La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

1º) Instar a que el Poder Ejecutivo Nacional proponga, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, a otros Estados amigos de la región latinoamericana que se lleve a cabo una acción diplomática conjunta a fin de crear de un grupo de países para que se constituyan como instancia mediadora ante la situación de crisis imperante en la República de Honduras tomando la experiencia del Grupo Contadora.

2º) La sugerencia de creación de tal Grupo por parte de nuestro país deberá estar legitimada por la Organización de los Estados Americanos.

3º) El propósito de la mediación será instar a las partes a fin de que identifiquen fórmulas que permitan resguardar la continuidad institucional en la República de Honduras mediante el respeto al régimen democrático de gobierno, a los derechos humanos y políticos.

Señor presidente:

La República de Honduras está padeciendo las consecuencias de un golpe de estado tal como fue calificado por nuestro país y por la mayoría de la comunidad internacional. En rigor, esta situación no puede prolongarse en el tiempo, no sólo por que ello es atentatorio contra la continuidad institucional y democrática en ese país, sino también porque esta situación produce consecuencias económicas derivadas del bloqueo comercial que tarde o temprano terminará afectando a los sectores más pobres en la República de Honduras.

La Organización de los Estados Americanos ha realizado esfuerzos para la resolución de esta crisis y el plan del Señor Presidente de la República de Costa Rica, Oscar Arias merece el especial reconocimiento de esta Honorable Cámara de Diputados por sus esfuerzos en la búsqueda de una solución a este grave problema.

Existe evidencia empírica que no se han logrado respuestas consistentes para la restauración del orden democrático. Por ello, se hace imprescindible una acción complementaria de los Estados para asegurar la institucionalidad en la sociedad hondureña. La respuesta a la tensión no está ligada a exacerbar las diferencias entre los países de la región sino a lograr un equilibrio que contribuya a los objetivos buscados en el marco del respeto a las normas republicanas, los derechos humanos y libertades fundamentales.

Sin embargo, en vistas de que aún el problema no ha podido ser resuelto, es importante que nuestro país tenga en cuenta que la formación de un Grupo de países amigos abocados a la resolución de esta crisis, es de carácter urgente. Asimismo, es esencial que para la resolución de este conflicto se tengan en cuenta esquemas que han producido resultados positivos a fin de replicarlos.

La cautela de la vía negociadora aparece perturbada por actuaciones personalistas. Debemos buscar una respuesta política regional a una crisis regional de características particulares con una consistencia y capacidad de diálogo que hasta el momento ha tendido a manifestarse por muchas expresiones con efectos mediáticos que no han conducido a resultados positivos.

En ese sentido, la constitución de un Grupo de Países amigos debería considerar los antecedentes del Grupo de Contadora y su Grupo de Apoyo. En ese momento la situación política internacional presentaba en América Central los perfiles más contundentes de la Guerra Fría. Sin embargo, desafiando la posición de Washington, muchos países de América Latina decidieron dar una solución propia a un problema propio y neutralizar hasta donde era posible, la acción de los Estados Unidos.

Es razonable pensar que si en ese momento, la región adoptó una política con su propia identidad para resolver sus problemas regionales, no es posible imaginar que en un contexto donde Washington no es parte del problema sino de la solución, no seamos capaces de resolver esta cuestión de inmediato.

Cabe recordar que en oportunidad de la creación del Grupo de Contadora, no existieron personalismos en América Latina y mucho menos escenarios plantados frente a los medios. Fueron las instituciones, es decir los propios Estados, con sus diferencias y coincidencias, quienes, más allá de sus líderes, decidieron institucionalmente, restablecer el orden democrático en la tan lastimada América Central. Las instituciones fueron más importantes que las personas.

Por ello, un modelo similar al del Grupo de Contadora, en sus esquemas, no necesariamente los mismos Estados, podría servir de cartabón político para abordar con sensatez un problema serio que merece una solución definitiva. No se trata de una propuesta que resalte los protagonismos sino que ponga en relevancia el compromiso democrático de los Estados para rescatar las instituciones de un Estado que se encuentra en crisis.

En este esquema, el rol de los Estados Unidos, no debería ser de un protagonismo estelar ni de una prescindencia absoluta, sino otorgar sustento a un proceso regional en la forma de participación, en el caso que así lo acepten, como parte de un Grupo de Apoyo de países, tomando como ejemplo el modelo de Contadora.

Por todo lo expuesto, creemos necesario que la Honorable Cámara de Diputados de la Nación tome posición ante la crisis hondureña, expresando su preocupación por los actos que violan los principios institucionales y democráticos, los derechos humanos y políticos y las libertades fundamentales, estimulando a las partes involucradas a encontrar el camino del diálogo, condenando los enfrentamientos y la violencia en todas sus formas en la República de Honduras.

Por consiguiente, someto este proyecto de resolución al debate parlamentario con el objetivo de su aprobación por esta Honorable Cámara.