La Cámara de Diputados de la Nación

DECLARA:

Que vería con agrado que el Poder Ejecutivo Nacional realice periódicas reuniones de Gabinete de ministros para que las políticas nacionales se ejecuten con la máxima coordinación y los diversos departamentos de Estado - ministerios - interactúen bajo la dirección de la titular del Ejecutivo y del Jefe de Gabinete, cumpliéndose con el mandato constitucional expresado en el artículo 100, inciso 5 de la Constitución.

Señor presidente:

Primera y primordialmente, la Constitución Nacional, en su artículo 100, inciso 5 prevé y dispone clara e incontrovertidamente que deben existir reuniones de Gabinete y que "coordinar (las), preparar (las) y convocar (las)" es una de las funciones que específicamente tiene, por mandato de la ley suprema, el Jefe de Gabinete. Más aún, en caso de ausencia del presidente, la Constitución llama al Jefe de Gabinete a presidir las reuniones del conjunto de ministros.

Es notorio que el país sufre de una institucionalidad lábil. Ciertamente, las grandes preocupaciones de la sociedad argentina son la inseguridad, la inflación, las perspectivas económicas, la corrupción y varias otras. Empero, todas las inquietudes enunciadas pueden, sin forzar la inferencia, deducirse de una flojedad institucional manifiesta.

Reconstruir el tejido y funcionalidad institucional es una tarea tan formidable como ineludible ¿Por dónde empezar? Por la cumbre del poder para bajar una señal , dar un ejemplo.

El gabinete está en el primer escenario, pero paradojalmente está ausente como tal desde el 25 de mayo 2003. No es lo mismo que la presidente dialogue con uno o dos ministros que lo haga con su gabinete en pleno. La interactuación ministerial es una herramientas de la buena gestión. Diríamos que ese tipo de reuniones o juntas está en el abecé del manual de la gestión o del manejo de las políticas públicas.

La Constitución es presidencialista, pero no quiere ni busca un presidente solitario o monologuista. No puede ni debe confundirse presidencialismo con unicato. Tampoco diálogo con relato.

Estamos preocupados por la salud institucional de nuestro país. Nos inquieta que se gobierne prácticamente en soledad. Más aún, la soledad del poder puede aparejar desequilibrios en la salud física y hasta psíquica de quien asuma tamaña responsabilidad, literalmente sobrehumana y claramente antirrepublicana.

No nos inspira otra motivación que colaborar desde esta Cámara que representa al pueblo de la Nación para que la marcha del despacho ejecutivo de las políticas públicas obre con arreglo a la Constitución y dentro del sistema institucional que estable esa máxima ley.

Por ello solicitamos a la Cámara la aprobación de esta Declaración.