La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Declarar de Interés el libro "El Muro" del escritor argentino Gustavo Rojana (Editorial Monte Carmel, 2011).

Señor presidente:

La compleja trama geopolítica que hoy caracteriza al conflicto palestino-israelí y, sobre todo, sus implicancias humanas como humanitarias, constituyen la base sobre la que el autor estructura una serie de historias de vida que dan cuerpo y sentido a la novela "El Muro" publicada por la Editorial Monte Carmel, tercera edición, 2011.

La historia familiar del autor, presentada en las primeras páginas, es fiel fundamento para iniciar un largo viaje por la historia universal, las oleadas migratorias, pero -sobre todo- para profundizar en un par de historias de vida, con sus protagonistas y actores secundarios, en medio de un conflicto internacional signado por la falta de diálogo y la incomprensión que desgraciadamente está lejos de llegar a su fin.

"Cada uno trata de explicar la razón de su postura a la que considera la verdad.

Palestina fue invadida desde tiempos remotos. A principios del siglo XX, durante la ocupación turca, la población padeció maltratos humillantes y privaciones..., casi como en la actualidad.

Por esos años, Fayez, un joven palestino, el mayor de cuatro hermanos de una familia cristiana de agricultores muy pobres, estaba trabajando en el campo cuando soldados del ejército turco de ocupación irrumpieron en su pequeña parcela. Inmediatamente, su padre, Elías, advirtió lo que significaba la llegada de esos soldados montados a caballo. Y, para proteger a su primogénito, le ordenó imperativamente que fuera hasta su casa a buscar agua.

Fayez obedeció sin percatarse de que la orden de su padre le estaba salvando la vida, porque Elías sabía que los soldados reclutaban jóvenes palestinos para incorporarlos al ejército turco, donde integraban la primera línea en el campo de batalla: carne de cañón.

Sanguinarios, los reclutadores golpearon al padre de Fayez hasta dejarlo inconsciente, porque Elías, en todo momento, contestó que desconocía el paradero de su hijo mayor. Como los soldados debían seguir reclutando otros jóvenes, se marcharon amenazando con volver a buscar a Fayez al día siguiente.

Esa noche, la familia en pleno se reunió en su humilde casa, ubicada en la colina del monte Carmel, desde donde se disfrutaba una espectacular vista de la ciudad de Haifa y del Mediterráneo. Sabiendo que la vida de Fayez estaba en juego, Elías convocó a otros familiares íntimos para salvar a du hijo. Fue así que Fayez se embarcó como polizón en el imponente puerto de Haifa con rumbo desconocido.

Afifi, la madre de Fayez, vio partir a su hijo mayor con la esperanza de volver a verlo algún día. Pero ese reencuentro se produjo muchos años después... en el cielo.

El largo de viaje culminó en el puerto de Buenos Aires, Argentina, donde Fayez desembarcó sin saber el idioma, sin dinero, ni posesión material alguna. El joven palestino sólo llevaba consigo suficiente fe y esperanza para volver algún día a su tierra.

Más de noventa años después de su partida, Fayez regresó espiritualmente, encarnado en el corazón y en el alma de su nieto: Gustavo Rojana.

Aunque su Palestina natal no era la misma, Fayez sin duda regresó para poder descansar definitivamente en paz... y así lo hizo.

La historia personal del autor fue inspiración para escribir esta novela". (El Muro, 2011: 13-14).

"El Muro", símbolo de trasnochadas decisiones políticas, pondrá a prueba una entrañable amistad entre dos médicos; dos médicos israelíes de distinto origen, pues uno es palestino y el otro judío, pero dos médicos que comparten sus vida, sus profesiones, sus sueños y sus ganas de hacer. Jerusalén, así como en el poema épico en octavas reales de Torquato Tasso "La Jerusalén libertada", es el escenario inicial sobre el que se desarrolla la obra.

Rojana tiene la virtud de novelar la cotidianeidad de palestinos e israelíes, de contar un conflicto desde historias de vida, de hacernos vivir la separación, las diferencias y la discriminación que genera ese muro, ese muro que Israel continua erigiendo y robusteciendo. Como se sostiene en un pasaje del libro: "Ahmed vio una grúa que subía hacia el cielo, majestuosa e impertinente. Ese aparato mecánico estaba rodeado de bloques de cemento. Esos bloques servirián más tarde para separar a los palestinos de los israelíes. Esa masa de concreto, dividida en miles de separaciones, estaba posada en el piso a la espera de que alguien completara su obra, esa nefasta obra de separar, en lugar de unir, a quienes durante toda la vida estuvieron juntos". (El Muro, 2011).

Con estilo ágil y, según los críticos, a medias entre la novela de tesis y el thriller, el autor nos habla de historia universal, de sociología, de antropología y de pisicología pues ahonda en la grandeza y en la miseria de los hombres -y de dos hombres particularmente- en sus virtudes y sus limitaciones, en las propias y en las "heredadas".

El Muro es un libro que nos lleva a viajar a territorios geográficos lejanos, a territorios en conflicto, pero con el fiel objetivo de darle una oportunidad a la construcción de la paz. Una paz que se construye entre hombre y mujeres y por hombres y mujeres, en el día a día, paso tras paso, frente a la rigidez que simboliza ese muro. "Las mujeres palestinas también han tenido que asumir la mayor parte de la carga de atender a decenas de miles de hombres y niños que han resultado heridos en los últimos cuatro años y medio". (El Muro, 2011: 185).

Los personajes del libro buscan vivir en la tranquilidad. Las primeras páginas del libro son una manifestación de deseo conjugado: "Corrían las primeras horas de la madrugada y una extraña paz reinaba en la sala de la maternidad del moderno Centro Médico Hadassa de Jerusalén. Tanto los médicos como las enfermaras de guardia, esa noche, estaban sorprendidos y a la vez maravillados por esas horas de tranquilidad...". (El Muro, 2011: 15).

En base con lo expuesto, solicito a mis pares me acompañen en el presente proyecto de resolución.-