han disuelto los poderes y el mismo se ha encarnado en una sola persona. Entre los hitos históricos del nazismo, que para el diario se están dando en nuestro país actualmente, menciona la disolución del parlamento; el "decreto para la "protección del pueblo y del Estado" suspendiendo las libertades individuales, de expresión, prensa, asociación, reunión y comunicaciones, autorizando a la autoridad política a realizar allanamientos de domicilios, detención de personas y a confiscar bienes privados"; el "control inmediato de todas las formas de comunicación de Alemania: libros, revistas, periódicos, reuniones públicas, el arte, la música, el cine y la radio"; el allanamiento de bibliotecas y librerías de toda Alemania y la quema de más de 25.000 libros por parte de los "camisas pardas" y las "juventudes hitlerianas"; la "sincronización" de la prensa. Para poder publicar medios impresos, crear nuevos, darles un nombre, o para designar un nuevo director o jefe de redacción, era necesario obtener un "certificado de confiabilidad política" el cual era entregado por el Ministerio de Propaganda; la "sincronización" de los sindicatos (lo que implicaba su eliminación); la "sincronización de la política" mediante la eliminación de los partidos opositores; la creación de La Cámara Imperial de Prensa que dictó numerosas resoluciones para controlar la prensa y desplazar al personal de los medios que se oponían a sus decisiones. Se levantó un imperio de prensa nazi adquiriendo, confiscando y amedrentando; se racionaba el papel para los diarios de acuerdo con las conveniencias políticas del nazismo.

Capítulo aparte merece el paralelismo que la editorial traza en torno a la Justicia con nuestro país. En efecto sostiene la editorial que: "se llevó a cabo la virtual anulación del Poder Judicial...otorgando mayores facultades a los "tribunales del pueblo", heredados de la República de Weimar, que funcionaban con total arbitrariedad y que en pocos años desplazaron a los juzgados penales de casi toda su esfera de actuación. Estos "tribunales del pueblo" se diseminaron por todas las ciudades alemanas y se convirtieron en otro órgano estatal por medio del cual el nazismo proclamaba sus consignas e imponía el terror en la población".

Finalmente la editorial concluye sosteniendo que: "Salvando, como decíamos, las enormes distancias, los argentinos deberíamos reparar en los rasgos autoritarios que, cada vez con mayor frecuencia, pone de manifiesto el Gobierno, y cobrar conciencia de que es imposible prever cómo puede terminar un proceso que comienza cercenando las libertades y la independencia de los tres poderes del Estado, al tiempo que distorsiona los valores esenciales de la República y promueve enfrentamientos dentro de la sociedad."

Como representante del pueblo de la Nación, realmente me siento humillada, y preocupada por los contenidos vertidos en esta nota. De ningún modo pretendo que se censure o se impida la expresión de las ideas de los editorialistas del centenario matutino, pero creo que es mi deber como miembro de este Honorable Congreso, repudiar enérgicamente este tipo de expresiones, que solo tienen como fin, inculcar en base a falacias y mentiras delirantes una idea de una sociedad bajo una dictadura. No puede ser tolerada una mentira de tal calaña.

Hace 30 años (el 10 de diciembre se cumplen) que gracias a la lucha y la convicción de miles de compañeros, hemos logrado vivir en una democracia, que si bien es joven, en esta última década (si, en esta década ganada), se ha visto fortalecida de un modo profundo, al devolverle a la política el rol preponderante como transformadora y dinamizadora de los cambios sociales.

Parte fundamental de esta Democracia es el respeto de las libertades individuales, y entre ellas de la de expresión. Me pregunto, seriamente alguien puede sostener que una editorial con tal grado de malicia responde a un acto de libertad de expresión.

Desde que comenzó el debate por la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual todos somos testigos del ataque sistemático de ciertos grupos de poder oligopólicos mediante sus medios de prensa contra el gobierno de nuestra Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Pero la violencia inusitada de la editorial "1933" y sus consecuencias inmediatas en el conjunto de la sociedad lesionan el sentir del pueblo que conoce muy bien las atrocidades del nazismo. Estamos asistiendo al momento con mayor libertad de prensa de la historia nacional, si analizamos las publicaciones desde el inicio de la república, no ha habido gobierno más atacado, vilipendiado, injuriado que el actual, y sin embargo, nuestra Presidenta fue quien derogó el delito de calumnias e injurias. Pero esta editorial cruzó todos los límites de la ética periodística, con consecuencias agraviantes al sentir de nuestro pueblo, pueblo empoderado por la ampliación de sus derechos (entre los cuales se encuentra el derecho a ser informado sin malicia).

Como miembro de este Parlamento, elegida por el legítimo voto popular, considero que las ideas vertidas en dicha editorial responden a un ataque mediático con la clara intencionalidad política de atacar a las instituciones del Estado que este año celebran por primera vez tres décadas de Democracia ininterrumpida. Es, justamente, en honor a la defensa del trabajo constante de fortalecimiento democrático que desde nuestro espacio político llevamos a cabo, que les pido a mis pares que me acompañen en este proyecto.