La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional, a fin de que con carácter urgente, informe:

1) Cuál fue el motivo por el cual el señor Claudio Uberti, titular del órgano de Control de Concesiones Viales (OCCOVI), viajó a Venezuela en el avión contratado por ENARSA, cuando su función no tenía nada que ver con las negociaciones que esta última empresa llevaba a cabo.

2) Si el Presidente venezolano concurría a nuestro país a suscribir acuerdos cuál fue la causa por la que, en lugar de venir, previamente, a realizar los arreglos correspondientes una comitiva venezolana como es de uso y práctica, se destacaron funcionarios de nuestro país a Venezuela.

3) Cuál fue el motivo y urgencia por el cual el titular de ENARSA contrató un avión particular por U$S 90.000 para trasladarse a Venezuela en lugar de hacerlo en aviones de línea, cuando existen numerosos vuelos que unen ambos países, lo que implica un gasto innecesario para el erario público, sobre todo cuando la visita del Presidente Hugo Chávez Frías era conocida con suficiente antelación y ello hace presuponer que todos los arreglos para su planificación debían haberse realizado con anterioridad.

4) Porqué permitió el titular de ENARSA, Exequiel Espinosa, quien no sólo dirigía la comitiva sino que había sido el que alquiló el avión, por el solo hecho de un pedido privado del ex funcionario Uberti, que abordaran el mismo varios pasajeros vinculados a la petrolera venezolana PDVSA, entre ellos el empresario Guido Antonini Wilson y el hijo de su vicepresidente de dicha firma, de quien era amigo aquel empresario, y porqué no se tomaron a su respecto el nombrado Ezequiel Spinosa idénticas medidas que con relación a Uberti, cuando en rigor de verdad la torpeza e irresponsabilidad es similar y conjunta.

5) Ante los cuestionamientos cruzados entre el titular de la Aduana, Ricardo Echegaray, y la jueza subrogante que se encontraba a cargo de la causa Marta Novatti, remita fotocopia de la comunicación que, en el mismo día del hecho, se habría efectuado entre ambos anoticiando el suceso de público conocimiento (el pretendido ingreso al país de casi U$S 800.000 sin declarar).

6) Si la detención de Antonini Wilson no se produjo -como hubiera correspondido- porque supuestamente la magistrada no la habría dispuesto no obstante las claras explicaciones de Echegaray, a estar a sus dichos y que fueron desmentidos por la Dra. Novatti, cómo puede ser que el Ministro del Interior, Aníbal Fernández, sostuviera que no sólo estaba "orgullosísimo" de los controles aduaneros sino que además explicaba que la detención no se produjo porque se trataba de una simple infracción aduanera que se resolvía reteniendo la aduana el 50% de lo transportado y punto, no haciendo referencia al delito de contrabando. ¿Quién entonces le suministró esta información al señor Ministro, coincidente con la que dijo la magistrada haber recibido de parte de Ricardo Echegaray?

7) Porqué se utilizó como excusa no incomodar al Presidente Chávez, quien se hallaba en el país, para no efectuar comentario oficial alguno sobre el hecho, siendo que tal circunstancia hubiera justificado un accionar inmediato, a diferencia de lo que ocurrió con

el episodio de la empresa española Cirsa que tomó inmediato estado público, y se procedió sin más trámite a su investigación.

8) Qué esperaba el Presidente de la Nación al solicitar tardíamente una disculpa de Chávez, que fue desestimada por éste, cuando lo que correspondería más que una disculpa que no sirve para nada, es una explicación clara de lo acontecido.

9) Se informe en cuántas ocasiones ingresó al país en el último año el empresario Guido Antonini Wilson, qué tiempo permaneció en la república en cada oportunidad, qué pasaportes utilizó para su ingreso y egreso y cuál fue la explicación que brindó en cada caso a la autoridad migratoria acerca del porqué de sus viajes. Igualmente se indique si en alguna ocasión declaró alguna suma de dinero como transportada por él.

Señor presidente:

Desde que asumió este Gobierno, hemos sido testigos de una corrupción sistemática que muchos pretendieron ignorar por la existencia de una mejora macroeconómica innegable, que dio respiro a los argentinos luego de la crisis desatada en el 2001.

Lo primero fue el "affaire" de los fondos de la provincia de Santa Cruz, que pese a las reiteradas afirmaciones oficiales, nunca regresaron efectivamente al país.

El escándalo de Southern Winds, que se descargó sobre la cúpula de la Fuerza Aérea, ajeno al hecho, permitió disimular la responsabilidad del Secretario Ricardo Jaime.

El siguiente hecho que tomó luz pública fue el caso "Skanska", que pese a sostener reiteradamente el Gobierno que era una cuestión entre privados, ante la acusación del Fiscal Stornelli demostrando lo contrario, decidió echar a Ulloa y Madaro, pretextando que era una administración tan transparente que no quería tener imputados, pero no ocurrió lo propio con el antes mencionado Jaime, pese a tener una multitud de denuncias penales en su contra.

Otro episodio fue el de la bolsa con dinero hallada en el baño privado del despacho de la ex ministra de economía Felisa Micelli, a quien el Presidente primero ratificó en su cargo no obstante la gravedad del hecho asumiendo como verídicas sus insustanciales explicaciones, funcionaria que luego debió renunciar ante la imposibilidad de justificar su tenencia, como se demostró judicialmente.

Le siguió el caso de la Secretaria Romina Picolotti, quien realizaba un dispendioso gasto en alquiler de aviones privados, inclusión en su nómina de familiares y amigos cuya capacidad y preparación para los cargos se desconoce y sueldos elevadísimos, evidenciando una clara conducta nepótica, imputada actualmente por malversación de caudales públicos y que no obstante permanece en su cargo.

Continuó esta sucesión de eventos de corrupción con el contrabando de armas y defraudación en perjuicio de la administración pública en el que se encuentra involucrada la Ministra de Defensa Nilda Garré, que utilizó como excusa al cuestionado por cohecho juez Tiscornia como si éste hubiera sido el autor de los delitos que a ella se le atribuyen.

Por último, el sugestivo episodio de los casi U$S 800.000 que pretendiera ingresar al país el empresario venezolano Guido Antonini Wilson, sin declararlos y en circunstancias por demás extrañas, quien entró al país poco antes de la visita del Presidente Chávez y partió hacia el Uruguay poco antes que la comitiva oficial de este último, resultando sintomático que en el país hermano se está efectuando una investigación, a instancias del Diputado Javier García del Partido Nacional, por un cargamento de municiones que revelaría una curiosa triangulación entre Uruguay, Venezuela e Irán. Debe recordarse que el empresario mencionado está vinculado al negocio de armas.

Pero, como es común en estos casos de buscar siempre otros culpables, el Presidente Chávez, a la vez de echarle la culpa a los medios de comunicación por otorgarle trascendencia al hecho, se negó a brindar cualquier tipo de disculpa o explicación a su par de nuestro país, en un claro desplante que el Dr. Kirchner sólo podría tolerar en atención al grado de deuda que contrajo con su visitante, siendo que tal desplante no sólo lo pone a él en ridículo sino a todo el pueblo argentino, de quien es representante.

Finalmente, y según trascendidos, en el momento de ser descubierta en el aeroparque la mentira de Guido Antonini Wilson, en el sentido de que no era "libros" como dijera, sino dólares lo que quería ingresar al país, el mismo habría manifestado "llévense el dinero, yo soy un soldado, no me van a sacar de dónde viene ni adonde va", abandonando así ochocientos mil dólares, lo que da la pauta de que esa suma, aún siendo cuantiosa, es ínfima si se la compara con lo que maneja, lo que habilitaría una exhaustiva investigación del lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.

Las explicaciones autistas expresando que éste es el primer gobierno que combate a la corrupción se ven contradichas por la realidad y resultan risibles.

Por lo expuesto, solicito a mis pares el apoyo al presente proyecto de resolución.