La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Manifestar preocupación por la falta de aceite, azúcar, yerba, harinas y lácteos, generando en la sociedad incertidumbre y molestias frente a la escasez, que se le suman los aumentos de precios en supermercados, y grandes cadenas de hipermercados afectando la canasta básica alimentaria.

Señor presidente:

Desabastecimiento, aumentos, trabas a las importaciones, inflación, control del Gobierno y liberación de precios son los temas que resuenan por estos días. La gente manifiesta su descontento porque hay marcas de productos que no se consiguen o al encontrarlas presentan precios remarcados. Sin disimular el fenómeno, con cartelitos de "lleve sólo 2 unidades por grupo familiar".

Los precios de los productos alimenticios suben en las góndolas de supermercados, hipermercados, almacenes de barrio pero los productores de estos alimentos tienen cada vez menos ingresos. Analizado estas cuestiones con mayor profundidad, lleva a entender que los precios al consumidor final no los recibe el productor por su trabajo en el campo, esta brecha que existe entre lo que perciben los productores de alimentos que producen y lo que pagan los consumidores en las góndolas, es parte de una clara especulación de la intermediación.

No es nuevo que los productores deban salir a aclarar a los consumidores lo que esta ocurriendo en la cadena comercial y que los precios, en realidad, se incrementan con la intermediación y los diferentes eslabones por los que pasa un producto hasta llegar los consumidores. Hay ejemplos muy claros en nuestra provincia del chaco, de lo que sucede con los precios desde el campo o la fabrica, hasta que llega al consumidor.

El trigo para elaborar pan 0,67 por su trigo para producir un kilo de pan. Las medialunas en las panaderías cuestan unos $ 24 por una docena y el productor recibe $ 0,18 por el trigo necesario para la producción de una docena de medialunas. Esto es un 11.000% superior al precio que paga el consumidor con respecto a lo que percibe el productor.

En carne vacuna, en Liniers es de $ 10,80 el kilo vivo de novillo de 460 kilos aprox. y el kilo de carne ronda los $ 35 a $ 55,- de los distintos cortes.

En pollos la diferencia también se nota, ya que el kilo del kilo vivo es de $ 6,25 y el precio de góndola esta arriba de los $ 15 a $ 18,- el kilo faenado.

Esto esta demostrando que los productores no son formadores de precios y no influyen en el encarecimiento de la canasta familiar. Existe una cadena comercial que es onerosa y es ahí donde deben verificarse los incrementos de los precios ya que los productores y consumidores son los eslabones más perjudicados de la cadena y el precio de la materia prima incide un 10% en el precio final al consumidor.

Por todo lo expuesto es que solicito a mis pares acompañen el presente proyecto.-