La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Expresar su más enérgico repudio ante la represión que sufrieron ciudadanos de Famatina, en la Provincia de la Rioja, quienes se encontraban manifestando contra la megaminería.

Señor presidente:

Lamentablemente tenemos que decir que nuevamente hubo represión en Famatina, en la provincia de la Rioja con un doloroso saldo de 15 heridos y 5 detenidos.

Todo sucedió en una protesta durante un acto al que iba a asistir el gobernador, finalmente no asistió, pero para custodiar el acto de asunción de las autoridades se vallaron las calles, cerraron el paso de los manifestantes y se ocupó el patio de una parroquia local, cuyo párroco, Omar Quinteros, también adhiere a la lucha contra la minería.

El pueblo se reunió entonces en la plaza San Martín para mostrar carteles críticos de Beder Herrera y de su política minera, como "El Famatina no se toca". El acto justicialista se demoró y el gobernador no había llegado, al tiempo que los periodistas denunciaban que para ingresar al pueblo había que mostrar documentación e identificarse.

Los incidentes detonaron cuando, cerca de las 15, un grupo "pro minería" agredió a los vecinos que estaban en la plaza, mientras que la policía disparó balas de goma.

Las campanas de Famatina sonaron otra vez, cuando las campanas suenan fuera de misa es porque algo está ocurriendo. Las tocan los vecinos cuando hay que salir corriendo a la plaza. Y a pesar de que tienen el permiso del párroco Omar Quinteros, hasta ahora sólo tres veces las habían usado. Sonaron cuando la noche empezaba a caer y la segunda oleada de represión dejaba como saldo a cinco personas detenidas y se debieron hospitalizar doce.

Famatina parecía ese día una ciudad sitiada. En la plaza, los vecinos y la policía antimotines seguía apostada, lista para actuar.

Incluso el intendente Ismael Bordagaray no se salvó de los golpes de la policía y hasta de las balas de goma. Los primeros disturbios comenzaron cerca del mediodía. Asumían las nuevas autoridades del PJ local y el invitado especial era el gobernador de La Rioja, Luis Beder Herrera. Desde muy temprano, los vecinos vieron camionetas y combis extrañas recorriendo el pueblo, mientras detrás del escenario empezaban a asarse unos mil chorizos.

Para la Asamblea de Ciudadanos fueron señales inconfundibles de que el gobernador venía. Entonces marcharon para hacer escuchar nuevamente su protesta. Eran unos doscientos, pero apenas llegaron se toparon con un vallado y el pueblo repleto con alrededor de 300 policías, entre los que había de civil y antidisturbios.

Finalmente no llegó Beder Herrera. Sin gobernador, la protesta terminaba. Pero fue en ese instante en que todos se retiraban cuando los militantes que habían ido al acto comenzaron a cantar: "Un minuto de silencio para el cura que está muerto" "Desde adentro del acto se los incitó para que nos atacaran. Cantaban el que no salta es ambientalista", aseguró Marcela Crabbe. A los cantos, les siguieron las piedras, y a las piedras las balas de goma. "Estaba todo armado, empezaron a tirar piedras y enseguida nos tiró la policía. Esto causa mucho estupor, mucha bronca. Los policías se nos reían en la cara", contó a los medios Miguel Arca.

Los detenidos -la mayoría mujeres- seguían en la cárcel de Chilecito. Mientras que en Famatina continuaban las protestas.

Recordemos que el conflicto comenzó en 2006, cuando la empresa Barrick Gold obtiene el derecho exclusivo de exploración y presenta el estudio de prefactibilidad al gobierno y es allí cuando se conforma la asamblea de vecinos autoconvocados de Famatina. Por aquel entonces, eran apenas un grupo de vecinos que intentaban convencer al resto de los problemas que la minería a cielo abierto y a gran escala iba a traer. Sus argumentos resultaron convincentes porque, de los 6.500 habitantes, más de 4.000 terminaron negándose a convertir el cerro Famatina en una mina de oro. Lograron que el cura párroco y el intendente se sumaran a las protestas.

Pero no el gobernador, que los acusó de "hippies violentos" y de utilizar los métodos del nazismo. En todos estos años lograron hacer retroceder a tres multinacionales -incluida la poderosa Barrick Gold- y frenaron un negocio estimado en más de US$ 25 mil millones. Sus consignas -"el agua vale más que el oro. El Famatina no se toca. El agua y la vida no se negocian"- circularon por todo el país.

Lamentamos que el Gobierno nacional no se haya hecho eco de estos pedidos, ya que sigue apoyando a las mineras y hasta en ocasiones justificando la represión contra los asambleístas.

La Justicia debe investigar y castigar a quienes comenzaron arrojando piedras a los vecinos que se manifestaban pacíficamente rechazando la política oficial pro-minera.

El propio intendente que fue agredido por la policía dijo "Lo que pasó fue triste. No estoy con mucho ánimo ni con muchas ganas de hablar, porque le han vuelto a dar la espalda al pueblo y nos han vuelto a golpear. Pero vamos a seguir resistiendo. La lucha la tenemos casi ganada".

Entre los detenidos estaban dos voceras de las asambleas antiminería, Carina Díaz Moreno y Marcela Crabb, posteriormente liberadas.

"Siempre dijimos que si tocan a uno, nos tocan a todos. Pero no estamos todos acá. El pueblo tiene que levantarse para evitar el atropello", dijo Mirtha, una vecina de Chilecito que trabaja en Famatina. Posteriormente una parte de los pobladores viajó hacia Chilecito, 30 kilómetros al este, y rodeó la comisaría, para exigir la liberación de los detenidos, a quienes finalmente liberaron.

La fuerza pública consideró que los activistas incurrieron en una contravención por ello tuvieron que pagar una multa de 280 pesos para quedar en libertad.

Sr. Presidente nosotros repudiamos el uso de la violencia y de la fuerza máxime en este caso donde ambientalistas y lugareños solo querían manifestarse pacíficamente y expresar su desacuerdo a las industrias extractivas.

Por todo lo expuesto es que solicitamos a los integrantes de esta Honorable Cámara de Diputados que nos acompañen en la aprobación del presente proyecto.