La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Manifestar su profundo pesar por el reciente fallecimiento de Ana María Campoy, consagrada actriz cuya trayectoria se inscribe como huella indeleble en el público que disfrutó de su talento en el cine, el teatro y la televisión argentinos.

Señor presidente:

Ana María Campoy, nació en Colombia el 26 de julio de 1925. Hija de una actriz y un apuntador, asumió desde los cuatro años toda una vida dedicada al teatro, el cine y la televisión, entregando en cada papel desempeñado una profunda pasión por su trabajo.

Se crió en España, trabajó en México, se casó en Guatemala, fue madre en Cuba y en 1949 se instaló definitivamente en la Argentina. "Soy un árbol argentino, de raíces españolas y embrión colombiano" y "mi lugar en el mundo... es el mundo" son frases que la identifican tanto como su antifranquismo manifiesto: nadie ignora que aquel temible régimen bajo el que inició su adolescencia, causó la muerte de su madre, en medio del hambre y el dolor.

El legado de sus padres se convirtió en un compromiso contraído que impregnó su vida familiar y social, así, el drama de su existencia se fue desarrollando en un continuo de ficción y realidad.

Junto a su marido José Cibrian construyó una familia teatral y ambos supieron abrirse camino conquistando al público argentino en los primeros años de la televisión, con los ciclos de humor como la trilogía de comedias "Cómo te quiero, Ana", "Cómo te odio, Pepe" y "Ana y Pepe" y "A media luz los tres", "Carlota", "Oh, doctor", "Adán y Eva no hacen trampa" y "Buenas noches mi amor". Entre las más de cien obras de teatro que realizó sobresalen "La llave del desván", "Las mariposas son libres" y "La puritana" y su filmografía en Argentina incluye "Juan que reía", "Las lobas", "Las pirañas" y " Con el más puro amor".

Su legado no sólo quedó en manos de su exitoso hijo José (Pepito) Cibrián porque a los setenta y cinco años de edad también fue capaz de emprender con entusiasmo su escuela teatral, así la docencia entró en su vida como una urgente necesidad de transmitir a otros sus experiencias de actriz y creadora.

Protagonista de su vida intensa y dueña de una personalidad plenamente humana, en cada entrevista desplegaba una empatía especial y recurriendo a su exquisito anecdotario, siempre nos hacía transitar por un instante enriquecedor llevándonos de la emoción a la sonrisa y a la risa.

El país que eligió para vivir la despide aplaudiendo con afecto su inolvidable trayectoria y esta Honorable Cámara le rinde homenaje manifestando su pesar.

Por lo expuesto, Señor Presidente, solicito la aprobación del presente proyecto.