PROYECTO DE TP
Expediente 4256-D-2008
Sumario: PEDIDO DE INFORMES AL PODER EJECUTIVO NACIONAL SOBRE DIVERSAS CUESTIONES RELACIONADAS CON EL RIESGO QUE IMPLICA MANTENER UNA POLITICA ENERGETICA CON CENTRALES ATOMICAS.
Fecha: 14/08/2008
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 100
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Solicitar al Poder
Ejecutivo y por su intermedio a quién corresponda, se sirva informar
a este Cuerpo sobre los siguientes interrogantes:
1)¿Considera correcto
el Estado Argentino mantener una política energética con Centrales
Atómicas, anacrónicas y obsoletas, con el riesgo que ello
implica?
2)¿Qué medidas se van a
implementar para la puesta en funcionamiento de ATUCHA I?
3)¿El Estado tiene
hecho estudios de viabilidad (impacto ambiental) sobre el
rendimiento para la finalización de ATUCHA II?
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Las preguntas efectuadas se
fundamentan en lo siguiente:
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La central nuclear de
Atucha I es una instalación destinada a la producción de energía
eléctrica en Argentina.
La central es operada
por Nucleoeléctrica Argentina S.A. (NA-SA) y está ubicada en la
costa del río Paraná, cerca de la localidad de Lima, en el Partido de
Zárate (Provincia de Buenos Aires), a unos 100 km al noroeste de la
ciudad de Buenos Aires .
Existen dos centrales,
sólo una de ellas está en funcionamiento (Atucha I), mientras que la
restante construcción de Atucha II estuvo detenida por más de 20
años, reiniciándose las obras a mediados de 2007. Se espera la
conclusión de las mismas y la entrada en servicio para 2010. Para
ello el gobierno argentino ha contratando a la empresa canadiense
Atomic Energy of Canada Limited (AECL) para su finalización.
Fue la primera central
nuclear instalada en Latinoamérica. Desde 2001 es también la
primera y única central comercial de agua pesada en el mundo que
funciona totalmente con uranio levemente enriquecido.
El reactor es del tipo
PHWR (reactor de agua pesada presurizada), y su diseño se basa en
el prototipo alemán MZFR. La construcción fue realizada por la
subsidiaria Kraftwerkunion (KWU) de Siemens y comenzó el 1 de
junio de 1968. El reactor entró en criticidad el 13 de enero de 1974;
la central fue conectada al sistema eléctrico nacional el 19 de marzo,
y comenzó su producción comercial el 24 de junio del mismo año.
Ha operado desde entonces con sólo una parada significativa en
1989. Hasta fines de 2005 había generado 62.661,38 GW(e)h, con
un factor de disponibilidad acumulado de 71,17% y un factor de
carga acumulado de 68,07%.
Atucha II es una planta
de energía atómica en fase de construcción, ubicada sobre la
margen derecha del Río Paraná, en la localidad de Lima, Partido de
Zárate, a 115 km de la Ciudad de Buenos Aires, adyacente a la
central nuclear Atucha I, aprovechando gran parte de su
infraestructura.
Se encuentra dentro de
la línea "PHWR" de reactores de agua pesada con recipiente de
presión desarrollada por Siemens, de los cuales solo se construyó el
prototipo MZFR de 57 MWe de generación en Alemania y la Central
Atucha I con una potencia de 357 MW brutos, pero ambos con una
capacidad de generación sensiblemente menor que Atucha II.
Utilizará agua pesada
como refrigerante y moderador lo que permite la utilización de
uranio natural como combustible, siendo posible la recarga del
mismo mientras la central opera a plena potencia, por lo que se
logra un bajo costo de operación.
Las obras de
finalización recomenzaron en 2006 y se prevé su entrada en servicio
para 2010.
En las actuales
conversaciones bilaterales con Brasil aparece una posible
"cooperación nuclear" que incluye transferencia de tecnología en
materia de uranio enriquecido y apoyos mutuos para la construcción
de plantas atómicas. En ese marco vuelve a aparecer Atucha II
como eterno pasivo que nadie se atreve a enterrar. Una recurrente
idea fija en todas las administraciones nacionales desde 1984 hasta
hoy. Desde entonces, cada nuevo gobierno hizo, a su modo, sus
propias promesas al tiempo que se disponían nuevos gastos en el
sector, otorgándole a Atucha II y al sector nuclear, una condición de
actividad "estratégica" de Estado que, sin más argumentos que este,
convalida cualquier decisión e inhibe todo tipo de debate..
Esta historia arranca
casi 30 años atrás. La decisión de construir Atucha II, la tercera
planta atómica de la Argentina, fue adoptada durante la dictadura
militar en los últimos años de la década del '70, como parte de un
plan de desarrollo atómico que hoy ya no existe. Cuando el
Presidente Néstor Kirchner presentó a comienzos de 2004 su plan
energético, Greenpeace señaló que debía tenerse en cuenta que la
decisión de construir Atucha II fue adoptada dentro de otro marco
político, señalando en ese entonces lo "notablemente diferente del
contexto energético y tecnológico a más de dos décadas de
diferencia".
Precisamente ese
diferente contexto tecnológico es lo que desde la Agencia
Internacional de Energía Atómica (IAEA) y ahora desde la propia
Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN) se ha señalado que el diseño
de Atucha II es absolutamente impropio en la era post-Chernobyl,
etapa en que la revisión de diseños y mejoramiento de los sistemas
de seguridad tuvieron una enorme inversión y desarrollo. Según el
artículo, especialistas del sector, admitieron que Atucha II tiene
dificultades de diseño en materia de seguridad ya que no asume la
experiencia dejada por el accidente de Chernobyl en 1986.
Los contratos para la
construcción de Atucha II fueron firmados en mayo de 1980 y
ratificados por la Junta Militar en julio de ese año. Las obras
comenzaron en marzo de 1981 y alcanzaron casi su estado actual de
avance durante los años 1982 y 1983. La decisión de construir
Atucha II fue claramente parte de un programa nuclear cuyo
objetivo central era político y militarista, no un programa energético.
Cuando acaba el gobierno militar, a finales de 1983, comienzan los
problemas para continuar esta obra.
La propia decisión tecnológica para Atucha se fundamentó en
razones de estrategia de negocios de la dictadura militar, eso motivó
la elección de la Siemens KWU para construir un reactor, cuya única
experiencia en Alemania había sido un prototipo de 57 MW que
funcionó desde 1966 hasta 1984 y en Atucha I.
Atucha II ha significado
un inmenso agujero por el que se han ido miles de millones de
dólares, y lo seguirá siendo mientras siga vigente esta anacrónica
fascinación por lo nuclear. Las estimaciones de los gastos en la
inconclusa obra rondan los 4.000 millones de dólares. Además todos
estos años de parálisis han implicado un costoso sistema de
mantenimiento que totaliza unos 25 millones de dólares anuales. Si
se quiere finalizar la obra, para empezar hay que colocar otros 700
millones de dólares, bastante más de los 430 millones anunciados en
el 2004. Y las cifras no pararán de crecer, si sumamos las
inversiones en el mantenimiento del ciclo del combustible nuclear
contabilizar todas esas actividades mostraría el tamaño del disparate
económico del que estamos hablando.
El costo de cada
kilovatio instalado rondará la cifra de 6.000 dólares, una de las
centrales eléctricas más caras del planeta. Si se lo compara con
otras opciones convencionales o con iniciativas energéticas
renovables y limpias, como la energía eólica, las comparaciones
muestran la magnitud del error. También se ha dicho que finalizar la
planta es más barato que cerrarla. No es verdad, los costos de cerrar
el proyecto fueron sobrestimados por la CNEA para alcanzar una
cifra similar a su terminación y así forzar la continuidad de las obras,
pero terminar Atucha II sale por lo menos unas 20 veces más que
cerrar el proyecto.
NECESIDAD DE LAS CENTRALES
NUCLEARES
Es un hecho probado
que en un país, cuando el consumo de bienes y servicios por
habitante aumenta, el uso de energía eléctrica también aumenta. En
Argentina la demanda de electricidad se ha incrementado de manera
similar al aumento del consumo por habitante (pero siempre
manteniéndose por encima de éste).
En nuestro país la
energía nuclear, con sólo 2 máquinas, cubre un 13,51% de la
producción eléctrica, mientras que un 35,50% proviene de
generación hidroeléctrica (con más de 80 máquinas) y el resto, un
50,99% es de origen convencional (carbón, petróleo y gas) con más
de 160 máquinas.
CONSERVACION DEL
MEDIO AMBIENTE.
El efecto invernadero,
producido por las emisiones de CO2 a la atmósfera en los procesos
de combustión y, en general, la sensibilización mostrada por la
población mundial acerca de la contaminación ambiental y el daño
irreparable que el hombre está causando a su entorno, son algunas
de las razones que justifican la necesidad de generar energía
eléctrica de la forma más limpia posible.
Todas las actividades
desarrolladas por el hombre generan algún tipo de impacto
ambiental que afectan directa o indirectamente sobre la salud
humana.
Las centrales térmicas
convencionales- ya sean de carbón, petróleo o gas natural- liberan a
la atmósfera productos residuales de estos combustibles fósiles, en
forma de óxidos de azufre y nitrógeno altamente contaminantes así
como el CO2, originalmente del efecto invernadero.
Las emisiones de gases
de las centrales nucleares, son prácticamente nulas al no existir un
proceso de combustión convencional. De las centrales productoras
convencionales, las de gas natural son las menos contaminantes,
pero como contrapunto, utilizan un combustible que es escaso en
temporada invernal y a la vez es necesario para el uso doméstico y
la industria petroquímica.
Para operar la CNA I,
durante un año al máximo de su capacidad se requiere de unas
66Ton. de uranio natural. Si se pretendiera generar la misma
energía en una máquina térmica equivalente que emplee fuel-oil,
debería utilizar unas 765.000 Ton. De dicho hidrocarburo, el cual
liberaría al medio ambiente: 202.200 Ton. De CO2, 36.000 Ton. De
SO2, 4830 Ton. De NO y 2.500 Ton de cenizas.
Por todas estas
consideraciones, Sr. Presidente le solicito a los Sres. Legisladores
que me acompañen en la aprobación del presente proyecto
Firmante | Distrito | Bloque |
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BIANCHI, IVANA MARIA | SAN LUIS | FRENTE JUSTICIA UNION Y LIBERTAD - FREJULI |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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ENERGIA Y COMBUSTIBLES (Primera Competencia) |