La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Rendir homenaje al Dr. Esteban Laureano Maradona con motivo de cumplirse el 4 de julio el Día Nacional del Médico Rural.

Señor presidente:

Quizás quienes crearon la Ley Nº 25.448, que instituyó el Día del Médico Rural - como homenaje al Dr. Esteban Laureano Maradona nacido el 4 de julio de 1895 - hayan también pensado en designar esa fecha como "día del abnegado servicio al prójimo". Porque el Dr. Maradona fue en se vida un verdadero paradigma de lo que significa tener vocación de servicio. Recibido de médico en 1926, con diploma de honor, en 1930 se radica en la ciudad de Resistencia - Chaco - para luego ofrecer sus servicios como voluntario en el Hospital Naval de Asunción - Paraguay - durante el desarrollo de la guerra del Chaco. Recordemos sus propias palabras: "...terminó la guerra en 1935, me vine a Formosa y pensé de allí, luego de visitar Salta, pasar a Tucumán para visitar a mi hermano Juan Carlos que era intendente de la ciudad. Desde allí seguiría viaje para establecerme en Buenos Aires junto a mi madre...".

Pero a bordo del tren que recorría longitudinalmente Formosa hasta Salta, se encontró con su lugar en el mundo: Estanislao del Campo. "...Cuando vine para acá había dos trenes por semana, y no sé quien supo que yo era médico. Paramos porque había que demorar dos o tres horas para cambiar la máquina. Entonces, me dijeron que había una enferma que desde hacía tres días no podía tener familia, que si no podía atenderla mientras el tren estaba detenido. La vi muy grave y el caso es que me quedé para atenderla. Cuando quise ir a la estación a esperar el tren con el que debía seguir viaje, resultó que allí me estaban esperando enfermos de los cuatro puntos cardinales: de Ibarreta, Comandante, Fontana, Pozo del Tigra, Ingeniero Juárez y de San Martín II. Entonces por eso motivo no pude continuar mi viaje, perdí el tren y mi puesto en Buenos Aires...".

Fue en ese momento, en medio de tanto dolor, cuando el doctor Maradona eligió quedarse. Lo hizo por cincuenta años, conviviendo con criollos e indios tobas, wichí y pilagás. Aprendió sus idiomas para enseñarles a leer y escribir en castellano, a construir sus casas con ladrillos y normas elementales de higiene y profilaxis. Vivió curando y educando con sus escasos recursos. Se ganó el aprecio de los indios, quienes le cambiaron el desconfiado tilde inicial de "brujo" por el de "Plognak" que en idioma pilagá significa "Doctor Dios".

El 1981 fue distinguido por la ONU con el premio Médico Rural Iberoamericano, además le adjudicaba una importante suma de dinero, que rechazó y solicitó en su lugar que se instituyeran becas a estudiantes que aspiraban a ser médicos rurales.

En tres oportunidades fue propuesto para el premio Nobel de la Paz.

Murió en Rosario el 14 de enero de 1995 a los 99 años de edad, mientras alguien quiera escuchar resonarán siempre sus palabras simples: "... Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, éste es bien limitado; yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien...".