La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Dirigirse al Poder Ejecutivo Nacional para que se proceda, a través de las correspondientes dependencias a su cargo, a la reparación y demarcación de la ruta provincial Nº 11 de la Provincia de Entre Ríos, en el tramo que une las localidades de Diamante y Victoria y la ruta nacional Nº 12 en su trayecto que comunica las ciudades de Paraná y La Paz, en razón de la peligrosidad que, en su actual estado, implican las mismas.

Señor presidente:

El tramo de la ruta provincial Nº 11 de la Provincia de Entre Ríos que comunica las ciudades de Diamante y Victoria, recorre una distancia de 76.1 Km. la cual, en su actual condición, representa un real peligro para los conductores que por ella transitan.

A lo largo de todo el trayecto, la referida ruta se encuentra muy descuidada, presenta baches en prácticamente toda su extensión y carece de una demarcación apropiada para un camino con un tránsito tan nutrido como lo es éste.

La necesidad de que el tramo referido se encuentre en condiciones apropiadas, además de bregar por la seguridad de nuestros ciudadanos, radica en el hecho de que gran parte de la producción entrerriana, y en general de la región, transita por la ruta provincial Nº 11 ya que es uno de los caminos que conducen al puente Rosario-Victoria, paso obligado para arribar al Puerto de Rosario.

Por su parte la ruta nacional Nº 12, en el tramo que parte del empalme con la ruta 127 hasta la localidad de La Paz, también reviste un gran peligro para los vehículos que por ella transitan. En el trayecto referido la cinta asfáltica se encuentra visiblemente deteriorada prácticamente en la totalidad de su extensión, con una gran cantidad de baches y ondulaciones debido a la característica arcillosa del suelo. A ello se le suma un constante tránsito y numerosas curvas pronunciadas que aumentan la peligrosidad del camino.

Por decreto del Poder Ejecutivo de la Nación (1724/2006), el año 2007 fue declarado "Año de la Seguridad Vial" en la República Argentina, lo cual obligó a que toda la papelería de la Administración Central del Gobierno lleve como membrete dicha leyenda. Si bien entendemos que es importante concientizar sobre la preocupante tasa de siniestralidad vial que padecemos, con tantas vidas apagadas en accidentes incomprensibles e injustificables, no obstante consideramos que la tarea es mucho más ardua que inscribir ese mensaje en la papelería oficial y que éste debe ser el enunciado de una verdadera voluntad política de brindar de forma seria, responsable y eficiente, soluciones a una problemática de larga data en nuestra sociedad.

Como argentinos quizá estemos acostumbrados a leer las abrumadoras cifras de accidentes de tránsito, sin embargo los países del primer mundo, con políticas activas para combatir este flagelo, ven espantados nuestros guarismos de siniestralidad. En marzo de 2006 el diario barcelonés "La Vanguardia" (1) , relataba:

Con una población de alrededor de 37 millones de habitantes, Argentina padece una masacre anual de más de 10.000 víctimas mortales en accidentes de tráfico. La magnitud del problema no basta para situarlo entre las prioridades del Estado y la sociedad argentinas, que parecen asumirlo con turbia y aplastante fatalidad. En un país donde cualquier conductor está convencido de haber heredado los genes de Juan Manuel Fangio, la matanza cotidiana en las carreteras del país alcanza cifras de escándalo. Según el Instituto de Seguridad y Educación Vial (ISEV), en el 2005 se registraron 10.351 muertos, más del doble de las cifras españolas, con una población de 40,8 millones de habitantes...

La masacre cotidiana ha puesto sobre alerta a las autoridades; sin embargo, la proliferación de organismos oficiales, la dispersión de la normativa y la ausencia de controles sistemáticos ha causado una "virtual dilución de la responsabilidad estatal", según un reciente informe de la Defensoría del Pueblo de la Nación. "Las actitudes del Estado son espasmódicas - dice el titular de ese organismo, Eduardo Mondino- . Un día sale a cazar al que no usa el cinturón y a los 15 días se olvida. Un particular puede decidir usar un día cinturón y otro no". Eduado Bertotti, director del Instituto de Seguridad y Educación Vial, pone el epitafio de esta situación: "La sociedad y las autoridades suponen que tantas muertes estúpidas e inútiles son tolerables".

Justamente, creemos que la actual situación en materia vial es intolerable e inaceptable, y si bien compartimos la importancia de la concientización, entendemos que debe ser acompañada por estrictos controles e, inevitablemente, por infraestructura acorde al incremento del flujo vehicular.

El tan mencionado crecimiento sostenido del país, forzosamente, tiene su consecuente impacto en el aumento del tránsito de vehículos en las rutas (sobre todo teniendo en cuenta el paupérrimo estado de los trenes de carga). Para el desarrollo de la actividad agropecuaria e industrial, el estado de los caminos es de fundamental importancia, debido a que más prioritariamente el traslado de la producción hacia los centros de comercialización y/ o industrialización se realiza por transporte automotor.

Como vemos, además de la seguridad de los ciudadanos, las condiciones de los caminos influyen también en la optimización del transporte de los productos que dinamizan la economía de nuestro país.

Es por todo lo expuesto, que solicitamos la aprobación del presente proyecto de declaración.