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PROYECTO DE TP


Expediente 3770-D-2006
Sumario: SOLICITAR AL PODER EJECUTIVO LA REDESIGNACION DE LA "SALA GUSTAVO MARTINEZ ZUBIRIA" DE LA BIBLIOTECA NACIONAL, CON EL NOMBRE DE "RODOLFO JORGE WALSH".
Fecha: 06/07/2006
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 86
Proyecto
La Cámara de Diputados de la Nación
DECLARA:


Que vería con agrado imponer el nombre de Rodolfo Jorge Walsh a la Sala de la Biblioteca Nacional que actualmente lleva el nombre de Gustavo Martínez Zubiría.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Hago propios los fundamentos expresados por el Diputado de la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Facundo Di Filippo, al presentar un proyecto en el que se solicita imponer el nombre de Rodolfo Walsh a la sala de la Biblioteca Nacional hoy llamada Gustavo Martínez Zubiría.
"El repudio de la ciudadanía a la dictadura militar que imperó a sangre y fuego entre 1976 y 1983, no sólo nos obliga como legisladores a mantener viva la memoria en aras de la Verdad y la Justicia para que ningún crimen de lesa humanidad quede impune, sino también a desterrar todo vestigio de expresiones o actos que hayan implicado -o bien alentado- acciones de represión ilegal, discriminatorias, xenófobas y/o racistas.
En esa línea de pensamiento el presidente de la Nación, Dr. Néstor Kirchner, ha propiciado y encabezado actos de reparación histórica, como el del 24 de marzo de 2004 cuando, en un nuevo aniversario del golpe de Estado que instauró la más sangrienta dictadura de nuestra historia, hizo retirar del Colegio Militar de la Nación el retrato del genocida Jorge Rafael Videla.
Otro acto del Gobierno Nacional, en consonancia con lo que propicia este proyecto, fue el retiro el 16 de mayo de 2005 de la sede de la Cancillería de una placa que rendía homenaje a doce miembros del Servicio Exterior por acciones solidarias durante el Holocausto. Allí figuraba el nombre de Luis H. Irigoyen, quien en 1943, durante su misión en Berlín, se desentendió de la suerte de un centenar de judíos argentinos que el régimen nazi había ofrecido repatriar como gesto de buena voluntad hacia nuestro país. La desidia de ese diplomático argentino significó que fueran exterminados.
Tampoco podemos olvidar que, el 8 de junio de 2005, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto derogó la secreta Circular Nº 11, que había sido firmada en 1938 por el entonces canciller José María Cantilo y por la cual se ordenaba a todas las representaciones diplomáticas argentinas impedir que judíos y otros perseguidos por el nazismo pudieran ingresar a nuestro territorio.
Esa línea política de mantener viva la memoria y de desterrar vestigios de actos que violentan la conciencia universal se reflejó nuevamente el 24 de marzo pasado cuando el presidente Kirchner descubrió una placa en el Colegio Militar de la Nación en memoria de los soldados conscriptos detenidos-desaparecidos de esa institución.
Pero en la Biblioteca Nacional, desde hace una década, se rinde homenaje a Gustavo Martínez Zubiría (1883-1962) con la imposición de su nombre a una de las salas. Esta decisión fue tomada por el entonces presidente de la Nación, Carlos Menem, pese a que muchas organizaciones que nuclean a la colectividad judía, dirigentes políticos, legisladores y entidades defensoras de los derechos humanos la repudiaron porque se lo consideró una forma de rendir homenaje a quien se destacó por su filiación pro nazi y su antisemitismo.
Martínez Zubiría fue un político, funcionario y escritor de novelas populares, las que firmaba con el seudónimo de Hugo Wast. Nacido en 1883 en la ciudad de Córdoba, supo alternar, de joven, su pasión literaria con la militancia en agrupaciones chauvinistas y antisemitas. Fue electo en 1916 Diputado Nacional por la provincia de Santa Fe y en 1927 recorrió Europa donde celebró reuniones con dirigentes de los entonces incipientes movimientos nazi y fascista, contactos que reanudaría desde su función como director de la Biblioteca Nacional -cargo en el que fue nombrado en 1931 por el entonces presidente de facto, el general José Félix Uriburu, y que mantuvo hasta 1955-.
En forma simultánea con su función en la Biblioteca Nacional, se desempeñó en 1941 como interventor en la provincia de Catamarca. Dos años después, otro presidente de facto, el general Pedro P. Ramírez, lo nombró ministro de Educación. Desde allí, además de crear una comisión para -según declaró en ese entonces- "salvaguardar la pureza del idioma" que, entre sus primeras medidas y por órdenes suyas, prohibió numerosos tangos y obligó a cambiar la letra de muchos otros. Los autores censurados tuvieron que sustituir de urgencia términos lunfardos para adaptarlos a la mojigatería de aquellos "puristas", lo que dio lugar a títulos y palabras que, por ridículos, alteraban el significado original y terminaban siendo una parodia del tango.
Más allá de las consideraciones sobre el desempeño de Martínez Zubiría como funcionario público y como literato, lo concreto es que en sus escritos justificó los pogroms con frases como "y ésta es la razón de que en todos los pueblos el grito de ´Muera el judío´ haya sido siempre sinónimo de ¡Viva la Patria!" o bien "el judío es un poderoso factor antinacional", "sumergido (el judío) en un ambiente cristiano resulta insocial, inasimilable y revolucionario", "el sufragio universal es una herramienta judía", entre otras de similar tenor. Es fundamental advertir que las frases transcritas no pertenecen a ninguno de los personajes de sus obras, sino que las escribió en el prólogo de su novela "El Kahal-Oro", editada en 1935. También, en la revista mensual nazi-fascista "Clarinada" que lo tenía como asiduo colaborador, sostuvo que "los judíos son los inventores, organizadores, directores y sostenedores del comunismo en todo el mundo".
Su obra literaria quedó pronto en el olvido, hasta que el entonces presidente Menem decidió bautizar con su nombre una de las salas de la Biblioteca Nacional.
Cabe recordar que en noviembre de 2002 el Concejo Deliberante de La Plata aprobó por unanimidad una declaración de repudio a la exhibición de la novela "El Kahal-Oro" en la Cuarta Muestra del Libro Católico, organizada en la capital de la provincia de Buenos Aires con el lema "El buen libro es una buena semilla", por considerar que esa obra constituía una afrenta al sistema democrático y al respeto de la dignidad humana. La filial La Plata de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) también manifestó su desagrado por la presencia en la exposición de esa obra al señalar, en una declaración distribuida al periodismo, que "si bien un libro es como una semilla, ésta puede ser buena o mala, pero si encima la sembramos en el campo de la intolerancia, lo único que cosecharemos es el odio y la discriminación".
Es por lo expuesto que este proyecto abriga la esperanza de una reparación histórica, basada, precisamente, en los actos del Gobierno Nacional mencionados en la primera parte de estos fundamentos, para que se rebautice esa sala de la Biblioteca Nacional con el nombre de Rodolfo Jorge Walsh (1927-1977), periodista, escritor y militante que pagó con su vida la autoría del informe más lapidario sobre la última dictadura militar cuando se cumplía el primer año de instaurado el terrorismo de Estado.
Es necesario también hacer una breve reseña de la historia de Rodolfo Walsh, considerado por otros grandes de la literatura contemporánea como el exponente más importante de la narrativa latinoamericana de investigación, testimonio y denuncia, ya que supo en sus libros emblemáticos -"Operación Masacre", "Caso Satanowsky" y "¿Quién mató a Rosendo?"- alcanzar la difícil síntesis de poner al descubierto la realidad sin eufemismos, sin desmedro de la creación artística y literaria.
Nacido en Choele-Choel, en la provincia de Río Negro, comenzó de joven a trabajar en una editorial de Buenos Aires, primero como corrector de pruebas, luego como traductor, hasta llegar a dirigir varias colecciones de novelas policiales. Colaboró en diversos medios periodísticos donde también se destacó como incisivo cronista al describir, en notables artículos, el rostro oculto del país que muchos desconocían o pretendían ocultar, porque siempre supo estar al lado de los desposeídos.
Cultivó el género policial con varias narraciones antológicas, como "Cuentos para tahúres y otros relatos policiales" y "Variaciones en rojo", donde casos complejos e intricados como problemas de ajedrez -juego que lo apasionaba- eran resueltos mediante un proceso de lógico razonamiento por el personaje central. Supo, además, combinar la calidad literaria con una fina ironía en sus dos únicas obras teatrales, "La batalla" y "La granada". Dirigió la primera antología del cuento policial argentino y planificó una novela que nunca pudo terminar.
Su convicción de apoyar causas populares lo llevó a integrarse primero al Peronismo de Base, fundar y dirigir el periódico de la entonces CGT de los Argentinos, incorporarse luego a las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y, por último, a Montoneros, a cuya conducción terminó enfrentando y criticando por privilegiar acciones armadas en desmedro de las organizaciones sociales. Pero su actividad política no se circunscribió a la Argentina, ya que a mediados de 1959 se sumó a la recién nacida revolución de Cuba, donde fundó una agencia de noticias y colaboró en el descifrado de mensajes secretos de agentes contrarrevolucionarios, lo que permitió descubrir con varios meses de anticipación los planes de la CIA del desembarco el 17 de abril de 1961 en Bahía de los Cochinos.
Su obra literaria ha traspasado los umbrales del tiempo y hoy es tomada como modelo de excelencia narrativa y de investigación periodística en todas las carreras de Ciencias de la Comunicación de las universidades de la Argentina y en varias de Latinoamérica.
Pero es necesario insistir en el compromiso social de Walsh. En el prólogo de la primera edición de "Operación Masacre" señalaba: "Investigué y relaté estos hechos tremendos para darlos a conocer en la forma más amplia, para que inspiren espanto, para que no puedan jamás volver a repetirse". Su deseo no se cumplió y en su último texto, "Carta abierta de un escritor a la junta militar", reconocía que no tenía "esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso de dar testimonio en momentos difíciles". Es que, en aquellos días de terror y muerte, supo blandir las mejores armas que sabía usar, su vieja máquina de escribir y un mimeógrafo, para redactar y distribuir los partes de ANCLA, la agencia de noticias clandestina que había fundado en junio de 1976 y desde la cual denunció las acciones criminales del autoproclamado Proceso de Reorganización Nacional.
Admiraba a Edgard Allan Poe y a Ambrose Bierce, de quienes escribió: "Padecieron el desprecio y la incomprensión de sus contemporáneos. Ambos murieron de misteriosa muerte". Lo mismo se puede afirmar de Walsh, quien el 25 de marzo de 1977, un día después de distribuir su "Carta abierta de un escritor a la Junta Militar", fue baleado por uno de los tristemente célebres "grupos de tareas" de la Armada y su cuerpo secuestrado y desaparecido. En aquel último texto, que firmó con sus nombres completos y número de cédula de identidad (2.845.022), denunció la estrecha convivencia entre las multinacionales y el equipo económico que dirigía José Martínez de Hoz. También sostuvo que "el terror más profundo que haya conocido la sociedad argentina" no era producto de "desbordes de algunos centuriones alucinados", sino que respondía a "la política misma que planifican, discuten, imponen... Las tres A son hoy las tres armas".
No es casual que con esa frase Walsh se haya anticipado a lo que ocho años después probaría la justicia, pues en la sentencia del histórico juicio a las ex juntas militares la Cámara en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal fundó las condenas al sostener que los reos ex comandantes habían planificado y ejecutado un plan criminal consistente en el secuestro, la tortura, el asesinato y la desaparición de personas.
No se trata, en definitiva, de abundar en las profundas diferencias literarias y políticas entre Rodolfo Jorge Walsh y Gustavo Martínez Zubiría, sino de una reparación histórica por parte del Poder Ejecutivo Nacional para mantener viva la memoria y para que "Nunca Más" el menosprecio de la dignidad humana origine actos de barbarie ultrajantes para la conciencia universal."
Por lo expuesto, solicito a mis pares de esta Cámara la aprobación del presente proyecto.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
GARCIA, SUSANA ROSA SANTA FE ARI
QUIROZ, ELSA SIRIA BUENOS AIRES ARI
BISUTTI, DELIA BEATRIZ CIUDAD de BUENOS AIRES ARI
GONZALEZ, MARIA AMERICA CIUDAD de BUENOS AIRES ARI
RIOS, MARIA FABIANA TIERRA DEL FUEGO ARI
GORBACZ, LEONARDO ARIEL TIERRA DEL FUEGO ARI
AUGSBURGER, SILVIA SANTA FE PARTIDO SOCIALISTA
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
CULTURA (Primera Competencia)
Trámite
Cámara Movimiento Fecha Resultado
Diputados SOLICITUD DE REPRODUCCION DEL PROYECTO PARA EL PERIODO 125 (2007), SEGUN LOS TERMINOS DEL ARTICULO 7 DE LA RESOLUCION DE LA HCD DEL 05/06/1996 14/03/2007