PROYECTO DE TP
Expediente 3903-D-2011
Sumario: PEDIDO DE INFORMES VERBALES AL JUEZ DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACION, DOCTOR EUGENIO ZAFFARONI, ANTE LA COMISION DE JUICIO POLITICO, A FIN DE QUE EXPLIQUE E INFORME SOBRE LAS REUNIONES QUE MANTUVO CON LA PRESIDENTE DE LA NACION Y MIEMBROS DEL GABINETE NACIONAL.
Fecha: 02/08/2011
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 102
La Cámara de Diputados de la Nación
RESUELVE:
Convocar al juez de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, al seno de la Comisión de
Juicio Político de esta H. Cámara, a fin de que explique e informe sobre las
reuniones que ha tenido con la Presidente de la Nación, y miembros del Gabinete
Nacional, faltando así a los deberes de imparcialidad, moderación y prudencia que
deben regir el comportamiento de un juez del máximo tribunal del país.
FUNDAMENTOS
Señor presidente:
Venimos a solicitar la presencia del Dr.
EUGENIO RAÚL ZAFFARONI, ministro de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, al seno de la Comisión de Juicio Político de esta H. Cámara, por faltar a
sus deberes éticos vinculados con el ejercicio de su cargo, y a pedir, luego de su
declaración, se impulse una investigación sobre su comportamiento y eventual
evaluación de juicio político encaminado a obtener su destitución.
El doctor EUGENIO RAÚL
ZAFFARONI ha faltado a los deberes de imparcialidad, moderación y prudencia
que deben regir el comportamiento de un juez del máximo tribunal del país, por los
siguientes hechos que han sido dados a conocer a través de distintos medios de
prensa.
En efecto, el 6 de febrero de 2011
apareció la siguiente nota en el periódico Perfil (1) , con el título: "Zaffaroni trabaja
en el armado de la candidatura porteña de Boudou", con la bajada: "El juez de la
Corte estuvo, en secreto, varias veces con el ministro y hasta organizó en su casa
una reunión para diseñar su campaña".
Una parte del contenido de ese artículo
dice lo siguiente:
"Raúl Eugenio Zaffaroni, el juez de
la Corte Suprema, no sólo es un prestigioso constitucionalista. También es uno de
los hombres que disfruta de la política y de los debates que giran en torno a
ella.
"En ese contexto, comenzó a tejer
una relación de amistad con Amado Boudou, el ministro de Economía que se
lanzó como candidato a jefe de Gobierno por el kirchnerismo. El vínculo entre
ambos animó el costado político del magistrado quien, en secreto, se reunió varias
veces con Boudou.
"Si bien el juez no está con ganas
de volver activamente a la arena política como candidato, le presta al ministro su
conocimiento sobre la Ciudad, el distrito que lo tuvo como legislador porteño en
1997. De hecho, hace años que sueña con que se reúna todo el progresismo
porteño en torno a un solo espacio, en especial después de la victoria de Mauricio
Macri en 2007".
El Dr. Zaffaroni no negó el encuentro
con el candidato oficialista, sino que lo confirmó al diario La Nación (2) , con un
título que recoge sus propias y lamentables palabras: "Zaffaroni: 'Soy amigo de
Boudou y listo, ¿qué problema hay?'" El copete de la nota dice: "El ministro de la
Corte Suprema confesó que se reunieron en su casa; 'Me gustan los chismes de
la política, las internas de los partidos', afirmó".
El 9 de junio de 2011, en El Cronista on
line (3) , apareció la siguiente nota, con el título: "Zaffaroni se suma como vice a
Abal Medina, Boudou y la ilusión de Lole":
En tiempo de descuento para la
oficialización de las fórmulas presidenciales, una de las grandes incógnitas que
aún queda por develar es quién acompañará a Cristina Fernández de Kirchner en
la boleta con la que buscará su reelección. Algunos pocos nombres integran una
lista de posibles vices. Todos los que la integran se caracterizaban, hasta ahora,
por haber surgido de la política partidaria y estar ocupando actualmente cargos de
gestión. Sin embargo en los últimos días una carta sorpresiva se sumó a ese
selecto grupo, llegada desde el mundillo judicial: el ministro de la Corte Suprema
de Justicia Eugenio Raúl Zaffaroni.
Su nombre empezó a sonar con fuerza en la
mesa chica del poder kirchnerista a fines de mayo, lo que fue confirmado a El
Cronista por un intendente del Conurbano que en los últimos días mantuvo varias
reuniones en la Casa Rosada y trajinó círculos del PJ bonaerense, y por un
legislador nacional con llegada al Ejecutivo y de relación fluida con el ambiente
judicial. La idea de llevar a Zaffaroni como vice tiene el visto bueno del secretario
de Legal y Técnica Carlos Zannini, y del director de la Secretaría de Inteligencia
(ex SIDE), Héctor Icazuriaga. Ambos son parte del círculo íntimo de la Presidenta
en lo que a construcción política se refiere.
Zaffaroni amplía el listado de posibles
vices, que también integran el ministro de Economía, Amado Boudou; el secretario
de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina; y los gobernadores Sergio
Urribarri y Jorge Capitanich. Aunque la nómina de posibilidades no termina allí.
Junto con el juez supremo, otros dos nombres se agregaron en los últimos días: el
del senador Carlos Reutemann -impulsado por algunos sectores de la Casa
Rosada- y el del gobernador de Santiago del Estero, Gerardo Zamora. La
condición sine qua non para integrar la boleta nacional junto a la mandataria es,
según coinciden varios funcionarios de la Casa Rosada, la fidelidad. Al
kirchnerismo, se sabe, no se le borra la marca que le dejó Julio Cobos. Además,
no se descarta que quien la acompañe sea un dirigente no peronista.
La decisión,
que se conocerá al filo de la oficialización de candidaturas, dependerá del perfil
que quiera ofrecer la Presidenta para ir por una segunda gestión. De sumar al
magistrado, el oficialismo considera que habría un fuerte mensaje en favor de la
institucionalidad, materia pendiente del kirchnerismo que Néstor buscó saldar con
la llegada de Cristina al Ejecutivo en 2007, pero que rápidamente quedó en stand
by ante el conflicto con el campo y la posterior derrota electoral en las legislativas
de 2009.
A Zaffaroni no le faltan méritos para estar en las reflexiones de la
mandataria. Es el juez de la Corte con perfil político más acentuado (ver aparte) y
su simpatía con el kirchnerismo es conocida, aunque ello no evitó que se opusiera
con dureza a la reforma constitucional en Santa Cruz. Ya a fines de 2008 había
manifestado su inclinación a dejar el máximo tribunal y arrancó este año
colaborando en la campaña electoral porteña. Paradójicamente, trabajó para otro
que suena para vice: el muchas veces señalado como "favorito" de Cristina,
Amado Boudou".
Recientemente, en uno de los
escándalos más resonantes que se ventilan en los Tribunales por estos días y en
pleno desarrollo de los allanamientos dispuestos por el juez Norberto Oyarbide a
las oficinas de la Fundación de las Madres de Plaza de Mayo, el ministro Zaffaroni
apareció en los diarios abogando anticipadamente por la inocencia de la
presidenta de esa organización e indicando cuál debería ser el comportamiento a
adoptar respecto de ella. Se trata de una injerencia inadmisible en la labor del juez
que tiene a cargo la instrucción, en un tema harto sensible para el poder
político.
Bajo el título: "Zaffaroni respaldó a
Hebe: 'No se puede confundir un error con integridad moral'", el diario La Nación
del 15 de junio de 2011 (4) publicó la siguiente información sobre declaraciones del
ministro de la Corte:
"En medio del escándalo por los
fondos que Madres de Plaza de Mayo recibe para construir viviendas, Hebe de
Bonafini recibió un fuerte respaldo.
"Eugenio Zaffaroni sostuvo esta
tarde que 'no se puede confundir un error con integridad moral', en referencia a la
investigación sobre los fondos que Madres de Plaza de Mayo utilizaba para la
construcción de viviendas.
"'Todas las Madres se merecen el
mayor de los respetos y cualquiera, incluso ellas, pueden cometer un error y ser
víctimas de defraudación', afirmó el juez de la Corte Suprema de Justicia luego de
un acto realizado en la Casa Nacional del Bicentenario.
"Además, sostuvo que Hebe de
Bonafini 'eligió el camino correcto para buscar el esclarecimiento del caso'".
Como se ve, insólitamente, un ministro
de la Corte, quien posiblemente deba juzgar en última instancia la misma causa
que actualmente se está instruyendo, prejuzgó, pues ya está declarando
anticipadamente que hay personas que sufrieron un error y fueron engañadas y
que, además, contribuyeron al esclarecimiento del caso. Una actitud insólita por
parte de un miembro del más alto tribunal de la Nación, en un momento
sumamente sensible por las presiones a la Justicia que frecuentemente son
denunciadas. Si esas declaraciones son realizadas en circunstancias en las que,
además, no sólo se le vincula con el asesoramiento a un candidato, sino hasta con
su posible inclusión en las listas oficialistas -sin que el juez, hasta donde
sepamos- haya hecho algo para desmentirlo, su conducta resulta harto
reprobable.
Los funcionarios públicos no sólo están
obligados a guardar una conducta honesta, sino que además deben evitar
cualquier apariencia de deshonestidad o parcialidad. Si esto es aplicable a
cualquier funcionario, con mucha mayor razón lo es a un juez de la Corte Suprema
de Justicia, cuyos miembros deben mostrar la máxima prudencia en sus
declaraciones y, más aun, preferentemente, no hacer declaraciones sobre
cuestiones sensibles de la política.
Debería, además, investigarse si el
señor ministro Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni pudo haber violado el artículo 256 bis
del Código Penal, que no sólo se refiere a dádivas materiales sino a cualquier tipo
de promesa realizada con el fin de que un funcionario haga valer su influencia ante
otro. Esto no significa, en modo alguno, que la investigación debe ceñirse a la
investigación de la eventual existencia de un delito, que posiblemente no lo haya;
porque más allá de que no haya existido en el caso delito alguno, la conducta ética
del magistrado no está a la altura de la importantísima investidura de su
cargo.
Otro hecho que amerita una urgente
convocatoria del Dr. Zaffaroni, es la falta de prudencia en sus declaraciones
públicas que representan casi una constante en la conducta del citado ministro.
Puede verse, por ejemplo, la edición de Perfil on line (5) del 4 de abril de 2011, que
había recogido su diálogo con un programa radial, acerca de la policía:
"El juez Zaffaroni tildó a la Policía de
'corrupta' y 'golpista'"
"El juez de la Corte cargó con todo
contra las fuerzas de seguridad
"El juez de la Corte Suprema más
cercano al kirchnerismo, Eugenio Zaffaroni, elogió la gestión de Nilda Garré al
frente del Ministerio de Seguridad, pero criticó la "corrupción", la "tendencia a dar
golpes de Estado" y de "financiar a los caudillos locales" que hoy tiene la
Policía.
"Según el magistrado, "por fin
estamos tratando de resolver una deuda que teníamos desde el '83: no habíamos
redefinido nuestro modelo de Policía", afirmó en alusión a la funcionaria K.
"A una semana de presentar su
nuevo libro, el ministro del Máximo Tribunal advirtió sobre la "corrupción
institucional" de la Policía, sin especificar si hablaba de la Federal o la
Bonaerense.
"'La corrupción de la institución
policial no tiene que ver con los bajos sueldos. Yo la llamo ámbito de recaudación
autónoma. Esto lo toleró la estructura política, cambió recaudación autónoma por
condiciones de gobernabilidad, que funciona desde el 1800', explicó el alto
magistrado.
"Entrevistado por Ernesto
Tenembaum en Radio Mitre, Zaffaroni también denunció que 'el ámbito de
recaudación autónoma de la Policía financia el caudillismo local y eso corrompe
los partidos políticos desde su base'.
"Eso no fue todo. El juez de la Corte
insistió en que "dentro de la Policía suceden fabricación de delitos, se manda
gente en zona liberada para fabricar el delito, esas cosas existen y las vemos". Es
más, Zaffaroni opinó que 'hoy los golpes de Estado tienden a darlos la Policía',
como ocurrió en Ecuador".
La policía tiene una doble
subordinación: al Poder Ejecutivo y al Poder Judicial. Si el señor juez Zaffaroni
tenía seguridad respecto de los hechos a los que se refiere en los diarios, debería
haber realizado la correspondiente denuncia penal, porque de lo que está
hablando en esas declaraciones es de delitos de acción pública. No se trata de un
político más. Se trata de un juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Si
conoce delitos de acción pública y no los denuncia, él mismo comete un delito. Si
no los conoce, comete una imprudencia grave para la posición que ocupa.
Entre otros hechos que revelan su falta
de prudencia, puede citarse su denuncia de "presiones de Estados Unidos para
imponer legislación antiterrorista". Puede verse, al respecto, la nota de Perfil (6) :
"Zaffaroni denunció presión de los Estados Unidos para imponer un marco de
leyes antiterroristas", del 19 de junio de 2006.
Más allá del contenido de su opinión,
que todo ciudadano tiene derecho a tener, debe entenderse que en un sistema
republicano, un juez de la Corte Suprema de Justicia debe cuidar mucho lo que
expresa, a fin de no interferir en la política de Relaciones Exteriores, que no está a
su cargo, sino que para ese fin existe el Ministerio de Relaciones Exteriores, bajo
la dirección última del presidente de la Nación, y el Congreso.
Una vez más, queda en evidencia que
el Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni prefiere actuar como un político, en lugar de hacerlo
como un ministro del más alto tribunal, cargo para el cual fue designado. Si ésa es
su verdadera vocación, debería ejercerla en el lugar correspondiente y no utilizar
la tribuna que cree que le ofrece tan alto rango para promocionarse a sí mismo o
promocionar sus opiniones.
Aún más grave y preocupante han
sido las especulaciones políticas con la Presidente de la Nación e intento de
cambiar nuestro sistema de gobierno, toda vez que en una nota del 12 de junio de
2011, en el diario La Nación (7) , firmada por el periodista Mariano Obarrio, da
cuenta de un encuentro del ministro Zaffaroni con la presidenta, en el contexto de
un ronda de políticos que fueron pasando por la Casa de Gobierno o por Olivos
para convencer a la primera mandataria sobre la necesidad de su reelección. En
esa reunión, de acuerdo con el diario La Nación, se habló nada menos que de
cambiar nuestro sistema constitucional, del presidencialismo al parlamentarismo, a
fin de introducir cláusulas que permitan una nueva reelección en 2015. El párrafo
pertinente, en la nota titulada: "Presión a Cristina por la reelección", dice así:
"También se sondeó al juez de la
Corte Suprema Eugenio Raúl Zaffaroni como potencial vicepresidente: con él,
Cristina Kirchner conversó sobre una eventual reforma de la Constitución, hacia un
sistema parlamentario. Ese mecanismo serviría para colar una cláusula que
permita otra reelección en 2015".
Una vez más ¿qué hace un juez de la
Corte Suprema hablando con el Poder Ejecutivo para cambiar nuestro sistema de
gobierno? Debemos recordar que por cosas como ésa, debió renunciar el primer
ministro de Italia y todo su gabinete, cuando se acusó a una serie de funcionarios
que integraban la Logia Propaganda Due de conspirar para cambiar -en ese caso,
a la inversa- el sistema parlamentario por uno presidencialista. Desde ya, las
reformas a una Constitución son posibles, pero no arregladas en las sombras con
jueces de la Corte Suprema, a quienes además se les estaría ofreciendo la
vicepresidencia.
Mientras el poder político no decida
convocar al pueblo para una reforma de la Constitución Nacional, la Corte
Suprema está para defender el sistema de gobierno existente, no para
menoscabarlo.
¿Qué objetividad puede tener ese juez
para decidir un asunto sensible a la presidenta, si está en semejantes
componendas con ella y con sus acólitos? El asunto es realmente vergonzoso. Si
no se suscitó un escándalo, sin duda eso debe haber ocurrido porque el asunto de
la corrupción en la Fundación Madres de Plaza de Mayo tapó una cuestión de
semejante gravedad. Pero la noticia es suficientemente grave como para que el
ministro Zaffaroni se hubiera visto obligado a desmentirla de inmediato, si no fuera
cierta, y no lo hizo. Una vez más, un juez está obligado a brindar a los ciudadanos
la seguridad de que serán juzgados por un tribunal imparcial.
Además, al señor juez se le ha dicho
públicamente que recibió un ofrecimiento, nada menos que la vicepresidencia, y
no lo desmiente. Se trata de una conducta deplorable, que únicamente la
seguridad de la impunidad con la que han sido dañadas todas las instituciones
pudo haberle animado a permanecer impávido ante semejante revelación.
Asimismo, con los hechos
demostrados, estaríamos ante una violación expresa de reglas éticas
internacionales.
El Código Iberoamericano de Ética
Judicial no es sólo una declaración de principios, que ya por sí misma sería
suficiente. Es, además, una regla de conducta que fue aprobada por todas las
Cortes Supremas de Iberoamérica, entre las cuales está nuestro máximo tribunal.
Transcribimos algunos artículos a continuación:
"ART. 1º.- Las instituciones que, en
el marco del Estado constitucional, garantizan la independencia judicial no están
dirigidas a situar al juez en una posición de privilegio. Su razón de ser es la de
garantizar a los ciudadanos el derecho a ser juzgados con parámetros jurídicos,
como forma de evitar la arbitrariedad y de realizar los valores constitucionales y
salvaguardar los derechos fundamentales.
ART. 2º.- El juez independiente es
aquel que determina desde el Derecho vigente la decisión justa, sin dejarse influir
real o aparentemente por factores ajenos al Derecho mismo.
ART. 3º.- El juez, con sus actitudes
y comportamientos, debe poner de manifiesto que no recibe influencias -directas o
indirectas- de ningún otro poder público o privado, bien sea externo o interno al
orden judicial.
ART. 4º.- La independencia judicial
implica que al juez le está éticamente vedado participar de cualquier manera en
actividad política partidaria.
ART. 5º.- El juez podrá reclamar
que se le reconozcan los derechos y se le suministren los medios que posibiliten o
faciliten su independencia.
ART. 6º.- El juez tiene el derecho y
el deber de denunciar cualquier intento de perturbación de su independencia.
ART. 7º.- Al juez no sólo se le exige
éticamente que sea independiente sino también que no interfiera en la
independencia de otros colegas.
ART. 8º.- El juez debe ejercer con
moderación y prudencia el poder que acompaña al ejercicio de la función
jurisdiccional".
Como puede verse, el comportamiento
del ministro Eugenio Zaffaroni choca prácticamente con todos los artículos
vinculados con la independencia, en el Código de Ética Iberoamericano, que es la
regla a la cual nuestra Corte ha adherido voluntariamente.
Habida cuenta que el comportamiento
de los jueces es evaluable no sólo en orden a violación de normas legales, sino
también éticas, no podrá ahora la Corte desconocer una pauta ética que sus
propios miembros aceptaron antes como tal.
Por otro lado, la Convención
Interamericana de Derechos Humanos, en su artículo 8º, inciso 1, reconoce el
derecho de toda persona a un juez imparcial. En aplicación de esa convención, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el caso "Herrera Ulloa",
recogiendo la jurisprudencia de la Corte Europea de Derechos Humanos, en el
caso "Ivcher Bronstein" otros, que:
"Primero, el tribunal debe carecer, de
una manera subjetiva, de prejuicio personal. Segundo, también debe ser imparcial
desde un punto de vista objetivo, es decir, debe ofrecer garantías suficientes para
que no haya duda legítima al respecto. Bajo el análisis objetivo, se debe
determinar si, aparte del comportamiento personal de los jueces, hay hechos
averiguables que podrán suscitar dudas respecto de su imparcialidad. En este
sentido, hasta las apariencias podrán tener cierta importancia. Lo que está en
juego es la confianza que deben inspirar los tribunales a los ciudadanos en una
sociedad democrática y, sobre todo, en las partes del caso".
Es decir que, como es regla en
todas las cuestiones éticas, la apariencia en la conducta -en este caso, la
apariencia de imparcialidad- reviste tanta importancia como la imparcialidad en sí
misma, porque los ciudadanos tienen el derecho a gozar de tranquilidad y
confianza respecto de los tribunales que los juzgarán.
La Convención Interamericana de
Derechos Humanos está incorporada a nuestra Constitución Nacional con rango
superior al de las leyes. Cualquier ciudadano puede tener razonables dudas
respecto de la imparcialidad de un ministro de la Corte Suprema que hace
declaraciones políticas, que emite juicios de valor respecto de causas en trámite
de instrucción y que se reúne con candidatos del partido oficial para hablar
expresamente de política, como él mismo lo ha reconocido.
Señor presidente, la Corte Suprema
de Justicia es el órgano máximo para garantizar los derechos de todos los
ciudadanos. Por menos de lo que ahora estamos sospechando al ministro
Zaffaroni, se han removido jueces de ese mismo tribunal. Esperamos,
sinceramente, que esta H. Cámara no cometa el error de suponer que la presente
solicitud de convocatoria al Ministro Zaffaroni represente una pérdida para la
presidenta o para el oficialismo.
Es por todo lo expuesto, Sr.
Presidente, solicitamos la aprobación del presente proyecto de resolución.
Firmante | Distrito | Bloque |
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