La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Rendir su homenaje al Teniente Coronel Argentino del Valle Larrabure, asesinado a manos de terroristas subversivos, al haberse cumplido el 23 de agosto del corriente un nuevo aniversario de la aparición sin vida de su cuerpo, hecho acaecido durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, y expresar, asimismo, su más profunda solidaridad con la familia del nombrado.

Señor presidente:

El 23 de agosto de 1975, durante el gobierno constitucional de María Estela Martínez de Perón, aparecía en un descampado el cuerpo sin vida del Teniente Coronel Argentino del Valle Larrabure, muerto a la edad de 42 años a manos de terroristas subversivos.

El 11 de agosto de 1974, la Fábrica Militar de Villa María, Provincia de Córdoba, fue asaltada por un grupo armado, perteneciente a una organización terrorista, quienes secuestraron al militar.

Luego de un cautiverio cruento e inhumano de 372 días en una "cárcel del pueblo", minúscula, donde apenas se lo alimentaba y cuyo limitado espacio le impedía incluso mantenerse erguido en algún momento, fue asesinado vilmente, por la espalda, mediante ahorcamiento.

Quienes vivimos esa época, sin eufemismos, tenemos grabada en nuestra memoria la zozobra diaria que nos hacía preguntarnos sobre su paradero y destino final.

La incertidumbre dio paso a la tragedia cuando apareció muerto, con 40 kilos menos y con signos evidentes de haber sido objeto de vejaciones y torturas.

Sus asesinos no pudieron doblegarlo y en una muestra de valentía e integridad inéditas, Larrabure tuvo fuerzas, aún en su situación despiadada, para escribir un diario de cautiverio en el que, entre otras manifestaciones, se dirigía expresamente a sus hijos "para que sepan perdonar" lo que a él le sucedió.

Este mensaje, que evidenció claramente su grandeza de alma y espíritu, a sabiendas de cuál sería su destino final, debe ser resaltado en los tiempos actuales pues se contrapone con las constantes manifestaciones de odio y resentimiento que otros, que también formaron parte de la violencia setentista, vierten a diario impidiendo que el pasado que todos vivimos y sufrimos pueda ser analizado objetivamente, tal como correspondería históricamente, y no sólo mediante una memoria selectiva y discriminatoria. Sólo tendiéndonos la mano unos a otros, aceptando los errores y horrores por todos cometidos, se abrirá realmente el camino a la reconciliación de la Nación.

Como ha dicho Juan Pablo II, no puede haber perdón sin justicia, y hasta el presente el terrible asesinato del Teniente Coronel Larrabure no la ha encontrado. Esperamos ansiosamente que ello ocurra y que en nuestra patria no quede impune y sin memoria semejante horrendo crimen de lesa humanidad.

Por lo expuesto, solicito a mis pares el apoyo al presente proyecto de declaración.