La Cámara de Diputados de la Nación

RESUELVE:

Solicitar al Poder Ejecutivo Nacional que informe acerca de cuántos oficiales superiores de las Fuerzas Armadas han pedido el retiro prematuro o han sido pasados a esa situación antes de cumplir la edad reglamentaria desde el 1º de enero de 2010 hasta el 31 de mayo de 2012.

Señor presidente:

Las Fuerzas Armadas son su estructura, sus planes y también sus integrantes. Formar los cuadros de oficiales y de suboficiales lleva años e insume muchos recursos.

La renovación es ley de la vida. Pero los retiros - voluntarios u obligados - prematuros trastocan la estructura, los planes y la integración humana de las instituciones armadas.

Por diversas fuentes informativas, se conoce que las recomendaciones de las Juntas de Calificación fueron literalmente ignoradas o gravemente alteradas en la etapa posterior a la elevación por parte del Ministerio de Defensa Nacional. Ello, obviamente, trastorna el funcionamiento institucional pues se infiere que las recomendaciones de las Juntas de Calificaciones han ponderado todos los factores que determinan las promociones de grado.

Asimismo, la política de remuneraciones se ha desordenado hasta un estadio insostenible. Tanto que existe la amenaza de que muchos oficiales, en actividad y en retiro, podrían verse compelidos a devolver dinero al Estado por presuntas malas liquidaciones de sus haberes.

Por decisiones judiciales - se ha judicializado la cuestión, con miles de procesos judiciales que insumen altos costos para el Estado y ocupan al Poder Judicial - que debe desatender otras cuestiones más plausibles a la hora de imponer justicia. La consecuencia es desopilante: existen decenas de sueldos de gendarmes, prefectos, militares, activos y retirados diferentes para funciones y grados idénticos. En una de las Fuerzas Armadas medio centenar de oficiales perciben más que el propio Jede de Estado Mayor de la institución a la que pertenecen.

El elemento humano, profesionalizado y formado con tiempo, esfuerzo y dinero debe ser cuidado especialmente. Máxime cuando el equipamiento tiene una antigüedad promedio de treinta años. Las Fuerzas Armadas son hoy mucho más la vocación y la voluntad de sus miembros que los equipos materiales que disponen. De ahí que los hombres de armas pasen a ser particularmente relevantes en este tiempo, aunque siempre las condiciones de los mandos han sido decisivos para el cabal cumplimiento de la misión de los militares en aras de la defensa de la Nación.

El cumplimiento de la misión que la Constitución y la ley le asignan a las Fuerzas Armadas se ve sensiblemente lesionado si combinamos las anomalías y manipulaciones que se producen en materia de promociones, los retiros forzados o voluntarios que afectan a la organización y el equipamiento anacrónico.

Luego de tantos años, la era de las "purgas" debe ser inhumada. Hay que restablecer a las Fuerzas Armadas y el mejor modo es respetar su funcionamiento orgánico, cuidar a sus integrantes, exaltar su misión constitucional, terminar con la arbitrariedad en los ascensos, designaciones y retiros.

No existe país fuerte - moral, cívica, cultural, económicamente - en todo el planeta que no posea eficientes Fuerzas Armadas. Éstas están para custodiar nuestros valores e intereses y para disuadir cualesquier agresión, incluyendo la ciberespacial, sin omitir a otras amenazas que apuntan a sembrar el terror o conculcar nuestros recursos estratégicos.

Por lo expuesto, solicito a la Cámara la aprobación de este Pedido de Informes.