La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería necesario que el Poder Ejecutivo, a través de los organismos que corresponda, desarrolle una campaña pública de comunicación y de estímulos a favor del ahorro y el uso eficiente de la energía, a los efectos de atenuar los impactos negativos que genera la actual crisis energética en los hogares, en el sistema de transporte y en las actividades productivas en general, insumiendo además mayores gastos para el Estado y una desmejora en la balanza comercial, hechos -éstos últimos- que debilitan los pilares de la actual política económica: el superávit fiscal y comercial.

Señor presidente:

Distintos organismos del Estado promueven, desde sus sitios institucionales en la WEB recomendaciones, para un uso eficiente de la energía, pero no realizan una difusión pública de alcance masivo como la que sería necesaria en el actual contexto de escasez energética. En la página WEB de la Secretaría de Energía de la Nación se dan consejos para un uso eficiente de la energía eléctrica en los hogares. Según dicha Secretaría, a través de medidas relativamente sencillas y sin sacrificar la calidad de vida de la población, se podrían hacer importantes ahorros en el consumo familiar. Por ejemplo, apagando simplemente las luces que no se utilizan, cambiando las lámparas incandescentes por las de bajo consumo, desenchufando los aparatos eléctricos (TV, Computadoras, Videos, Equipos de Sonido, Microondas, etc.) que aún apagados siguen consumiendo energía (standby).

En esta época invernal, también se pueden generar ahorros en los equipos de frío como heladeras y freezers, ajustándolos a los valores de temperatura interna para evitar innecesarios sobreenfriamientos que consumen más energía. Entre otras medidas, se podría también mejorar el aislamiento en las aberturas de las casas para ahorrar energía en calefacción.

Éstas, y un sinnúmero de otras medidas para el ahorro y un uso más eficiente de la energía, pueden aplicarse también en el sector público, el comercio y el sector productivo. Pero, para que estas medidas tengan impacto, es necesario que las mismas sean comunicadas en forma masiva y permanente, a la vez que se apliquen políticas de incentivos. Por ejemplo, subsidiando la compra de lámparas de bajo consumo o la instalación de mejoras en el aislamiento de las viviendas, o la modernización de equipamiento en los hogares o en la industria.

Esta política de comunicación y de incentivos que aquí sugerimos, tendría un costo infinitamente menor que el que está generando la actual crisis energética. Según el diario Clarín, estimaciones realizadas por el propio gobierno indican que la actual crisis energética tendrá un costo de $ 12.000 millones para el presente año. Dicho monto sería cercano a la mitad del superávit fiscal de los 12 últimos meses (ver Clarín.com, 22 de julio de 2007). Según el diario, se trata de estimaciones del Ministerio de Economía para 2007, que incluyen el costo fiscal de los subsidios y de importar combustibles, que sólo en junio registraron pagos por $ 2.200 millones.

También el superávit comercial se ve afectado por la crisis energética. El último informe del INDEC, para el primer semestre del año, muestra una caída de las exportaciones del rubro combustibles y energía del 14% y, en contrapartida, un aumento del 24% de las importaciones de combustibles y lubricantes. En números absolutos, en los primeros seis meses del año el comercio exterior, sólo del rubro energético, provocó una reducción del saldo comercial de 704 millones de dólares. A ello habría que agregar otras producciones como los fertilizantes que, al no haber podido producirse a pleno en el país, deberán ser importados. Según trascendió en los medios, el actual ministro de economía estudia eliminar temporalmente el arancel de importación de la urea -lo que no es malo en la actual coyuntura- pero dicha situación contribuirá a seguir horadando el superávit fiscal y comercial que fueron fijados por la presente administración como dos de los pilares de la actual política económica.

Más allá de que la crisis de abastecimiento energético sea coyuntural o no, en un mundo donde la energía fósil se encarece a medida que se va agotando y hay graves consecuencias climáticas por las emisiones de los gases de efecto invernadero, esta administración de gobierno y las que la suplanten en el futuro, deberían adoptar, como política de Estado, el ahorro y el uso eficiente de la energía en los hogares, en el transporte y en todos los procesos productivos. En un contexto, global donde crecen las preocupaciones ambientales, todo indica que el uso eficiente de la energía y el desarrollo de procesos productivos no contaminantes se están constituyendo en atributos cada vez más importantes para la competitividad de los países.

Por lo expresado, creemos que la actual crisis energética no sólo no debe ser minimizada, sino que, por lo contrario, debe constituirse en una oportunidad para crear conciencia y estimular a la población y a los actores de la producción en el sentido que el ahorro y el uso eficiente de los recursos energéticos deben ser objetivos permanentes.

Por lo expuesto, solicitamos acompañen este Proyecto de Declaración.