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PROYECTO DE TP


Expediente 4011-D-2014
Sumario: TRABAJO DOMESTICO Y DE CUIDADOS NO REMUNERADOS: INCLUSION EN EL SISTEMA DE CUENTAS NACIONALES; REGIMEN, ENCUESTA NACIONAL DEL USO DEL TIEMPO.
Fecha: 26/05/2014
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 52
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Incluir la economía del cuidado conformada por el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en el Sistema de Cuentas Nacionales. Encuesta Nacional del Uso del Tiempo
ARTÍCULO 1: La presente ley tiene por objeto incluir la economía del cuidado conformada por el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado en el Sistema de Cuentas Nacionales.
ARTÍCULO 2: Para efectos de la aplicación de la presente ley se adoptan las siguientes definiciones:
Economía del Cuidado: se refiere al conjunto de bienes, servicios, actividades, relaciones y valores necesarios para mantener y reproducir la forma de vida de las personas y sus grupos familiares adaptados a la sociedad que les toca vivir. Se trata de la provisión y sostenimiento de recursos materiales y simbólicos que contribuyen a la organización de la sociedad y al funcionamiento del sistema económico. A nivel del hogar y la comunidad, se trata del trabajo no remunerado relacionado con mantenimiento de la vivienda, quehaceres domésticos para los miembros del hogar, los cuidados a otras personas del hogar (ancianos, niñas y niños, discapacitados y otros adultos dependientes), atención de las necesidades de alimentación, limpieza, y el mantenimiento de la fuerza de trabajo remunerada. Esta categoría de trabajo es de fundamental importancia económica en una sociedad.
Trabajo doméstico y de cuidados no remunerado: Servicios domésticos, personales y de cuidados generados y consumidos dentro del propio hogar, o en ámbitos comunitarios, por las que no se percibe remuneración.
Encuesta Nacional de Uso del Tiempo: Instrumento metodológico que permite medir el tiempo dedicado por las personas a las diferentes actividades, trabajo remunerado y no remunerado, estudio, recreación y ocio, entre otros. En su diseño, la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo debe permitir dimensionar el trabajo total remunerado y no remunerado, así como las principales actividades que lo componen, prestando especial atención a la simultaneidad de actividades. La Encuesta Nacional de Uso del tiempo debe permitir identificar diferencias de género en la provisión de estos trabajos, y proporcionar insumos para la medición, valoración, y análisis del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, con el objetivo de informar a las políticas públicas.
Cuenta Satélite del Trabajo Doméstico y de Cuidados no Remunerado: Cuenta específica del Sistema de Cuentas Nacionales que organiza y registra la información de un sector económico o social, en este caso del trabajo doméstico y de cuidados no remunerado.
ARTÍCULO 3: Se realizará la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, instrumento indispensable para obtener la información sobre Trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, con el objeto de medir la contribución de las mujeres al desarrollo económico y social, y como herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas públicas.
ARTÍCULO 4: El INDEC, o el organismo que lo reemplace, es la autoridad responsable de coordinar el cumplimiento de lo dispuesto en la presente ley. Para ello deberá establecer los procedimientos y realizará las gestiones necesarias para planear, diseñar, relevar, publicar resultados y repetir periódicamente la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo.
ARTÍCULO 5: Se integrará una Comisión Asesora bajo la coordinación ejecutiva del INDEC, con representación del Ministerio de Economía, del Consejo Nacional de la Mujer, de entidades académicas y de las organizaciones sociales especializadas en la temática. Esta comisión tendrá la responsabilidad de:
- Elaborar una propuesta conceptual y metodológica para el diseño, levantamiento y análisis de la Encuesta Nacional del Uso del Tiempo.
- Elaborar el marco conceptual para la creación de una Cuenta Satélite para el trabajo no remunerado doméstico y de cuidados.
- Analizar y evaluar los informes periódicos semestrales de los organismos responsables de cumplir con lo dispuesto por la presente ley.
ARTÍCULO 6: Para la implementación de la ley, el INDEC conforme con sus competencias, en un plazo no mayor a seis (6) meses contados a partir de la vigencia de la presente ley, iniciará el proceso de adecuación de procedimientos y gestiones necesarias para planear, diseñar y relevar la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, y su inclusión en el Sistema Estadístico Nacional.
El Ministerio de Economía, conforme con sus competencias, en un plazo no mayor a seis (6) meses contados a partir de la vigencia de la presente ley, iniciarán el proceso de adecuación de procedimientos y gestiones necesarias para el cálculo de la Cuenta Satélite de Trabajo Doméstico y de Cuidados No Remunerado, y la forma de inclusión de esta información en el Sistema de Cuentas Nacionales.
ARTÍCULO 7. Uso de la Información. Los organismos del Estado nacional que participan en la preparación, seguimiento y control del presupuesto nacional y que tienen la responsabilidad del diseño e implementación de políticas públicas deberán considerar, dentro de sus análisis, el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado, visibilizando su contribución al desarrollo económico del país y poniendo de manifiesto las inequidades que eventualmente existan en torno a su distribución.
ARTÍCULO 8: El efectivo relevamiento de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, no podrá superar los dos (2) años contados a partir de la vigencia de la ley.
ARTÍCULO 9: Comuníquese al Poder Ejecutivo Nacional.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


A través de este proyecto se busca contar con instrumentos de producción de información oficial que registre el trabajo doméstico y de cuidados no remunerados, y las consecuencias que éste tiene en el mantenimiento del sistema productivo y la actividad económica del país.
Motivados en una concepción política que busca la equidad social y económica, consideramos indispensable reconocer el aporte que todos los integrantes de la sociedad hacen a la economía, a través de la elaboración de instrumentos de registro que permitan conocer cuáles son las tareas que de manera no remunerada contribuyen a su desarrollo económico.
Antecedentes:
En la segunda mitad del siglo XX hubo avances en relación a los derechos sociales, a los beneficios del desarrollo económico, a la garantía de libertades individuales para hombres y mujeres. Todo esto ha significado una mejora evidente de las condiciones de vida de toda la sociedad. La suscripción de convenios internacionales, declaraciones, manifestaciones públicas de autoridades, fueron mecanismos que pusieron esta cuestión en la agenda de las políticas públicas de varios países de la región. Esto también se ha reflejado en la sanción de leyes y políticas públicas adaptadas a cada país.
En relación a la equidad de género es importante el camino recorrido, en este sentido podemos remitirnos a la Convención Internacional contra todas las formas de discriminación contra la mujer -CEDAW (1979), que tuvo la adhesión de la Argentina al Protocolo facultativo recién en el 2006. Luego, en 1995 la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer produjo la Plataforma de Acción de Beijing.
En la región la Conferencia de estadística de las Américas de la CEPAL en 2007, el Consenso de Quito (2007) y el Consenso de Brasilia (2010), ambos surgidos de la Décima y Undécima Conferencias Regionales sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, respectivamente. Estos acuerdos internacionales mencionan especialmente a la necesidad de mejorar los datos que reflejen la real dimensión del trabajo no remunerado de hombres y mujeres en la economía nacional, generar estadísticas con perspectiva de género y la necesidad de que se vean reflejadas en las cuentas nacionales y las políticas públicas.
De esta manera se han impulsado avances en la institucionalización de políticas públicas, en la región en general y en cada país en particular. Sin embargo estos avances tienen un mayor desarrollo en el ámbito público, sin su contrapartida en el ámbito privado de la organización familiar.
El contexto socioeconómico y demográfico regional de los últimos años indica que las mujeres tienen una mayor participación en el mercado de trabajo, y por lo tanto se ha reducido la cantidad de mujeres sin ingresos propios, dedicadas exclusivamente a las tareas domésticas. También se registra una mejora en el nivel educativo de las mujeres. Esto es muy relevante porque la autonomía económica de las mujeres es uno de los elementos más importantes para lograr la igualdad.
Sin embargo, la mayor cantidad de mujeres en la población económicamente activa, que supone una mayor igualdad, no se refleja en las responsabilidades familiares, ya que no se verifica una reducción de las responsabilidades domésticas. Por el contrario, significa un incremento del total de las tareas, especialmente entre las mujeres de hogares pobres, donde los ingresos son insuficientes para contratar en el mercado los servicios de cuidado necesarios para el funcionamiento, mejor dicho, el mantenimiento, de la organización familiar.
Es propósito de este proyecto de ley comenzar a visualizar esta realidad a través de datos estadísticos e indicadores económicos, que permitan reformular normas y diseñar políticas orientadas a que la igualdad se logre también en el ámbito privado y en la vida cotidiana.
La desigualdad en la división sexual del trabajo
La división sexual del trabajo al interior del hogar genera y consolida desigualdades:
- Por la carga desigual que implican, para hombres y mujeres, las tareas de cuidado familiar y la incidencia que tienen en la economía familiar;
- Por la falta de reconocimiento que tiene el trabajo de cuidado familiar no remunerado tanto en la economía familiar como en la en la producción económica del país.
Estas desigualdades, que afectan a gran parte de la población, no están consideradas en el diseño de la política económica, de seguridad social y de desarrollo social. Por lo tanto, es necesario contar con información específica para poder avanzar en políticas públicas que reconozcan el derecho al cuidado, las tareas domésticas y como consecuencia promuevan la igualdad.
Este reconocimiento implicaría corresponsabilizar a todos los adultos cuestionando los roles tradicionales de género, consolidados a través de mandatos culturales difíciles de remover. Incorporar esta perspectiva es un desafío que deben proponerse las nuevas políticas públicas y este proyecto busca que el Estado argentino cuente con una herramienta que es la información precisa y certera que valore este trabajo invisibilizado.
El Programa de Acción Regional para las Mujeres de América Latina y el Caribe 1995 -2001 acordado por los países miembros de la CEPAL, se plantea como objetivo central "acelerar el logro de la equidad de género y la total integración de las mujeres en el proceso de desarrollo, así como el ejercicio pleno de la ciudadanía en el marco de un desarrollo sustentable con justicia social y democracia". Pero en el logro de estos objetivos reconoce los obstáculos que tienen las mujeres para acceder a los beneficios del desarrollo económico al interior de las relaciones intrafamiliares, donde profundiza la división sexual del trabajo a través de la naturalización del trabajo domestico como responsabilidad femenina.
Los Estados nacionales han desarrollado políticas a favor de la igualdad de género, pero no han visualizado las situaciones de desigualdad que se producen al interior del hogar y que no son detectadas por las estadísticas oficiales en su real dimensión.
Por ello, luego de años de reconocimientos, acuerdos, manifestaciones y consensos es necesario avanzar en una observación de las condiciones materiales de vida de manera que visualice cuál es la real participación de la mujer en la economía. Las desigualdades persisten, en la medida que las mujeres realizan una cantidad de tareas no remuneradas que se mantienen incuestionables, fundadas en la naturalidad de los roles históricamente asignados a mujeres y varones.
El desarrollo del Estado de bienestar, en el siglo XX permitió que ciertos beneficios del desarrollo económico fueran reconocidos a los trabajadores formales, varones, jefes de hogar proveedores de los recursos para que la familia se responsabilice en cabeza de la mujer, sin ingresos propios, de las tareas de cuidado familiar. En este mismo sentido el Estado de Bienestar generó instituciones de protección social que han promovido la división sexual del trabajo con políticas sociales, de salud, de seguridad social, bien intencionadas en la ayuda y el fortalecimiento familiar, pero que han consolidado los roles tradicionales de género y no han contemplado los diversos modelos de organización familiar existentes. Como ejemplo, los programas de transferencias condicionadas han potenciando el rol de la mujer, en lugar de considerar a todos sus integrantes igualmente responsables del cuidado familiar, asignando a la mujer el protagonismo para cumplir con contraprestaciones exigidas, focalizando en ellas la responsabilidad del cuidado, lo cual significa más trabajo. Si bien, en un contexto de extrema vulnerabilidad las prestaciones sociales pueden ser una ayuda, no deberían naturalizar el trabajo no remunerado de las mujeres ya que limitan sus posibilidades de trabajo decente.
En el mismo sentido, la legislación laboral que garantiza la igualdad ante diferentes situaciones familiares (régimen de licencias, jardines de infantes, asignaciones familiares, etc.) es positiva. Sin embargo, no debe soslayar que al interior del hogar se desarrolla un trabajo no regulado que recae fundamentalmente sobre las mujeres. Cuando este aspecto no es tenido en cuenta la legislación puede tener un efecto no deseado promoviendo el alejamiento de la mujer del mercado de trabajo.
Ante un mercado de trabajo que remunera mejor a varones que a mujeres y sociedades que culturalmente no han asumido la igualdad sobre las responsabilidades familiares, es necesario observar con mayor detenimiento cuáles son las consecuencias que tienen las regulaciones que buscan garantizar igualdad de manera neutra, ofreciendo idénticos beneficios a mujeres y varones.
Es fundamental reconocer que estas situaciones de desigualdad se basan en un fuerte arraigo cultural. Por ello, son aceptadas naturalmente como propias (y voluntarias) de las tareas femeninas y maternales, sin prestar atención a la directa relación que tienen con el nivel de vida de la familia y con la actividad económica productiva de una sociedad.
En consecuencia las políticas públicas requieren de algo más que decisiones y las consecuentes medidas administrativas para llevarlos a cabo. Tendrán que ir acompañadas de información certera que deberá ser insumo para la legislación y el diseño de programas que buscan la igualdad, y al mismo tiempo un disparador del debate público necesario para producir un cambio cultural.
La Organización Familiar, el mercado de trabajo y su incidencia en las condiciones de vida de la población.
El cuidado familiar y las tareas domesticas siempre han sido considerados como una actividad del ámbito privado, sin embargo reúnen ciertas características que las convierten en socialmente relevantes:
Es un trabajo no remunerado
La manera como se realiza es determinante en el desarrollo de los niños/as
Es fundamental para la economía del hogar, ya que la manera como se realiza condiciona las posibilidades de otros miembros de la familia para adquirir ingresos
Incide en la calidad de vida de varones y mujeres y se resuelve de manera diferente de acuerdo al nivel socioeconómico
Estas características convierten una tarea, culturalmente asignada a la esfera privada, en una problemática social que como tal, requiere de la implementación de una política pública que la atienda. Para ello es necesario conocer cómo se organizan las responsabilidades en el cuidado al interior de las familias.
Se trata de tareas que recaen principalmente sobre las mujeres del hogar o sobre las redes familiares (siempre femeninas) que habitualmente asumen la función de los cuidados, pero que también presentan diferencias al interior del colectivo según niveles socio económicos.
En los hogares pobres lo realiza directamente la mujer del hogar, muchas veces resignando el trabajo remunerado, lo cual afecta sus ingresos en la etapa más productiva de la vida activa. Esto también afecta su nivel de vida futura, ya que retirarse temporalmente del mercado de trabajo, perjudica su trayectoria laboral y la posibilidad de estar en una mejor posición si quisiera reingresar. De esta manera, la mujer que asume las tareas de cuidado tiene una gran dificultad para incluirse o permanecer en el mercado de trabajo, lo cual deteriora la economía familiar y su desarrollo personal. Son fundamentalmente los hogares pobres los que restringen sus posibilidades de progreso porque alguno de sus integrantes, generalmente mujeres, deben ocupar su tiempo en el trabajo no remunerado de cuidado familiar.
Los hogares de mayores ingresos, en cambio, pueden financiar servicios de cuidado familiar (servicio doméstico, niñeras, jardines de infantes) para facilitar la permanencia de las mujeres en el mercado de trabajo. Pero, aun con esta ventaja, siguen siendo ellas las que se ocupan de resolver estas cuestiones. De esta manera persisten los roles tradicionales de género, disimulados con los recursos económicos
La desigualdad de género que está presente en todos los hogares, se refleja mayormente entre las mujeres de hogares pobres. Aliviar las responsabilidades de cuidado por contar con recursos económicos profundiza las desigualdades sociales. Esta situación la podemos observar en que el trabajo doméstico y de cuidado cuando es remunerado, es uno de los más bajos en la escala salarial, muchas veces en negro y desvalorizados en relación a otros trabajos que requieren similar nivel educativo.
Es urgente revertir esta situación, jerarquizando socialmente estas tareas y asignándoles el valor económico que en realidad tienen.
Para eso hay que conocerlo y medirlo, con rigurosidad científica (a través de datos confiables), para generar información que refleje la situación intrafamiliar, el uso del tiempo de mujeres y varones hacen en relación al sostenimiento del hogar y la manera en que disponen de su tiempo libre. Pero observando también las características socio demográficas de las mujeres que realizan tareas no remuneradas en el hogar, como así también de las trabajadoras domésticas, prestando atención a las escalas salariales, protección laboral, requisitos educativos, etc.
Derecho al Cuidado
Uno de los caminos para revertir la desigualdad de género al interior del hogar, es observar las necesidades de cuidado familiar desde una perspectiva de derechos. Esto significa garantizar el derecho a ser cuidado, donde los sujetos de derechos son las personas receptoras de los cuidados (niños, ancianos o discapacitados para cuidados especiales y familias para tareas domesticas en general), quienes los reciben por ser integrantes de una sociedad que los garantiza.
Al reconocer que el cuidado familiar es un derecho, el trabajo de cuidado familiar o doméstico no se brinda para aliviar el trabajo de las mujeres sino para quitar una responsabilidad asignada a ellas a partir de una imposición cultural. Asimismo este reconocimiento coloca al Estado como el responsable, por lo tanto debe promover la reflexión la responsabilidad social de las tareas de cuidado familiar y garantizar las políticas públicas adecuadas.
Existe una estrecha relación entre la organización del cuidado familiar y la actividad económica. Por eso es importante observar esta cuestión con una perspectiva económica.
Las tareas de cuidado están naturalizadas en la organización familiar, y de esta manera invisibilizadas. Por lo tanto, cuestionarse el lugar que ocupan las tareas de cuidado en la organización familiar es una manera de hacerlas evidentes, para superar las relaciones de desigualdad intrafamiliar y avanzar hacia la igualdad de oportunidades y de trato para todos sus miembros.
Por otra parte, la organización de la actividad económica y las políticas que la regulan, condicionan las decisiones que toman hombres y mujeres sobre el tiempo que le van a dedicar al trabajo remunerado y no remunerado, esto tiene consecuencias en el acceso a recursos que se obtienen en el mercado y la participación en la economía. Siendo la mujer quien asume la mayor carga en las tareas no remuneradas, se subestima (sub registra) su contribución al desarrollo económico, al no visualizarse las tareas que efectivamente cada uno realiza y al no poder asignarle un valor económico a esas tareas.
Así se explica la vinculación entre la división sexual del trabajo con el desarrollo económico, y la desventaja en que se encuentran quienes realizan trabajos no remunerados que contribuyen al mismo.
Es importante entonces, incorporar el concepto de economía del cuidado al abordar este tema desde un enfoque de derechos con el propósito de efectivizar la igualdad material de mujeres y de varones.
Encuesta Nacional de Uso del Tiempo
Cuando las tareas necesarias para el cuidado familiar y el funcionamiento del hogar se resuelven con trabajo no remunerado, se origina una desigualdad y por lo tanto, un problema social que impone al Estado el diseño de políticas que consideren a todos los adultos responsables del cuidado y las tareas domésticas.
El cuidado familiar y la forma en que la sociedad lo resuelva inciden en la manera en que las personas van a integrarse al mercado de trabajo, y esto determina sus condiciones de vida. Por eso es necesario dimensionar adecuadamente la importancia social y económica del trabajo no remunerado en el hogar si se busca una sociedad más igualitaria, donde quienes contribuyen al desarrollo económico sean reconocidos por su esfuerzo y respetados sus derechos.
Para transparentar esta situación es fundamental contar con una ENCUESTA NACIONAL DE USO DEL TIEMPO que permita cuantificar la carga total de trabajo (remunerado y no remunerado), que realizan hombres y mujeres, fundamentalmente al interior del hogar para sostener su funcionamiento. Se trata de conocer el valor y el volumen del trabajo no remunerado en hogares.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el único distrito del país que ha realizado una Encuesta de estas características (Ley 1168, BO 1832, promulgada en diciembre de 2003), implementada en un acuerdo de cooperación con la Universidad de Gral. Sarmiento. Este trabajo es de gran utilidad para este proyecto pero, paradójicamente, brinda información sobre la jurisdicción donde residen las mujeres más favorecidas económicamente y donde gran parte del trabajo doméstico remunerado (mal remunerado) es realizado por mujeres que no residen allí.
Una encuesta nacional de éstas características incorporada al Sistema Estadístico Nacional será fundamental para incorporar una perspectiva de género en el análisis de los datos obtenidos de otras fuentes de información sistematizada con que cuenta el sistema.
Existe la percepción generalizada de que la mayor parte del trabajo no remunerado lo realizan las mujeres, pero para el diseño de políticas públicas no alcanza con percepciones, las que aun siendo certeras pueden estar cargadas de subjetividad. Es necesario contar con estadísticas que ilustren acerca de la manera en que hombres y mujeres administran su tiempo.
Al vincular esta información con el sistema de cuentas nacionales permitirá conocer cuáles de esas actividades corresponden a trabajo reproductivo que aportan a la economía familiar y a la economía nacional, pero que no son valorizados económicamente por encontrarse fuera de la frontera de la producción.
Una encuesta de este tipo no significa aceptar ningún tipo de injerencia del Estado en la privacidad de las personas, se trata de buscar información fidedigna, de manera anónima, sobre la realidad y la organización que se dan las familias argentinas para funcionar como tales. Se trata de conocer, para valorar adecuadamente el esfuerzo que cada persona realiza para el funcionamiento del hogar y la incidencia que esto tiene en el funcionamiento de la economía.
Conocer la distribución del trabajo doméstico y de los cuidados a niñas/os y personas dependientes, entre los miembros del hogar, según sexo, por grupos de edades, según estado civil, según tipo de hogares y según niveles de ingresos de los hogares, será un insumo fundamental para el diseño de políticas públicas que promuevan la igualdad de responsabilidades al interior del hogar reconociendo el aporte económico de quienes realizan tareas de cuidado familiar. Como así también permite visualizar diversidad de formas de organización familiar, y promover en todas sus modalidades la democratización de los roles familiares.
El análisis de las diferentes formas en que las personas utilizan su tiempo permitirá:
Visibilizar cómo se distribuye la carga total de trabajo entre mujeres y varones
Conocer el tiempo que cada uno dedica a las tareas domésticas y de cuidado familiar, permitirá asignarles un valor económico que no suele ser reconocido.
Revisar la forma tradicional de analizar la productividad y los avances del desarrollo económico, donde es razonable suponer que hay una carga de trabajo femenino importante que no se está contabilizando.
Analizar las interrelaciones entre el trabajo remunerado y el no remunerado
Visualizar que las tareas domésticas y de cuidado familiar que no está remunerado son actividades laborales (trabajo) que hay que reconocer a quienes lo realizan. Al mismo tiempo, poner en evidencia que muchas de esas tareas son un derecho que tienen quienes lo reciben (derecho al cuidado). Esto aportará elementos nuevos para reconceptualizar las nociones de trabajo y de seguridad social.
Contar con un insumo para pensar en la reformulación de un Sistema de Protección Social que contemple la responsabilidad colectiva de los cuidados necesarios para el funcionamiento del hogar
Poner en evidencia las desigualdades preexistentes y generar los programas sociales necesarios para revertirlos
Cuenta Satélite de Servicios Domésticos y de Cuidado No Remunerados
Este proyecto busca que el Estado argentino genere la información necesaria para conocer la dimensión real del trabajo no remunerado en el hogar y su incidencia en el sostenimiento de actividad económica.
Esto significará reconocer el trabajo doméstico como productivo, para ello es necesario poner en valor el trabajo no remunerado e incorporar la dimensión de género al análisis económico.
Por eso, en la búsqueda de nuevas herramientas de análisis y medición, es necesaria, además de la Encuesta Nacional de Uso del Tiempo, la creación de una Cuenta Satélite.
El Sistema de Cuentas Nacionales al que adhiere la República Argentina fue revisado y reformulado en un mecanismo de colaboración de diferentes organismos internacionales de donde surgió el SCN 1993, documento que establece las normas internacionales para la medición de una gran cantidad de variables que permiten organizar la información sobre la actividad económica.
Ante el surgimiento de investigaciones sobre temas específicos como hogares, el medio ambiente, el turismo, la educación, la salud, surge la necesidad de incorporar el concepto de cuentas satélite para contemplar ciertas problemáticas sociales al análisis macroeconómico, esto permite identificar el lugar que ocupan ciertas actividades en la economía nacional.
El sistema de cuentas nacionales refleja la estructura y dinámica de la economía, presenta un esquema conceptual y metodológico para la producción de las estadísticas nacionales. La frontera de la producción define lo que se contabiliza en el sistema de cuentas nacionales. Bajo esta conceptualización, están fuera del sistema de cuentas nacionales, justamente las actividades que nos ocupan, es decir: servicios domésticos y de cuidado de los miembros del hogar no remunerado para atender sus necesidades de alimentación de limpieza de ropa y de la casa, del cuidado de niños, enfermos o mayores, servicios no remunerados a otros hogares, a la comunidad o a Instituciones sin fines de lucro.
Por eso surge la necesidad de crear una cuenta SATELITE DE SERVICIOS DOMESTICOS Y DE CUIDADO NO REMUNERADOS, que a partir de la información suministrada por la ENCUESTA NACIONAL DE USO DEL TIEMPO, registre estas tareas en la actividad económica y permita una medición completa del trabajo necesario para de la producción de bienes y servicios.
De esta manera se podrá calcular el valor del trabajo no remunerado en el hogar y dimensionarlo adecuadamente en el conjunto del la actividad económica.
7. Algunas Definiciones
Cuentas Satélite:
Las cuentas o sistemas satélite subrayan generalmente la necesidad de ampliar la capacidad analítica de la contabilidad nacional a determinadas áreas de interés social de una manera flexible y sin sobrecargar o distorsionar el sistema central. Normalmente, las cuentas o sistemas satélite permiten:
(a) proporcionar información adicional, de carácter funcional o de entrecruzamientos sectoriales, sobre determinados aspectos sociales;
(b) utilizar conceptos complementarios o alternativos, incluida la utilización de clasificaciones y marcos contables complementarios y alternativos, cuando se necesita introducir dimensiones adicionales en el marco conceptual de las cuentas nacionales;
(c) ampliar la cobertura de los costos y beneficios de las actividades humanas;
(d) ampliar el análisis de los datos mediante indicadores y agregados.
Cuidado Familiar
Son aquellas tareas que implican el cuidado de algunos miembros de la familia que carecen de autonomía para su supervivencia (ancianos, niños, discapacitados). La forma en que se organizan socialmente e intrafamiliarmente estas tareas, afecta de manera diferenciada a distintos miembros de la familia. El cuidado familiar es un derecho, para quienes necesitan los cuidados y debe ser reconocido como un trabajo para quienes realizan la tarea de cuidar. Del análisis de estas tareas surge el concepto de Economía del cuidado.
Tareas de Cuidado de Manera Remunerada
Aquellas que proporcionan servicios personales cara a cara que desarrollan o restablecen capacidades que quienes son cuidados: salud, educación y socialización (empleadas domesticas, niñeras, maestras de centro de desarrollo infantil y preescolar enfermeras y auxiliares de enfermería)
Trabajo Doméstico
El trabajo domestico remunerado regulado por el Decreto Ley nº 326 del 30 de enero de 1956, considera trabajo doméstico a "...las relaciones de trabajo que los empleados de ambos sexos presten dentro de la vida doméstica y que no importen para el empleador lucro o beneficio económico, no siendo tampoco de aplicación para quienes presten sus servicios por tiempo inferior a un mes, trabajen menos de cuatro horas por día o lo hagan por menos de cuatro días a la semana para el mismo empleador".
Economía del Cuidado:
Conjunto de bienes, servicios, actividades, relaciones y valores necesarios para mantener y reproducir la forma de vida de las personas y sus grupos familiares adaptados a la sociedad que les toca vivir. Se trata de la provisión y sostenimiento de recursos materiales y simbólicos que contribuyen a la organización de la sociedad y por lo tanto al funcionamiento del sistema económico. Este trabajo complementa los ingresos monetarios provenientes del trabajo asalariado. Son actividades remuneradas y las no remuneradas necesarias para el mantenimiento del hogar, la salud y la fuerza de trabajo necesaria, es decir, necesarias para la reproducción de las condiciones sociales que sostienen el funcionamiento de la economía .
Por todo lo expuesto y con la total convicción de que la aprobación de este proyecto (inspirado en el que ya ha presentado en Diputados María Luisa Storani y que rescata el trabajo de la economía feminista realizado por investigadoras como Laura Pautassi, Corina Rodriguez, Laura Esquivel y Natalia Gherardi) nos permitirá contar con la información necesaria para adoptar las políticas públicas imprescindibles para democratizar las relaciones familiares a través de la puesta en valor del trabajo doméstico y de cuidado no remunerado, es que los diputados y diputadas firmantes pedimos la sanción de esta iniciativa.
Referencias
Ley 17.622/68 INDEC
Ley Nº 1168 de la Legislatura, la Dirección General de Estadística y Censos del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires debe indagar sistemática y periódicamente acerca de la distribución del uso del tiempo de mujeres y varones residentes en la Ciudad. Los resultados de esta indagación deben ser utilizados para propiciar políticas que mejoren las condiciones de vida de las mujeres y la incorporación social equitativa de mujeres y varones. www.buenosaires.gov.ar/.../informe_328_encuesta_de_uso_del_tiempo
Ley 1413/10 Colombia. Regulación de la inclusión de la economía del cuidado en el sistema de cuentas nacionales con el objeto de medir la contribución de la mujer al desarrollo económico y social del país y como herramienta fundamental para la definición e implementación de políticas públicas.
Ley N° 29700, Perú "Ley que incluye el trabajo no remunerado en las cuentas nacionales", publicada en el Diario Oficial de Perú el 4 de junio de 2011
ENCUESTA CONTINUA DE HOGARES. Módulo uso del tiempo y trabajo no remunerado - INE - Uruguay
Encuesta Nacional sobre el uso del tiempo - INEGI - México
Sistema de cuentas Nacionales de México. Cuenta satélite del trabajo no remunerado de los hogares de México 2003- 2009. Instituto Nacional de estadística y geografía de México.
OIT - C156 - Convenio sobre los trabajadores con responsabilidades familiares, 1981 VIGENCIA: 11:08:1983. Sujeto: Igualdad de oportunidades y de trato. RATIFICACION: 17:03:1988
OIT C 189 Convenio sobre las trabajadoras y los trabajadores domésticos, 2011 Convenio sobre el trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos
El cuidado en acción - Entre el derecho y el trabajo - Montaño Virreira y Calderón Magaña coordinadoras - CEPAL- AECID- UNIFEM- Santiago de Chile 2010
Pautassi, L. y Zibecchi, C. "La provisión de cuidado y la superación de la pobreza infantil. Programas de transferencia a condicionadas en la Argentina y el papel de las organizaciones sociales y comunitarias. Serie Políticas Sociales 159 - CEPAL. Enero 2010.
Esquivel, Valeria. Uso del Tiempo en la ciudad de Buenos Aires - Universidad Nacional de General Sarmiento, 2009.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
GARRIDO, MANUEL CIUDAD de BUENOS AIRES UCR
RICCARDO, JOSE LUIS SAN LUIS UCR
BAZZE, MIGUEL ANGEL BUENOS AIRES UCR
TROIANO, GABRIELA ALEJANDRA BUENOS AIRES PARTIDO SOCIALISTA
BURGOS, MARIA GABRIELA JUJUY UCR
GIMENEZ, PATRICIA VIVIANA MENDOZA UCR
ALFONSIN, RICARDO LUIS BUENOS AIRES UCR
LINARES, MARIA VIRGINIA BUENOS AIRES GEN
DUCLOS, OMAR ARNALDO BUENOS AIRES GEN
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
LEGISLACION DEL TRABAJO (Primera Competencia)
POBLACION Y DESARROLLO HUMANO
PRESUPUESTO Y HACIENDA