PROYECTO DE TP
Expediente 4247-D-2009
Sumario: EXPRESAR PESAR POR EL FALLECIMIENTO DEL SENADOR NORTEAMERICANO EDWARD KENNEDY EL DIA 26 DE AGOSTO DE 2009.
Fecha: 03/09/2009
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 108
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Expresar su hondo pesar por el
fallecimiento del senador norteamericano Edward Kennedy, el 26 de agosto de
2009.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
I. Una figura emblemática de la
política estadounidense
Historia, idealismo,
carisma, tragedia y leyenda se funden en un solo apellido: Kennedy. El cierre simbólico
de una era llegaba este miércoles con la muerte del senador Edward Ted Kennedy, el
último patriarca de una dinastía sin la que es imposible entender los principales avatares
del último medio siglo estadounidense. El león liberal del Senado, el titán de la política
demócrata que convirtió la lucha por causas casi imposibles en su país (la educación o
la salud) en pequeñas y grandes victorias con las que se ganaría la admiración y respeto
de ciudadanos y estadistas, fallecía en esta madrugada en su residencia de Hyannis Port
(Massachusetts) a los 77 años.
Aquejado de un tumor cerebral desde
hacía más de un año , su partida fue llorada desde todos los rincones del planeta,
empezando por Estados Unidos, donde el presidente Barack Obama, para el que su
apoyo incondicional marcó el despegue hacia la Casa Blanca, lamentó su perdida con
estas palabras: "Un capítulo importante de nuestra historia termina hoy. Nuestro país ha
perdido un gran líder, el hombre que recogió la antorcha de sus hermanos caídos y que
llegó a convertirse en el senador más grande de nuestro tiempo. Para su familia, fue un
guardián, para Estados Unidos, un defensor de sus sueños".
Sin embargo, al contrario que sus
hermanos, el presidente John Fitzgerald Kennedy, y el senador Robert Kennedy ,
asesinados en la década de los sesenta, Teddy, como le conocían sus amigos,
comprendió que su vida "no es llegar a la Presidencia sino el servicio público". Así lo
expresó en 1985, cuando decidió seguir buscando la reelección como senador por
Massachusetts, sillón que ocupó desde 1962, y renunciar definitivamente a las
aspiraciones presidenciales para las que su padre, Joseph P. Kennedy, había educado a
sus cuatro hijos varones. Probablemente fue la decisión más sabia de su carrera.
"Cuando consiguió desprenderse del
estigma que imponía que los Kennedy tenían que ser presidentes, se convirtió realmente
en legislador" declaró este miércoles el republicano Alan Simpson. Y es que uno de sus
grandes méritos fue precisamente ser capaz de convertirse en el nexo de unión entre
demócratas y republicanos, sellando alianzas clave con las que conseguiría aprobar
leyes relacionadas con los derechos civiles, la educación, el salario mínimo o la reforma
sanitaria, la batalla con la que arrancó su carrera en el Senado y que había convertido en
su último gran combate.
II. Una vida marcada por la
tragedia
No obstante, no fue sólo una decisión
personal la que motivó su renuncia a llegar a la Casa Blanca. Su vida, como la de toda la
dinastía Kennedy, estuvo marcada por la tragedia, una maldición sobre la que él mismo
llegó a especular públicamente cuando se vio obligado a dar explicaciones por la muerte
de Mary Jo Kopechne, una joven del partido demócrata que murió ahogada en 1969
después de que el coche que Ted Kennedy conducía cayera al agua en la oscuridad de la
noche en la isla de Chappaquiddick. Él pudo salir a tiempo, ella se ahogó. Kennedy
tardó más de diez horas en comunicárselo a las autoridades, algo que generó todo tipo
de especulaciones. Su posible estado de embriaguez o la supuesta infidelidad -pese a ser
un hombre casado, tenía fama de mujeriego- provocaron un fuerte debate que Kennedy
resolvió preguntándole públicamente a sus votantes si debería renunciar a su cargo. La
respuesta fue unánime: Kennedy fue reelegido meses después.
Cuatro años antes él mismo había burlado
a la muerte en otro trágico accidente ocurrido la misma noche en que la Convención
Demócrata de Massachusetts le esperaba para proclamarle como candidato al Senado.
La avioneta en la que viajaba de Washington a Massachusetts se estrelló en medio de la
niebla, provocando la muerte del piloto y de uno de sus asistentes. Kennedy se fracturó
la espalda, varias costillas y tuvo una hemorragia interna, pero milagrosamente
sobrevivió. Sus dos hermanos mayores habían muerto -Joseph, el primogénito, falleció
en la II Guerra Mundial-. Pero fue el asesinato de Bobby Kennedy el que marcó al
senador, quien llegó a pensar en abandonar la política. Pero el peso de una educación
marcada por las aspiraciones más altas se impuso. "Esconderse no sirve de nada. Tengo
que seguir defendiendo el compromiso con la justicia y el coraje que marcó sus vidas"
dijo tras un periodo de reclusión de dos meses en 1968.
Perseguir la presidencia de su país fue una
tentación a la que renunció varias veces en los años setenta por miedo a que el incidente
de Chappaquiddick le persiguiera pero finalmente optó por intentarlo en 1980, sin éxito.
Fue a partir de ese momento cuando su trabajo como senador comenzó realmente a
florecer. Su vida, que había arrancado en 1932 como la del pequeño niño malcriado de
una familia aristocrática de nueve hermanos donde se le permitieron todos los caprichos
-fue expulsado de Harvard por hacer trampas en un examen de español-, evolucionó
hacia la de un político excepcional que aprendió con paciencia de sus propios errores.
Luchó contra la guerra de Vietnam y fue uno de los pocos que votó en contra de la
invasión de Irak.
En palabras de Nancy Pelosi, presidenta
de la Cámara de Representantes, "Ted Kennedy logró con su capacidad de hombre de
Estado y sus proezas políticas mejorar las oportunidades de cada estadounidense". Su
país pierde así al que quizás haya sido el Kennedy más valioso de todos los tiempos y al
único de su dinastía al que la fortuna permitió alcanzar la vejez.
III. Una batalla inconclusa
La última gran batalla del león del Senado
fue la de la reforma sanitaria. Los colaboradores en el Capitolio del senador por
Massachusetts Ted Kennedy citaban como una de sus grandes frustraciones, en sus
últimos días, el no haber podido ofrecerle un seguro médico a cada uno de los
estadounidenses. Pero en los archivos del Senado, sus propuestas legislativas sobre ese
asunto cubren estanterías y estanterías. A lo largo de su carrera, el último patriarca de
los Kennedy logró extender la cobertura sanitaria a los niños; impulsó la financiación de
la investigación y tratamiento contra el virus del SIDA, y trabajó incansablemente para
que los ancianos y los desfavorecidos tuvieran un seguro público asequible.
Pero su gran sueño era ofrecer cobertura
médica universal a todo el país. Se lo llegó a proponer a Richard Nixon, a principios de
los años setenta, sin éxito. Consideró los intentos de Jimmy Carter demasiado tímidos.
Y vio cómo su ilusión se desvanecía en el primer mandato de Bill Clinton, cuando aquel
presidente tuvo que retirar su fugaz propuesta de reforma de la sanidad, acorralado por
una derrota demócrata en el Congreso y por la propia industria médica. Pero al dar su
apoyo a Barack Obama en las pasadas elecciones presidenciales, Kennedy vio renacer
su ilusión.
El respetado senador tomó el podio en la
Convención Demócrata de Denver del año pasado, donde se aclamó a Obama como
candidato, y dijo: "Éste es el cometido de mi vida, una nueva esperanza de que
superaremos las viejas dificultades, y nos aseguraremos de que cada estadounidense, al
norte, al sur, al este, al oeste, joven y viejo, tendrá una cobertura médica de calidad,
como un derecho fundamental, y no un privilegio".
Ahora, es una de las grandes piedras de
toque del cambio que representa Obama. En el momento de la muerte de Kennedy, el
presidente contempla cómo la oposición a sus planes crece y se endurece en las calles.
Precisamente ahora, desaparece el líder de los progresistas en el Senado; la persona que
no tuvo reparos en llamar a la administración de George W. Bush el equipo de "los que
aman a las compañías farmacéuticas, los que destruirán los seguros médicos públicos
para los ancianos, los que odian la seguridad social"; el político que luchó sin tregua por
la sanidad universal.
Cuando el Comité que presidía en el
Senado, el de Sanidad, Educación, Empleo y Pensiones, tramitó una serie de medidas
para la reforma sanitaria en julio, Kennedy tuvo que ausentarse de Washington, ya en
sus últimos días de vida. Fue un giro cruel del destino político, aunque pudiera seguir
todas las negociaciones a través del teléfono.
IV. Consideraciones
finales
Por todo lo que representó este líder
estadounidense es que solicitamos la aprobación de este proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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MORANTE, ANTONIO ARNALDO MARIA | CHACO | FRENTE PARA LA VICTORIA - PJ |
Giro a comisiones en Diputados
Comisión |
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RELACIONES EXTERIORES Y CULTO (Primera Competencia) |
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha | Movimiento | Resultado |
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12/11/2009 | DICTAMEN | Aprobado por unanimidad con modificaciones |
Dictamen
Cámara | Dictamen | Texto | Fecha |
---|---|---|---|
Diputados | Orden del Dia 2249/2009 | CON MODIFICACIONES | 20/11/2009 |
Trámite
Cámara | Movimiento | Fecha | Resultado |
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Diputados | CONSIDERACION Y APROBACION | 25/11/2009 | APROBADO |