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PROYECTO DE TP


Expediente 3627-D-2015
Sumario: CONTRATO LECHERO. REGIMEN.
Fecha: 26/06/2015
Publicado en: Trámite Parlamentario N° 78
Proyecto
El Senado y Cámara de Diputados...


Ley de contrato lechero
Artículo 1º.- La actividad de compraventa de la leche cruda se regirá por las disposiciones de la presente ley.
Artículo 2°.- La entrega de leche de los tamberos a los procesadores se hará de acuerdo a las formalidades establecidas en esta norma.
Artículo 3°.- Queda prohibida en todo el ámbito nacional la venta comercial de leche cruda que no sea destinada a transformación.
La autoridad de aplicación establecerá un mecanismo excepcional para los casos en que no pueda cumplirse con la prohibición.
Artículo 4°.- La venta de leche cruda a los transformadores deberá ser formalizada expresamente entre el tambero y el transformador. Los contratos serán por escrito simple sin ningún requisito adicional, salvo que las partes así lo dispongan
Artículo 5°.- A los fines de esta ley se entenderá por:
a) Leche cruda: leche proveniente directamente de los rodeos sin haber sufrido ningún tratamiento de pasteurización.
b) Leche pasteurizada: leche tratada por procesos de pasteurización en los términos del Código Alimentario Nacional.
c) Tambero: persona, física o jurídica, que produce leche de rodeos propios o arrendados.
d) Tambo: explotación de rodeos propios o arrendados, para la provisión de leche cruda.
e) Usinas primarias: unidad transformadora de leche cruda en leche en polvo.
f) Usinas industrializadoras: unidad transformadora de leche cruda en componentes e insumos industriales.
g) Usinas transformadoras: unidad transformadora de leche cruda en productos de consumo.
h) Empresas lácteas: unidades transformadoras de leche cruda en derivados
i) Empresas etiquetadoras de marca blanca: empresas que dan nombre a los productos procesados por otros, con marca blanca o marca propia pero no comercializada por sí sino por terceros.
j) Empresas etiquetadoras de marca propia: empresas que dan nombre a los productos procesados por otros para su comercialización en locales propios.
Artículo 6°.- Los contratos a que se refiere el artículo 4, que vinculan a los tambos con las usinas, deberán contar con una revisión mínima anual.
Artículo 7°.- Solo podrán hacerse revisiones fuera de lo pautado en caso de:
a) cambio de titularidad del tambero que explota el tambo;
b) o por cambio de titularidad de las empresas lácteas;
c) desastres naturales que afecten a una o a ambas partes.
Artículo 8°.- Los contratos deberán contener, como mínimo, los datos de los titulares, condiciones exigidas y exigibles a ambas partes y un precio.
El precio no deberá ser expresado en pesos sino en función de la participación de la materia prima en productos seleccionados. La autoridad de aplicación determinará la canasta de productos seleccionados representativa de todos los productos, patentados o no, y su participación de mercado de consumo final, tanto como los productos de marcas y no solamente genéricos.
El Instituto Nacional de Estadística y Censos deberá prestar la más amplia colaboración para relevar los precios de los bienes que compongan la canasta de productos lácteos.
El precio no podrá consistir en remuneraciones fijas, pero deberá ser determinable mensualmente en función de:
a) las relaciones con los precios de góndola de productos determinados;
b) relación con los sólidos contenidos en la leche cruda;
c) otros parámetros que la autoridad de aplicación considere relevantes.
Artículo 9°.- En la ecuación de determinación de los precios, los factores a y b del artículo anterior deberán explicar, cuanto menos, el 90% (noventa por ciento) del valor de la leche.
Artículo 10°.- La fórmula y el precio resultante teórico deberán ser de amplia difusión a los fines de proteger a los tamberos y que ellos cuenten con la mayor información posible.
Todos los actores transformadores citados en el artículo 5 deberán informar la producción final detallada por producto, en forma anónima, a la autoridad de aplicación, que deberá llevar el registro de variaciones en la canasta de productos.
Artículo 11°.- Las entidades representativas de tamberos podrán solicitar la inclusión de cláusulas generales en los contratos. Estas deberán ser acordadas antes de los plazos del artículo 6 y serán de aplicación para todos los socios de las entidades de tamberos.
Estas cláusulas no podrán implicar menos derechos que para los tamberos no afiliados. Si así fuera, esas cláusulas quedarán inmediatamente sin validez.
Artículo 12°.- Las empresas etiquetadoras no podrán vender al público, bajo ninguna circunstancia, por debajo del costo o a precios predatorios.
La verificación de ventas por debajo del costo será penada con las sanciones que establece la Ley de Defensa de la Competencia con más la suspensión del Registro de Etiquetadores creado en el artículo 14 de la presente.
Artículo 13°.- El Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca será la autoridad de aplicación de la presente.
Artículo 14°.- La autoridad de aplicación deberá llevar un registro de etiquetadores. El dar marca a productos lácteos de terceros solamente podrá hacerse si se acredita la inscripción en el registro.
La reiteración de las conductas previstas en el artículo 12 implicarán el retiro del permiso de etiquetador.
Artículo 15°.- La autoridad de aplicación deberá recabar y difundir información sobre las condiciones internacionales de precios de manera profusa entre las entidades que agrupen a usinas, tambos y empresas lácteas.
Artículo 16°.- Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FUNDAMENTOS

Proyecto
Señor presidente:


Los productos lácteos, como sabemos, son un elemento importantísimo en la dieta de los argentinos. Nuestra historia se entrelaza con los rodeos vacunos y las vaquerías. Esa superabundancia original de vacas hizo que la cría racional de vacunos fuera emprendida tardíamente. A pesar de que fue la lechería la que mostró que se podían criar vacas más mansas y en forma racional, la ganadería fue la que tomó envión. Cuando las cruzas y la cría se hicieron masivas en las pampas, la lechería creció, lentamente, a su sombra. Más cruzas para mejores carnes, más cruzas para más leche.
La imagen del lechero acompañó a muchos argentinos hasta hace medio siglo. Este legislador recuerda al lechero y su vaca recorriendo las calles de Ciudad Jardín de El Palomar, partido de Tres Febrero, ordeñando a domicilio. Era la casa de los abuelos maternos.
Fue recién en 1961 que dejó de venderse leche por las calles, siendo obligatorio el tratamiento previo. Allá quedaron los vascos de boina y tarros, lejos de las calles. Y llegaron los productos lácteos envasados, masivos e industrializados.
Esta etapa que va de 1961 a esta parte ha sido de una rápida evolución y ruptura con el pasado. Sin embargo, una de las tradiciones más arraigadas en ese entonces, la forma de contratación entre el tambero vasco de boina negra con la usina, ha seguido sin modificarse.
Esos años sesenta implicaron grandes cambios en el sector, tanto en la forma de producción como en la comercialización. El tambero era ahora proveedor de una usina que producía industrialmente todos los productos, frescos o secos. Y estos comenzaban a ser vendidos por supermercados que aparecen entonces y que necesitan ser subsidiados para sobrevivir ya que la cadena tradicional implicaba un trato personal con el almacenero. Todo esto ocurre en los años sesenta. Y a pesar de ello, hay cosas que sobreviven del periodo anterior.
Este proyecto, justamente, viene a cerrar esta etapa de 50 años de transición, reformando la base de relación entre los tamberos y las usinas lácteas. En estos 50 años se mantuvieron las tradiciones como si los tamberos fueran los mismos o como si el poder de las usinas fuera el mismo que medio siglo atrás.
En este medio siglo, la Argentina avanzó en un proceso de oligopolización y concentración de la riqueza que no se había visto hasta entonces. Desde 1974, con el Rodrigazo como evento aislado, o desde 1976 en forma sostenida y sistemática, la economía nacional comenzó el proceso de concentración. Este proceso se dio en la banca, la industria, el comercio, la construcción y los servicios. Entre esos sectores estaba, evidentemente, la industria lechera. Desde entonces a esta parte cada vez menos empresas tienen mayores cuotas de mercado y más poder de fijación de precios. Las pequeñas usinas locales fueron cerradas, absorbidas o se fusionaron para ser nuevamente vendidas o absorbidas por empresas más grandes. Hoy la concentración es en algunos productos, extrema.
Resulta extraño que las formas de contratos sigan siendo las mismas que entonces. Y más extraño resulta cuando la forma de contratación era sin formalidades de ningún tipo. Esto es lo que venimos a subsanar: queremos darle a los productores lecheros y de productos la formalidad legal que hace falta desde hace tanto tiempo. Estamos, con este proyecto, haciendo obligatoria la firma de contratos por la entrega de leche del tambero a las usinas. Queremos fechas y precios ciertos. Queremos obligaciones y derechos, fechas de pago, fechas de cobro. Queremos que lo que es obvio para el resto de los sectores, sea la novedad para el sector lechero.
En lo que hace al articulado en particular, como se dijo, la prohibición de venta de leche cruda data de 1961 en una ordenanza de la Ciudad de Buenos Aires, casi sin debate. O al menos, no en los términos de la trascendencia que tuvo la medida. La actual prohibición tampoco es de mayor orden, ya que se trata de una resolución incorporada al Código Alimentario. Esta norma viene a dar rango superior a la legislación y ordena a la autoridad de aplicación reglamentar las excepciones para que pueda actualizar el régimen de 1983.
En la norma se prohíben expresamente los contratos orales. 50 años de informalidad creemos que deben terminar abruptamente preservando el derecho de los tamberos. Creemos que los contratos tienen que ser estables pero que, a la vez, tienen que reflejar los cambios en los destinos de los productos lácteos. Un oligopolio concentrado diversificador con poder de fijación de precios tiene un poder que no puede ser avalado por el Estado. El rol del Estado en mercados con semejantes conformaciones tiene que balancear poderes. Queremos un Estado activo. Queremos un Estado que equilibre el poder del oligopolio.
En la misma línea, queremos la previsión ante la posibilidad de la existencia de precios predatorios. Cuando las empresas con poder pueden vender por debajo de sus costos para alterar las composiciones del precio final, creemos que hay que evitarlo. No hay beneficio para el consumidor cuando las empresas, al final del recorrido, concentran más poder de fijación de precios.
Abogamos por unos precios que satisfagan a todas las partes. Queremos que el producido por el consumo llegue también a los productores. Queremos que todos los actores del sector público intervengan: mayor información redundará en mayor transparencia.
El presente proyecto, que pongo a consideración del cuerpo, ha sido producto del trabajo de mucho tiempo de elaboración. Requirió estudios de antecedentes; implicó trabajar sobre otros proyectos presentados por otros legisladores; nos llevó a revisar historias y archivos. Nos llevó mucho tiempo de discusión, para llegar a algunas pautas mínimas básicas que son las que están plasmadas en este proyecto.
El sector lechero argentino no ha contado nunca con un marco legal único, ni cierto ni nacional. Todos los esfuerzos que se han hecho hasta la fecha han fracasado. Esto se explica, básicamente, por la conformación del mercado. Se trata de un oligopolio, en el que algunas usinas concentran gran parte de la producción de lácteos. El poder de este oligopolio se traduce en poder oligopsónico con sus proveedores: los tamberos. Queremos un Estado que actúe para equilibrar fuerzas. Ese es nuestro deseo y ha sido la idea fuerza que rigió a todos los que intervinieron en la redacción de este proyecto.
Para tomar dimensión del poder de mercado, hay tres productos de consumo masivo, con poder monopólico. Se trata de productos de alta exposición y que representan casi el 20% del mix de ventas de la empresa más grande del país en ventas de productos lácteos y más de 40.000 tm anuales de despachos a plaza.
En cuanto a la concentración de mercado, vemos altísimos valores para todos los productos de mayor valor agregado. Así hay productos con valores de monopolio y mercados con valores de cuasimonopolio. Esto evidencia manejo de precios en varios productos de consumo masivo y esto repercute en las políticas de precios de toda la cadena. El índice de Herfindahl - Hirschmann mide el grado de concentración. Aquí estamos viendo valores de 10.000 puntos que grafican un monopolio perfecto. Los valores mayores a 2.500 puntos muestran graves problemas en la competencia. En todos estos casos estamos viendo serios problemas.
Esperamos que este trabajo (que reconoce como antecedente el expediente 6488-D-2013 del ex diputado nacional Jorge Chemes) nos permita comenzar a discutir el marco legal lechero desde otro lugar y atendiendo a que la balanza estuvo desbalanceada durante mucho tiempo.
Necesitamos dar respuestas a la letal crisis que provoca cierres de tambos. Porque no ha de soslayarse que el tambo es un neto generador de trabajo. Se calcula que, según la escala, como mínimo en cada establecimiento hay 4 personas. Llevada la comparación a nivel de superficie, para el tambo se necesita una persona cada 25 hectáreas, contra un trabajador cada 500 hectáreas en la agricultura. El tambo crea mucho trabajo, requiere mucho esfuerzo, ya que se hace todos los días del año, sin feriados, y empieza a las 3 o 4 de la mañana. Pero todo lo que eso significa hoy no es para ganar plata.
En los tambos se ajusta el cinturón todo lo que se pueda. Y los productores que tienen alguna otra profesión se recuestan en ella. Javier Bolatti, productor con unas 230 vacas en ordeñe y presidente de la Sociedad Rural de Sunchales, comenzó el achique en marzo pasado. Dejó de darles de comer a las vacas con un tractor y un mixer [que sirve para suministrar el alimento], algo que demandaba, sumando el personal, $ 18.000 cada 100 vacas. Ahora pasó a un sistema simple donde las vacas comen solas desde un silo, sin el costo de la maquinaria. "Hoy no hago retiros del tambo, sino que vivo de mi profesión de abogado", graficó.
Cobra 3,19 pesos el litro su producción, menos que los 3,25 pesos del último trimestre del año pasado e insuficiente para cubrir un costo de $ 3,60 el litro. Es una ecuación de quebranto. Con lo que cobra busca pagar el alquiler de unas 200 hectáreas afectadas. Aquí un alquiler cuesta, para esa superficie, unos $ 50.000 por mes. Como necesitaba pagar unos compromisos, hace 15 días llevó a un remate tres vaquillonas ya paridas. Salieron a la venta a $ 18.000, pero nadie se las quiso comprar. Se las trajo de vuelta.
La empresa de Rostagno posee cuatro tambos con 900 vacas en ordeñe. Y, como otros productores, dice que hoy busca "zafar". "Hoy nos estamos endeudando para poder seguir produciendo, pero no queremos seguir con eso. Venimos de dos años con muchas lluvias, pérdidas de pasturas y costos altos", indicó.
Andretich le apunta a la política oficial de los últimos años, que tuvo trabas al comercio, controles de precios y de las exportaciones por la situación del sector y la falta de inversión. Cree que si hay un cambio con un próximo gobierno va a necesitar "de dos a cuatro años" para revertir "el daño causado".
En 1999, la Argentina produjo 10.328 millones de litros. Según cálculos preliminares del sector de la producción, este año podrían ser 10.318 millones. El Gobierno se despediría con una producción estancada.
Como un boxeador exhausto, rendido, Ricardo Andretich tiró la toalla. Después de manejar durante más de 20 años un tambo que tiene una historia de casi un siglo, lo venderá en los próximos días en un remate. En el corazón de la mayor cuenca lechera del país, se dedicará a una actividad totalmente distinta: la construcción.
Tomó la drástica decisión hace dos meses. Junto con dos hermanos que son sus socios, concluyó que con los precios actuales, iguales o incluso inferiores a los del año pasado y que no cubren los costos, más el desincentivo de las políticas del Gobierno y sus perspectivas, la operación del tambo ha dejado de ser un negocio rentable.
Como otros productores que siguieron peleando contra la adversidad, se endeudó y hoy tiene una deuda comercial con proveedores que asciende a $ 1,3 millones, equivalente a tres meses de facturación de la producción. "Esa deuda es manejable, pero decidimos retirarnos. Me duele en el alma dejar la actividad, pero negocios son negocios y éste dejó de serlo", contó Andretich.
El caso de este productor, que es vicepresidente de la Sociedad Rural local, es una radiografía de lo que está pasando en el país: el éxodo de la actividad. Según cálculos de la Mesa de Enlace, desde 2003 se perdieron más de 5000 unidades productivas. Como mínimo ocupaban 20.000 puestos de trabajo.
Rafaela es cabecera del departamento Castellanos, el más importante en materia lechera en el centro oeste santafecino. Este departamento no escapa a la tendencia nacional. De acuerdo a información de las sociedades rurales de Rafaela y Sunchales, en 2013 tenía 1732 establecimientos. Ahora, 1331. Algunos se cerraron para concentrar la unidad productiva en establecimientos más grandes, otros lo hicieron luego de dos años con inundaciones, pero otros cerraron directamente por la pérdida de rentabilidad. "Todas las semanas por lo menos un tambo sale a la venta en la región, algo que se vio acrecentado por las inclemencias del tiempo y por la falta de rentabilidad", indicó Pedro Rostagno, productor y secretario de la Sociedad Rural de Rafaela.
Pese a la sangría que se registró desde 2013, aún se mantienen en pie 271 tambos más que en 2003, cuando sumaban 1060. El número de vacas bajó aunque no tuvo una caída brusca, lo que refleja que los animales que salieron de un tambo fueron a parar a otros más grandes. Había 181.573 vacas en total hace dos años y ahora quedan 176.077. Y contra 2003 el número de vacas no creció.
Al momento de la visita de los periodistas del diario La Nación, en el tambo todo estaba preparado para la venta, que será el próximo sábado en un remate. Unos 90 terneritos que estaban en una guachera, donde se los cría, parecían estar avisados de la noticia. "El jueves los viene a buscar un nuevo dueño", dijo Andretich mientras pasaba entre ellos.
Su tambo, de tamaño mediano, tiene 350 vacas en total y un promedio anual de 5200 litros de leche diarios. Y tiene 200 hectáreas alquiladas afectadas a la actividad. En la región, el 70% de la producción se hace sobre tierras de terceros.
La crisis en el sector les pega a todos los estratos, pero acecha más a los que son de chicos a medianos. En el país, el 76% de las explotaciones lecheras produce menos de 3000 litros diarios y es responsable del 43% de la producción. El 24% restante hace más de 3000 litros diarios y representa el 57% de la producción total.
En torno del establecimiento de Andretich hay siete personas viviendo de su producción. Es una pyme que cierra. "El tambero [el encargado del ordeñe de las vacas] tiene la posibilidad de irse a otro tambo. A todos los que me preguntan yo les digo que lo tomen", indicó Andretich. (Fuente: Fernando Bertello - diario La Nación).
Por las razones expuestas, solicito a mis pares me acompañen en la aprobación de este proyecto de ley.
Proyecto
Firmantes
Firmante Distrito Bloque
ASSEFF, ALBERTO BUENOS AIRES UNIR
Giro a comisiones en Diputados
Comisión
AGRICULTURA Y GANADERIA (Primera Competencia)
COMERCIO
Trámite en comisión (Cámara de Diputados)
Fecha Movimiento Resultado
17/08/2016 INICIACIÓN DE ESTUDIO Aprobado sin modificaciones con dictamen de mayoría y dictamen de minoría
08/11/2016 INICIACIÓN DE ESTUDIO Aprobado sin modificaciones con dictamen de mayoría y dictamen de minoría